22.8.06

Sus intermitencias son la muerte

José Saramago no deja de sorprender. Es decir, hace varios años que José Saramago no sorprende a nadie con sus libros, tan previsibles que dan ganas de pedirle el recetario y acabar con los trámites intermedios. Pero, en cambio, el portugués no cesa de sorprender con sus declaraciones p(ale)olíticas, un poco más indolentes cada vez.

La última: tras años de darle su apoyo a Fidel Castro, interrumpidos apenas por una pataleta inconsecuente meses atrás, ahora que el cubano está más tibio que caliente Saramago afirma (el último domingo en El País, entrevistado por Juan Cruz), que es aconsejable una transición pacífica, que lleve a un nuevo régimen pero a la vez no deje de reconocer las victorias de la revolución.

Magnífico. Eso es sin la menor duda lo que se debe hacer. Pero, me pregunto yo: ¿por qué todo un país, partido en dos, dividido, erosionado por la emigración y la miseria, y victima del delirio megalómano de un personaje que está políticamente muerto desde hace décadas, tiene que esperar que ese individuo pase a la otra vida para recién entonces echarse a buscar su destino, su reconciliación y su escape del atraso?

Si Saramago cree que eso es lo que debe hacerse, ¿por qué no postula que se haga ahora mismo, ya? ¿O es que el hecho de que Fidel muera sentado en su trono, hoy o mañana o dentro de un par de años, es más importante que la posibilidad de que millones de compatriotas suyos se hagan, por primera vez en medio siglo, dueños de sus propios destinos?

Castro contruyó el único país de América Latina en el que todo el mundo sabe leer y escribir, pero metió a la cárcel o mandó a matar a quienes leyeron o escribieron cosas que a él no le gustaban. Eso es ya en sí una ironía; más irónico es, por eso mismo, el apoyo ciego que le brindan tantos profesionales de la lectura y la escritura, como el premio Nobel portugués.

Imagen: la máscara de Saramago.

4 comentarios:

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Las suyas son palabras grandes. Espero que la próxima vez las escriba en minúsculas.

Daniel Salas dijo...

Parece que todavía existen quienes creen que oponerse a dictadores y dinosaurios es ser un fascista y un retrógrada.

Yo le planteo a Pareja un ejercicio muy sencillo: ¿Por qué no le permitimos al pueblo cubano -el beneficiario de las excelentes, magníficas políticas de Fidel Castro - que decida libremente si quiere seguir siendo conducido por este iluminado? ¿Ha notado además el señor Pareja que Cuba es el único paraíso del cual miles (si no millones) quieren escapar aun a riesgo de naufragar o ser comidos por tiburones?

caju dijo...

I don't speak your language, but I speak English and Portuguese. Well, I just want you to know that although I can't write in Spanish, I can understand it and I've been coming here almost everyday (since last week). I really like your space and I agree with your opinions about Saramago, war, Fidel... Keep writing!
Thanks for your attention,

Simone

Daniel Salas dijo...

Mario: Lo que afirmas es cierto, pero ayuda a sostener la siguiente observación: que los pobres de América Latina quieren ir a Estados Unidos, pero no a Cuba. No solamente eso, sino que los que logran llegar a Estados Unidos ya no quieren regresar a las condiciones en las que vivían en sus países (así que, por más propaganda que haga Radio Martí, si las cosas fueran diferentes los cubanos se regresarían o bien preferirían a otros países). Eso significa en primer lugar algo muy obvio: que los mercados con posibilidades son más atractivos que los mercados sin posibilidades y, en segundo lugar, que el capitalismo es más atractivo que el socialismo. Sin embargo, no se concluye que el capitalismo sea un sistema perfecto.

Las condiciones en Cuba son tan penosas que hay cubanos (yo he conocido a varios de ellos, desde científicos hasta taxistas) que la pasan mejor en Lima que en La Habana.