Hace unos meses, el brillante Hugo Chávez se dedicó a promover a Ollanta Humala, insultando descaradamente a los candidatos presidenciales que competían contra su amigo ultranacionalista, y obtuvo lo evidente: una baja en la popularidad de Humala y una subida de sus adversarios.
Ahora, demostrando que cuando no hay materia gris las experiencias no tienen dónde grabarse y para nada sirven, Chávez viene a Estados Unidos a persignarse, poner cara de beata escandalizada y decir que George W. Bush es "el diablo".
¿La consecuencia? Previsible: Bush estaba ya desde esta semana en su punto más alto de popularidad en lo que va del año y el empujoncito de Chávez lo está impulsando incluso más allá.
Hoy día, en un recorrido por la prensa americana, se puede constatar lo insólito (pero, en este caso, esperable): los medios de oposición, que hace años no dicen nada positivo sobre Bush, hacen notar que Chávez es un solo de frases huecas y sin sentido, y que lo que diga no hay que tomarlo en cuenta.
Incluso Jon Stewart, el comediante político que se ha convertido el icono de la oposición contra Bush ha tenido que decir anoche, literalmente, que Chávez "habla estupideces".
Es obvio: la oposición ha trabajado años para hacerle ver al pueblo americano que el discurso de Bush, que pretende dividir al mundo en "buenos" y "malos", "the good guys" y los "evil doers", es de una simpleza y de un maniqueísmo descarados. Y de pronto aparece uno de sus rivales , Chávez, invocando a Dios en su lucha contra "el diablo" y la gente descubre que Bush tiene la sutileza de un filósofo sufí al lado de un enemigo como el venezolano.
El asesino de Chomsky
Chávez no sólo ha metido la pata con Bush. Como se sabe, el venezolano recomendó ayer a todo el planeta cierto libro de Noam Chomsky. Luego de eso, en unas declaraciones que demuestran que Chávez no sólo no lee los libros que recomienda (tal como sospeché y dije ayer), sino que ni siquiera se da el trabajo de ver las fecha de los libros y los textos de las solapas, el presidente de Venezuela dijo lamentar el no haber podido conocer a Chomsky antes de su muerte.
No. No se lamenten los limeños que esperan la visita de Chomsky dentro de escasas semanas: el lingüista norteamericano no ha muerto. De hecho, ha tenido tiempo de responder, según dice, centenares de llamadas de periodistas y amigos preocupados que han telefoneado a su hogar, y a su oficina en el MIT, luego de las declaraciones de Chávez.
Por cierto, Chomsky ha dicho que le da gusto saber que al señor Chávez le haya agradado su libro, pero que no se siente "precisamente halagado con ese descubrimiento". Y ha añadido, tomando distancia del incómodo comandante y la ya célebre recomendación librera: "debemos aprender a mirarnos con nuestros propios ojos y no a través de los ojos de otros".
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1 comentario:
y más bien con chomsky ocurrió lo contrario. ¡fue boom en ventas!
digamos que para bien o para mal, chávez es un buen vendedor.
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