A pedido de Jaime Bedoya, de Caretas, escribí una suerte de sinopsis de mi post pasado sobre el comentario de Maribel de Paz acerca del libro de Fernando Ampuero, Puta linda. Ayer esa sinopsis apareció en Caretas, acompañada de una respuesta de De Paz, respuesta que nada responde.
Información útil para la periodista Maribel de Paz: la crítica literaria, que es el comentario, la exposición, la evaluación y el razonamiento de textos literarios, es una práctica para la cual hay que estar entrenado. Tal entrenamiento implica una familiarización pertinente con teorías literarias y culturales y con distintos discursos críticos.
Puede ejercerse la crítica literaria en ámbitos especializados (la academia) o no especializados (la prensa, la radio, la televisión). La crítica literaria ejercida en medios masivos no exige menos habilidades que la otra, ni menos rigor, ni menos seriedad, ni da licencia para hacer de la crítica un comentario superficial sobre los autores.
Al contrario, la crítica literaria ejercida en medios masivos exige todas las habilidades que exige la otra, y una habilidad más: la de ser claro y didáctico.
Nunca he comprendido la simplicidad de razonamiento de quienes sugieren que la crítica literaria, si se ejerce en diarios, debe descender al nivel del chismorreo, el dato curioso, el estallido hepático o la broma ramplona. ¿Están diciendo que no es necesario tener a un crítico solvente en una publicación de prensa, o están diciendo que incluso un crítico solvente debería bajar su nivel intelectual temporalmente para escribir en un diario o una revista?
Parecen reclamos destinados a convertir a la prensa en un motor de la ignorancia. En Estados Unidos, John Updike es reseñador de prensa; en Inglaterra lo es Terry Eagleton; en España, Rodrigo Fresán. En el Perú hay buenos y malos (un enorme punto a favor se lo acaba de anotar El Dominical, con los comentarios de Peter Elmore), pero hay también editores de cultura, como Maribel de Paz, que creen que, básicamente, la crítica es una tarea que cualquier periodista puede hacer...
Otro rasgo que todos los críticos deben compartir: deben saber que no coincidir con ellos no es una muestra de intolerancia. A veces es una muestra de que uno ha dicho una pila de lugares comunes, inatingentes y gratuitos, que conduce a los demás a responder.
Dice la periodista que está a la espera de saber la opinión de los críticos sobre la novela de Ampuero. Mi respuesta: yo también estoy a la espera de saber su opinión sobre la novela de Ampuero, aunque juzgando a partir de su opinión sobre Ampuero, que publicó la semana pasada, es probable que le sea difícil articularla. Que no lo intente, si es así. Zapatero a tus zapatos.
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