21.12.06

Segundo CCF (de este año)


Ayer justamente me llegó desde Lima un enorme paquete de libros que me envié a mí mismo la última vez que estuve allá.

Entre los tomos, vinieron dos de Carlos Calderón Fajardo, ese verdadero outsider de nuestras letras, que pienso leer en estos días: La colina de los árboles y Así es la pena en el paraíso.

Y de inmediato tendré que ponerme al día con la novela y la colección de cuentos que el autor ha colocado en librerías este año: La segunda visita de William Burroughs (novela; UNMSM) e Historias de verdugos (cuentos; Santo Oficio).

En Caretas de hoy, Rebeca Vaisman le hace una entrevista a Calderón Fajardo cuya segunda mitad, referida a la polémica entre seudoandinos y seudocriollos y el auge de la narrativa reciente, entre otras cosas, reproduzco a continuación:

–En el Perú, ¿qué ha aportado la discusión entre escritores “andinos” y “criollos”?
–Literariamente nada, pues no ha habido una discusión de posturas estéticas. Lo interesante es su lado sociológico, pues revela una vez más la fractura entre Lima y las provincias, que se refleja también en el ámbito cultural. Yo no me ubico en ninguno de los lados aunque tengo amigos cercanos en ambos. Me ha parecido una tontería, pues se debería aprovechar la heterogeneidad de la literatura peruana como un elemento para enriquecerla.

–¿Y qué opina sobre una discusión más reciente, acerca del papel de la crítica literaria?

–Creo que esta debe iluminar el texto para el lector y descubrir lo que el mismo autor a veces no puede. Y si el texto es bueno, pues lo es. Y si es malo, también. Ser escritor tiene tan pocas compensaciones en el Perú, que no es justo que a uno lo silencien o critiquen por otros intereses.

–¿Cuál es su relación con el medio literario peruano?

–Me siento ajeno y esto ha hecho que se me considere un hombre raro, huraño, esquivo y tímido, y no soy nada de eso. Lo que pasa es que estoy en todas partes pero a la vez en ninguna, y con quien sí estoy es con mi familia.

–Usted ha comentado que todo lo que rodea la fama es pasajero y superficial. ¿Cuán fácil es dejarse llevar por ella en el medio literario local?

–Es fácil para cualquier humano, pero especialmente para los escritores. No conozco a ninguno que no sea vanidoso, egocéntrico y sumamente sensible a la crítica. Yo no pretendo ser el monje de la literatura: también me gusta que mi trabajo sea reconocido. Pero la persona que es demasiado visible pierde fuerza como escritor. Es mejor mantener un perfil bajo; escribir y trabajar pacientemente. Santiago Roncagliolo, por ejemplo, de escritor de libros está pasando a ser presentador de libros. Viajando constantemente de un lugar a otro, ¿cuánto tiempo puede dedicarle a la escritura?

–Finalmente, dice que los jóvenes son sus lectores preferidos. ¿Qué noveles escritores le parecen interesantes?


–Varios: Augusto Effio, Luis Hernán Castañeda, Edwin Chávez, Johann Page… Y la generación del 90 también está muy bien. Ricardo Sumalavia, por ejemplo, ha quedado finalista del premio de Anagrama, a un año de que Cueto lo ganara. Así que en el Perú seremos malos para varias cosas, pero en literatura creo que somos bastante buenos.


Imagen tomada de Caretas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te voy a agradecer mucho que comentes "La segunda venida...", es un libro que compré con muchas ilusiones pero que me ha defraudado un poco, al menos hasta ahora.

Saludos

Roberto

Anónimo dijo...

"Segunda visita...", quise decir.