Irène Némirovsky, la escritora ucraniana de la que les he hablado varias veces antes, y cuyo díptico de novelas Suite Francaise propuse como mejor obra narrativa del año 2006 (la versión inglesa, porque la original francesa apareció dos años antes), es hoy objeto de durísimas acusaciones.
¿Cuál es el motivo? Se dice que Némirovsky, judía en Francia durante la segunda guerra mundial, y que habría de morir encarcelada en Auschwitz poco después de escribir estas dos novelas, habría sido ella misma antisemita, que solía hablar con desprecio de los judíos franceses cercanos a su entorno, que colaboró con publicaciones fascistas de conocido antijudaísmo, y que, para quienes la conocieron, nada de esto era un secreto.
La forma en que ha estallado el escándalo (en verdad, es un escándalo retardado, que ha venido explotando fragmentariamente a lo largo de los últimos años, primero en Francia y luego en el mundo anglosajón) es curiosa: se ha notado que la versión inglesa de Suite Francaise elimina una frase de la edición francesa, una frase del prólogo, para ser más precisos, y esa frase, escrita por la prologuista Myriam Anissimov en referencia a Némirovsky, es elocuente. La traduzco:
"¡Qué auto desprecio revela en su escritura! Ella ha hecho propia la idea de que los judíos pertenecen a una raza diferente, menos valiosa, cuyos signos exteriores son fácilmente reconocibles: el pelo crespo, las narices ganchudas, las manos húmedas..."
El artículo de Stuart Jeffries que da y evalúa la noticia en The Guardian sugiere que, acaso, el párrafo haya sido eliminado de la traducción inglesa del prólogo debido a que Anissimov no se refiere en él a ningún rasgo de las novelas que componen Suite Francaise (en ellas no aparecen judíos) sino a obras previas de Némirovsky.
El mismo Jeffries, sin embargo, presta poca atención a esa posible explicación. Es bastante más probable que los editores norteamericanos e ingleses hayan querido borrar de la introducción el único pasaje que alertaba a los lectores sobre el hecho de que Némirovsky tenía una relación más que conflictiva con su propio judaísmo. ¿Para qué? Para no deshacer la leyenda que la prensa había formulado sobre ella: que era una quintaesencial víctima del Holocausto... Por supuesto que fue víctima del Holocausto, pero, ahora entendemos, no fue ese tipo de víctima paradigmáticamente inocente, casi inhumana a fuerza de ser angelical, que resulta más manejable como material para la la leyenda.
No es coincidencia, debo apuntar, que Anissimov sea la prologuista de la edición francesa, cuyas palabras han sido eliminadas de la versión en inglés: Anissimov es la traductora al francés de buena parte de la obra de Primo Levi, incluyendo los libros donde el notable narrador y ensayista italiano describió el fenómeno del autodesprecio judío, el colaboracionismo, la negación del propio origen, el racismo reflejo: todo aquello que, a partir de él, se ha venido a llamar "la zona gris": ese espacio de irracionalidad, de odio omnipresente para el cual ya no era necesario buscar justificación, del que los campos de concentración fueron epítome.
Los lectores de Levi entienden muy bien el grado de complejidad pragmática y psicológica, que puede estar, eventualmente, comprometido en cuadros como el que al parecer ofrece Némirovsky: el autodesprecio racista puede ser desde una pose defensiva, una estrategia, una máscara, una táctica de supervivencia, hasta el producto de la asimilación real del discurso ajeno, el discurso que margina a uno, el que coloca a uno más allá de las fronteras de la humanidad.
Se puede odiar a uno mismo; se puede odiar la imagen que los demás tienen de uno; se puede odiar el hecho de odiarse; se puede odiar, incluso, el tener que fingir que uno se odia. Y todas esos son caminos, algunos paradójicos, hacia el autodesprecio. En cualquiera de esas circunstancias: ¿podemos imaginar lo que sintió Némirovsky mientras agonizaba en la enfermería de Auschwitz, sabiendo que moría por ser judìa, es decir, por ser aquello de lo que, o bien había renegado, o bien había fingido renegar?
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* Esta vez no fui yo quien encontró el artículo de The Guardian (una de mis lecturas favoritas casi a diario), sino una lectora del blog que tuvo la amabilidad de enviarme el enlace.
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13 comentarios:
Irene ?????cu;antos_
Hace tiempo que veo comentarios sobre Irene Nemirovsky y recuerdo que ya la habías incluído entre las mejores del año pasado. ¿Pero está traducida al español? ¿Y sus libros anteriores están traducidos? Y otra cosa que no sé es si toda su obra fue en francés o si al principio ella escribió en su idioma materno (era ucraniana has dicho).
Estoy teniendo la oportunidad de leer la versión francesa de Suite Française. Debo confesar que me importa bastante poco si la novela es antisemita. No recuerdo haber leído una recreación tan descarnada y espeluznante de la vida en la Francia ocupada, en la que la autora sale muy bien librada de un arriesgadísimo acto de equilibrismo: Suite… es inmisericorde pero destila compasión por todos sus poros, es feroz pero desborda ternura por sus personajes, cuyos puntos de vista, a veces repugnantes, asume sin anteojeras ni agendas, como debe ser. Que exude “odio por lo judío”, sólo implícito hasta donde he llegado en mi lectura, es sólo una más de esas paradojas, pues no es difícil darse cuenta que la autora siente, a su pesar, un extraordinario orgullo por pertenecer a esa cultura de sobrevivientes. El que no haya sentido orgullo y vergüenza de ser peruano, a veces al mismo tiempo, que tire la primera piedra.
La presión del lobby judío para convertir esto en un escándalo es real. Mi compañera de cuarto trabaja en el Consulado francés de San Francisco y me contó que tuvieron que cancelar un evento organizado por la embajada de Francia en los Estados Unidos para conmemorar la aparición de la versión de “Suite…” en inglés porque alguien de la comunidad hizo señalar una frase, repito UNA FRASE, en que había un comentario antisemita, ni siquiera proveniente de la misma autora sino de Anissimov.
Una precisión: "la novela" que el comentarista dice estar leyendo, no es una novela, sino un díptico de novelas.
Otra precisión: no hay un sólo personaje judìo ni referencias al judaísmo ni mucho menos rastros textuales del judaísmo de la autora en Suite Francaise.
Otras dos precisiones: no existe ninguna edición en inglés de Suite Francaise que contenga comentarios antisemitas ni en el texto mismo ni en su prólogo, y no se sabe que Anissimmov haya hecho comentarios antisemitas jamás en toda su vida.
Todo el comment anterior, en verdad, parece una mala excusa de alguien que quiere darse la satisfacción de poner por escrito la frase antisemita por excelencia de nuestro tiempo: "el lobby judío", es decir, lo que en el siglo pasado llamaban "la conspiración judía mundial".
Muy respetado Gustavo:
Tienes razón. Debí ser más riguroso en mi apresurado post. En mi –muy débil- defensa diré:
1.- Recién estoy en el tercer capítulo de la primera novela. No me había dado cuenta de que era un díptico.
2.- He confundido mi lectura de la novela con la del prólogo escrito por Anissimov, en la que se cuentan los avatares del manuscrito para ser publicado, y se narra la ambigüedad de la autora con respecto a su propia identidad judía que, y esto Anissimov sí lo señala, despreciaba implícitamente. Para ejemplificarlo, citó frases de obras anteriores a “Suite Française” –citas que yo leí, y de las cuales deduje lo que dije en el post anterior. La edición francesa ofrece un anexo en que se cuentan los desesperados intentos del esposo de Némirovsky por convencer a las autoridades nazis de que ella no debía haber sido apresada porque se había convertido al catolicismo y que había tenido que huir de su país natal, la actual Ucrania, por ser enemigos declarados del bolchevismo.
Sin embargo, queda en pie lo siguiente:
3.- Fue real la cancelación del evento organizada por la Embajada de Francia en los Estados Unidos debido a las declaraciones polémicas de Anissimov –polémicas no porque Anissimov fuera antisemita sino porque citaba UNA FRASE de una obra de Némirovsky que implícitamente sí lo era. Cualquiera que quiera negar, como tú, la existencia de un lobby israelí en los Estados Unidos quiere tapar el Sol con el dedo. Si no, puedes chequear la carta abierta suscrita por más de cien intelectuales norteamericanos y publicada en la New York Review of Books [http://www.nybooks.com/articles/19550] en protesta por la cancelación de la conferencia que iba a dar Tony Judt, de la New York University y colaborador de la revista, que llevaba por título justamente: “The Israel Lobby & US Foreign Policy”.
Recibe un cordial abrazo.
Gracias por el mensaje.
Hay un par de cosas que quiero observar en tu razonamiento final:
No es lo mismo hablar de un lobby judío (frase que usaste en tu primer mensaje) que hablar de un lobby israelì (frase que usaste en tu segundo mensaje).
Y no se trata de una precisión menor, por un motivo simple: el "lobby judío" es el mismo concepto racista, antisemita, que los nazis y otros presentaban con nombres como "los sabios de Sión" o "la conspiración judía mundial". Implica el secretismo de una confabulación en la que los implicados comparten como seña común un origen racial.
El "lobby israelí", en cambio, no es nada que deba sorprender a nadie: es un lobby poderoso en un mundo en que absolutamente todos los estados son lobbystas.
Si un porcentaje grande de los migrantes peruanos a Estados Unidos, o de sus descendientes, o de gente vinculada al Perú de alguna otra manera, fueran empresarios con poder, no sonaría nada extraño que formaran un lobby de apoyo a los intereses económicos y políticos del Perú.
De hecho, si no lo hicieran serían vistos como traidores. (Por cierto: Hernando de Soto y hasta Pedro Pablo Kuczynski han sido lobbystas para el estado Peruano en diversos niveles, y cuando han representado intereses distintos HAN sido acusados de traición).
El asunto es que, lamentablemente, la mayoría de la gente que usa un concepto, usa también el otro: tú acabas de usar los dos indistintamente: "lobby judío", "lobby israelí".
(Obviamente, sabes que el primero es un término étnico, con implicaciones de raza y, más moderadamente, de religión, y el segundo es un término nacional. Pero me pregunto si te sería tan fácil usar "ario" y "alemán", por ejemplo, como si fueran términos intercambiables, o "musulmán", "árabe" e "iraquí". El hecho de que no tengas ese cuidado con "israelí" y "judío" es un mal comienzo).
Eso suele ser un síntoma: quienes confunden los dos términos en el fondo pueden creer que hay algo más grande que el "lobby israelí", pueden creer que hay un "lobby judío" que lo excede y lo representa en otros niveles. Y ese ya es un camino conocido.
En un plano distinto: las novelas son excelentes, ¿no te parece?
No es lo mismo "lobby judio" que "lobby israeli".
Aprovecho para preguntar algo que me intriga desde hace buen rato: han notado que hace unos años se hablaba de los "seis millones" de judios exterminados en el Holocausto y ahora la cifra ha bajado a "tres millones" y a veces "un millon"? Alguien sabe a que se debe?
Pvulgo: sobre lo primero: justamente eso le estaba diciendo a Rafael Fernando.
Lo de los seis millones que súbitamente se van reduciendo: esa es la "obra" de los negacionistas y los revisionistas.
La reducción de la cifra no se basa en ningún cálculo medianamente confiable.
Si lees el libro de Michael Shermer, "Why People Believe Weird Things?", encontrarás, todo en uno, la explicación más clara de por qué seis millones es la cifra más probable, y la explicación de cómo y por qué los revisionistas y los negacionistas están empeñados en proponer cifras menores.
(Creo que sí hay edición hispana del libro de Shermer).
Entre otras cosas, hay que anotar, acusan al "lobby judío" de haber inventado los seis millones de muertos.
Pvulgo: recién veo que vives en NY: más fácil aún que le des una mirada al libro de Shermer.
Valga tu precisión.
Debo decir, sin embargo, que son estos mismos grupos de presión lo que incitan a que uno confunda el ámbito de sus intereses. Es claro que intervienen en asuntos que no tienen nada que ver con los intereses de Israel como Estado sino de la percepción del judaísmo como cultura e identidad en general. No puedo comprender de otro modo la presión ejercida para promover la cancelación de un evento cultural tan inofensivo como una celebración a partir de la publicación en Estados Unidos de una obra de Némirovsky.
Y sí, a pesar de que recién estoy en el tercer capítulo de la primera novela, comparto plenamente tu entusiasmo por esta escritora excepcional. Su mérito aumenta si uno se pone a pensar en las difíciles condiciones materiales en que escribió: su marido no tenía trabajo, andaba con dos hijas pequeñas a cuestas, vivía en el estricto racionamiento de la Francia ocupada –la versión francesa ofrece facsímiles de los manuscritos originales, en los cuales puede verse la letra pequeñita y abigarrada, escrita así para ahorrar papel- y que además SABÍA perfectamente que tenía los días contados.
Una vez más, recibe un cordial abrazo.
Gracias por la recomendacion. De hecho soy lo suficientemente despierto como para darme cuenta que la reduccion sistematica de la cifra pueda tener "ulterior motives" pero justo por eso me intriga, pues he visto las cifras menores citadas no en sitios "fringe" sino en diferentes medios "mainstream," incluyendo conocidos periodicos y revistas. La proxima vez que me cruce con una cita, la apuntare para poder dar ejemplos.
Sería interesante: yo nunca he visto una reducción así de la cifra en un medio mainstream.
Acabo de entrar a tu blog, y vi el video de Bryce en la Feria de Trujillo. Interesante que tenga una opinión tan general sobre todos los implicados en el debate entre criollos andinos y criollos criollos.
Su conclusión sobre la palabras de Reynoso suena por lo menos inocente: a Reynoso no le interesa en lo más mínimo que su asociación de escritores sea inclusiva: se pasó las cuatro semanas anteriores al lanzamiento de esa sociedad atacando a medio mundo, como para que quedara claro quiénes podían acercarse y quiénes no...
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