Daniel Salas acaba de publicar el primer número de la revista online Letra de Cambio, que él dirigie y de la que son editores Miguel Rivera Taupier y José Miguel Herbozo.
Letra de Cambio tiene historia: en el año de la pera, Letra de Cambio fue un grupo político no partidario con el que ganamos las elecciones de la mesa directiva del Centro Federado de Letras en la Universidad Católica (Tito del Piélago, presidente).
Y un año más tade, Letra de Cambio fue el nombre de la lista con la que participamos en las elecciones de la Federación de Estudiantes de la PUC: si no me equivoco, quedamos terceros, por debajo de Izquierda Unida y la derecha y por encima del Apra (yo fui, por cierto, el frustrado candidato presidencial).
Una cosa resultaba, creo yo, desconcertante en el grupo, a ojos de nuestros rivales: entre nosotros había gente de izquierda y de derecha (Daniel mismo había sido poco antes presidente del Centro Federado por la lista de izquierda de Letras). Ciertamente, no había apristas.
Años antes de eso, un grupo de amigos habíamos hablado de la posibilidad de publicar una revista que llevara ese mismo nombre (era el único nombre que se me ocurría ponerle a todo, desde revistas hasta periódicos murales y grupos políticos): recuerdo haber diseñado con Tito buena parte del primer número, del que conservo el ejemplar original, que jamás llegamos a imprimir.
Con el tiempo, la idea de la revista fue cambiando: ya no una de creación literaria, sino una de crónicas; ya no una de crónicas sino una de ensayos. Hace unos cinco años, Letra de Cambio se conviritió en una lista de correo electrónico en la que se habla de cualquier cosa y, sobre todo, se pelea uno todo el tiempo con los amigos, una decena de miembros, en algunos casos los mismos del grupo original.
En esa lista, dos años atrás, Daniel volvió a plantear la idea de publicar algo, y pensó que el asunto debía ser una revista que hablara básicamente sobre el Perú, en el terreno de las humanidades y las ciencias sociales, y que se estableciera como un espacio de diálogos interdisciplinarios.
Todos estuvimos de acuerdo, pero casi nadie hizo nada, como es frecuente. Pero hubo excepciones y, por suerte, Daniel fue la más notoria: ahora, con la ayuda de Miguel y José Miguel, Daniel coloca el primer número de esa nueva Letra de Cambio en internet, un medio que ni siquiera existía para el público común la primera vez que la revista fue imaginada, hace tantos años, en los patios de la Católica.
En el número uno, Daniel es el único miembro de la primera Letra de Cambio que ha participado activamente (aunque Eduardo González en algún momento pudo ser acusado de un filo-letrismo asolapado, lo cierto es que la acusación era injusta). Seguramente en los números próximos regresarán, o regresaremos, algunas de las ovejas casi descarriadas.
Este primer Letra de Cambio online trae, entonces, textos de Daniel y un excelente grupo de colaboradores: Camilo Fernández Cozman, Eduardo González Cueva, Susana Frisancho, Eduardo Ísmodes y una breve pero muy interesante correspondencia entre el mismo Daniel y Róger Santivañez acerca de Eucaristía, el libro de este último. Recomiendo todos y cada uno de ellos, incluso los que todavía no leo: una confianza que no viene de la amistad sino del nivel de los colaboradores y de la costumbre de saber que Daniel sólo se compromete con cosas interesantes.
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9 comentarios:
Buen dato. A leer se ha dicho.
¿Letra de Cambio? ¿No eran los que querían ganar las elecciones de la federación de estudiantes de la PUC para someterla a reorganiación y luego convocar a nuevas elecciones absteniéndose de participar? En esa época, esa fue la primera vez que un grupo independiente compitió con los partidos políticos y ganó a varios.
Felicitaciones desde ya. Estuve leyendo la revista y honestamente parece un aporte a los temas peruanos, se nota la mano de Salas.
Felicidades nuevamente y sigan así,
Cristián Gómez O.
tus amigos tus amigos y tus amigos. Siempre lo mismo. Por qué no has publicado siquiera a tus escuderos Gabriel Ruiz-Ortega, Max Palacios y Víctor Coral. O es que ellos te sirven solo cuando tienes que defenderte o atacar a alguien??? Una revista peruana que "aporta" como dice Baudelaire apelando al amiguismo más rancio. Ojalá que seas consecuente y publiques esto.
Cuánta amargura en el anónimo de las 3.55. No será un candidato perdedor o algo así????????????????????????
Al estimado anónimo de las 3:55 pm, déjeme decirle que a Faverón no lo conozco ni en pelea de perros, jamás he cruzado una palabra con él e incluso a veces ha hecho aquí comentarios que él ni siquiera ha subido. ¿De qué amiguismo me habla? Si usted, anónimo, me conociera -o se diera el trabajo de leer lo que he escrito- no hubiera dicho tal cosa. Pero no ha hecho ni lo uno ni lo otro, así que si desea atacar a Faverón por favor no me mezcle en el asunto. Además, creo que la revista de Salas y cía. se defiende por sí sola, sea este último amigo o no del autor de este blog.
Atte.,
CGO
ochenteroPUC:
me acuerdo de letra de cambio...¿en esa época no había otro periodico mural que se llamaba sanco panco o galimatazo o algo así? recuerdo que eran dos grupos "literarios" amigos pero de opciones politicas contrarias o algo así...pero me acuerdo más de letra de cambio por los manifiestos medios anarcoides que lo atacaban y que eran publicados en el galimatias (era un titulo que tenia que ver con carroll), incluso este utlimo mural lo ponían de cabeza y nadie sabía quienes eran...incluso llegué a pensar que letra de cambio y galimatazo eran lo mismo y que era una autoironia...como era eso ? siempre me quedé con la duda
felicitaciones por resucitar letra de cambio
En la época en que Letra de Cambio era básicamente un periódico mural (enorme, que alguna vez llegó a publicar simultáneamente textos de treinta estudiantes de Letras), había otro periódico mural llamado Galimatazo. Si la memoria no me falla, detrás de él estaban Marco Rivera y Fernando Llanos. Acaso alguna persona más. Ningún roce: de hecho, Marco y Fernando se llevaban bien con nosotros y eran bastante patas de algunos "letracambistas", como José Luis Gastañaga y Daniel Salas.
Sí es cierto que en un momento tuvimos fuertes discrepancias con Galimatazo, pero ello no significaba, de mi parte, ningún cambio en mi sentimiento de aprecio y amistad. Pensar distinto es parte de la vida universitaria y solamente la gente de moral diminuta o de ideas débiles espera que la amistad prohíba la discrepancia.
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