22.4.07

Más consecuencias de Virginia Tech


Como peruano que vive siete años ya en Estados Unidos, la sola idea de enjuiciar a la sociedad norteamericana como un mundo peculiarmente violento me resultaría extraña.


No hay un sólo lugar en los Estados Unidos, ni el más lumpenizado ni el más empobrecido ni el más marginal, donde se ejerza una violencia social tan sangrienta y destructiva como la que ha arrasado pueblos enteros en el Perú en años recientes.

No hay una ciudad en Estados Unidos tan violenta como Lima. En siete años aquí, no he visto la ferocidad que he vivido en cualquier media hora de caminata por el centro de la capital del Perú.

La experiencia de los locos desnudos ambulando por la calle, los cadáveres cubiertos con papel periódico en la carretera, las bandas de niños abalanzándose a desvalijar un automóvil en movimiento, las barras de cuchilleros en los estadios, no las conozco por estos siete años, sino por mi vida anterior en el Perú.

Por cada
Cho Seung-Hui, la historia cercana del Perú tiene diez criminales militares y cien terroristas genocidas. Por cada estudiante muerto en un aula de Virginia Tech, dos mil peruanos murieron en la guerra interna. Hay en nuestra historia última por lo menos una docena de matanzas tan terribles como la de la Universidad Tecnológica de Virginia.

(Asociamos a los "serial killers" con la cultura norteamericana, y nos escandalizamos de su existencia, olvidando que el más grande asesino en serie de la historia fue un colombiano, y que la mayoría de sus víctimas fueron mujeres peruanas. Y que la policía del Perú dejó escapar al criminal, entre otras cosas, porque sus víctimas eran indígenas y, por tanto, no resultaban demasiado relevantes).

Se puede argumentar que los norteamericanos cometen sus actos más violentos en tierras ajenas: en invasiones, conquistas, bombardeos, etc. Es cierto y es una realidad que nadie debería aceptar ni ocultar. Pero eso no hace menos cierto que la convivencia dentro de la sociedad americana sea infinitamente más pacífica que en muchos otros lugares del mundo, incluido aquel del cual vengo yo.

Entre las opiniones vertidas por comentaristas peruanos --sociólogos, antropólogos y psicoanalistas-- sobre la masacre de
Virginia Tech, una muy común atribuye este tipo de estallido homicida a la cultura norteamericana del exitismo, a la supuesta importancia en la imaginación estadounidense de las figuras de "winners" y "losers". Yo creo que esa es una reducción tremenda.

Como saben algunos de los lectores de este blog, yo hice mi doctorado en
Cornell, universidad que en algún momento tuvo, muy a su pesar, una de las mayores cifras de suicidios de estudiantes en los Estados Unidos (según entiendo, el MIT tiene la peor estadística en ese terreno).

Recuerdo haberme sorprendido una tarde en el campus de
Cornell al leer, en un cartel colocado a la vista de todos, un dato escalofriante: del total de estudiantes que se habían suicidado en Cornell en años recientes, un tercio era de origen asiático.

Aunque el de
Cornell es uno de los campus norteamericanos más poblados de estudiantes orientales (japoneses y surcoreanos, sobre todo, pero también chinos, vietnamitas, tailandeses, etc), esa proporción superaba muy largamente al porcentaje de estudiantes asiáticos dentro del total del cuerpo estudiantil de la universidad.

Durante los últimos años, hablé de eso muchas veces con mis alumnos del bachillerato en
Cornell, con mis profesores del doctorado, con mis compañeros. Sólo dos explicaciones consistentes surgían regularmente de esas charlas. La primera era que los estudiantes asiáticos se adecuaban peor que otros a la sociedad americana y eran más propensos a caer víctimas de la soledad.

La segunda era que para muchos estudiantes asiáticos, un fracaso en los estudios en
Cornell (o donde los tuvieran que cursar) implicaba una enorme vergüenza, una vergüenza radical, que les volvía insoportable la sola idea de tener que enfrentar a sus padres y a sus familias con la noticia de un rendimiento mediocre.

Esa hipótesis la pude verificar de primera mano, en varias largas conversaciones con un buen amigo surcoreano, que me explicó muchas veces el complejo mecanismo de honor y orgullo propio que se echaba a andar entre los coreanos cuando uno de ellos marchaba a una universidad con ciertas metas y no las conseguía.

Ese dato es tan público y notorio en la cultura universitaria americana, que durante la última semana me he preguntado muchas veces por qué
nadie en los medios de Estados Unidos ha dicho absolutamente nada en relación con el hecho de que el asesino suicida de Virginia Tech haya sido un surcoreano. Un surcoreano que andaba muy mal en su rendimiento académico y que tenía, en cambio, una hermana estudiante estrella en Princeton University. Un surcoreano al cual su tía abuela, en una reciente entrevista televisiva, llama "el idiota".

Puedo imaginar que muchos han pensado en el hecho de que el asesino sea un extranjero. También puedo imaginar que muchos de quienes lo han pensado lo han hecho en términos racistas o xenofóbicos: como si la pertenencia étnica del criminal explicara el crimen. Quienes piensen así, creo yo, hacen mejor en callárselo (y harían mejor en ni siquiera pensarlo): un nuevo mensaje racista es lo que menos se necesita en estas circunstancias.

Pero supongo que el mero miedo a la incorrección política ha frenado a muchos otros de siquiera inscribir el origen del criminal entre las variables a considerar. Y eso me parece mal. El hecho de que la mayor masacre universitaria de la historia de EE.UU. haya sido cometida por un extranjero debería al menos ser un factor considerado por quienes se apresuran a describir la masacre de
Virginia Tech como poco menos que un típico producto americano.

No lo digo porque piense que la sociedad americana es completamente inocente de esta masacre (el asunto de la legalidad de la tenencia de armas, por ejemplo, es un absurdo que debería concluir ya), sino porque creo que
tal vez su culpa --que en todo es culpa por excepción y no por regla-- tenga menos que ver con la cultura de las armas, los medios y el exitismo que con la pura y dura segregación, y con la marginación racial o étnica o cultural.

En todo caso, revisar y estudiar la medida en la que los coreano-americanos (
Cho llegó a Estados Unidos con apenas ocho años de edad) son realmente aceptados en este país no parece una tarea que esté de sobra en estos momentos. Recuérdese dos cosas: los roommates del asesino pensaron por mucho tiempo que Cho no sabía siquiera hablar inglés, y por eso en algún momento dejaron de intentar comunicarse con él; sus compañeros de dormitorio pensaron que buena parte de sus modales extraños e incomprensibles podían deberse a su pertenencia a otra cultura.

Entonces: los medios evitan mencionar la condición de
Cho como extranjero aparentemente por una cuestión de corrección política (o bien porque en verdad no perciben ninguna conexión entre el asunto étnico y los sucesos de la última semana); paradójicamente, esa misma actitud hace que se pierda la oportunidad de considerar la pertenencia de Cho a una minoría como uno de los elementos a evaluar cuando se estudie el caso.

Lo interesante es preguntarse si la corrección política en esta ocasión resulta más positiva que negativa, o viceversa. Hay quienes dirán que en Estados Unidos no existe una xenofobia específica contra los coreanos. Habrá que recordar que uno de los grandes disturbios xenofóbico-racistas de las últimas décadas tuvo a los coreanos como objeto, en Los Angeles, en el año 1992, y que ocurrió como consecuencia de un asesinato cometido por un coreano.

Que entonces el crimen desatara una larga serie de venganzas contra toda la comunidad coreana y que ahora, en cambio, el origen coreano del criminal sea casi elidido de la discusión me da una impresión sospechosa, un tanto artificial. Puede ser que en estos quince años los americanos hayan borrado de sí mismos el racismo anticoreano; también puede ser que lo estén reprimiendo pero que subsista por ahí. Un recorrido a los videos que muchos americanos están colocando en YouTube en estos días, deja en claro que esta última posibilidad es más que notoria.

Se puede fácilmente argüir que, si los medios hubieran subrayado la pertenencia de
Cho a la minoritaria comunidad surcoreana, a estas alturas en Estados Unidos se podría estar viviendo una ola de ataques a miembros de dicha colectividad, una enfermiza prolongación de la matanza. También se puede argüir que, al no prestarle ninguna atención a tal pertenencia, se está extraviando un factor explicativo del sentimiento del asesino ante la comunidad a la que hizo objeto de su agresión criminal.

En todo caso, no es un tema sencillo, y de alguna manera, creo, se debería lidiar con él.

23 comentarios:

Daniel Salas dijo...

Excelente análisis. Yo soy también testigo de que la vida en Estados Unidos no posee la violencia de Lima, lo digo constantemente y parece que no me creen.

Hoy leí un artículo de Rocío Silva Santisteban publicado en Domingo de La República en el que proponía que uno de los factores debió haber sido la vida en los dorms. Me parece que Rocío tergiversa los datos. Los dorms permiten precisamente mayor interacción y cuidado con los estudiantes adolescentes y no es obligatorio vivir en un dorm si tu familia vive en la localidad, un dato que Rocío parece ignorar. Si Cho Seugn-Hi se hubiera ido a vivir a una casa con compañeros elegidos por él, creo que es obvio que la situación incluso habría sido peor: imaginemos una casa entera habitada por resentidos armados a la que se une un coreano dispuesto a animarlos a vengarse del mundo. Por el contrario, en los dorms hay permanente ayuda especializada y no especializada y un entorno favorable para que las crisis sean detectadas a tiempo. Si hubo un elemento crucial para el desarrollo de este crimen más bien parece ser la enorme paciencia de sus compañeros y la existencia de leyes y costumbres muy cuidadosas en cuanto al respeto las libertades individuales. La policía no tenía manera de obligar a Seng-Hui a cumplir un tratamiento siquiátrico y la universidad no encontró un motivo para suspenderlo (y acaso no podemos asegurar que el crimen se habría evitado con la expulsión).

Estas crisis causan arremetidas de desconfianza: en mi universidad ya han arrestado a dos estudiantes. Un conocido provocador que dijo en clase que él, al igual que Seng-Hui, también estaba muy furioso y algún día "haría algo" y otro a quien, gracias a un soplo, se le encontró en su cuarto armas y munición, lo cual está prohibido dentro del campus.

Anónimo dijo...

mc cartney:
puedo estar de acuerdo o totalmente de acuerdo con lo dicho, pero discrepo de la idea francamente "reduccionista" de considerar que "No hay una ciudad en Estados Unidos tan violenta como Lima. En siete años aquí, no he visto la ferocidad que he vivido en cualquier media hora de caminata por el centro de la capital del Perú.". Creo que falta la calle en ambos lugares. Como se dice "falta lleca, pues, Gustavo". Hay otros lugares tan o más violentos que el centro de Lima. Por supuesto, un doctor en literatura nunca lo va a saber más que por los medios lo que pasa en un país tan inmenso como estados unidos y tan variado como el Perú. Falta lleca en todo caso.
Por otro lado, el centro de Lima tampoco es tan violento como antes. Los crímenes ya no se cometen a la luz del día, a pesar de todo hay más vigilancia, no hay tanta desfachatez como antes, etc...en todo caso, gustavo tiene una visión de Lima de los años ochenta bastante lugar común, por cierto. Parece como si el centro de Lima te encontraras con esa cantidad de personajes (locos, rateros, cadáveres, cuchilleros,banda de pirañitas) al mismo tiempo, el mismo día y en media hora...noooo,pueees!!!
estados unidos no tiene locos deambulando? claro que sí, pero mejor vestidos, reprimidos y controlados con xanax, demás...

Ahora Gustavo dice: "Por cada Cho Seung-Hui, la historia cercana del Perú tiene diez criminales militares y cien terroristas genocidas."
¿Por qué no aparentar, por lo menos, cierta objetividad?...mejor decir: "cien criminales militares y cien terroristas genocidas".
no?

A. Ele dijo...

Hola Gustavo, muy buen artículo. Bueno, yo sí creo que en la sociedad norteamericana algo anda mal, muy mal; y quizá porque los crímenes de esta índole son, o fueron, cometidos por adolescentes aparentemente correctos en instituciones públicas como Columbie. Lo terribles es que, de ahora en adelante muchas personas que piensen suicidarse, considerarán primero armarse hasta los dientes (en una sociedad que se lo permite alegremente), y llevarse a todas las personas que les resultaban molestas en vida, a cualquier vecino o compañero.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Que en Estados Unidos es fácilmente legal la tenencia de armas no tiene que derivar necesariamente en esa caricatura según la cual en Estados Unidos se toma el asunto "muy alegremente". Si el tema es conocido como un problema social se debe a que es tema de debate desde hace mucho, y a cosas como los documentales de Michael Moore: la discusión y el debate público TAMBIÉN son rasgos típicos de esta cultura. Por otro lado, y sólo para aportar una observación que puede ser provocadora: yo no quiero ni imaginar qué pasaría en otros lugares del mundo (como el Péru) si conseguir armas fuera tan fácil como lo es en EE.UU.

Anónimo dijo...

ne Lima la pasas bien ahora, hay locales abiertos toda la noche, discos, bares culturosos, los turistas caminan con libertad, la visión del blogger es de los ochenta. Tampoco la vida de los camps debe ser tan desoladora como se pinta. Por alguna razón siempre se exagera al hablar de las ciudades y de los lugares donde uno vive o ha vivido. Es materia más para una novela o cuento que para un examen sociológico "objetivo".

Lezama LIMA

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Visión de los ochentas? ¿O sea que los secuestros al paso, los asaltos, las broncas de las barras de fútbol, los asesinatos, etc, etc, dejaron de ocurrir hace casi veinte años y ahora Lima es el paraíso? Ya, pues, hablen con un poquito de seriedad, que el tema no es chiste.

Anónimo dijo...

Lima es una ciudad caotica y violenta, o acaso ya olvidaron que hace menos de siete años murieron casi 400 personas en el incendio en Mesa redonda. Algunas personas dicen cualquier cosa con tal de contradecir a gustavo.

A mí me pareció un buen análisis, desprejuiciado y serio.

Martín Palma Melena dijo...

Comparto tus apreciaciones, pero los «Serial Killers» es un fenómeno relativamente reciente en la sociedad norteamericana; fenómeno que no sé si antes existió de manera subterránea, pero que en los últimos años se ha hecho muy evidente. En todo caso, hace ya algunos meses escribí un texto que busca aportar algo a este tema y que comparto en este foro.

Saludos cordiales

Martín Palma Melena dijo...

Sólo quiero agregar que la cultura de eficiencia tan arraigada en culturas como la coreana es un factor a considerar, como muy bien señalas, pero también creo que esa cultura del exitismo tiene mucho que ver. En todo caso, parte de eso lo sustento en el texto cuyo enlace ya consigné…

Un cordial saludo

PVLGO dijo...

Interesantes reflexiones. Lo de los serial killers es algo que he ido siguiendo esporádicamente desde hace años. Alguna vez pensé, como muchos, que era algo peculiar de la sociedad estadounidense, pero ya sabemos que no es así. El caso de Pedro Alonso López es sugerente, tal vez ilustrativo: ¿no será que este tipo de casos--debido al racismo, a la falta de comunicaciones, entre otras cosas--simplemente no salen a la luz tan fácilmente en lugares como el Perú? En cuanto a la seguridad en Lima versus ciudades en EEUU, tengo la impresión de que estadisticamente el crimen en NYC, donde vivo, es mucho menor que en Lima. En cuanto a mi experiencia personal, que sirva como una opinión más, me parece que en Lima abundan los ladrones, mientras que NYC se caracteriza por la agresividad de la gente: este es un esterotipo que yo antes negaba, pues la gente de NY puede ser muy cool, pero tras 15 años acá puedo dar fe de que a nivel individual los neoyorquinos son (¿somos?) mucho más fosforitos y violentos que los limeños. Un síntoma de ello podría ser que acá la gente se cuida mucho de mirar mal o decir algo equivocado porque temen o sospechan que las consecuencias pueden ser letales... Claro que esto también pueda deberse a la cultura del miedo que según algunos los medios se encargan de difundir, otro tema interesante... No hay certezas, a veces pienso que acá simplemente la gente es mucho más temerosa de la reacción del otro, lo que mucha veces lleva a que la violencia, en lugar de detenerse, llegue hasta sus últimas consecuencias.

Anónimo dijo...

He viajado mucho internacionalmente como brichero y artesano, y en casi todas las ciudades que he conocido se encuentran rastros de violencia, no creo que el argumento "te falta calle" sea atendible. Cuál ciudad es más violenta? creo que tiene que ver con la facilidad para conseguir armas, además, todos los temas que estamos tratando tienen que ver con el asunto central de la Ética y la importancia del análisis y la reflexión, hace un tiempo afirmé en este blog que la sabiduría tiene poco que ver con la inteligencia, luego de leer los descargos de los defensores del libertinaje en internet y su aceptación a regañadientes que al final creen lo mismo que Faverón, me pregunto si por ahí no utilizan sus energías en mejores objetivos, el desarrollo del país, por ejemplo.
Recuerdo que Martha Hildebrandtn en RPP, pedía que se conformara un consejo de ministros formado por periodistas, porque no había encontrado en otra profesión tal cantidad de expertos en todo, y que sería bueno esto porque así de una vez salíamos del subdesarrollo, el sarcasmo, en mi opinión, es acertado; y debe ser porque yo con las justas terminé mi secundaria, no?

Anónimo dijo...

Pasando a otro tema si no es molestia te recomiendo este interesante artículo de Roberto Bustamante en el que cita un libro escrito por el padre Diego González Holguín. ¿Te suena ese nombre Gustavo?

http://archaeomorsa.blogspot.com/2005/10/lydia-fossa-y-la-cpac-hucha.html

Anónimo dijo...

Existe una diferencia entre Perú y USA con los asesinatos, en Perú generalmente son por un robo o un secuestro por ejemplo, en cambio en USA cualquier tipo puede entrar en locura y arrasa con medio campo de ciudadanos. Son sujetos muy reservados con sus sentimientos y por ello imprevisibles.

MARIO

Anónimo dijo...

"Faverón dice que los Dintilhac son delincuentes y deberían estar en la cárcel. Yo opino lo mismo. Pero el amigazo de Faveron, el presentador de TV Iván Thays, discrepa con Faverón. El dice que no le disgusta lo que se dice en los blos basura, siempre y cuando no hablen de su ex mujer. Dice además que no le disgusta que lo llamen "mafioso". Entonces, cuando Faverón se refiere a "amigos" que han recibido amenazasde muerte, a quiénes se refiere, Daniel?, a ti?"

Publicado en el gran combo club.

No es hora de que revelas a quien quieres meter a la cárcel?????? Esto es muy serio, Faverón, no es un juego. Estás hablando de delitos, y debes probar que lo son, si no puede haber reacciones de tipo legal.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Mario: ayer en el Cusco hubo un caso de un profesor que atacó a cuchilladas a tres estudiantes suyos y luego se escapó. Obviamente no parece comparable en dimiensiones con lo de Virginia Tech, pero sí es el caso de que fue un hecho aparentemente gratuito cuya causa no es evidente para nadie.

"Pargas": te publico como curiosidad, solamente, pero a la vez me da lástima ver que alguien pueda arrastrarse tan bajo como tú.

Anónimo dijo...

los eeuu tuvieron su epoca de violencia explicita -como la nuestra en el peru de los ultimos 40 o 50 años-, durante el siglo xIx y en particular en la guerra civil americana. el resultado de esa guerra consolida la identidad nacional y el posterior progreso de esta nacion hasta alcanzar hoy lo que es.
coincido con el blogger, el peru es un pais muchisimo mas violento que los eeuu, porq en peru la violencia se desarrolla como si fuera parte del acontecer cotidiano y, lo mas grave de esto es que esta violencia se irradia muchas veces desde sus instituciones publicas: policia nacional, poder judicial, gobierno de turno, etc.
creo que en el peru, el motor que genera esta violencia esta en sus gobernantes que, de manera continuada, nunca priorizaron la educacion publica como pilar para el desarrollo e identidad del pais.
hay realidades que "per se" no nos parecen violentas en peru, pero cuando las analizamos con objetividad, si lo son.
ejemplo:
comparemos en peru el nivel escolar de la educacion publica y la privada. la primera es un desastre y la segunda, salvo que se pague 180 o 200 dolares mensuales por alumno COMO MINIMO, tambien es un desastre.
pregunto:
esto es o no es violencia? cuantas familias se destruyen por verse privadas de una buena educacion?
no es acaso aberrante que frente al desastre de la educacion publica, existan empresarios privados que lucren con el negocio de los colegios privados, cobrando sumas exorbitantes por enseñar a sumar, a leer, a escribir???

bn

Anónimo dijo...

Mario: ayer en el Cusco hubo un caso de un profesor que atacó a cuchilladas a tres estudiantes suyos y luego se escapó.
_____________

Tendríamos que esperar saber por qué lo hizo pero como en mi opinión anterior te decía mayormenete los asesinatos en el Perú tienen alguna razón. Claro que para matar nunca hay razones que valgan.

No Obstante a lo que me refiero es que en USA sí hay mayor seguridad en las calles, pero cuando un tipo se abre se aloca, y sale a matar inesperadamente.

Saludos, Mario.

Anónimo dijo...

Hola Gustavo,

Tu afirmación, “no hay una ciudad en Estados Unidos tan violenta como Lima”, me parece exagerada. Se asemeja a las opiniones y recomendaciones distorsionadas que emite el Departamento de Estado Norteamericano sobre los países que estima demasiados peligrosos para visitar en aras de proteger a sus ciudadanos, tal como lo critica Andrés Oppenheimer en su columna reproducida ayer por el diario argentino La Nación. Te olvidas que ciudades como Washington D.C., Atlanta, Detroit y en especial Los Ángeles y Philadelphia tienen una fama nefasta de ser sumamente violentas (por barrios y zonas en particular) en opinion de los mismos gringos. Nueva York en cambio, e irónicamente, es una excepción porque ha decrecido la escala de violencia en los últimos años, en parte gracias a los esfuerzos de su ex alcalde Rudolph Giuliani, quien ahora pretende ser candidato presidencial por el Partido Republicano.

Sin embargo lo que expresas anteriormente me da luces sobre un tema al que aludes pero no desarrollas totalmente en esta ocasión: “No hay un sólo lugar en los Estados Unidos, ni el más lumpenizado ni el más empobrecido ni el más marginal, donde se ejerza una violencia social tan sangrienta y destructiva como la que ha arrasado pueblos enteros en el Perú en años recientes”. De acuerdo. A diferencia de la violencia que existe en los Estados Unidos, que me parece más evidente y por ello quizás más medible e impresionante, en el Perú -en mi opinión- la violencia es asolapada y casi asumida sin cuestionamientos.

No hay nada más violento que tratar de cruzar una calle en luz verde y que una combi o un auto particular te embista, en Lima o en Huancayo, sin culpas ni reparos, zurrándose en tus derechos. No hay nada más violento que subirse a una combi y estar sumido en un miedo permanente porque el chofer hace carreras con otras combis, con el riesgo de que choque y mueras por culpa de un idiota que no valora ni tu vida –y lo que es peor– menos aún la suya. No hay nada más violento que acudir al Poder Judicial y percatarse que una de las instituciones pilares del Estado peruano vapulea a sus ciudadanos como quiera. No hay escenas más violentas que ver la miseria que circunda las grandes ciudades de la costa, ya sea Lima, Chimbote, Trujillo, Ica o Tumbes. Claro, en Lima se nota más porque la población es mayor. No hay vioencia más asolapada que presenciar el racismo con el cual convivimos, ya sea al observar como miles de trabajadores –mayormente mestizos– sirven diligentemente a los clientes –mayormente blancos– de la cadena de supermercados Wong, por ejemplo. O ver escenas de cómo trabajadoras del hogar, bien uniformadas, pasean al perro o a los niños, en algún barrio de Miraflores, o ser testigo de frases tales como, “es una fiesta privada” o “se reserva el derecho de admisión”, se expresan cuando alguien con rasgos mestizos tiene el atrevimiento de querer entrar a un local exclusivo como – por ejemplo– Café del Mar (lástima que uno de los dueños sea Rafael Osterling, pero que el local es racista, lo es…). Ese tipo de violencia social, no se ve tan evidentemente en Estados Unidos. El problema es que nosotros los peruanos convivimos con la violencia tan a diario que nos parece parte de nuestro paisaje visual y emocional.

De otro lado, te cuestionas porqué nadie se ha preguntado o pensado en el hecho de que Cho Seung-Hui sea surcoreano. Y que, según tu hipótesis, su procedencia étnica sea una causal, por las razones que expones, a que haya desatado tremenda carnicería. Yo creo que el tema, como también señalas, es obviado olímpicamente por la prensa estadounidense por miedo a la incorreción política. Pero si miramos datos estadísticos, el origen étnico asiático no es una constante en los que han protagonizado tiroteos en escuelas y universidades en los Estados Unidos. En la página web de Infoplease.com encuentro una tabla en que de 47 casos reportados nivel mundial, desde 1996 hasta 2007 (incluyendo el de Virginia Tech), 36 sucedieron en territorio estadounidense. Y de estos, solo Cho Seung-Hui parece ser el único asiático autor de un tiroteo en una escuela o universidad.

El tema de fondo parece abordarlo la escritora Lionel Shriver, autora de un libro controversial llamado “We need to talk about Kevin”, escrito en 2005, inspirada por los sucesos de Columbine, y que ha escrito una columna muy interesante en The Washington Post el pasado sábado 20 titulado: “What the killers want”.
El enlace es:
www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/04/20/AR2007042002004.html?hpid=opinionsbox1

Un abrazo, /Jorge

XIGGIX dijo...

en verdad q para opinar en profundidad sobre el ejercicio de la violencia en el peru o en usa, seria necesario contar con mayores conocimientos cientificos-sociales; sin embargo, creo q si en el peru hubiera la facilidad para obtener armas como la q existe en usa, las estadisticas variarian. en el peru se ejerce un tipo de violencia mas soterrada, cuya latencia emerge por ejemplo en el transito peatonal y vehicular, el claxon es una extension de esa violencia, el ruido sin consideracion al vecino, etc...pero en fin, si, creo q en el peru existe una violencia muy profunda, quizas aun contenida, y q el control en la venta de armas, la transfiere hacia otros medios, como al insulto facil, al transito en general, a las formas de convivencia ciudadana, el consumo de juegos, peliculas y titulares sobre accidentes, corrupcion y un largo etc...hay una violencia moral y una fisica q se entremezclan en esta sociedad tremendamente injusta (al margen de ideologias)
somos producto de aquella violencia evidenciada desde sendero y metamorfoseada con fujimori-montesinos; sociedad traumatizada como un niño borderline y q el estado aun no logra curar con afecto mediante la reconciliacion q propuso la comision de la verdad

Anónimo dijo...

Realmente me causa sorpresa y tristeza que un profesional, y buen profesional, no lo dudo como el Sr. Gustavo haya escrito tanta falacia. Soy testigo presencial de la violencia que se vive en ciertas ciudades de USA, he viajado mucho y vivido varios años en diferentes Estados. Soy tambien profesional abogado y eso no me impide salir a "cualquier callecita" de USA o de Perú. Alguien por alli dijo en USA no ves locos con ropa sucia como los de Lima, pero la verdad, hay muchisima gente mas loca en aquel pais, no te fijes en los fisico por favor, yo realmente creo que la influencia de la vida metalica americana te ha afectado mucho, reflexiona por favor y paseate por Lima. Veras lo bella que es nuestra ciudad.
Rocas Montero

emi dijo...

Eres un mentiroso. He estado en EEUU, y te puedo asegurar que es DE LEJOS MAS PELIGROSO que Peru.

En Peru, puedo salir de mi casa, con la tranquilidad que ningun terrorista va a estrellar un avion contra mi barrio, o que ningun suicida estalle una bomba nuclear, o que algun loco nos contamine de antrax.

En Peru, nunca he visto tiroteos y asesinatos en colegios y unviersidades (bowling for columbine, virginia tech).

Tampoco he visto asesinos (serial killers) como Cahrles Manson.

Cada vez que Peru entro en guerra, lo hizo para defenderse (paquisha, tiwinza, cenepa): En cambio EE UU invadio Irak por el eptroleo, dejando UN MILLON DE CIVILES IRAKIES MUERTOS.

Seguro eres de esos peruanos que ni bien pisan ele xtranjero, hablan como argentinos, colombianos, o yankees.

Si te quieres quedar en EE UU, quedate flaco. Aqui no te encesitamos, ni queremos a resentidos como tu.

Por ultimo, el Centro de Lima (Junto a Jesus Maria, San Isidro y Miraflores) son los lugares mas seguros de Lima. Fuente: instituo Goethe.

emi dijo...

Y en cuanto al racismo, en Peru no encuentras ghettos como si los hay en EE UU.

Por algo, en las ciudades yankees los barrios se dividen en "barrios blancos", "barrios negros", "barrios latinos". Algo impensable en Peru.

Si eres parcial y democratico. Publicaras mis 2 opiniones.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Tonterías e insultos anónimos: bien por ti.

¿En el Perú no hay ghettos? ¿O sea que a ti el perfil racial de las playas de Asia y el perfil racial de un pueblo joven te parecen igualitos?

Debe ser locazo vivir en la luna de Paita.