En Moleskine, Iván Thays nos cuenta sobre una discusión interesante, aunque poco atendida, que ha surgido a raíz de una respuesta ofrecida por Daniel Salas a un texto de Rocío Silva Santisteban.
El texto de Rocío se titula Los escritores y sus estereotipadas musas. Fue originalmente una de sus columnas de prensa, pero lo pueden ver reproducido en su blog, Kolumna Okupa (que aprovecho para recomendar). El de Daniel se llama Modelos femeninos y apareció como post en el blog colectivo (o en el colectivo de Silvio Rendón) Gran Combo Club.
Como explica Iván, buena parte de los argumentos se resumen en estos dos párrafos, uno de cada texto:
Dice Rocío Silva Santisteban: "En la extensa producción cuentística borgeana hay pocas mujeres y, por cierto, las que centran la atención del maestro argentino no están constituidas por, lo que se diría, una textura femenina profunda (...) en "La Intrusa", la mujer que causa el rencor de los hermanos Nielsen, prácticamente aparece como pretexto para desarrollar la trama, y no tiene ni cuerpo, ni textura, ni vida propia: es sólo un estorbo entre la maravillosa vida homosocial de los vaqueros; y en "El Aleph", el recuerdo de Beatriz Viterbo, génesis del extraordinario descubrimiento, se apaga de inmediato para dar paso a las rivalidades entre Borges y Carlos Argentino Daneri".Yo, por mi parte, quiero comentar otro aspecto del texto de Rocío (mi ex colega de Somos a quien no veo hace varios años, lamentablemente, salvo por un encuentro fortuito y corto en Puerto Rico que se produjo, oh ironías, justamente en una fiesta amenizada por el original Gran Combo).
Daniel Salas replica: "Estereotipo y arquetipo no son lo mismo, se trata de dos formas de representación muy diferentes. Si yo represento a todos los argentinos como soberbios, esa es una versión estereotipada de los argentinos. Si cada vez que me refiero de hombre andino lo hago aparecer como mendaz, oscuro y de costumbres incivilizadas, estoy recurriendo a un estereotipo abiertamente racista. Pero eso es muy distinto de representar a los personajes recurriendo a modelos humanos convencionales, por ejemplo: el valiente, el macho, el cobarde, el profeta, el visionario, el avaro, el lector obsesivo, el librepensador, el ridículo, el traidor, el héroe. Esta forma de representar es literaria, no sicológica. (...) En el cuento "La Intrusa", como bien señala Rocío Silva, la mujer que divide a los hermanos no posee una densidad propia, pero ocurre lo mismo con los hermanos Nielsen, quienes a su vez encarnan el modelo de la unión masculina. Lo primero, llama la atención de la poeta, pero lo segundo no. ¿Por qué? Interesada en ver solamente los personajes femeninos, ella soslaya el conjunto".
Como Daniel y Rocío se han ocupado del lado más importante del asunto (los estereotipos de lo femenino, Rocío; la diferencia entre estereotipo y arquetipo, Daniel), yo me quedo con el menos relevante, el del término "musa", que Rocío menciona casi incidentalmente al inicio de su artículo:
"A Lope de Vega sus contemporáneos lo llamaban “monstruo de naturaleza” porque compuso más de 300 obras de teatro; y a Sor Juana Inés de la Cruz, cuyas obras completas suman cuatro volúmenes de cuatrocientas páginas cada uno, la llamaban “la Décima Musa”. ¿Musa? ¿Por qué?, ¿acaso no era ella la que cogía la pluma y se manchaba los dedos de tinta? Pues sí, pero como en ese entonces una mujer que sabía latín tenía mal fin, los detentores de lo que podría llamarse el marketing literario de la época, no supieron sino darle esta nomenclatura poco acertada".A Lope de Vega lo llamaron "monstruo de la naturaleza", como recuerda Rocío, pero también "fénix de los ingenios". Curiosamente, la primera fórmula, la que aparentemente fue acuñada por Cervantes, era más irónica que elogiosa. El verdadero elogio para Lope de Vega era el otro sobrenombre: "fénix de los ingenios". A sor Juana Inés de la Cruz la llamaron "la décima musa" y también la llamaron de otro modo: "fénix de América". Ese era un elogio mayor por la referencia a Lope de Vega: a sor Juana se le consideró el par americano de Lope.
Lo de "musa" es más interesante. Yo mismo detesto encontrar, incluso hoy, lugares y textos donde ciertos escritores hablan de sus "musas" e incluso recurren a ese término para referirse a colegas escritoras, cuyo valor como autoras es reducido, así, en beneficio de su imagen como inspiradoras pasivas para el arte de los hombres. Pero eso no debe llevarnos a suponer que "musa" ha sido siempre una etiqueta para reducir o marginar a la mujer en el mundo de las artes.
Las musas clásicas, a las que sin duda aludían quienes llamaban a sor Juana "décima musa", no eran mujeres inermes, pasivas y congeladas que sólo sirvieran para activar el genio masculino: eran figuras eróticas, sí, y maternales también, pero ambas cosas en cuanto tenían de activas y creadoras: eran protectoras de las artes y presidían sobre los artistas; eran artistas ellas mismas: las musas de la música (en un principio todas lo eran) no sólo inspiraban canciones: las componían en instrumentos que ellas mismas inventaban para luego regalar a los seres humanos.
Algo más: cuando españoles y mexicanos se referían a sor Juana como la "décima musa", estaban haciendo, de paso, una referencia doble: no sólo a las musas clásicas, sino a una persona de carne y hueso, Safo de Lesbos, a quien Platón había llamado, justamente, "la décima musa". ¿Cuál es la naturaleza de esa referencia? Se trataba de otorgar un lugar a sor Juana por encima de todos los poetas vivos de su tiempo, hasta el punto que su talento igualaba o superaba al de la antigua "décima musa", Safo, con lo cual, casi literalmente, se colocaba a sor Juana en el ansiado Parnaso del mundo clásico. En resumen: el elogio consistía en referirse a sor Juana como un ser humano divino.
Que la mayor parte de sus contemporáneos no pensara eso, es otro asunto; pero quienes la llamaron "décima musa" no pudieron elegir una manera más significativa de realzar la insigne posición de la mexicana en el mundo de las letras de su tiempo.
Fotomontaje gfp.
5 comentarios:
Hola:
A veces la única musa y la más sensata es la necesidad.
Alan Luna
Iván Thays ya lo habìa dicho en Moleskine, que mientras más interesante es un tema literario de discusión menos gente le hace caso y menos gente comenta. Aquí otro ejemplo. Pero si sacas un post diciendo que Aguirre es mejor que Iparraguirre tendrás mil anónimos comentando.
Probable es que el nivel promedio de tus comentaristas no alcanza a comentar por desconocimiento temático, ignorancia, desinterés y un sinfín de etcéteras.
O, probablemete amigos esteban r.s. y palomino nauthil es que la discusion nacio coja en la "medida" (ya que de cojera hablamos) que la critica confesional es bastante limitada. Y no veo el porque de "peyorativizar" una posible discusion entre dos escritores, cualesquiera sea sus nombres. Me pareceria mucho mas interesante que preguntarnos porque en la obra de Borges el universo femenino (personajes mujeres) es tan limitado. Pucha.... me parece tan pero tan trillado y extraliterario y justo hoy en dia con esa extraordinaria cantidad de escritores mujeres que vemos en las librerias hay tanto que comentar!!
Esteban r.s.: creo que en este caso parte de la culpa es de Daniel Salas y de Silva, que se han abstenido de echarle más leña al fuego.
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