Autor de El castillo, de hotelito en hotelito
Acaso es el gusto por los enormes contrastes o el placer de la ironía o las paradojas desmesuradas el que nos lleva a señalar con frecuencia, junto a los méritos intelectuales o estéticos de los grandes escritores, las limitaciones (ciertas o falsas) de sus biografías.
Decimos entonces que Jules Verne nunca viajó fuera de su tierra, que Immanuel Kant jamás visitó un gran museo, que Robert Walser fue siempre despreciado por sus contemporáneos, o que Jorge Luis Borges no conoció el sexo, etc.
De Franz Kafka, curiosamente, se han dicho todas esas cosas: la leyenda asegura que era un autor desconocido para sus coetáneos, que jamás se enamoró o consumó sus escasos amores, que no puso un pie fuera de Praga, etc.
Todas esas cosas podrían ser ciertas, pero ocurre que son falsas: Kafka era un escritor apreciado en una de las tertulias más importantes de Europa, la que se reunía en el Café Arco de Praga; libros como La metamorfosis no pasaron desapercibidos en su tiempo; si sólo fingió amar a Felice Bauer, es bastante claro que tuvo relaciones íntimas con ella, y que amó a Milena Jesenska; y viajó mucho, dentro y fuera de su país, sobre todo en compañía de quien luego sería su albacea y el salvador de su obra, Max Brod.
Sobre esto último, el fotógrafo Jan Jindra ha encabezado un curioso proyecto llamado Los viajes de Kafka: una larga serie de excursiones que siguen las rutas de los viajes de Kafka y Brod tanto dentro de la antigua Checoslovaquia como por los otros países que visitarion juntos: Alemania, Francia, Italia y Suiza, al menos.
En cada escala, Jindra toma fotorgafías en blanco y negro de los sitios que sirvieron de estación a los viajeros, y, según cuenta, en la mayoría de los casos sorprende a los dueños de las casas y los hoteles con la noticia de que, décadas atrás, alguno de los hombrecitos desapercibidos que sus padres o sus abuelos alojaron entre esas paredes, era Franz Kafka.
Dato llamativo: Kafka, sujeto de gran curiosidad, solía hacer viajecillos en motocicleta con un tío suyo, seguir regímenes alimenticios peculiares --incluyendo dietas vegetarianas--, asistir a shows de danza moderna, al cine y a espectáculos aéreos. Pensar que si él mismo hubiera registrado todas esas aventuras sobre el papel, Walter Salles habría podido hacer sus Diarios de motocicleta sobre Kafka, en lugar del ensimismado Che Guevara.
PD: les recomiendo esta página excelente sobre Kafka.
Imagen: fotografìa de Jan Jindra, hotel de Lucerna, Suiza.
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3 comentarios:
Los relatos de Kafka muchas veces tienen esos personajes que viajan kilòmetros de kilòmetros pero igual no llegan a ninguna parte, como los mensajeros del cuento de la Muralla China.
De el "Introducción a Kafka" uno se lleva la impresión de que él debía haber sido un tipo insoportablemente nervioso. Sinceramente no recuerdo que mencionaran que era un personaje apreciado de la tertulia de Praga.
Hola soy Judita Matyasova, colega de Sr. Jan Jindra, autor del proyecto de Viajes de Kafka. Me alegro que publicas informaciones sobre nuestro proyecto en tu pagina. Me gustaria escribirte directamente, pero no encontre ningun email en esta pagina. Si quieres, contactame en Skype: kafkaproject o mi email: franzk@centrum.cz
gracias,
judita
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