Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Prada, es mi novela española preferida de los años noventa: cómica y trágica, aventurera, políticamente molesta y tan incómoda como divertida, es lo más cervantino que se puede hallar a mano en la narrativa peninsular reciente, y, si bien De Prada no ha repetido el plato con sus libros posteriores, tengo la impresión de que es sólo cuestión de tiempo para que les dé a sus lectores otro poco de esa maestría (quizá ya lo hizo: no he leído su novela más reciente, El séptimo velo).
Hay en Las máscaras del héroe un pasaje estupendo, por su ironía y su sentido del humor, en el que un jovencísimo Jorge Luis Borges, todavía ultraísta, ya anciano de ánimo pero aún señorito de disposición, es llevado por sus amigos de tertulia en Madrid a un burdel, y forzado a aproximarse donde una de las prostitutas: su respuesta es un semicolapso nervioso, una marejada de sudores fríos, un tartamudeo timidón y por fin, para que quede clara su poca inclinación al intercambio sexual, o por lo menos al trato de lupanar, una serie de arcadas y un vómito incontenible.
Uno de los mejores cuentos de Isaac Bashevis Singer se titula "Un amigo de Kafka" (Singer escribía en yidish, yo lo he leído en la traducción inglesa que él mismo hizo junto a Elizabeth Shub: "A Friend of Kafka").
El cuento, como su título anuncia, no tiene por protagonista a Kafka, sino a otro personaje: un decadente y envejecido actor, ya jubilado, que vive de su memoria, confunde sus recuerdos y acaba siempre por remitir los relatos de su historia personal a su amistad de hace años con Franz Kafka. Una de las historias que ese personaje rememora es la de una ocasión en que los escritores de la tertulia praguense de la que Kafka formaba parte decidieron llevar al enfermizo y solitario Franz a un prostíbulo. El actor, protagonista del cuento de Singer, relata así la escena (la traducción es mía):
"Subimos por la escalera destartalada. Abrí la puerta y lo que vimos parecía un escenario teatral: las putas, los cafichos, los clientes, la madam. Nunca olvidaré ese momento. Kafka empezó a temblar y se colgó de mi solapa. Luego se volteó y salió corriendo escaleras abajo tan rápidamente que temí que se rompiera una pierna. Una vez en la calle, se detuvo y vomitó como un chiquillo de colegio. En el camino de regreso pasamos por una vieja sinagoga y Kafka comenzó a hablar acerca del golem. Kafka creía en el golem, e incluso creía que el futuro bien podía depararnos otro".Sería interesante, claro, revisar la coincidencia entre Borges y Kafka que queda transparente en el final de la cita: Borges, como sabemos, escribió mucho sobre el golem, y también imaginó de alguna forma la posibilidad de un golem que se repitiera y regresara, no una vez, sino infinitamente. "Las ruinas circulares" parece jugar de alguna manera con esa idea.
Pero yo soy demasiado flojo para hacer eso: prefiero llevármela fácil y subrayar sólo la coincidencia más clara: Juan Manuel de Prada tiene que haber leído el cuento de Singer, y el pasaje de Borges en el burdel, en Las máscaras del héroe, tiene que ser una extrapolación de esta historia del escritor polaco-americano.
En el cuento de Singer, el actor, el amigo de Kafka, cuenta que se ha vuelto impotente y, como hace siempre, de inmediato establece una comparación entre ese problema suyo y la vida de su ahora célebre amigo:
"Kafka, joven como era, estaba poseído por las mismas inhibiciones que me atormentan en la vejez. Eran un obstáculo para él en cualquier cosa que hacía: en el sexo tanto como en la escritura. Buscaba desesperadamente el amor pero también huía de él".Singer, a través de su personaje, construye a un Kafka en quien la conciencia y la inconsciencia de sus propios traumas, la dinámica entre entender sus problemas psíquicos y someterse a ellos, o entre querer superarlos y caer víctima de ellos, a cada instante, se vuelve a la vez dos cosas: una forma de flagelación masoquista y el origen de su creatividad.
El personaje de Singer hace de ello el rasgo humano definitivo: Kafka, dice, era un genio porque era "el Homo Sapiens en su más alto grado de autotortura": siempre yendo al burdel pero sabiendo siempre que terminará por vomitar; no escribiendo para exorcizar, sino para herirse... ¿Se puede decir lo mismo de Borges?
Imágenes: Singer y Kafka.
9 comentarios:
Estela Canto se llamaba la pareja de Borges que publicó un libro ("Borges a Contraluz") en el que decía que Borges jamás tuvo relaciones sexuales con ella y que ella suponía que no las había tenido con nadie. Para Borges el sexo era una cosa terrible y abominable y aunque casi nunca habla de eso en su obra, cuando lo hace es muy fuerte. En El evangelio según San Marcos se ve eso. También en Emma Zunz y en Ulrica.
Esa puede ser una coincidencia delatora. ¿Cómo así aparece Borges en la novela de Juan Manuel De Prada? ¿Es una novela sobre escritores? ¿Se consigue en el Perú?
O sea que los dos eran genios y ademas estaban locos de remate. Pero hay varios que reaccionarian igual y no puden escribir ni su direccion.
Hola Anónimo. Lo que dices parece cierto pero creo que no lo es. La reacción de Borges o Kafka frente a sus desencuentros con el mundo no es el vómito sino la escritura. Ahí es donde reelaboran sus problemas. Lo que pasa es que hay otros que vomitan libros. Pero esos no son genios sino gente que debería tomarse una sal de Andrews antes de sentarse al escritorio :)
Pero toda escritura sincera tiene algo de vomito en el sentido que es inmediata y refleja. Claro eso no puede ser todo.
Perdonen el desvío del tema, pero quiero aprovechar la mención a Singer, para dejar una de sus más célebres frases en defensa de los derechos de los animales (al igual que lo que pasa con Coetzee, es un tema frecuente en sus relatos):
"In relation to animals, all people are Nazis; for the animals, it is an eternal Treblinka."
(Isaac Bashevis Singer)
Singer era defensor de los animales? Primera noticia! Y escribió ficción sobre eso?
Gustavo, a ver, franqueate, que rollazo tienes contra V. Coral?
Creo que tu blog baja de nivel cuando tratas, hablas, asocias, y en fin, jodes a este personaje, dandole una importancia que en realidad no tiene.
Entonces como que a uno se le termina de aclarar el panorama: 1.las guerritas las empiezas tu y
2. le das una importancia al asunto que raya en la intolerancia (de tu parte)
P.d. : La pelicula BORAT de Sacha Baron Cohen me parecio recontra mala.
Me siento identificado con Kafka.
Publicar un comentario