Una de las varias cosas buenas que estas semanas en Middlebury me han brindado ha sido la oportunidad de conocer a dos nuevos amigos cubanos: Esther Hernández, profesora de teatro del Claremont McKenna College, de California, y su pareja, el poeta Néstor Díaz de Villegas.
Los dos son una fuente inacabable de historias: historias de Cuba, sobre todo, de la vida cotidiana en el eterno régimen de Fidel Castro: tanto Néstor como Esther nacieron ya con la dictadura en el poder, y Néstor pasó cinco años de su vida en una cárcel cubana por haber escrito un poema que no le pareció correcto a los árbitros de la revolución. Un solo poema. Y él tenía apenas dieciocho años de edad.
Néstor, escritor de opinión para el Miami Herald, la revista Letras Libres y el sitio web Cuba Encuentro, es además uno de los fundadores de la bitácora más leída de la blogósfera cubana: Penúltimos Días, que acaba de cumplir un año de nacida y que les quiero recomendar de todo corazón: es polémica y es debatible --como son todas las cosas inteligentes-- y tiene muchos artículos de enorme calidad (por ejemplo, los del mismo Néstor, los del novelista José Manuel Prieto, o los de Ernesto Hernández Busto, quien dirige el sitio).
El nombre del blog, por cierto, Penúltimos Días, es una alusión al inacabable, al inasible, al siempre esperado fin que nunca llega (pero que ha de llegar: nadie se muere en la víspera, aunque algunas vísperas parezcan interminables): el fin del dictador cubano.
Los invito a leer un par de esos artículos: este en el que Néstor hace un balance del primer año del blog y este otro en el que escribe sobre el asunto de "La Raza" en el contexto de la ciudad donde él vive: Los Angeles. Y, por si acaso, por adelantado y sin permiso del autor, copio aquí debajo un poema suyo también aparecido en Penúltimos Días:
Narciso
En la boca virada por los años
en la torva mirada del Alzheimer
en el casco o pezuña desgastada
en el mono de Adidas y en la sangre
en la mano, en la uña y en el ganglio
en el diente postizo y en la barba
en el gris verdeolivo de la plancha
en la mancha de viejo y en el cáncer
en el paso inseguro y en el saco
lleno de polvo y mierda enamorada
en el pelo canoso y en la franja
en la risa, en la grieta y en la zanja
en el culo, en el colon y en la próstata
bocabajo, de frente y de espaldas
pronunciando el discurso de un apóstata
la soberbia chochera iconoclasta
en la pata del diablo y en la casta
en el culo, en el casco y en la tranca
en la cerviz de atleta que remanga
en el rayo de artista que descarga
su fogón itifálico en la Patria
de los tres trozos clásicos de caña
en el yayay, la yaya y en la ñáñara
de este muerto que en vida te acompaña
mírate Cuba y húndete en sus aguas.
8 comentarios:
uhmmmm poema facilón. las letanías son las más primarias en poesía.
Viva Fidel
Nunca escasea el comentarista idiota que da vivas a los asesinos y celebra las dictaduras que él no tiene que sufrir. Felicidades a los hermanos cubanos por su blog y gracias a Faverón por el enlace.
¡Y excelente poema!
Se nota que las dictaduras las viven los del dizque blog cubano de Miami, por algo están viviendo de EEUU.
Buen poema, un parecido con nuestro Carlos Germán Belli, aunque también una proximidad con Heberto Padilla. ¿O me equivoco?
Belli? con Gioconda Belli será!
Andrea
¿Quién será es primer anónimo, que es tan idiota que descarta un poema por su género? Hmmmm... Se me ocurre un nombre.
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