¿Qué va a hacer Frank Miller con la obra de Will Eisner?
En la nube interminable de autores de cómics para adolescentes --los insoportables cómics de fantasía, los redundantes cómics de superhéroes, los autorreprimidos cómics eróticos para frikis incontinentes--, pocos son los que muestran un talento que vaya más allá de las fórmulas.
Alan Moore es uno, claramente, y también el equipo de Seagle y Kristiansen, que ha engendrado el más interesante y el más underrated Superman de la historia.
Hay otros que destacan no por una originalidad que los saque de lo formulaico, sino por una obnubilada terquedad que los lleva a exacerbar los formulismos hasta límites que, precisamente por absurdos, complacen sobremanera el gusto de los predispuestos al asombro fácil: el team Morrison, Weston & Erskine destaca en esa lista, pero el cabecilla es nítidamente Frank Miller.
También entre los padres de la novela gráfica y en la nómina de los grandes contribuyentes a la formación del género hay muchos que han lidiado afortunadamente con los superhéroes. Will Eisner, el novelista gráfico neoyorquino, por ejemplo, obtuvo su fama de la producción serial de una historia de superhéroes: The Spirit, nacida a fines de los años treinta y más o menos muerta en los setenta (otros la continuaron sin mayor fortuna).
Eisner es un ornitorrinco en la genealogía de los superhéroes: las historias de The Spirit eran, al principio, relatos bastante previsibles y sin atractivo temático: intrigas que se resuelven en un dos por tres y se sostienen enteramente en la versatilidad del dibujo y la dinámica visual de las páginas de Eisner --versatilidad y dinámica que con el tiempo se harían míticas-- pero no en ningún interés de contenido.
Esa situación cambió más adelante, según se fue dejando sentir en las páginas de The Spirit el tipo de preocupación que se habría de apropiar del trabajo de Eisner en su segunda época, a partir de los años setenta, cuando hace el delicado traslado del mundo de los superhéroes al de las novelas gráficas: Eisner se llevó consigo al nuevo territorio la incomparable agilidad de estilo de sus viejas tiras cómicas y echó mano de ella para escribir y dibujar estupendas novelas sobre New York (como Auster, Eisner tiene una célebre trilogía de la Gran Manzana, aunque su centro está más hacia Brooklyn que hacia Manhattan), y novelas sobre la experiencia de la migración, sobre el antisemitismo de la primera mitad del siglo y sus orígenes históricos, sobre la picaresca del New York callejero y del Londres de Dickens, al que vuelve incluso más infernal y desalmado, etc.
Como en los mejores relatos de The Spirit (los tardíos), las inteligentes novelas gráficas de Eisner conservar un rasgo permanente: son historias sobre ética y justicia, sobre la reparación del daño y la reivindicación de las iniquidades, y no se suman nunca a la tradición de las abrasivas y fascistoides efusiones de ilegítima superioridad moral que pueblan por lo común el mundo de los superhéroes.
Ahora, Frank Miller, el autor de cómics más radicalmente opuesto al espíritu de Eisner (y a El Espíritu de Eisner), el obseso de la fuerza bruta, la misoginia y el machismo, está dirigiendo la adaptación cinematográfica de The Spirit. ¿Qué cabe esperar de ella?
Me temo que poco más que una película mediocre y poco menos que una absoluta traición al autor original. Sé perfectamente que todo adaptador tiene el derecho y casi la obligación de traicionar a su fuente; no me refiero a eso. No me refiero a las libertades creativas y recreadoras que Miller se pueda tomar. Me refiero al desastrozo destino de una obra de espíritu democrático y liberal --en el ancho sentido anglosajón-- puesta en manos de alguien que no suele preocuparse ni por lo uno ni por lo otro.
Y más aun: me refiero a la pena de ver el trabajo de un genio del humor contemporáneo dejado a la voluntad de alguien que, como Miller, parece incapaz de tomar la menor distancia irónica ante sus historias, sus temas y sus personajes.
Eso sí: punto a favor de la adaptación de Miller es la inclusión en el reparto de Eva Mendes (como Sand Seref) y Scarlett Johansson (como Silken Floss). Por eso me he permitido colocarlas a ambas junto al enmascarado The Spirit en la imagen que ilustra este post, un fontomontaje mío basado, claro, en un dibujo de Eisner (quien murió en el año 2005).
Dibujo y fotomontaje: gfp (sobre dibujo de Will Eisner).
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5 comentarios:
Así que eras buen dibujante. Nunca he leído The Spirit. ¿Circulaba en el Perú?
...también cocina, lava, hace crítica literaria, plancha..
"The Spirit" es además un giro al género de "personajes con disfraces" (como se conocía al género en sus inicios) en sus raíces mismas: el Zorro y su bendito antifaz (cuya versión fílmica inspiró a la generación de Siegel, Shuster y, por supuesto, Bob Kahn, luego, Kane).
Cuenta el propio Eisner que al dibujar a Spirit por primera vez por encargo, le pidieron que lleve un disfraz, y debido al apuro por presentar su trabajo sólo se le ocurrió colocarle un antifaz.
Por tus comentarios sobre historieta, veo que aprecias más la meta-ficción que a los géneros mismos como tales. No está mal, pero habría que darle el beneficio de la duda a Miller. Supongo que un gran cuestionamiento podría ser: ¿qué se puede esperar de una adaptación hecha por Mickey Spillane (Miller) de una obra de Faulkner (Eisner)?...
Personalmente, me interesa ver el resultado. A esperar prudentemente y lo más probable es que se trate de "Miller's Spirit" y no del de Eisner, ¿no?
¿Has podido revisar los "Spirit" de Darwyn Cooke publicados por la DC últimamente (el primero - el crossover con Batman - recibió un premio Eisner, curiosamente)?
Raschid
Hola, Raschid. No, no he leído lo de Cooke. ¿Lo recomiendas?
Lo recomiendo, pero con la salvedad que mejor consigas el primer número (el crossover entre Batman y Spirit). Si no te gusta, se lo puedes pasar a un fanático "completista" del señor oscuro.
El estilo de Cooke parecido a los humoristas gráficos de la época de difusión masiva de revistas para varones o mujeres de la clase media de los años 40 o 50 permite re-crear muy bien al personaje de Eisner. Lo mejor de todo es que Cooke se ha propuesto sólo sacar 12 números de su "Spirit".
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