4.10.07

La flota inexistente

Una respuesta oportuna a cierto artículo de Santiago Roncagliolo

Alguien me llamó la atención sobre un artículo de Santiago Roncagliolo aparecido ayer en el diario madrileño El País. Bajo el título "El Perú se está mudando", el texto de Roncagliolo quiere ser un panorama de la narrativa peruana reciente y pretende explicarla como la consecuencia de una confrontación entre la concepción arguediana de la novela y su contraparte vargasllosiana, al cabo de la cual la segunda habría "derrotado" a la primera.

Pensé en escibir algo al respecto, sobre todo porque me interesaba señalar cuán arbitraria, desinformada y reduccionista es la forma en que Roncagliolo trata el tema: en el extremo de la superficialidad, declara que Vargas Llosa ha triunfado en el "duelo" con Arguedas porque hoy en día el arequipeño tiene más lectores en el extranjero que el andahuaylino.

(Eso para no mencionar otras reducciones, como la que comete cuando señala que, de los casi 70 mil muertos de la violencia política peruana, "la cifra de bajas fue muy similar de ambas partes". Roncagliolo, quien, según leo, ha escrito un libro sobre Abimael Guzmán, debería saber que la enorme mayoría de los peruanos muertos en esa guerra ni formaban parte de Sendero Luminoso ni defendían al Estado: fueron simplemente víctimas de abusos infligidos desde cualquier orilla. No hay por qué inventarse un perfecto binarismo; ni en esto ni en la historia de nuestra narrativa, donde Vargas Llosa y Arguedas tampoco han sido opciones únicas).

En fin, la cosa es que ya no me resulta necesario comentar el artículo, porque alguien se me ha adelantado con muy buenos argumentos: Fernando Rivera Díaz --a quien no creo conoceer en persona pero de quien sé que es un escritor y crítico peruano, doctorado en Princeton y ahora profesor de Tulane University, en New Orleans-- me ha enviado un artículo de respuesta al texto de Roncagliolo. Lo copio a continuación.

La flota inexistente o las ideologías navales de la literatura
Por Fernando Rivera

En un artículo publicado ayer 3 de octubre en El País de España, “El Perú se está mudando”, el escritor Santiago Roncagliolo, ha construido una breve historia de la narrativa peruana contemporánea para situar a la generación más reciente de escritores a la cual él pertenece. Esta historia la construye como un campo de batalla en el que se enfrentan dos flotas navales encabezadas por los buques insignia José María Arguedas y Mario Vargas Llosa; historia esquemática y maniquea, desinformada y hasta mostrando cierta ignorancia, llena de muchas imprecisiones y sobre todo cargada de una ideología conservadora de lo literario, que trae como resultado la borradura y reescritura reduccionistas de la narrativa peruana contemporánea. Me veo entonces obligado a hacer algunas aclaraciones.

Desde el inicio Roncagliolo se refiere a dos buques insignia que “no dejaron de bombardearse mutuamente”. Y aquí incurre en una falsedad, jamás hubo una confrontación entre Arguedas y Vargas Llosa, había más bien hasta ese entonces, fines de los sesenta en que se suicida Arguedas, admiración y gran respeto mutuo. Lo manifiesta así Vargas Llosa en la Utopía arcaica (“relación entrañable”, dice) y el propio Arguedas en su correspondencia a Vargas Llosa a quien le dice considerarlo como al hijo que ha cumplido las expectativas y sueños de los padres. Entonces, no hubo “duelo entre ambos”, lo que sí se originó después fue una confrontación de estos dos escritores y de las ideologías de lo literario que representaban cada uno, hecha por los lectores y algunos sectores de la crítica en el Perú, confrontación ya casi sin vigencia real hoy en día, pero que todavía se sigue haciendo como lo demuestra el artículo de Roncagliolo.

Por otro lado, señala en este artículo que la batalla la ganó Vargas Llosa porque los libros de Arguedas “tras el derrumbe de la izquierda política fueron perdiendo visibilidad internacional”. Bueno, sabemos que estos dos escritores, de izquierda ambos en aquella época (Vargas Llosa no era “liberal” en los sesentas), no lograron tener éxito por recibir el respaldo de la “izquierda política” (que desde Mariátegui no había ejercido la crítica literaria en el Perú y muy poco en Latinoamérica, ni periodística ni académica, ni tampoco había tenido mucha incidencia en el campo editorial), sino por la calidad y novedad de sus proyectos narrativos, claro, si exceptuamos el apoyo que recibieron ambos del aparato cultural de la revolución cubana.

Y con respecto a la “visibilidad internacional” que pueda tener hoy en día la obra de Arguedas, y sabemos que la cuestión de la visibilidad tiene que ver con los ojos con que se mira, es decir con la ideología que proyecta esa mirada, no hay casi escritores contemporáneos a Arguedas (Onetti, Rulfo, Otero, Roa Bastos, y otros) que tengan más “visibilidad” que éste. Una de prueba de su “visibilidad” está en las ediciones recientes de sus obras en distintos países: Yawar fiesta. La Coruña: Ediciones del Viento, 2006; Los ríos profundos. Buenos Aires: Losada, 2004; y, Madrid: Cátedra, 6ta edición, 2005. Y agregaría algo más, que la obra de Arguedas tiene una importancia fundamental en el ejercicio de la crítica y la reflexión para pensar el Perú y Latinoamérica, a tal punto, que buena parte de ellas se han fundado y articulado estudiando esta obra (Cornejo Polar, Rowe, Lienhard, Rama, Vargas Llosa, González Echevarría, Moreiras, etc.). Y no se necesita ser crítico ni estudioso para saber de esta “visibilidad internacional”, a no ser que uno esté tremendamente desinformado o padezca de ceguera selectiva.

El asunto de la invisibilidad en la que cae Roncagliolo, se debería más bien, me atrevo a decir, a una ideología de lo literario que alimenta y construye un sistema de la literatura mundial (si esto es posible, y no en el sentido de Franco Moretti o Pascale Casanova), afincada en nociones teleológicas de “desarrollismo”, “tecnología” y “valor de cambio”; en la reificación de algunos “modelos” de la literatura occidental (aún en su negación) para su formulación estética; y en una falsa noción de autonomía: la literatura sólo debe hablar de los temas de la literatura, no de política, de culturas, etc.; y si lo hace pues que sea de manera ilustrativa y no irruptora; postulando así una noción de neutralidad o independencia profundamente ideológica. Este sistema, sumamente limitado y reduccionista, producido en algunos sectores editoriales, periodísticos y culturales, se asocia por el envés, “visible” a todas luces, a una “dinámica” de la mediatización y la globalización; y por el revés, a una “cosificación” de la literatura (a su posibilidad de consumo como cualidad fundamental), legislada por la política y la ideología del mercado.

Volviendo a Arguedas, no creo que él “se sorprendería al ver que lo más innovador de la literatura peruana es el periodismo”, ni tampoco que lo sea la “mudanza”. Arguedas escribió en El zorro de arriba y el zorro de abajo un novela sobre la migración, que no la “mudanza” (como si los dominicanos, ecuatorianos y peruanos al llegar de sus países a España o Alabama, cambiaran de barrio o de ciudad… bueno, tal vez, algunos), novela donde narrador y personajes dan testimonio y sufren el proceso migratorio, y donde además se confronta y disuelve por momentos la distinción, tan cara a la modernidad (que garantiza su estabilidad) entre ficción y realidad al incorporar diarios en la ficción, y más aún al hacer legible su suicidio como un acontecimiento de la novela, como bien lo señalara tempranamente Vargas Llosa. Y si, por otro lado, la “mudanza” se refiere a escribir sobre otras realidades, pues entonces estamos de vuelta, y toda vuelta o repetición es saludable y sintomática como constante de que somos algo en la reiteración. En ese sentido, el Modernismo latinoamericano tuvo como tema mayor la “mudanza”, y en el Perú están los “Cuentos yanquis” y los “Cuentos chinos” de Valdelomar, y “La novela o la vida” de Mariátegui, para poner un ejemplo de nuestra mudanza anterior.

Finalmente, quiero señalar que hablo desde una perspectiva doble, como escritor y como crítico que estudia la obra de Arguedas, o simplemente desde la perspectiva que dan el ejercicio de la lectura y la escritura. Admiro y respeto profundamente los proyectos narrativos de Vargas Llosa y Arguedas, de los que he aprendido algunas cosas fundamentales sobre la novela y la escritura, pero de los cuales a su vez me siento distante en el quehacer literario. Y por supuesto, cada quien tiene derecho a opinar libremente sobre la literatura, peruana o no, siempre y cuando no parezca que toda la literatura peruana se haya “mudado” al Palacio del Buen Retiro y se dediquen allí a jugar a la guerra.

Fotomontaje gfp.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay bastantes indicios para pensar que Santiago Roncagliolo basa su articulo en el "debate" entre los andinos y criollos que hace cierto tiempo se publicó en Peru21.

Anónimo dijo...

Roncagliolo dice: "El regreso de estos autores a los temas sociales ha tardado más de dos décadas." Yo tenía entendido que en esas dos décadas la producción de literatura sobre la violencia nunca paró. Quizás no se publicó; o si se publicó, no se le promocionó ni salió a las librerías. ¿Está Roncagliolo equivocado?

Miguel Rivera dijo...

Muy bueno el artículo de Fernando Rivera (¡si me hubiera quedado en New Orleans un año más, lo habría conocido!).
Una cosa que vale la pena señalar es un dato que da Roncagliolo sobre ambos escritores: Vargas Llosa es blanco, Arguedas era mestizo. Sobre la condición de blanco de Vargas Llosa, bastaría recordar el ensayo en el que él cuenta cómo descubrió que, en Inglaterra, él era negro. Y Arguedas, por lo que he leído, tenía ojos azules. Roncagliolo ve a Vargas Llosa y Arguedas blanco y mestizo, respectivamente, debido a sus respectivas posiciones ideológicas o sus lugares de origen.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Lo que dice Roncagliolo sobre el supuesto alejamiento de "los criollos" del tema de la violencia política durante más de 20 años es completamente falso. Hay que recordar que la narrativa sobre el conflicto armado en el Perú comienza con un cuento de Ampuero a princiìos de los 80´s. Y los ochentas y noventas son la época de escritura y/o publicación de "Historia de Mayta" y "Lituma en los Andes", de Vargas Llosa; de "Adiós, Ayacucho", de Ortega; de "El muro de Berlín" de Hinostroza; de los cuentos sobre la violencia de Guillermo Niño de Guzmán, etc, etc. Lo que pasa es que, no importa cuántas veces le demuestren a Roncagliolo que un millón de personas tocaron el tema durante esos años, él insiste en decir que pocos lo hicieron hasta la aparición de su "Abril rojo". Esa fue la línea mil veces repetida durante la campaña publicitaria de la novela, y Roncagliolo no parece muy interesado en modificarla.

Anónimo dijo...

No entiendo. 1.- Si es tan obvio, ¿cómo es posible que lo pase por alto? 2.- Con la cantidad de entrevistas que le deben haber hecho a este pata, ¿a nadie se le a ocurrido pedirle que aclare esto?

Anónimo dijo...

La óptica bivalente o binaria no es patrimonio de los "marxistas", muchos "liberales" utilizan la misma lógica que critican y llegan a conclusiones tan absurdas que parecen hechas tendenciosamente, es decir, el artículo sugiere una superioridad de uno sobre otro, además, como acota otro comentario, el aspecto físico de Arguedas era más "blanco" que Vargas, y ambos son provincianos, en fin. Interpretar la realidad desde perspectivas reduccionistas vengan donde vengan entorpece el crecimiento de nuestra literatura y de la crítica literaria, una versión light de esa óptica es Roncagliolo, la versión dura sería Ñaupari...

Anónimo dijo...

Roncagliolo: "Y por supuesto, cuesta encajar a Daniel Alarcón."

cuesta, cuesta

Vicky dijo...

"Sobre el tema en sí ("La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso", como reza el subtítulo), declara enfáticamente: "¿Por qué un reportaje sobre Guzmán? Porque vende. O porque yo creo que vende. O porque es lo único que puedo vender. Siempre he sido un mercenario de las palabras". (declaraciones de Roncagliolo segun lo transcribe zona de noticias, blog de Paolo de Lima del sábado 29 de septiembre del 2007).

Al leer ésto, me pregunté ¿qué es ésto? Osea, nomás porque vende. Y ahora, ¿para poder seguir vendiendo, no duda en tergiversar la historia, de acuerdo a lo que le convenga a la publicidad de su obra? Y estamos frente a un joven que se supone ve las cosas con más frescura, con más criticismo de la herencia social que el destino le ha deparado. No quiero sumarme al cargamontón por sus declaraciones, lejos de mí hacer éso, pero pienso que no merecemos ser representados internacionalmente por una persona que va a condicionar sus declaraciones en base a intereses subalternos.

Anónimo dijo...

Es una pena que un escritor joven como Rncagliolo esté demostrando ahora abiertamente lo que fue siempre: un oportunista de la literatura. Sus novelas son malas. Su famoso abril rojo es un trhiller sobre la guerra subversiva, no se puede banalizar d esa manera un tema tan delicado, Reynoso se lo dijo claramente. Pero para el poportunismo de Roncagliolo no hay límites. Ahora esta escribiendo una novela sobre Abimael Guzman ¿Le interesa la literatura? No. Escribe sobre ese tema porque se tipo de libros interean, venden en España. Ahora se ha dado cuenta, en su carrera oportunista, que si quiere tener poder y audiencia en lengua española tiene que pasarle la franela a Mario Vargas Llosa, uno de los hombres con más poder en la linteratura en lengua española. ¿Que dirá tu buen padre, cuándo vea tu oporunismo, Santiago? No se trata de echar lodo sobre un joven escritor, pero él mismo se está quitando el antifaz.

Anónimo dijo...

Sería peor que Roncagliolo no reconociera que lo suyo es más que nada una carrera profesional. Pero, ¿no les parece que las declaraciones que postea Vicky de alguna forma aclaran por qué se hace el sordo y sigue diciendo que él es uno de los primeritos en hablar de la violencia?

Anónimo dijo...

Ay Gstavo, otra vez demostrando tu famosa envidia de Roncagliolo. Todos recordamos la triste historia de la reseña insultante que le hiciste a Pudor y que no pudiste publicar en la revista Lateral. Eso te dolió en el alma y ahora cada vez que puedes atacas al exitoso narrador. Y como no!, vas a censurar este comentario, hazlo, igual todos en Lima comentamos tu envidia odiosa.

Anónimo dijo...

Gustavo: en reciente entrevista (creo que en caretas) Santiago aseguró que escribía sobre Abimael porque nadie lo había hecho antes.

Buscaré la cita y el link para hablar con propiedad, pero supongo que tampoco es la primera vez que ha dicho algo así.
Saludos. Buen blog.

Carlos

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Pues yo acabo de terminar de leer un libro de Simon Strong sobre Abimael Guzmán y SL. Es de hace muchos años, dicho sea de paso. Se llama, simplemente, "Shining Path".

Anónimo dijo...

¿Lo que está haciendo Roncagliolo es una novela, una biografía, novela de no ficción...?

Anónimo dijo...

Y si sigue el dialogo, provinciano, cochabambino. Oh my gosh. La literatura es literatura a secas y no se porque los que nunca escriben les encanta bombadearla, segmentandola.

Anónimo dijo...

Todo lo contrario, anónimo; lo que se está criticando ahora es justamente a alguien que ve divisiones donde no las hay.

Anónimo dijo...

¿Cómo está eso de que no se puede "banalizar" algo relacionado con la lucha contra Sendero...? ¿Quiere decir Reynoso que la novela de Roncagliolo es "banal", en todo o en parte? ¿A qué se refiere exactamente?
Desde hace mucho tiempo se ha aceptado como válido el tratamiento
de temas semejantes, no solo de forma tangencial sino incluso satírica. Es la prerrogativa del autor poner el toque personal a su obra, aunque sea un tema tan doloroso. Reynoso debió vomitar entonces cuando vio "M.A.S.H."
(1,970) de Robert Altman o "La vita e bella" (1,997) de Roberto Benigni. Si las ha visto, claro.

Anónimo dijo...

Banalizar no es tratar algo con humor, banalizar ni siquiera es tratar un tema con algo de sentido comercial; banalizar sería, una vez decidido el tema, no tratarlo con la seriedad debida (seriedad no es lo msimo que solemnidad). No he leído esa novela, pero el tema de la vioencia no puedes, por ejemplo, convertirlo en un culebrón con hijos perdidos, novia en silla de ruedas y hermano gemelo maligno. Tendré que leerla para decir exactamente qué está haciendo el Roncayulo.

Anónimo dijo...

YO NO TERMINE DE LEER LA NOVELA ABRIL ROJO DE RONCAGLIOLO. ME PARECIO BANAL Y ABURRIDA. Y PUDOR ME PARECIO UN BUEN PROYECTO, PERO NOVELA NOVELA, NANCY

Anónimo dijo...

Bah. Pero de que se sorprenden. El tio es mas desubicadazo, peor si vende, tiene sello, etc. Que tanta vaina. No hay que ser "envidioso" para darse cuenta de ello. Mas bien habria que ser ciego para no advertir las infulas que se mete este comparito. Fuiiiira de aca!