La farsa y la abstracción del pensamiento
Recuerdo un congreso de la Latin American Studies Association años atrás: el guatemalteco Arturo Arias, quien era entonces presidente de la asociación, en su discurso inaugural ante algunos de sus cinco mil miembros, en un hotel tejano de cinco estrellas donde él ocupaba una suite con pinta de Oficina Oval, se quejaba de la posición de marginal, de postergado, de olvidado por los poderosos, a la que lo había condenado el color de su piel y la tragedia del inconmovible racismo de nuestro mundo.
Arias lamentaba agriamente su invariable desgracia: la condena a la segregación. El hecho de que él presidiera una millonaria asociación profesional y fuera profesor principal y jefe de departamento en una universidad norteamericana no parecía modificar su percepción del asunto, ni lo hacía reflexionar sobre la distancia entre los que se vuelven víctimas de la postergación y los que, de alguna manera, se han sobrepuesto a ella: para Arias, él era un olvidado.
Su invitada de honor esa tarde era otra olvidada: Rigoberta Menchú, funcionaria del gobierno guatemalteco, ganadora del Premio Nobel, autora de best-sellers, artífice de un bochornoso caso de falsificación de la propia biografía, en cuya defensa un millar de intelectuales, en los ochentas y los noventas, quiso convertir la mitomanía en un problema de horizontes culturales.
Sentado allí, sentía yo una sola sensación constante y repetida: estaba presenciando una especie de obra teatral. Arias, demasiado occidental, demasiado académico y demasiado americanizado para sostener solo sobre sus hombros la farsa del indígena marginal, presentaba a Menchú como contraseña de su representatividad y de su vínculo con los postergados; y Menchú, a su vez, tantos años después de desenmascarada, seguía contando la historia de otros como si fuera la historia suya.
Detrás de esas dos apariencias engañosas, se diluía, claro está, la nube numerosa de los otros, los verdaderos marginados: en ellos, tan lejanos, tan invisibles, comenzaba una penosa cadena de representaciones y vicariatos, al cabo de la cual personas como Menchú y Arias, en lugar de favorecer a aquellos a quienes defendían, actuaban como sus mordazas, quitándoles la voz, enmudeciéndolos. Para la mayor parte de la audiencia, ese problema no parecía existir.
La izquierda pop norteamericana necesita creer que todo latinoamericano es o bien un indígena postergado o bien un criollo opresor, de modo que cualquiera con un discurso que suene progresista pasa a ocupar un lugar en la primera zona. El fenómeno no es privativo de los Estados Unidos; existe en todas partes y en el Perú tiene su avatar evidente en el mecanismo por el cual nueve de cada diez escritores de izquierda se autodenominan "andinos" sin que les importe en lo más mínimo que su relación con la cultura de los Andes sea grande o pequeña, próxima o borrosa; y el mismo mecanismo tiene una segunda parte: la atontada obsecuencia con la que casi todos los demás aceptamos esa careta, como si no hubiera en ello una evidente mentira y una usurpación bochornosa.
En la academia americana hay una superabundancia de falsos marginales latinoamericanos, entre otras cosas, porque la inocencia del medio sigue demandando una cierta evidencia palpable de la existencia real de aquellos a quienes se dice defender: personajes públicos como Menchú y académicos como Arias (o escritores como Laura Esquivel, que se viste de indígena mexicana apenas pone un pie en Estados Unidos) son en gran medida vistos como puentes hacia el mundo nativo latinoamericano: si hay un puente, debe de haber algo al otro lado, de modo que su presencia es una suerte de prueba in absentia, como la huella en la arena le demuestra al pionero que los caníbales andan dando vueltas por allí.
La distancia ayuda, claro: una gran parte de los latinoamericanistas de la academia americana conoce América Latina sólo a través de viajecitos de semivacación y documentales de media hora. Pero, ¿cómo es sostenible la falsa representatividad dentro de un medio como el peruano, donde todos sabemos la diferencia entre un poeta limeño y un comunero huancavelicano, o un novelista arequipeño y un concejal de villorrio? ¿Cómo es que nos permitimos seguir confundiendo grupos, colectividades, clases y procedencias étnicas tan gratuitamente, tan absurdamente?
Más preguntas: ¿por qué, en un país como el Perú, donde la izquierda política no ha tenido arraigo popular alguno en dos décadas, se quiere improvisar esta ecuación inoperante según la cual todos los escritores de izquierda son "andinos" y, entonces, biunívocamente, todo lo andino está representado por intelectuales de izquierda? ¿No hay acaso una falsificacion atroz de la realidad en ese gesto paternalista por el cual se quiere retratar lo andino como si fuera un pizarrón monótono en el que todos tienen que escribir con la misma letra y discurrir las mismas ideas? ¿Por qué tenemos que creer que todo lo que escriba el arequipeño Vargas Llosa, por ejemplo, está condenado a sonarle impropio y ajeno a un lector andino y que, en cambio, éste sí se identificará indudablemente con una nouvelle del también arequipeño Oswaldo Reynoso o un cuento del chalaco Dante Castro o una novela del piurano Miguel Gutiérrez?
Hay una contradicción demasiado evidente en quienes asumen conceptos como el de la "heterogeneidad" de Cornejo Polar para luego dividir el universo de la literatura peruana en dos casilleros y enclaustrar a todos nuestros escritores en uno u otro de ellos: "criollos" o "andinos". La noción de "heterogeneidad", con todo lo discutible que pueda ser, es uno de muchos intentos atendibles del postestructuralismo latinoamericano por superar los dualismos y las oposiciones esencialistas del pensamiento anterior; uno de esos esencialismos descabellados es la idea binaria de que hay una cultura que es andina y otra que es criolla, y que cada una genera manifestaciones paralelas y meridianamente diferenciadas, tiene su propio programa y su propio camino en la historia y no se enfrenta a la otra salvo en el terreno de la disputa por la hegemonía política.
No puede uno darse permiso para ser un partidario de la noción de "heterogeneidad" y, al mismo tiempo, articular discursos en los que se describe la literatura peruana como si se estuviera armando dos equipos de fútbol una tarde de domingo (dos equipos que no diferirían en el color de las camisetas, sino en el color de la piel). Quien intenta reconciliar las dos cosas nos da una involutaria demostración de que memorizar libros de teoría no es lo mismo que razonar: una cosa es tener pensamiento abstracto y otra cosa es hacer abstracción del pensamiento.
PD: Un lúcido artículo de Daniel Salas en El Gran Combo Club.
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65 comentarios:
feos contra bonitos, acaso no han visto los cherrys que le hacen en Somos a Daniel F y Herbert Rodríguez?
No estás jugando limpio, pues Gustavo. Llenas tu post con ideas y argumentos. De eso no se trata.
bueno: se nota que acá por lo menos ya no estás hablando del poeta De Lima, era insoportable ver cómo destilabas veneno por un par de cosas que se le dicen a Iván. Es cierto lo que dice tu incondicional, hay muchos personajes que medran con la ideología en EE UU. Tú debes saberlo mejor que nadie, ¿no?, y además, ¿podemos determinar con pruebas que el poeta De Lima hace lo que critican ustedes?
En efecto, la noción de heterogeneidad es tremendamente problemática.
Una razón sencillita: no existe ningún conjunto político homogéneo. La heterogeneidad no distingue a América Latina.
Otra razón sencillita: dentro de un conjunto político hay varios circuitos de producción y consumo. Sin un estudio preciso, no se puede predecir que haya conexión necesaria entre cada uno de ellos y, en el caso de que la hubiera, no podemos decir que sus participantes perciben su interacción en diversos circuitos como una realidad contradictoria.
La heterogeneidad surge claramente desde el punto de vista del que está a fuera, pero para quien está adentro no hay ninguna incoherencia: yo puedo ir a un concierto de Leusemia un día y al día siguiente ir a escuchar a la sinfónica sin que sienta en lo más mínimo que participo de ninguna heterogeneidad. La contradicción no está en mí sino en los prejuicios del que observa. Algo sé del siglo XVI y puedo decir que quienes escribían no se sentían partícipes de ninguna heterogeneidad.
Estos son los temas que deberíamos estar debatiendo. Desafortunadamente, hay quienes han renunciado a la reflexión y, al hacerlo, contribuyen precisamente a perpetuar la marginación y la pobreza. Es muy triste.
Anónimo de las 7:24 p.m:
"¿podemos determinar con pruebas que el poeta De Lima hace lo que critican ustedes?"
¿¿Has leído el blog de De Lima??
y en ese fastuoso congreso literario, tú en qué covacha te hospedaste?
lo que pasa es que paolo de lima es heterogéneo en sí mismo: tiene el corazón militante, el estómago burgués, la sed proletaria y la billetera con plata confiscada a los poderosos. Joder! cómo no enloquecer con eso!
¿Quién es el hipermétrope que considera que Alfredo Bryce es bonito? No hombre,eso de bonitos-feos está mal, fuera de lugar.Peleen correctamente, como caballeros peruanazos, bien arcádicos y cebicheros.
Este es uno de esos casos donde no se puede poner en tela de juicio los argumentos, sino la mismísima razón de ser del post. Cuando Faverón afirma "nueve de cada diez..." lo hace de modo tan arbitrario y abusivo, que no cree necesario referirse específicamente a nadie. La acusación es por lo tanto vaga y parece que, en efecto, nace de una alturada respuesta que De Lima le hace a Thays a propósito de una de sus cuantiosas necedades.
Otra cosa. ¿A qué llama Faverón izquierda pop? ¿Será la izquierda caviar de vuelo mundial? ¿Los pobres tontos, los ingenuos gringos que no han leído más que a Chomski y que observan la realidad del tercer mundo con ojo paternalista, esos privilegiados que no tienen nada en el cerebro y que con tanta saña caricaturiza gente tan admirable como Ann Coulter? Semejante estereotipo es digno de un post deleznable.
"hay muchos personajes que medran con la ideología en EE UU. Tú debes saberlo mejor que nadie, ¿no?"
AMEN, HERMANOS
El lugar de nacimiento puede ser también engañoso. Yo no estoy tan seguro de llamar novelistas arequipeños ni a Reynoso ni a VLL, en el sentido de que ninguno hizo su carrera en la Ciudad Blanca. Ni siquiera la universidad la hicieron allá. (Dato al margen, el que si la hizo allá y fue un animador cultural importantísimo antes de irse a Lima fue Cornejo Polar). El caso es que no me viene a la mente un nombre claro para llamar representante de la novela arequipeña, entendida como producida desde allá, por un autor identificado (marcado?) por la situación cultural de ese lugar. Tal vez Inka Trail, de Chanove, o Invencible como tu figura, de Rivera, sean novelas más dignas de lamarse arequipeñas. Tal vez un escritor más arequipeño sea Gutiérrez, que también hizo movida y media antes de irse a Lima, y creo que él nació en Puno. Entonces, lo que quiero decir, es que el asunto de las "pertenencias" es muy engorroso, y a veces hasta ocioso. Lo que no quita que la información sobre todas las literaturas del Perú (geográfica, social y culturalmente hablando) necesita con urgencia ser conocida, simplemente porque no se la conoce, y se sigue escribiendo libros, evaluando, canonizando, sin considerar el aporte del conjunto y perdiendo nuestra riqueza completa.
carlos
Disculpe que use su blog para comentar otro pero el señor Paolo de Lima no acepta comentarios en el suyo. Y como Usted se refiere a él en este post me pareció buena idea comentar aquí. En su blog Zona de Noticias Paolo de Lima ha linqueado un video de estudiantes de antropología sobre la situación de las universidades norteamericanas. Es tan ingenuo que no se da cuenta de que los estudios hechos sobre el perfil de los estudiantes de una universidad no sirven para sacar conclusiones sobre un sistema universitario con más de mil universidades. Y es tan desinformado que dice que se trata de estudiantes de la Universidad de Kansas cuando en verdad son de la Universidad Estatal de Kansas, que no tiene ninguna relación con la otra. La primera, que él cita, es una universidad de enorme prestigio y de fama mundial mientras que la otra es una universidad del sistema estatal menos privilegiado de Kansas que sufre de sobrepoblación y recortes de presupuestos. Son dos niveles distintos. Compararlas es como comparar Harvard con Tuffs o Tuffs con San Marcos, para poner un ejemplo más claro.
SUPOSICIONES. Imaginemos que el autor de este comentario es un escritor. Éste se encuentra en plena redacción de un cuento. Para tejerlo se sirve de todas las herramientas que tiene a su disposición: recuerdos de infancia, lecturas, comentarios de amigos, retratos personales y/o deformados de otros individuos, canciones, películas, etc, etc. Todos estos elementos quizá, al final, terminen dentro de la historia.
HECHOS. Entonces ¿qué es lo que ha realizado dicho escritor? reflejar SU mundo, SUS experiencias, SUS ideas.
Dicho mundo, experiencias e ideas son tan válidas como las de cualquier otro escritor, sea éste de Huancavelica, Lima, Londres o Taipei.
A estas alturas de nuestra evolución cultural y de la "heterogeneidad" global, discusiones entre "andinos" y "criollos" no aportan nada si sólo sirven para establecer diferencias futiles tanto entre escritores como entre críticos.
Los problemas actuales son de otro tipo (como ya lo ha comentado Daniel Salas): las necesidades del mercado, los bajísimos niveles de lectura, la paupérrima educación nacional, la pobreza generalizada y el sinfín de etcéteras que la mayoría conocemos...
Thays se va de viaje así que no creo que pueda continuar en el debate. Copio lo últiumos comentarios, que tienen que ver con lo que dice Carlos (anónimo de la 1:49).
Alguien le dice a Thays:
"Desde España: negar que existen "mafias" literarias es pecar de ingenuo. Llámale mafias o cuadrillas o cenáculos, lo que quieras, pero el mundo de la literatura es un mundo de números clausus, sólo que la repartición de números la hace un bobo. La pregunta hacia el pasado y hacia el futuro es ¿cuántos buenos y buenísimos escritores se perdieron y se perderán por no estar en la onda del momento, por ser nulos en la autopromoción?"
Thays responde:
"Una pregunta cuya respuesta sólo puede ser hipotética es una pésima pregunta. ¿cuántos buenos y buenísimos escritores se perdieron y se perderán por no estar en la onda del momento, por ser nulos en la autopromoción? Quizá miles, quízá ninguno. No se puede saber. Entonces ¿qué hacemos?"
La pregunta es retórica, y la respuesta es obvia: quien ama la literatura, ama la del enemigo y la del antípodas, o mejor dicho, defiende su existencia aunque no le guste. Se me ocurre el siguiente ejemplo: Milo Manara, historietista, es considerado por algunos un dibujante que hace muy buenas y detestables historietas. Alguien que ame las hitorietas no debería sepultarlo en el olvido, por más que no le resulte agradable. El problema con esto es ¿cómo sabemos qué tiene cada uno en la cabeza, para acusarlo justificadamente de sepultar lo que simplemente no le gusta? 1.- No se puede. 2.- El principal discrimado es el lector. En la medida en que haya obras literarias dialoguen con un público y no sean tomadas en cuenta por los "criollos" o "regios", podríamos hablar de discrimación. Pero ese es un público que ahora no existe.
Roncagliolo ¿bonito? Bueno, hay gustos para todo. Pero verlo su foto impresa en un letrero de dos por tres metros en la ultima feria del libro me confirmó algo que yo ya sospechaba: que muchas veces las caras y los textos están intimamente ligados.
Paolo de Lima se volvió a quedar sin argumentos y empezó con los anónimos. Al pobre señor lo único que le ha quedado es sacar a relucir un artículo anónimo en que le tiran flores y maletean a su envidiado Faverón. Un caso bochornoso, Paolito.
Disculpen que los desvíe un momento de su interesante polémica acerca de los "feos" vs. los "bonitos". Sé, Gustavo, que en tu blog no quieres mucho a los "andinos"; tus razones tendrás. Sin embargo, me gustaría dirigirme públicamente a Miguel Gutiérrez, en nombre de todos aquellos que respetamos su obra y lo consideramos uno de los escritores vivos más importantes del país. En el Perú 21 de hoy sale la noticia de su internamiento en un hospital del Estado. Su situación, grave al comienzo, se vio doblemente comprometida por el maltrato que sufrió a manos de doctores indolentes y personal del hospital al que no parecía importarle la delicada situación de Gutiérrez. Ya Mariátegui veía el oficio de artista en nuestro país como una "creación heroica". Estoy seguro de que Gutiérrez no pide un lecho de rosas ni un santero para que lo libre de todo mal, pero al menos deberían asegurársele una atención adecuada en un hospital de nuestro país, ese país al cual él retrató tan vívidamente en varias de sus mejores novelas.
A ver: varios están diciendo que De Lima y Thays están equivocados porque plantean soluciones y no tienen idea de cuáles son las formas de llevarlas a la práctica. Pero esos mismos son los que dicen que EL MERCADO ES LA SOLUCION y TAMPOCO DICEN COMO SE PODRÍA ECHAR A ANDAR ESE MERCADO. Caen en lo mismo. Plantéenselo: ¿cómo se podría echar a andar ese mercado?
¿por qué, en un país como el Perú, donde la izquierda política no ha tenido arraigo popular alguno en dos décadas?
En el Peru no existe una izquierda formal, pero si hubo movimientos que fueron tomados sino por izquierda, al menos anti derecha. Fujimori derroto a Vargas Llosa, asi. Toledo en su campana uso con exito el rollo del Pachacuti y dio resultado. Humala arrollo en el Sur. Una gran parte de los presidentes regionales son de izquierda. De donde se dice que no hay arraigo.
incluso para teorizar hay que tener imaginación. Que Paolo de Lima está negado para el más mínimo ejercicio creativo lo demuestran sus dos libros de poesía, que son los peores de una generación que no destacó principalmente en poesía. No me sorprende en absoluto su situación; solo viejas glorias de la izquierda radical PUCP como J.A. Mazzotti y Victoria Guerrero pueden hacerle caso. (Y eso, solo en cuanto les sirva, luego lo chotean).
Anónimo 10:48: Obviamente Miguel Gutiérrez se merece un trato digno y profesional en cualquier lugar al que acuda a cuidar su salud. Y no porque sea la salud de Miguel Gutiérrez (que ojalá mejore y nos permita disfrutar aun de muchas obras de este escritor central en las letras peruanas contemporáneas), sino porque es un ciudadano peruano con derecho a exigir respeto en los hospitales del Estado, igual que todos los demás. Otra cosa que Gutiérrez se merece es que no se le defienda desde el anonimato: ¿acaso te avergüenza dar la cara para reclamar algo en su favor?
Anónimo 10:58: ¿Así que Fujimori, Toledo y Humala son la nueva izquierda peruana? Esa es la observación más jalada de los pelos que he escuchado en mucho tiempo. Y eso de que Fulano habla del Pachacuti y por lo tanto debe ser de izquierda es justamente un ejemplo de la reducción ridícula de la que estaba hablando: ¿o sea que los elementos simbólicos de las culturas andinas son de izquierda? Qué alucinante.
No hay nada mejor que escribir como si se estuviera muerto, como kafka. Zafarse de toda etiqueta: andino, criollo, etc. Los rótulos no valen para nada, salvo para las discusiones. Soy peruano, pero me interesa poco serlo. Acabo de concluir algo. Que “disfruten” éste trocito:
"La antología, proyectaba sus primeros rugidos por una inmensa avenida literaria que sólo prodigiosos escritores la recorren. Thiago Caracciolo había ganado un importantísimo premio en España. El éxito parecía ser cosa de todos los días para él. En lengua inglesa, a Miguel Falcón lo habían catalogado de prosista de dimensiones estupendas. La crítica es así de rotunda. En realidad qué diantre es el éxito, cómo se mide, cómo se manufactura, cómo se cuece: se interrogaba el escritor en su pupitre de un lunes maltrecho. Al éxito hay que tejerlo como una larga chalina que nos abrigará en las temporadas invernales. Es innegable que hay que ser paciente con él, no apurar su llegada, ya que, se corre el riesgo que en una de esas se marche con otro -quien también aguarda su oportunidad - en tus propias narices. Estaba claro que en su diccionario no existía la palabra: fidelidad. El escritor, catedrático y crítico literario, en efecto, aguardaba pacientemente su oportunidad, aunque en ocasiones rebuznaba cuando alguien de una promoción ulterior a la suya, alcanzaba la cima. Aún así, seguía tocando su “lira”, con la única esperanza de que el hasta ahora esquivo éxito le llegue antes que los perros de la muerte ladren cerca de su residencia.
Thiago Caracciolo, con su sonrisa sin inmensas montañas, sencillo, un hombre que caminaba en zapatillas, que saludaba a medio mundo, que contaba chistes fáciles, y que andaba metido en asuntos políticos: que siempre dan buenos réditos. Defendía a los homosexuales, a los hombres de cualquier calaña, sin al parecer importarle las consecuencias. En sus habituales artículos se congraciaba con toda suerte de individuos relegados por la sociedad. Cuando venía a Lima, se subía a los microbuses como cualquier hijo de vecino. Tenía su carisma: el desgraciado, marketero cómo él, ninguno; se vendía bien, se hacía querer. El escritor y crítico literario, tenía la malsana sospecha de que los editores y los libreros, lo apapachaban sin abochornarse, debido a su éxito comercial, desde luego. Y el Miguel Falcón era otro, tenía una pinta de jugar fulbito con la patota del barrio y platicar como un descocido en las reuniones improvisadas con los amigos. Incluso, su primer libro fue un ajuste de cuentas de su paso por las zonas marginales de la capital. Un saldo a su favor por cierto, puesto que tratar sobre esos temas dirigido a un público predominantemente en lengua inglesa y tan consternado por la realidad latinoamericana a veces ignota para ellos lo emparentaban con los escritores de contextos sociales. Pero, él con su sacón elegante, su cabellera larga y rizada, sus zapatos impecables, con la música de cámara susurrándole en los oídos, era uno de esos tipos que la gente tildaba de raro, de esnob. Su esnobismo se paseaba por las calles innombrables de una Lima desmemoriada, huachafa, inculta, con hombres tan aborrecibles como un conocido compositor criollo que se jactaba de haberse acostado con más de cinco mil mujeres. La fama de ese señor era tan inmensa como pobre era su alma. La jodida Lima mazamorrera se burlaba todo el tiempo de su cigarrillo dorado, de sus corbatas relucientes. La ciudad de las hamburguesas, de las papas rellenas de la avenida Uruguay. Lima: la horrible, como alguna vez la calificara un escritor ya muerto. Secuestrada por hombres tan patrioteros e hipócritamente cristianos. Lima, la del Cristo Moreno, la de los predicadores sinvergüenzas.
El teatro, la animalidad humana, veredas antiguas de una misma calle en donde los hombres les cantan a las mujeres, son galantes con ellas antes de llevárselas a la cama. Las jaranas criollas a la luz de un lamparín, de un farol de barrio, los machos les dicen cositas al oído a las damas, las embarazan hasta con las miradas. Es cierto, muy cierto que tanto hombre y mujer, son dos que se buscan, actores abnegados que creen su papel, y con el tiempo suficiente para destruir el mundo. Hombre y mujer: ojos perversos de dios, apasionados constructores de los más disímiles dramas humanos. El escritor volvió a sus pensamientos, aunque, lo último no lo había pensado, la última narración se había colado a causa del viento abigarrado de ese lunes maltrecho. Un vaho de mollejitas y anticuchos le perturbó las ideas, desordenó el colosal raciocinio que sobre la antología poseía. Sin pensarlo mucho, esgrimió un postulado acerca de lo barroco y lo político, sobre Martín Adán y Vargas Llosa, dos buenos ejemplos de escritores que fraguaban sus estilos con esas dos alternativas. Ciertamente que, el escritor camina por donde más se acomodan sus pies. Pulir y embellecer las palabras, efectivamente era un asunto un poco ajeno para el gran Marito (aunque últimamente había notado cierto malabarismo mágico en sus escritos) que era un ingeniero de las palabras, mas no un artista. En realidad ese era un asunto medio enrevesado, condenado a los estudios académicos y a los debates al aire libre. Hasta un reconocido escritor y poeta se atrevió a decir que, el ingeniero es poeta, y que la tecnología no era otra cosa que arte. La poesía salvará a la humanidad, incluso, habrán astronautas-poetas: había dicho, vislumbrando el futuro de las palabras, y creyéndose precursor de los nuevos héroes que les robaban el fuego sagrado a los dioses para alumbrar los pasos de la humanidad por el cosmos. Sobre si la tecnología es arte, en efecto era una apreciación razonable, además no sería difícil encontrarle el sentido poético a una ecuación por ejemplo, el lirismo a veces se encuentra en los rincones menos pensados: debajo de una toalla o sobre los cables de teléfonos. Pero lo otro, sobre los astronautas-poetas, aquello, no era otra cosa que encontrarse con un destino sin destino, y que se contradecía con la formación cristiana del reconocido escritor y poeta. Andar ofreciendo recitales en Marte o en Júpiter, es no saber nada acerca de nosotros, es continuar en una búsqueda por el infinito sobre el porqué de nuestro origen, una situación para nada agradable.
El escritor y crítico literario, continuó sopesando los legajos de Martín Adán y Vargas Llosa, sentado, apoyando ambos brazos en su pupitre. De inmediato y poseído por un fervor repentino, el antologador descuadernó los raciocinios en los que estuvo bamboleando. Complotar contra el compromiso ético, político y riguroso del gran Marito, es complotar contra el destino de la literatura, aquello, era una cosa descabellada por dónde se le observe. La disciplina de Vargas Llosa tendría que ser la disciplina humana entonces. No a la literatura lúdica, a la literatura con ornamentos, por mucho que a él le guste. Si crees en la humanidad tienes que creer en el de Conversación en la Catedral. Lo otro, los escritores anárquicos, los que sueltan las palabras a su suerte, a la deriva, como los maderos que se pierden en los crepúsculos, no deberían sobrevivir. El azar, ese buceo bellísimo hacia la nada, hacia un buscar de piernas agrestes para luego esculpirlas con manos de virtuoso. Humano también es que a la humanidad se le caigan sus calzones.
Once escritores conformaban la alineación de la antología, prestos a salir a la explanada. La tribuna literaria rugiría a rabiar cuando eso sucediera. La crítica muy probablemente se les rendiría a sus pies. Y por supuesto, no faltarían los mala leche, alguno que otro escribidor que metiera puntapiés arteros a la selección más representativa de la época. El escritor se abanicó la cara, las mejillas le ardían un poco. Tal vez, James Joyce haría oídos sordos a todo lo que él se hallaba pensado, y se emborracharía en el Dublín del Ulises. Joyce, el genio, el mago, el que se burló de los críticos escribiendo como se le vino en gana, tiró un ladrillo perfecto en el cráneo de la intelectualidad de su tiempo. Joyce, experimentador, laberíntico y burlesco. Las calles de Dublín ya no fueron las mismas desde que apareció su luminosa figura. La maldición de los dioses griegos cayó en Irlanda mientras los desprevenidos dublineses bebían lentamente en los pubs.
Circos del amanecer, trapecios de una largísima tarde, peñascos de un claro río de aguas compendiadas, memorias abreviadas sobre un mantel, la calidez verde de los pastos.
La antología había cerrado sus puertas a posibles intrusos, a cualquier escritor cavernícola. La Edad de Piedra ya había sido superada. La Literatura Peruana estaba siendo reconocida como una de las más sobresalientes de Latinoamérica, ya no eran Alfredo Bryce Echenique, Julio Ramón Ribeyro o Vargas Llosa, solamente. Sorbió una tacita de té vespertino. Y fantaseó con todo aquello. En su nostalgia, recorrió algunas calles bonaerenses en compañía de un Borges ciego y ajeno a todo lo que le ocurría por decisión propia en ese instante. Luego se distrajo con Nabokov y con Bufalino, se sumergió en un mar abierto en donde navegaban escritores memorables, flujos genuinos de la escritura estupenda. Se colaron sin siquiera pedir permiso. Miguel de Cervantes, Thomas Mann, Albert Camus, Henrik Ibsen, Charles Baudelaire, Kawabata, Yukio Mishima, Guy de Maupassant, Franz Kafka, Gustave Flaubert, Samuel Beckett, etc., etc. Todos se hallaban en una región en donde la muerte no existía, bañados por un fuego eterno, condenados a vivir en la vorágine de unas páginas ya no escritas por ellos. El sueño y las palabras, lo estaban confundiendo. Por unos segundos volvió a lo de la antología, abrió el libro ese, en el que no podía haber ningún suplente, nadie calentaba en la banca. Stendhal, Lezama Lima, Julio Cortázar, Horacio Quiroga, Alejo Carpentier, Herman Melville, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Augusto Monterroso etc., se hallaban condenados a no morirse: según decía La Esfinge que en ciertas ocasiones hablaba.
Treinta años más tarde, de aquella antología sólo sobrevivirían del olvido, dos escritores, el resto, incluidos: Thiago Caracciolo y Miguel Falcón, no pudieron ganarle la batalla al Tiempo que todo lo arrasa. Olvidados, totalmente desnudados, expuestos al sol de esos treinta años que sin remedio vendrían como jinetes aniquiladores de mundos de cartón."
hey! miren lo que encontré, hay algo de Vallejo, les puede interesar
http://okiepinokie.blogspot.com/
saludos
s.
Anónimo de las 10:51. No he dicho eso de Thays, pero sí de Paolo de Lima. ¿cuál es la manera de hacer crecer el mercado peruano? Sobre eso se sabe mucho, pero los "literatos" ni lee ni hacen caso. Recomiendo los posts de Silvio Rendón, Saki Bigio, Giovanna Aguilar y Carlos del Carpio en el Gran Combo Club. Hay soluciones rápidas y ninguna de ellas pasa por el socialismo.
Si no están de acuerdo, pues discutan y presenten alternativas. Ya basta de quejarse y de echarle la culpa a los otros, sin ir en busca de soluciones.
ya pues, paolo, no seas pendex, si tu poesía es para llorar y tus críticas -si es que así puede llamarse a los mamarrachos- desdicen lo que haces en la vida práctica. Ah, por siaca, soy el otro Garvich, ya se enterarán de mí.
OK. Que cada uno de los que cree que el mercado es la solución, que este viernes traiga una propuesta, por pequeña y limitada que sea. Daniel Salas: yo me he dado varias vueltas por el GCC y no recuerdo que hayan tocado el tema. Si alguna vez lo han hecho, ahí o en otro medio, pídeles que cuelguen el artículo, please.
Perdonen, pero qué cojudez! La dicotomia andinos vs criollos no va más, pues al final todos son criollos, solo que algunos de izquierda y otros de drecha. Los primeros se creen herederos de Arguedas y de su utopia andina, sin haber escrito un carajo sobre el ande, pero son de izquierda, o sea, marginales y antiburgueses (anti burgos, anticiudad, procampo) ¿Se entiende?
La verdaera dicotomia es la que separaría a Magaly Medina vendiendo sus memorias (seguramente agotadas por Planeta) de Prochazka, Gutierrez u otros que no venden. ¿Capisco?
Si los estudios latinoamericanos en USA están tan podridos como declaras (y muestras convincente decepción), pregunta ingenua: qué haces trabajando allí?
Para Alex Costas: tu mensaje sobre el estatus en la educación en los Estados Unidos me deja sorprendido. ¿Quieres decir que es tolerable que la educación tenga deficiencias en una pequeña universidad de Kansas (o, si quieres, una escuela de Iquitos)? Las críticas del video son profundas, y precisamente atacan la idea de que la tecnología o la infraestructura sean la clave del progreso educativo.
Pero lo realmente grave es la parte de tu comparación con alguna universidad peruana: es una prueba evidente de que, en tu caso personal, poco se podría haber hecho en la Academia platónica, Harvard o la San Martín de Porres: no tienes criterio propio, asumes que el grupo se impone sobre el individuo y, lo peor, demuestras unos complejos de inferioridad que auspician la prepotencia en las relaciones entre los poderosos o lo débiles.
Supongo que, cuando tengas fama y reconocimiento mundial, no te molestará saber que muchos aún pueden sacar conclusiones independientes y claras a partir de unas cuantas líneas que perpetres.
O, para emplear la siempre útil y respetable sabiduría popular, que es un nivel más adecuado a tu discurso: "aunque la mona se vista de seda...."
Hasta donde sé, aquí están mejor que en cualquier otra parte. Y, ciertamente, yo no investigo en equipo.
Ah, una cosa más. Al "anónimo" que escribió "se nota que acá por lo menos ya no estás hablando del poeta De Lima", tengo que decirle que obviamente se equivoca.
ese que dices, Gustavo, es el mismo De Lima hablando sobre De Lima, pues, quién más sino él mismo podría llamar poeta a De Lima?
Quiero pedirle a Daniel Salas nos explique, como para "dummies", las líneas maestras de los planes que una sociedad de mercado tiene para superar exclusiones, marginación y desigualdades en el campo literario peruano. No me remito al GCC porque no me manejo en jerga macro/microeconómica, y creo que si Daniel cree realmente en ese sistema económico y político, puede ilustrarnos a los descreídos.
Muchas gracias anticipadas.
carlos
En respuesta al Carlos, recomiendo estos post de Silvio Rendón:
Sobre el crecimiento económico en Chile y su comparación con el caso peruano
http://grancomboclub.blogspot.com/2006/11/tringulo-equivocado.html
http://grancomboclub.blogspot.com/2006/12/ad-tringulo-equivocado.html
Globalización y derechos humanos
http://grancomboclub.blogspot.com/2007/12/el-financiamiento-de-los-derechos.html#links
Tratado de libre comercio
http://grancomboclub.blogspot.com/2007/12/el-tlc-del-lado-americano.html#links
¿Quién tiene la culpa?
http://grancomboclub.blogspot.com/2007/12/catstrofe-econmica-peruana-quin-tiene.html#links
Ahora bien, la idea no es resolver los problemas del "mercado literario" sino los del mercado y de la educación no más. No es necesario ningún otro plan maestro.
En la página web de la universidad Champagnat veo que en la carrera de litertura infantil y juvenil sale el logo de Grupo Editorial Norma. Como que no me gusta la idea.
A parte de los compadres (PUCP y UNMSM) sólo encuentro una universidad más que tiene un carrera en literatura: la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. ¿No hay otra más?
Silvio Rendón, aquí:
"Bueno, además de constatar la división social, ¿qué debemos hacer? Posiblemente, aquí es donde se deba proponer más canales de integración, más becas de estudios, más recursos y más diversificados, más eventos conjuntos, más intercambio. En fin, algo constructivo que se pueda hacer. El BCR tiene un buen programa de extensión para Lima y para provincias, y funciona. Tiene un excelente curso de extensión y es diversificado. No es que los limeños acaparen todas las plazas y dejen sin espacio a los economistas de provincias. (También basta ya de decir que todo lo que tenemos está mal. El BCR ha sido una centro de selección, formación y reasignación de profesionales calificados en el país. Quisiéramos que siga siendo así, que mejore, y que haya más instituciones similares) ¿Se podría hacer algo así con los escritores? De hecho, hoy en día son los gobiernos regionales los que tienen control de una buena parte de los recursos. Tal vez las actividades artísticas y culturales deban también ser apoyadas por estos gobiernos y es la ciudadanía de las regiones la que deba jugar un rol fiscalizador. Pongo otro ejemplo. En la Argentina la Universidad de Tucumán fue pionera en tener un convenio internacional con la Universidad de Chicago. Por supuesto que me refiero a economía. Esto dio origen a un fluído intercambio académico, sin tener que pasar por Buenos Aires. ¿Qué le impide a una universidad del interior del país buscar este tipo de canales? Así estaría también en los circuitos internacionales. Ya, seguramente no quieren con Chicago porque son "neoliberales". Tons, ¿con quién? Digan con quién sí quieren y trabajen por ello. En Chile está el convenio ILADES-Georgetown, una vez más en economía. ¿Se podría hacer algo así en el Perú? Seguro que sí, pero, por favor, vale más una idea, una iniciativa, que seguir flagelándonos con nuestras sempiternas divisiones sociales."
Ese pata Federico Villaran dice que la dicotomia real es entre los que venden y no venden, es decr, el mercado es el que excluye. Estoy de acuerdo, es igualito que la television. Ferrando vendia más que Madalengoitia. Asi es el tema, el mercado salvaje. Señor Villarán o quien quiera que sea su blog es el de un renegado de porqueria, seguro que usted es el Huamantica al que se refiere en su blog.
En la página web de la universidad Champagnat veo que en la carrera de litertura infantil y juvenil sale una foto del fenómeno culturreico Leo Zelada, enfundado en una bata pekinesa, con unos dragones que se mechan. Como que no me gusta la idea.
Hay también la carrera de Literatura en la U federico Villarreal, en Lima. Y hay maestrías cercanas a Literatura en otras universidades de la ciudad capital.
Ahora bien, fuera de Lima **me resisto a escribir provincias, porque a nosotros no nos venció nadie como para llamarnos así ("pro-vincere", y además tambié hay una provincia de Lima, no?)* decía, fuera de Lima la vida literaria a veces se organiza alrededor de las facultades de Educación, especialidad Lengua y Literatura, y de aquellas hay muchas más. Sé que en Tacna es así (en la U.Basadre), en Cusco en la UNSAAC sucede algo similar, y en Puno, alrededor de la escuela de Artes de la UNA. Claro, tengo información cercana a mi zona, otros saben mejor de lo suyo *de su Suyo*
carlos vs
Seguramente, replicando a Silvio, las cosas irán mejor en cualquier sentido si la autonomía política y económica hace que los recursos permitan a cada ciudad tomar sus decisiones sin la imposición de Lima. El ejemplo de Tucumán vale, siempre y cuando reconozcamos que la regionalización argentina es más acabada y efectiva que la nuestra. Hablo de recursos. No me cabe duda que cuando los diferentes polos regionales tengan control (y sean controlados mejor) desde sus propias regiones, caminaremos un poquito. No es que falten ganas de trabajar independientemente, es que los poderes políticos suelen tener un doble discurso respecto a la regionalización: dan las normas, pero aplican torniquetes políticos, ponen a algún idiota que no conoce la región al frente de la administración, por ejemplo. hay miedo de Lima respecto a las decisiones regionales. Así no funcionaron ni las regionalizaciones chilenas, ni las españolas, ni la apoteósica independencia de recursos que manejan aquí los Estados de la unión americana.
Pero vamos caminando, de a poquitos, pero vamos a salir...
Con lo chiquitito que es el mundo literario local, ¿tan difícil es hacer bulla para que le compren a uno sus libros? Hasta ahora se sigue comentando una patada dada hace años (no, no estoy proponiendo que se haga sarificios humanos).
¿En serio nadie quiere comentar lo que dice Garvich aquí?
"Lo anormal es cuando las argollas se arrogan el derecho de ser las voces autorizadas de la literatura, se burlen de los extraños, se aprovechen de evidentes posiciones de privilegio y, lo más triste, que terminen mirándose al ombligo y obviar cualquier noticia que no proceda de sus taifas domésticas. En sociedades más democráticas las argollas tienen los límites del mercado y la opinión pública; en países tan fragmentados, irregulares y atrasados como el nuestro, la argolla pisa con impunidad."
"El problema de la exclusión no es que los excluidos reclamen su parte de la torta; sino que –de una puñetera vez- todos los escritores tengamos ojos, voluntad y vocación para mirar el inmenso calidoscopio literario del Perú. Los escritores hegemónicos han hecho una gran labor por la literatura en el Perú, pero ésta no saldrá de su estancamiento mientras continúe la pertinaz ceguera sobre la tremenda producción existente en Iquitos, Huanuco, Cuzco o Chimbote. Por mencionar cuatro ciudades nomás."
hola Gustavo. Me pregunto si está práctica manipulatoria de la verdad que tú tan bien has detectado en el blog Zona de noticias es recurrente o se trata solo de un error momentáneo. Yo entro poco a esto de la blogósfera y solo leo tu blog y el de Thays, así que no tengo elementos de juicio. Sin embargo tú, que tienes un seguimiento a los blogs, tal vez puedas decir algo más. Muy interesante todo. Saludo.
Manuel Ramos
El anónimo que pertinentemente informó acerca de la salud de Miguel Gutiérrez hizo bien; yo sabía de su internamiento desde la mañana del martes y me sorprendía que tanto tiempo y espacio dedicaran a discutir en lugar de informar o tratar sobre el delicado estado de salud del autor de "El viejo saurio se retira". Más bola como vulgarmente se dice le dan al bluff sobre la salud de Vargas Llosa en vez de la verdadera recaída del intelectual piurano, ojo no fue infarto según supe por fuente fidedigna fue una taquicardia con complicaciones. Yo creo que igual que Faverón: todos merecemos un trato justo en los hospitales del Perú, pero déjeme decirle que el reclamo del anónimo no era tan impertinente porque yo he visto como tantos escritores nacionales son tratados de mala manera y me "ganaba" con comentarios del personal médico diciendo: "de qué le ha servido publicar libros y leer si después no puede atenderse decentemente"; aunque les cueste creerlo muchos escritores reciben comentarios así de parte de enfermeros o doctores.
Y espero se respete mi decisión de no poner mi nombre ni siquiera en el alias porque no deseo divulgar mi identidad...
Va a ser realmente triste esperar que a Gutierrez le pase algo para que sea valorado en su real dimensión... ¿Un total desinteres, una mesquindad increible o una ignorancia supina la de los "periodistas" culturales? Tanta bulla a Ampuero, a Cueto...
La gente que se deja llevar por la bulla que le hacen a Ampuero y a Cueto, ¿son lectores que a Gutiérrez le gustaría tener?
Muchos desprecian la cultura del "éxito" de boca para afuera, pero en lo íntimo siguen creyendo en ella.
Borges responde a MVLl en 1965:
"Imagínese, yo soy un hombre de 65 años, y he publicado muchos libros, pero al principio esos libros fueron escritos para mí, y para un pequeño grupo de amigos. Recuerdo mi sorpresa y mi alegría cuando supe, hace muchos años, que de mi libro "Historia de la eternidad" se habían vendido en un año hasta 37 ejemplares. Yo hubiera querido agradecer personalmente a cada uno de los compradores, o presentarle mis excusas. También es verdad que 37 compradores son imaginables, es decir son 37 personas que tienen rasgos personales, y biografía, domicilio, estado civil, etc. En cambio, sí uno llega a vender mil o dos mil ejemplares, ya eso es tan abstracto que es como si uno no hubiera vendido ninguno."
pobrecito ese señor garvich (mucho gusto). solito se hace propaganda para que entren a su blog y nadie le da bola. qué penita.
Repito: no soy Garvich. GFP puede comprobarlo chequeando el proveedor de internet desde el que estoy comentando. Difícilmente alguien visitaría Puente Aereo desde aquí.
Reconozco que el término bluff suena duro; por tanto diré que la información acerca de la salud de Vargas Llosa resultó una noticia inflada. Esa denominación resulta menos ofensiva.
Anónimo Batuque dijo...
No estás jugando limpio, pues Gustavo. Llenas tu post con ideas y argumentos. De eso no se trata.
martes, enero 22, 2008 7:18:00 PM
Oe batuque... te das cuenta de la cojudez que has dicho...
No solo no funciona la oposición andinos- criollos. Por cada declaración de autores que se denominan de derecha o de izquierda hay una serie de lugares comunes y palabras trajinadas que se repiten en torno a cualquier derivado del marxismo o al propio liberalismo. El hecho de que quienes se dicen de izquierda utilicen un término tan vacío y resentido como izquierda caviar ya dice mucho. Para mandarlos a leer a Marx y a botar su manual de micro, basta con recordar que en los manuscritos de 1844 afirma que no se puede escapar del capital, que es la lógica de nuestro tiempo. Desde ahí, qué mierda quiere decir ese estúpido y vacío término llamado izquierda caviar?
1y13: Como diría Homero Simpson: "¡Eso fue sarcasmo!"
¿Quién se apunta para crear un Wiki con información para escritores?
¿Y qué pasó con Quipu?
Es interesante ver el debate en ciertos sectores de la crítica literaria y la literatura peruana. Por un lado un grupo de escritores habla de la existencia de una casta criolla que domina o hegemoniza ciertos espacios de producción cultural, mientras que "el otro sector" (construido simbólicamente por los "marginados") afirma que no existe tal dicotomía. El debate ha sido resumido como algo así como andinos versus criollos (Beto Ortiz le dio la vuelta y los llamó cholos versus regios). No voy a entrar aquí a ver qué grupo escribe mejor que el otro (para eso hay gente que lo hace mucho mejor), sino ver otras cosas.
Gustavo Faverón habla de gato por liebre en esta construcción, dentro del campo literario, del "andino", "el marginado". En efecto, estoy de acuerdo, hay una diferencia entre el postergado y el que se siente postergado. Hay una distancia entre lo objetivo y lo subjetivo.
Hagamos un ligero ejercicio aquí. En primer lugar, partamos que existe algo así como un campo literario. Y que los distintos actores que allí participan (críticos literarios, escritores, periodistas, bloggers, etc. ad nauseam), compiten entre sí por algún tipo de capital (¿fama? ¿posicionamiento en medios? ¿invitaciones a fiestas? ¿relaciones públicas?). Y que en ese juego de competencia, algunos asumen una identidad, marginados, cholos, andinos, provincianos, etc. Para que esta identidad funcione es necesario que haya cierto nivel de objetividad, es decir, que existan pues condiciones objetivas para sentirse marginados (porque que los acusados de mafiosos digan que ellos son los marginados, sonaría a chiste de Condorito). Visto de ese modo, no existe una dicotomía entre lo objetivo (¿son realmente marginados?) y lo subjetivo (¿se sienten marginados?), sino que el asumirse como subalterno dentro del campo literario es totalmente estratégico. Al inventarse como subalternos (e inventar de paso a los regios, criollos, limeños, citadinos) buscan capturar parte de un capital simbólico que desean.
Señálese aquí como ocurrió una doble invención: por un lado, la idea de una mafia que controla los medios, y por el otro la existencia de una alianza de resentidos. En ambos lados la idea de gente que se reúne, que se alía entre sí, que complotan o conspiran. conspiraciones, mafias, resentimientos y envidias: la mejor manera de descalificar el argumento del otro (si quieres descalificar una crítica en lima, no hay falacia más eficaz que decir "lo dice por envidia").
No importa que objetiva y mecánicamente hablando no existan criollos o andinos. Cada parte fue el doctor Frankenstein del otro e inventó a su propio monstruo.
Lo interesante es ver como el campo literario no es externo al resto de campos de tensiones y luchas en el Perú. Y que un grupo que se ha inventado a sí mismo como andino/marginado/cholo/chicha/etc. quiere una porción de una torta que ellos consideran que no tienen. Subalternidad, armas de los débiles en versión web2.0. ¿Están en su derecho? ¿Son hipócritas? Pamplinas. Es política, compañeros.
Reconozco que el término bluff puede ser tomado como excesivo o duro, mi intención en tal caso era decir que la noticia sobre el estado de salud de Vargas Llosa en comparación con la de Gutiérrez, me resultaba una información inflada.
Y yo recuerdo a propósito de la indiferencia hacia la propuesta lúcida de alguien como Óscar Malca, justamente lo que el autor de "Al final de la calle" proponía: la calle como contraposición o vía alterna a lo hecho por los andinos y criollos:
no andino no criollo/ ¡callejero!
Por Óscar Malca (http://oscarmalca.wordpress.com/)
absolutamente todos los participantes en la guerra entre andinos y criollos, incluido mi compadre fernando ampuero, son citadinos, gente urbana cuya relación con el ande es relativa y lejana. miguel gutiérrez, oscar colchado, oswaldo reynoso, todos son ciudadanos de lima, urbanos y algunos de ellos bien callejeros. la calle es entonces el lugar predominante en la escena literaria moderna.
frente a estas peleas intelectuales de gente que quiere representar el ande y quienes quieren representar una idea cosmopolita franelona, propongo la calle como tercera vía, ese lugar donde todos pasa, donde los sueños y las frustraciones tienen su mayor espacio. hablen.
Noviembre 2, 2007
Pier:
No sé a qué te refieras exactamente con "capital simbólico", yo entiendo que lo que los "marginados" buscan (si les damos el beneficio de la duda) es difusión para su obra, es decir, lectores, y que en nuestro país eso es practicamente imposible sin los medios de comunicación o las grandes editoriales. Quienes protestan tal vez sí estén usando algo de política y marketing en el asunto. ¿Eso hace su reclamo menos legítimo?
YO creo lo siguiente: el síndrome de la página en blanco fastidia porque es como si uno quisiera tener sexo y no tuviera con quién. Pero el síndrome de qué-tal-raza-que-no-salgo-en-el-dominical-ni-me-gano-un-premio-ni-me-invitan-a-los-juegos-primaverales-de-guyana, ¿qué es? ¿Ganas de tener una orgía?
Sin importar cuán contundente sea un argumento, cuán aguda una crítica o cuán desgarradora una queja, al final nadie es capaz de llevar a cabo una solución práctica.
Pásenme el ketchup, que tengo que comerme mis palabras.
http://lapizymartillo.blogspot.com/2008/02/el-escritor-la-excelencia-y-el-mercado.html
Podria presentar evidencia de lo que dice sobre Rigoberta Menchu? He escuchado esos comentarios en el ultimo proceso electoral de la derecha guatemalteca y de los que defienden la impunidad en Guatemala, pero no les habia prestado atencion por ser de quien vienen.
Aqui el web de la fundacion Rigoberta Menchu que viene llevando varios casos contra los militares genocidas
http://www.frmt.org/
Al último anónimo:
Un estudio detallado sobre las mentiras de Rigoberta Menchú se encuentra en el libro de David Stoll: "Rigoberta Menchu and the Story of All Poor Guatemalans". El descubrimiento de las tergiversaciones de Menchú no es un invento de la derecha. Stoll es un investigador muy serio. Y de ninguna manera debe afectar las investigaciones sobre los genocidios y los crímenes perpetrados por el gobierno guatemalteco o agentes paramilitares.
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