15.4.08

Vallejo

70 años después de su muerte

César Vallejo es el único escritor peruano imprescindible en cualquier historia mundial de la literatura, y el más importante poeta hispano del siglo veinte. Antes que casi nadie en las vanguardias de su tiempo, Vallejo decidió que el lenguaje tal como lo había heredado era insuficiente para decir su sensación de soledad, su aspiración de solidaridad, su afán de humanismo pleno y comunal.

Vallejo se convirtió con ello en uno de esos raros artistas que para expresarse necesitan primero transformar su arte en un sistema nuevo, con referentes distintos, con una sintaxis propia, con una gramática en que la regla y su violación son igual de frecuentes: a veces parece una ilusión colectiva la nuestra cuando decimos que Vallejo escribió en español: esa lengua de
Trilce, esa lengua imposible de los Poemas humanos, es un pariente del español llegado desde una orilla que para los demás sigue siendo arcana y desconocida.

Por eso las imitaciones de Vallejo suenan siempre falsas y, sobre todo, curiosamente, suenan siempre más viejas, más precarias, más primitivas: Vallejo fue capaz de escribir poemas de aquellos que son genuinos descubrimientos en cada lectura, porque situándose él mismo en el centro del episodio más creativo de las artes y las humanidades occidentales en la edad contemporánea (la Europa que hervía de ismos y vanguardias, de cubismo y sicoanálisis, de anarquismo y experimento socialista, la Europa que se instruía para derrotar al fascismo y al nazismo, que se volvía comunitaria por primera vez en la ladera roja de la guerra civil española), situándose, digo, en medio de todo ello, Vallejo lo recogió todo con su lapiz y en su papel, y capturó mejor que nadie el espíritu de sus años, la estructura de sentimiento de ese mundo que era nuevo y que quedó nuevo para siempre en sus libros.

Lo hizo, como hubiera querido Borges, apropiándose de todo lo ajeno sin el menor escrúpulo, adueñándose de lo impropio con fruición y con libertad, construyéndose una tradición más ancha que cualquiera de las que su mundo le ofrecía por separado. El más peruano de todos los peruanos, el más cosmopolita de todos los andinos, el más criollo de todos los afrancesados, el más múltiple, el más dividido, el más unificado: el más experimental y por ello para siempre el más joven, hoy, setenta años después de su muerte.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Vallejo es universal hasta en su prosa...

Anónimo dijo...

Vallejo no es el que dice Faverón. Vallejo es un poeta telúrico.

Unknown dijo...

Crítico e independiente defendiendo la libertad de crear.

Anónimo dijo...

¿Qué es ser un poeta telúrico? ¿Qué otros tipos de poetas hay?

Daniel Salas dijo...

Sin duda, si Vallejo se hubiera propuesto ser un "cholopoeta" su fama no excedería las fronteras de Santiago de Chuco. Precisamente porque hizo y logró lo contrario es quien es.

Hace un mes vino Perú Negro a mi universidad. Lo mejor del espectáculo fue, de lejos, la primera danza y la que, significativamente, no buscaba reproducir ninguna tradición. Los bailarines, vestidos con ropas que tampoco pretendían ser auténticas (eran unos trapos de plástico) habían desarrollado una potente danza de rebelión en la que el machete de la zafra se convertía en arma de libertad: libertad, en este caso, no solamente del patrón sino también de lo que se espera que sea un negro y lo que debería ser un "auténtico" baile negro. El entendimiento de los símbolos tiene mayor potencia creativa que la ilusión de querer mantenerse en la pureza.

Anónimo dijo...

César Vallejo viajo a Rusia hacia 1930, para participar en el Congreso Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen Soviético (Régimen exportador de revoluciones). En 1937 Vallejo y Neruda fundan en España el “grupo hispanoamericano de ayuda a España” en el contexto de la Guerra Civil. Y también participa en varios actos denominados "Congresos de Intelectuales Antifascistas".Existe una foto incluso donde se le ve en medio de muchos intelectuales, que hoy son íconos de la literatura universal, con el puño en alto y vociferando consignas.

Para la época, siguiendo tu lógica faveron, nuestro universal poeta sería un terrorista. Y no sólo en 1930 sino también en el 2008. ¿O me equivoco? Porque, si tanto rajas de Chávez y lo tontos útiles, lease intelectuales de izquierda, que lo apoyan. Pues te dire que nuestro más universal poeta, viajo cuando el régimen de Stalin estaba en su apogeo de purgas y gulags.

¿Dónde está tu consecuencia? Lo angosto para uno y lo ancho para otros... Te apoyamos en este blog y ahora tu nos das la puñalada por la espalda apoyando a este precursor de Melissa Patiño.

Por favor rectificate y no digas que este propagandista de Stalín, este soporte de la Republica roja de España que fusiló curitas y violó monjitas, es un poeta universal.

Rafel Rey Rey

Anónimo dijo...

Daniel, ocurre lo mismo con Alborada. que toma elementos de otras culturas indigenas, se nota mucho en la vestimenta pero y hace un tremendo show. Me imagino que a los puristas no les gusta.

Anónimo dijo...

entre los títulos más curiosos que he encontrado para honrar a vallejo, me impactó el que apareció en la reciente edición de clayton eshleman, de la obra poética completa traducida al inglés. Allí decía (cito de memoria):
Vallejo es el más grande poeta católico desde Dante...

menuda cosa...

da ganas de repetir como rezo:
"y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra..."


Carlos vs

Karina Pacheco dijo...

Gracias por tu hermoso elogio a Vallejo. Como mínimo él merece que se le recuerde así, con buenos sentimientos, con originalidad, sin olvidar su faceta de ser humano que se mira adentro, que muchas veces se siente confundido, que sale a buscar fuera, y en palabra y hechos es consecuente con la humanidad. Y todo eso con Arte.
Karina Pacheco Medrano

Anónimo dijo...

No es justo,Gustavo, que cuando yo bambeo a Sheput en sana profilaxia antitoledokarpista,me castigues con el látigo de la censura mientras que al archievidente Rafael bamba sí le das luz verde.
El Fantasma de Diana Palmer.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con Salas. Creo que las danzas folclóricas tienen un encanto propio. Por supuesto, nada impide a nadie ejecutar variaciones o idear coreografías novedosas, eso no solo es legítimo sino necesario, porque la música no es una pieza de museo. Pero de ahí a negar la importancia de la tradición en materia de danzas populares creo que es algo que revela, sobre todo, ignorancia, además de un contrasentido: ninguna de esas variantes practicadas sobre las danzas populares tendría sentido sin una tradición que les sirva de sustento. ¿Ha visto Salas el espectáculo Kimba Fá? Si no existiera el zapateo negro de la costa peruana, simplemente Kimba Fá no tendría cómo explicarse el concepto que hay detrás de su excelente show.

Anónimo dijo...

Estimado Gustavo, otra vez estas desinformando. En este caso tu desinformacion curiosamente uniformiza las opuestas posiciones ideologicas, politicas y artisticas de Vallejo y Borges, obviamente lavandole asi la cara fascista a Borges mientras borras el socialismo de Vallejo. Como bien sabes, Vallejo escribio sobre el libro Fervor de Buenos Aires, de Borges, en pesimos terminos. Lo acusa de inautentico, de cosmopolitismo imaginario baladi. Borges, hizo lo propio, es decir, lo apropiado desde el punto de vista de un anglofilo de "buenas maneras": omitio comentar sobre Vallejo mientras comentaba sobre la poesia peruana.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Decir que Borges era fascista es extraordinariamente ignorante; nadie puede leer Deutsches Requiem o El milagro secreto, o La fiesta del monstruo y pensar algo así. Si aludes al incidente de la condecoración de Pinochet, te diré que tienes un pequeño error de medio siglo en tu cálculo. Y Vallejo sería vate pero no era profeta. Por otro lado, justamente el Borges más joven era el Borges de izquierda.

Anónimo dijo...

De acuerdo con Gustavo. Dénle una mirada al libro Borges ante el nazismo, de Antonio Gómez y digan por dónde asoma un fascista en Borges.

Anónimo dijo...

Ser fascista no solo implica ejercer las acciones propias de esta tendencia político ideológica, además implica una serie de actitudes y silencios frente a lo que hace el fascismo. Si coincidimos en este pensamiento, Borges, quien ya era figura pública, un intelectual influyente y un extraordinario literato, calló en todas las lenguas que dominaba frente al atropello de los gorilas argentinos a su propio pueblo, aceptó la condecoración del genocida Pinochet en medio de la represión y la matanza al pueblo chileno y si alguna vez de joven sintió que su corazón latía por las causas populares, el Borges viejo que no pudo redimir ni su propia madre, fue un filofascista frente a los regímenes gorilescos de Sudamérica.

Renato Poma

LuchinG dijo...

Aquí va mi homenaje a un autor que casi no he leído, que escribió poemas que no disfruto.

Entre las muchas variedades de gente detestable (valga la redundancia) está el impertinente multidimensional. Es el que es desvergonzadamente racista, groseramente machista, descaradamente arribista, homófobo a-veces-subterráneo para no causar sospechas, insistente narrador sin talento de chistes soeces, porfiado palmeador de espaldas, floreador inculto, burlón irreprimible, parlanchín incoherente, carajeador abusivo, barítono saturador y, para colmo, gordo, inmensamente gordo. Pero perdónenme los gordos, lo estoy diciendo mal. Estas abominaciones no son gordos, son pícnicos militantes. No se contentan con acaparar el tiempo y atención ajenas, sino que además invaden el espacio físico, visible, sonoro, e incluso acaparan el oxígeno del prójimo como si se tratara de un deber moral. El angelito de esta especie que me tocó gozar tenía dos rasgos que me fastidiaban particularmente. 1.- La inverosímil capacidad de caerle bien a la mayoría. 2.- Su tino para soltar erróneamente frases “cultas”. Lo de caerle bien a la mayoría finalmente no era un misterio: sabía que parte de su trabajo era lamer botas en intensidades directamente proporcionales al nivel jerárquico de los lamidos (lo cual le permitía ser un patán con quienes estaban por debajo de él). Lo segundo, tampoco era difícil de imaginar: seguramente veía el History Channel u hojeaba la sección cultural de algún periódico; pero más probable es que hiciera lo que hacía conmigo, pedir los datos directamente: en una ocasión tenia yo que presentarle un cuadro y me dijo: “Aquí tienen que estar los de arriba y los de abajo… como en esa novela… ¿cómo se llama?” “¿Te refieres a El zorro de arriba y el zorro de abajo, de Arguedas?” “Sí, eso, los de arriba y los de abajo” Era alucinante; el día en que lo conocí me dijo que en su sección todos eran “Sangre, sudor y lágrimas… como dijo McArthur.” Pero en otras ocasiones la achuntaba, horriblemente, pero achuntaba, como aquella vez en que uno de los practicantes, un pata que no era de clase media, bastante más oscuro que él y mucho más bajo y delgado, se vino con unos jeans baratos, sandalias (era sábado por la mañana), una correa con la hebilla rota y un polo de cinco lucas que empezaba a desteñirse. Lo llamó a su escritorio y no le dijo nada. Lo miró de arriba abajo y empezó a reírse. Lo volvió a mirar y se rió más. Negaba moviendo la cabeza y le subía el tono a la carcajada. Empezó a aplaudir. Se puso rojo, morado; la carcajada de cerdo medio degollado se podía escuchar en todo el piso. Mientras tanto el practicante sonreía estúpidamente: no podía hacer nada, acababa de ingresar a la oficina y necesitaba el trabajo, era imposible para él mandarlo al carajo como correspondía. Cuando por fin nuestro héroe recuperó el aliento, entre hipos y lágrimas, le dijo:

- Puta, huevón, estás hecho un Paco Yunque.

Ahí lo tienes, Vallejo: tu cuento tal como saldría en The Office, pero sucediendo en la realidad.

Saludos.