25.10.08

Rodolfo Walsh, criptólogo

Una historia de claves y mensajes crifrados

Un estudiante colombiano de Bowdoin College, Juan Angarita, me cuenta una parte para mí desconocida de la vida del escritor argentino Rodolfo Walsh, y revisando páginas de internet encuentro referencias sobre ella.

Años después de la llamada Revolución Libertadora en Argentina, y del caso de asesinato masivo que Walsh cuenta en su clásica crónica Operación masacre, el escritor, como es sabido, partió a Cuba, donde formó parte del grupo de intelectuales y periodistas fundadores de Prensa Libre, la agencia encargada de contrarrestar la labor de los noticiarios internacionales en el trabajo de informar acerca de la realidad cubana.

Eso fue en 1959. Dos años más tarde, laborando en Prensa Libre, Walsh estuvo entre quienes recibieron una serie de cintas con mensajes aparentemente inocuos y de carácter a primera vista comercial emitidos desde Guatemala, pero que algunos agentes de inteligencia cubanos habían considerado por un momento posibles mensajes cifrados entre cubanos en el exilio y servicios secretos norteanericanos.

Suspicaz a toda costa, y aun luego de que los investigadores cubanos desecharan esa sospecha, Walsh, armado con manuales para aficionados a la criptografía, emprendió furiosamente el desciframiento de esos mensajes, y tras batallar arduamente con ellos acabó por hallar el hilo de la madeja: en efecto, decodificó los textos y descubrió que sí eran mensajes de inteligencia.

No sólo eso: lo que Walsh descifró eran las coordinaciones para una inminente invasión a Cuba promovida y financiada por la CIA. Era la operación que habría de convertirse en el fallido desembarco de Bahía de Cochinos, o Playa Girón, en abril de 1961. En efecto: cuando las tropas coordinadas y entrenadas por los Estados Unidos llegaron a la costa cubana, el gobierno de Castro tenía ya más de una pista acerca de la operación, y parte de ese conocimiento se debía, aparentemente, a la acción criptológica de Walsh.

Walsh mismo escribió alguna vez, refiriéndose al trabajo de los hombres de la agencia: "vivíamos al pie del teletipo". Y Gabriel García Márquez, otro miembro de Prensa Latina, en "Rodolfo Walsh, el hombre que se adelantó a la CIA", recordó el incidente de la siguiente manera:
"Jorge Masetti había instalado en la agencia una sala especial de teletipos para captar y luego analizar en junta de redacción el material informativo de las agencias rivales. Una noche, por un accidente mecánico, Masetti se encontró en su oficina con un rollo de teletipo que no tenía noticias sino un mensaje muy largo en clave intrincada. Era en realidad un despacho de tráfico comercial de la "Tropical Cable" de Guatemala. Rodolfo Walsh, que por cierto repudiaba en secreto sus antiguos cuentos policiales, se empeñó en descifrar el mensaje con ayuda de unos manuales de criptografía recreativa que compró en una librería de lance de La Habana. Lo consiguió al cabo de muchas horas insomnes, sin haberlo hecho nunca y sin ningún entrenamiento en la materia, y lo que encontró dentro no solo fue una noticia sensacional para un periodista militante, sino una información providencial para el gobierno revolucionario de Cuba. El cable estaba dirigido a Washington por el jefe de la CIA en Guatemala, adscripto al personal de la embajada de Estados Unidos en ese país, y era un informe minucioso de los preparativos de un desembarco en Cuba por cuenta del gobierno norteamericano. Se revelaba, inclusive, el lugar donde empezaban a prepararse los reclutas: la hacienda Retalhuleu, un antiguo cafetal al norte de Guatemala".

4 comentarios:

baudelaire3 dijo...

La historia es totalmente cierta y, para mayores antecedentes, tú o tus lectores pueden revisar el libro recopilatorio de Jorge Lafforgue, Textos de y sobre Rodolfo Walsh (Alianza, 2000).

Saludos,

CGO

Anónimo dijo...

Le creo a Baudelaire 3 y entonces no me queda sino agregar que los encriptadores en cuestión eran bastante malitos en la materia porque la criptografía actual no admite decriptadores amateurs, por más empeñosos y talentosos que sean. A tal punto está avanzada actualmente la vaina que como “ya se sabe que será decodificado el mensaje”, éste se hace de tal forma que los cálculos correspondientes (que en su mayoría involucran cuerpos o campos finitos, un capítulo del álgebra) no se pueden hacer en el tiempo necesario para poder ser utilizados. Y una vez transcurrido el cual, se cambian los datos y de nuevo “el enemigo” (porque de esto se trata y el asunto tiene origen militar desde Julio César) tiene un problema que sabe resolver pero no puede hacerlo en el tiempo adecuado. Recontra grosso modo, -para ilustrar sobre el método a los narcolépticos-, te dan una multiplicación cuyos factores tienen un millón de cifras cada uno y cuando terminaste la operación al cabo de un mes, te cambian los factores y te joden de nuevo para que te quedes en inocente estado de narcolepsia al querer aplicar tu decodificación.
RUMESILDO BARTHES

Laura Martillo dijo...

Genial la historia del criptologo (perdon no tengo tildes)
pero mas increible que alguien le creyera y que se planeara una estrategia en base a un mensaje descifrado por tan solo un amateur.
Un relato sobre un personaje asi seria encantador.

Mis saludos.

Anónimo dijo...

Laurita Martillo,con el ASCII tienes los acentos:Alt160=á, Alt130=é, Alt161=í, Alt162=ó y Alt163=ú.Además Alt164=ñ y Alt165=Ñ y también Alt173=¡ y Alt168=¿
No hay de qué.
JOTABE POQUELIN