15.2.09

Novela imposible

Una hipótetica ficción peruana

Hace tiempo me da vueltas en la cabeza este tema. Ahora, la lectura de ciertos blogs, alguna que otra reacción al premio recibido por Claudia Llosa, y un par de videos que circulan por allí y que documentan un conversatorio sobre literatura y violencia sostenido en Lima la semana pasada, me animan a escribir, finalmente, este post.

Supongamos este personaje imaginario: un escritor limeño de unos 35 o 40 años, formado en algún colegio de élite y una o dos universidades de prestigio internacional. Supongamos que la familia de este muchacho tiene mucho dinero: quizás son propietarios de empresas o de fábricas, nombres fuertes de alguna gran industria, etc.

Imaginemos que este hombre vivió en Lima durante los años ochentas, que su familia, como muchas otras de su medio, fue extorsionada por grupos terroristas, obligada a pagar cupos; quizás alguien hizo estallar una bomba en uno de sus locales comerciales, o en su casa, y las amenazas de muerte llegaban hasta él y sus parientes de formas diversas.

Vayamos más alla: supongamos que, en algún momento, tal vez a mediados de los años ochentas, un grupo terrorista decidió dar un paso más y secuestrar a un miembro de su familia para exigir dinero. Quizás a su padre, a su madre, a su hermana menor, o a su abuelo.

O posiblemente a él mismo. Imaginemos que él fue secuestrado el año 1987. El habría estado entre los trece y los dieciocho años. Digamos quince. A los quince años, fue secuestrado por una banda terrorista, sumergido en un clóset de dos metros cuadrados, entumecido por tres o cuatro meses, mientras la familia esperaba que llegara una nota de rescate, escuchaba la suma, la reunía, la entregaba.

Consiguió su libertad pero, obviamente, le quedaron las marcas: pesadillas, estrés, algún trauma, la recurrencia en su imaginación del largo vacío del encierro. El recuerdo lo ha perseguido durante dos décadas: él es una de las víctimas de la violencia política.

Una víctima improbable: nadie espera que este hombre, acomodado, todavía joven, que pasó una mala experiencia hace más de veinte años, sea una víctima: las víctimas de la guerra son distintas, hablan distinto, tienen otros problemas, viven estrecheces, no tienen recursos, son
otros.

Pero un día él decide que no, que él también sufrió, que la pasó mal, que su familia quedó señalada por el dolor y por la angustia de esa desaparición, desaparición que para otros fue apenas una intermitencia, clausurada, aparentemente, con su regreso del secuestro.

Decide escribir sobre su historia: novelarla, acaso, o componer una memoria, un testimonio... Mejor una novela: ¿quién va a tomar en serio el "testimonio" de un niño rico, graduado de aquí y de allá, casado con Fulana de Tal? Los testimonios también son para otra gente, no para él.

Escribe el libro, lo publica. Aparecen las críticas: el chico bien se quiere subir al carro de la literatura de la violencia; usurpa un tema que le es ajeno; con qué derecho este señor quiere robarle el asunto a quienes en verdad sufrieron.

O quizá no, tal vez la cosa es distinta: la novela les abre los ojos, al menos, a quienes están dispuestos realmente a comprender que la guerra afectó a todos, aunque a cada quien lo haya tocado de una forma distinta, aunque algunos tuvieran los medios para aliviarse más rápidamente, para protegerse, incluso para irse.

Supongamos, ahora, que todo lo anterior no se ha dado: el joven escritor no existe. Su historia, sin embargo, es, detalles más o detalles menos, la misma que sí les tocó vivir a muchos otros: los limeños adinerados, o simplemente de clase media, que, tomados de rehenes, debieron confiar en que sus familias pagaran rescates onerosos para conservar la vida, que en su gran mayoría jamás dejaron que sus casos se hicieran públicos, para no llamar la atención sobre su propia vulnerabilidad.

¿Qué escritor peruano podría contar esa historia sin que se considerara banal y superflua, o sin ser de inmediato crucificado por quienes se creen los dueños únicos de todo el dolor de la guerra?

Fotografía: el automóvil de Héctor Delgado Parker tras su secuestro por el MRTA.

38 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá alguien escriba esa novela y que cuando la escriba solo le preocupen tres cosas: verosimilitud interna, tensión dramática y valor simbólico.

Anónimo dijo...

La hipotesis que plantea, estimado Gustavo, me parece interesante como tal y mas aun en un pais como Peru, mayoritariamente pobre y de reducido acceso a la cultura.
En la interrogante que plantea hacia el final del post,

"¿Qué escritor peruano podría contar esa historia sin que se considerara banal y superflua, o sin ser de inmediato crucificado por quienes se creen los dueños únicos de todo el dolor de la guerra?"

sin embargo, creo que subyace como un miedo frente a aquellos que "se creen los dueños unicos de todo el dolor de la guerra". Si hay alguien que escriba esa historia tenga por seguro que lo va hacer pensando en lo que sucedio y viendo la mejor forma de narrar los hechos.
El asunto en todo caso para mi esta en el problema de como conciliar estetica y violencia.
Me tendria totalmente sin cuidado que alguien por ahi me tache de banal, o que sea expulsado del paraiso literario por grupos que se atribuyen la literatura en particular y el arte en general como una simple careta o gancho, con la finalidad de promover violencia en nuestras sociedades.
Contestando a su pregunta le diria que muchos escritores podrian novelar esa historia hipotetica y con gran exito.
Porque no? Saludos y creame que me solidarizo con su inquietud.

Anónimo dijo...

es buena tu propuesta, es al menos consecuente con uan cosa: el conocimiento de primera mano d ela realidad a la qaue se va a referir. ése es lo que se criticó en madeinusa, que llosa como muchos escritores antes y seguro, muchos artistas después, se arrogue la condición de interlocutor cultural. que hablen los pitucos sobre la jodida condición de ser un pituco en el perú, vamos a ver si tienen valentía. pongan en papel o en cinta, todos sus miedos y fantasmas, allí yo sí los respeto. y respeto su miedo, humano, y su calidad de víctimas, también a su manera. pero que no se pongan a hablar por otros, simplemente.

Anónimo dijo...

Escribela pues. La reacción será más bien algo distinta, la opinión se dividirá y los del comercio te aclamaran y otros diarios parecidos, el correo, incluso saldrás en la portada de la razón, luego los diarios de izquierdas te atacaran, la primera te hara una de esas caricatura panfletarias. Y la vida seguira.

Anónimo dijo...

Gustavo could please you send me that Alan Pauls´s history "el caso bresciani" .thanks very much mariasion@hotmail.com

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Cuál es el chiste de escribir en inglés si obviamente no sabes inglés?

Dónde se ha visto que un angloparlante confunda story con history...

Eduardo Salazar dijo...

Además de eso, hay un error con el "Gustavo could please you send " cuando debería ser "could you plz etc etc"...

Al margen de ello, quería comentar sobre la frase del anónimo antecesor: "que hablen los pitucos sobre la jodida condición de ser un pituco en el perú"

Creo que la película de Méndez, "Dioses", toca el tema.

Y concuerdo con Gustavo, la temática del conflicto armado interno nos tocó a todos los peruanos, vivamos en Surco o en Huamanga, claro que de manera diferente, por supuesto, pero eso no significa que sólo les toco a unos

(en todo caso, a unos les tocó mucho -muchísimo- peor -o mejor, dependiendo, por ejemplo, en Tumbes no se realizó jamás un atentado de PCP-SL y tampoco hubo muertos por el conflicto).

Cordialmente,

Anónimo dijo...

Si Madeinusa o La teta asustada la dirigía un Quispe o un Mamani seguramente no les dirían racistas. Como seguramente no tildan de racistas a las películas de los cineastas ayacuchanos que tratan el tema del incesto andino y los jarjachas.

Si el "pituco" no se pronuncia sobre la realidad nacional es porque le importa un bledo. Y si el "pituco" se pronuncia y crea una obra sobre la violencia política, lo hace "de arriba hacia abajo" y no es auténtico ni representativo.

Para algunos, seguramente en la Berlinale también hay "argolla".

Eso sí, lástima que pocos medios hayan mencionado que La Teta Asustada había sido seleccionada para competir en Berlin (lo cual ya era un gran mérito). Como es habitual, sólo con el triunfo y el impacto mediático, la prensa se ha ocupado del tema. Si no ganaba, seguramente sólo sería comentada en algunos blogs.

Elisa Fuenzalida dijo...

El extto que escribe Chatwin sobre las vanguardias de arte rusas es lo mejor que he leído, te lo recomiendo un montón...está en Qué hago yo aquí. Y lo de La teta austada, merecido, merecidísimo. Es una película poética, que precisamente se sotiene en el rostro de Solier, como si este fuera un un texto muy complejo. Lo mejor para mí, la primera parte. Empieza tan potente que no te lo puedes creer.

Anónimo dijo...

Ese mi Tavito, carajo, seguro un día nos sorprende con esta novela que declara imposible quizá para la mediocridad campeante de nuestras letras pero no para él, porque yo sé que tú, pelao sobresaliente donde los haya, eres capaz de escribirla. Yo te apoyo, papi, tu sí sabes!

Anónimo dijo...

¿Y a qué viene esta "novela imposible"? ¿Cuántos post vas dedicando al "escritor que no podía escribir sobre la violencia? Basta, Gustavo. El pleito es tuyo, no de tus lectores.

LuchinG dijo...

Creo que lo que ellos critican no es que se escriban esas novelas, sino que que se escriban mercenariamente, por la necesidad de figurar, y con el añadido de que limpia de culpa al grupo de personas que "vivía de la explotación", como he escuchado decir en un par de conversaciones. Para ponerlo en un caso extremo: si el secuestrado de la novela imaginaria fuera uno de los doce apóstoles del primer gobierno de García, y la novela lo pusiera como una víctima inocente, eso sería criticable (por razones extraliterarias, por supuesto). Además también me parece que protestan porque son sólo "los de un lado" los que ganan premios, salen en los periódicos y son vendidos en cadenas de librerías.

Eso es lo que creo que ellos sostienen, no yo. Yo no puedo decir que sea así porque ni leo el Dominical ni Somos ni todos los otros medios en los que se promocionan obras literarias ni he seguido de cerca la literatura sobre la violencia. ¿Cuántos de los que critican a Cueto serán en realidad unos tremendos poseros? Tampoco lo sé. Sí puedo decir que en La Hora Azul algo de lo que digo en el primer párrafo se nota: Adrián Ormache se sorprende y escandaliza porque lo que su padre puede haber hecho en la zona de guerra, como si en los veinte años que pasan desde esos incidentes hasta que él se entera, nunca hubiera visto el encabezado de un periódico. Sí puedo decir, además, que el hijo de Rosa Cuchillo queda como un angelito; los asesinatos que comete son parte de una estrategia que alguien más le impone y que él por necesidad obedece, y ocurren "en off": alguien los refiere, él no sale apretando el gatillo mientras la víctima llora de terror. En ambos casos creo que me están haciendo trampa: nos ponen personajes con los que no nos sería difícil identificarnos.

Anónimo dijo...

El problema de esto de la relación entre violencia política y literatura en el Perú no está en la pregunta de a qué clase social pertenece quien escribe una novela o un cuento sobre este tema. En realidad ningún tema está determinado por la clase social del novelista. En esto tiene usted razón, es un reduccionismo inaceptable por grotescamente errado. Lo intresante que sucede con las novelas escritas sobre este tema y tomando en cuenta la la extracción social de quien las escribe, es que las novelas escritas por narradores como Cueto, Roncagliolo, y Thays, todas están vinculadas al mercado literario español. Los han hecho conocidos nacional e internacionalmente. son autores que han ganado premios en España o han figurado de manera descollante en los mismos con novelas de violencia politica. Al parecer es un tipo de novela con mucha demanda en los medios literarios españoles. Mientras que autores como Oscar Colchado, o Julíán Perez, o José de Piérola, que han escrito novelas sobre el mismo tema, el de la violencia política no son recomocidos en Españaa a pesar de su innegable calidad igual o superior a los sí reconocidos; no son famosos, no tienen figuración en los circuitos comerciales creados por las editoriales españoles, no han ganado premios españoles. Pero si ponemos a los dos grupos de escritores agrupados por sus características sociales, veremos en un lado que Cueto, Roncagliolo y Thays, son blancos, pertenecen a clases medias altas acomodadas y son promovidos hasta el exceso por los medios de comuicación pertenecientes a los grupos dominantes en el Perú. Mientras que Colchado, Julián Perez y De Piérola que son mestizos andinos, no ganan premios en el extranjero, no son promovidos por los medios de comunicación nacionales, etc. ¿No tiene este hecho una lectura significativa? Seamos serios, un analisis elemental comprueba esto y todo los lectores lo estamis comprobando como si asitiésemos a na pieza de teatro, a una comedia trágica. Pero la crítica literaria peruana tendrá que tomar en cuenta estos aspectos cuando la distancia en el tiempo determine el verdadero valor de las obras. ¿No lo cree usted?

Anónimo dijo...

¿Pero por qué no lo hacen? ¿Por qué si Claudia Llosa sufrió en los años de la violencia no cuenta lo que ella y su familia pasaron? ¿Por qué tiene que irse hasta los andes para hacerlo, si conoce mejor su contexto en Lima?
Pero también me pregunto por qué estaría prohibida de filmar en un contexto andino.

Julio Gómez dijo...

el registro en video(1 hora aprox.) del conversatorio "guerra y literatura" pronto disponible en www.cerocanal.com - televisión popular

pd.- cerocanal.com es una propuesta de rodolfo ybarra y el que escribe

Anónimo dijo...

me pueden decir quiénes atacan de racistas a Llosa? Qué blogs? o solo son anónimos que los puede escribir cualquiera?

Anónimo dijo...

El post da en el clavo: hay personas, de un lado o del otro, que se siente los dueños de la verdad. Ya le pasó eso al propio aldito, quien en un acto de sinceridad confesó cómo fue maltratado, humillado y vilipendiado durante una pichanguita en la playa, por el delito de ser blanco. Y no faltó quién le dijera: "ya, ya.. traumadito eres".

Anónimo dijo...

más que el afán imposible y necio de monopolizar el tema de la violencia política a una determinada clase social, lo que más les causa bronca a los ybarra a los inocentes... es que sus libros no tengan la resonancia mediática que si tienen otros libros sobre la violencia.
si sucediera el caso comprario(que los libros de quienes pretenden monopolizar el tema de la violencia,hubieran sido publicados por editoriales extranjeras y que los periódicos y revistas les dediquen reseñas y entrevistas...)dudo que los que ahora pretenden monopolizar el tema de la violencia "alzarían su voz de protesta ante intromisión de esos blanquitos", pues lo único que pretenden y no soportar poseer, es publicidad, dinero y fama. son tan básicos.
fEr

Anónimo dijo...

Gustavo, talves valdría la pena dar alguna precisión sobre lo que yo entiendo por frivolidad. El diccionario académico llama frívolo a lo ligero, veleidoso e insustancial, pero nuestra época ha dado a esa manera de ser una connotación más compleja. La frivolidad consiste en tener una tabla de valores invertida o desequilibrada en la que la forma importa más que el contenido, la apariencia más que la esencia y en la que el gesto y el desplante (ejemplo:la representación) hacen las veces de sentimientos e ideas. Cuando leo una novela lo que yo admiro, como por ejemplo Tirant lo Blanc, una señora da una bofetada a su hijo, un niñito recién nacido, para que llore por la partida de su padre a Jerusalén. Nosotros los lectores nos reímos, divertidos con ese disparate, como si las lágrimas que le arranca esa bofetada a esa pobre criatura pudieran ser confundidas con el sentimiento de tristeza. Pero ni esa dama ni los personajes que contemplan aquella escena se ríen porque para ellos el llanto (es decir la pura forma) es la tristeza. Y no hay otra manera de estar triste que llorando" derramando vivas lágrimas", dice la novela, pues en ese mundo formal es la forma la que cuenta, a cuyo servicio están los contenidos de los actos. Eso es la frivolidad, una manera de entender el mundo, la vida, según la cual todo es apariencia, es decir teatro, es decir juego y diversión.
Entonces lo de Thays es juego, pura diversión.
Compromiso es otra cosa: Rafael Inocente, Coral, Zelada Grajeda e Ibarra.

Analista UPC

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Pero compromiso con el mamarracho.

Anónimo dijo...

"Si Madeinusa o La teta asustada la dirigía un Quispe o un Mamani seguramente no les dirían racistas."

Y seguro no la veían ni su familia.

"Y lo de La teta austada, merecido, merecidísimo. Es una película poética, que precisamente se sotiene en el rostro de Solier, como si este fuera un un texto muy complejo. Lo mejor para mí, la primera parte. Empieza tan potente que no te lo puedes creer."

Otro que ya ha visto la película, mare mia, pareciera que estuviera en Polvos Azules ya, hasta mi vecino ya la vio o simplemente se lo inventa. No sé qué pensar.

Robert Jara dijo...

Quiza la cuestion, Gustavo, está en plantear la siguiente pregunta: ¿Una obra literaria (de arte en general) "testimonial" es mejor o peor que una obra de ficcion? ¿Es acaso inherente a la literatura el testimonio de parte?

Cierta vez compartí con un poeta puertorriqueño que entre vinos y caros piqueos leía, mientras lloraba, sus poemas sobre los sufridos niños de Africa... ¿Es cuestionable, repudiable aquello? ¿Acaso el arte, para ser arte, exige entre obra y autor un necesario correlato?

Anónimo dijo...

Lo más triste de todo es que probablemente ninguna de las personas que más intensamente y cruelmente sufrieron la violencia tiene posibilidad de escribir una novela, porque ni su educación ni su situación económica se lo permite. Lo demás, un poco más o menos blancos, criollos o andinos, da igual.

Anónimo dijo...

"me pueden decir quiénes atacan de racistas a Llosa?"
En este articulo encontraras un analisis que sostiene que Madeinusa es una pelicula racista
http://www.antropologiavisual.cl/pagan.htm
Esperamos su comentario Sr. Faveron.

Julio Gómez dijo...

Si yo fuera un fiscal o el director de un diario, o si fuera un líder de opinión o un periodísta político, no habría dejado de denunciar su arresto.

admites que ambas detenciones te parecieron injustas y que ambos gobiernos actuaron mal, pero te excusas de no haber escrito nada por que solo eres un simple y modesto blogger. a otros con ese cuento.

¿y porque habría que acusar a solier? ¿porque lo dice el modesto blogero faverón? ¿te consta que solier tuvo parte en la elaboración del argumento o la producción?

Anónimo dijo...

White victimhood?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Definitivamente no sabes leer, Julio.

1) No me excuso de nada; nunca voy a dedicar mi blog a defender al señor Roque González; tengo dos millones de cosas antes que eso en mi lista de prioridades.

2) Nunca he dicho que haya que acusar a Magaly Solier de nada, porque siempre he dicho que la película no tiene nada de racista. Si fuera racista, todos los que contribuyeron a hacerla deberían ser señalados. Lo demás son tonterías.

Anónimo dijo...

Yo.

El Faro

Anónimo dijo...

No se si se dio cuenta Sr. Faverón, pero el tema de su entrada hace rato dejó de ser comentado. Parece que los aburridos y poseros ideólogos de siempre carecen de argumentos para escribir algo mas o menos inteligente respecto al tema propuesto o están muy ocupados buscando escribir algo que deslumbre a su público cautivo que prefieren repetir el mismo disco rayado una y otra vez (ese que repiten desde hace cuarenta años). ¡Es que les emociona tanto leerse asi mismos!

Anónimo dijo...

Ultima noticia!!!:
parece que la pelicula "La teta asustada" en realidad no existe. Por el momento no tengo mas informacion.
Alguien sabe algo mas sobre este asunto??

Anónimo dijo...

Coincido con tu comentario Luching, ademas esa cantidad de "oye" en la novela de Cueto es intragable, no oye??

LuchinG dijo...

Tanto como intragable, no. Yo lo tomé como una forma de hablar limeña que no conozco. Igual de intragables en la vida real son los "puta, osea"; pero en una novela, no lo son necesariamente. Un poco más de trabajo (a decir verdad, no demasiado) fue pasar por lo párrafos en los que el protagonista se explaya remolonamente sobre sus sentimientos y puntos de vista, que no vi que agregaran algo en cada nueva vuelta (y lo mismo en Pálido Cielo, que está en la antología de Faverón). Más difícil fue para mí acostumbrarme a la forma de construir oraciones en Rosa Cuchillo, que parecía hecha de un lenguaje mitad culto y mitad coloquial (pero no la tengo a la mano, no te puedo dar un ejemplo concreto).

Julio Gómez dijo...

de antología: el profe responde a quien acusa de no saber leer.

pedido urgente a sus alumnos: revisen la calefacción en casa del ticher faverón.. esas dos millones de prioridades podrían terminar congelandose. lleven leña.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

No entiendo: si no tienes nada que decir, ¿por qué insistes en intervenir? No pierdas tu tiempo. Anda coge un libro.

LuchinG dijo...

Inocente en el blog de Ybarra:

"(...) una hermosa muchacha ayacuchana capturada por la Marina de Guerra fornica primero con su torturador y verdugo, luego con el atormentado hijo del torturador y al final de la novela, el pequeño hijo del torturador habido en la joven prisionera, le dice al medio hermano una frase repugnante, quiero agradecerle, agradecerle nada más."

Pue no se me había ocurrido, pero sería interesante preguntarle a un experto si ese comportamiento es lógico. A mí me lo pareció porque quien cuenta la historia es Adrian Ormache, incapaz de meterse en la cabeza de otra persona, pero que podría estar delantando sin querer indicios de que la otra persona en realidad lo está usando. ¿Alguien por ahí recuerda algo como eso?

Anónimo dijo...

Querido Faverón: me imagino que su débil composición digna de un iniciado en el taller de narrativa de Ricardo Sumalavia, propende a socavar la crítica de Agreda respecto de la novela de Iván Thays, su Alexei Nicolaevich para hablar con precisión semántica y moral. Es obvio. No cuestionaré la validez de sus asperezas argumentativas (escritas con estilo modesto y llano, al que ud es pródigamente recurrente). Ni el modo falaz y patético con el que se atribuye ideas tan elementales. Existe gente a la que hace feliz descubrir perogrulladas. Es un destino, una vocación, diría albur a riesgo de incurrir en la misma huachafería que su amigo Salas. Ser, imagino, el eterno exégeta de verdades primariosas es un estímulo de la que muy poca gente se sustrae. Felicidades. La literatura no sería lo que es, si no existiera gente dedicaba a la divulgación y redacción de coyunturales apostillas, ejercicio meritorio de aludir, y al que algunos fósiles confunden con el periodismo. Gracias Gustavo. En lo que respecta a la crítica de Agreda, la banalidad o frivolidad a la que se hace referencia, se circunscribe inequívocamente al texto. No es lo suficientemente torpe ni obtuso como para refrendar a Ibarra ú otros innombrables, que descalifican a Thays por cuestiones estrictamente personales. Cuando dice: “El que esas reflexiones no tengan el interés ni el peso necesario es sin lugar a dudas el mayor problema de Un lugar llamado Oreja de Perro”, no se refiere como ud equívocamente sugiere, a Thays sujeto-blanco-católico-clasemediaalta-limeño-miraflorino-pucp-criollo--peisa-amigodefaverón y un largo y bizantino etcétera. No establece ámbito de discusión acerca de la calidad que debe ostentarse para escribir sobre la violencia. Sería absurdo. La novela de Thays es deficiente no porque retrate de modo “políticamente incorrecto” la violencia, sino porque su estilo prefabricado, esquemático, incluso facilista, como lo señaló Lemus, tiene un correlato ideológico similar. Es decir: incluso cuando Thays habla de sí ad nauseam, es frívolo, es superficial. Su viaje interior parece un expendedor de fast food. Sus referencias cosmopolitas a las que ud defiende con tozuda y bizarra admiración, no transmiten una sensiblidad, no son itinerarios emocionales, poco o nada nos ayudan a conocer a sus personajes, o los motivos del narrador. Si bien es cierto que toda literatura es afectación, no toda literatura es pomposamente vacua.

Pedro Villón.

www.atmospherenoire.wodpress.com

Anónimo dijo...

una pregunta era "LA Pasion de Cristo" racista?

Jorge Ramos Cabezas. dijo...

Cuándo Julio Durán y sus Lanzallamas tocan?

Es una bandaza.

Saludos.