12.4.11

Un hueco en la tierra

O por qué no votar por los Fujimori

El resultado de la segunda vuelta, claro está, es analizable desde muchos ángulos distintos. Una proporción numerosa de la ciudadanía (precisamente el sector que nunca es reconocido como ciudadano, salvo en el caso excepcional del derecho a voto), sabe que sólo el fujimorismo, en el pasado reciente, se acordó de ella de manera tangible, inmediata, aunque fuera sólo por oportunismo, para fomentar el clientelaje.

Un sector incluso mayor, agotado de escuchar durante casi dos décadas que la economía peruana está cada vez mejor, mientras que poco o nada de esa mejoría se refleja en sus vidas cotidianas, decide lo evidente: votar por el único candidato que ofrece cambiar, aunque sea parcialmente, las reglas del juego.

Las dos decisiones son la demostración de una inteligencia práctica; en las dos hay una protesta y hay un cálculo. Reconocerlo no implica aceptar esas opciones como realmente beneficiosas: ambas son sombras de futuros diferentes, pero ambas son engañosas, las dos son populistas, las dos son riesgosas y, sumadas, implican que al menos un 55% de los electores peruanos descree abierta o embozadamente del sistema democrático y ve diversos grados de autoritarismo como salidas pragmáticas positivas.

La segunda vuelta, para aquellos que no votaron originalmente por Humala, por considerarlo violentista o peligrosamente autárquico, y que no votaron por Keiko Fujimori, por ver en ella un vicario, una extensión y un señuelo del pasado criminal de fujimorismo, se plantea, creo yo, como un examen de conciencia. Algunos lo verán como un examen moral; la mayoría lo verá como un test de pragmatismo.

Para los electores que hoy tienen que decidir nuevamente el voto, entre opciones que no consideraron la mejor, desde una perspectiva puramente moral, puramente ética, votar por Keiko Fujimori es reivindicar el crimen, el atropello mafioso, la vendetta desde el poder. Es legitimar la corrupción institucional, declarar abiertamente un menosprecio íntimo por los derechos humanos, aunque se haga a regañadientes. Es colocarse como cómplice de los delitos pasados y de los delitos por venir.

Desde una perspectiva pragmática, es evitar que el poder llegue a las manos de alguien a quien se percibe autoritario, vertical, desinteresado en la institucionalidad democrática. Y, muchas veces, sobre todo desde la pespectiva de las clases altas y medias altas, votar por Fujimori es obstruir el acceso al poder de alguien que es visto como desestabilizador: eso, en verdad, quiere decir que Humala es percibido como un agresor en potencia, un Chávez, un Castro, un Evo Morales. Alguien que va a poner las manos en lo que es mío: el fantasma de Velasco. Probablemente todo eso sea un exceso histérico, pero es difícil curar la histeria en tres meses.

Moralmente, la pregunta debería ser si el supuesto proyecto humalista, que no es al fin y al cabo sino un programa político, es mejor o peor que aceptar que el Perú sea entregado a una banda de delincuentes probados, indudables. Desde mi punto de vista, la respuestra no es difícil: prefiero la desazón política antes que la pura criminalidad. Comprendo que mi propia posición personal me permite en gran medida opinar así, sin mayores riesgos: no vivo en el Perú: el más desastroso de los programas económicos me afectará sólo tangencialmente.

¿Qué decidiría yo si el efecto fuera a caer directamente sobre mí? Regresando a lo pragmático: la elección de Keiko Fujimori no sería un simple bache temporal, cinco años de apretar los dientes y esperar algo mejor. Pienso que sería, más bien, el paso decisivo en el camino al abismo: elegir a Alan García ya pareció un puntillazo, pero el toque final sería éste: la destrucción de todo lo que se ha tratado de hacer en términos de conciencia ciudadana, de limpieza moral, de revaluación de los derechos humanos, de desinfección luego de los once años de fujimorismo; y sería, además, colocar al Perú en el peor de los vaivenes posibles, un panorama en el cual, por varios años en el futuro, el poder quedaría en manos de evidentes criminales, que se lo pasarían unos a otros: García, Fujimori, García, Fujimori.

Lo sé: tal como están las cosas, la criminalidad demostrada ya no es obstáculo verdadero para el éxito político en el Perú. Pero elegir a Fujimori luego de haber elegido a Alan García, y esperar que el poder rebote entre uno y otro indefinidamente, sería convertir la criminalidad, el pisoteo de los derechos humanos, el autoritarismo abusivo y altanero, en un requisito para acceder al poder. Eso, para no hablar de la tristeza de colocar a un país de regreso en el sistema del caudillismo, justo cuando algunos empezaban a creer en la promesa de la modernización.

En días recientes, he escuchado muchos rumores acerca de cómo se van negociando las cosas bajo el tablero de cara a la segunda vuelta. El más verosímil dice que desde el entorno de Mario Vargas Llosa se ha planteado un posible apoyo a la candidatura de Humala, si a cambio se ceden ministerios, cierto poder de decisión, el premierato (para Beatriz Merino). Nada de eso me hace feliz.

Es verdad que alguna minúscula luz habría si fuera posible construir una alianza política que moderara las antiguas locuras de Ollanta Humala, para que el Perú no se convirtiera de pronto en una inversión riesgosa, para que el flujo de capital no se detuviera o decayera súbitamente. Para que quienes votaron por Toledo o por Kuzcynski votaran hoy, insólitamente, por Humala. Curiosamente, siento que sería demasiado premio para nuestro centro-derecha idiota, incapaz de articularse antes del proceso, siempre corriendo a inflar el flotador cuando el agua les llega al cuello.

Pero pragmáticamente puede ser lo mejor: que el centro-derecha modere el afán nacionalizador, las ínfulas nacionalistas, los proyectos autocráticos, siempre que Humala mismo sea capaz de lograr que la falaz prosperidad de las cifras macroecoómicas se empiece a traducir, poco a poco, en un cierto bienestar para los más pobres, en ciertas vías de movilidad social, en una importante difusión de la agencia ciudadana, en una presencia vital del movimiento sindical, un reconocimiento social a los marginados, a las provincias, a los que llevan la carga del trabajo en las minas, en los campos, en las fábricas, a los que invierten todo lo que tienen en empresas minúsculas que van haciendo, lentamente, sacrificadamente, contra la corriente que el Estado marca, su propia prosperidad.

Por supuesto, sería estupendo que uno de estos días hubiera una elección en el Perú en la que yo pudiera votar por un candidato porque es esperanzador, sobrio, inteligente, sólido, porque dice lo que piensa y lo dice con claridad, porque tiene un partido detrás, un discurso más allá de slogans y diatribas, y una vocación política que no sea simple personalismo, porque tiene alguna idea constructiva, plausible, factible, con un transfondo moral, solidario, horizontal. Pero en el Perú el voto no es un arma sino un escudo. O un paraguas. O un hueco en la tierra. Eso ya lo sabemos. Ojalá esta vez no nos quedemos enterrados en él.

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28 comentarios:

Anónimo dijo...

Humala tiene el beneficio de la duda, pero es difícil creer en alguien que en los últimos 6 o 7 años a estado ideológica y personalmente cercano a Chávez. La "moderación" a lo Lula, de Humala, ha sido una buena puesta en escena con fines electorales. Y le ha dado muy buen resultado.
Ese discurso violentista y extremista que Humala ha compartido con su hermano reo, es, en verdad, tan peligroso como la candidatura de K. Fujimori.
Por ello, quienes votamos por Toledo, sólo tenemos 3 opciones: votar en blanco, viciado, o pagar la multa. No hay más. No tenemos por qué escoger entre lo peor.

Marmota Cibernauta dijo...

Hola, me alegra que hayas usado mi imagen, porque significa que te gustó.

Entiendo que no tenías cómo saber quién la había hecho, pero ahora ¿podrías poner el crédito así como está citado el que dijo la frase?

Gracias,

Anónimo dijo...

"...desde una perspectiva puramente moral, puramente ética, votar por (fill in the blank) es reivindicar el crimen, el atropello mafioso, la vendetta desde el poder. Es legitimar la corrupción institucional, declarar abiertamente un menosprecio íntimo por los derechos humanos, aunque se haga a regañadientes. Es colocarse como cómplice de los delitos pasados y de los delitos por venir."

Votar por Ollanta Humala(como lo fue votar por Fujimori en 1990, por García en 2006, etc) también es colocarse como cómplice de los delitos por venir. No lo olvides cuando los delitos vengan.

Anónimo dijo...

En dos o tres periodos, estaremos votando por Kenji para que saque a Keiko de la cárcel.

Anónimo dijo...

El Perú ha sido víctima de nuevo de la corta edad promedio de sus electores habilitados, de los sin memoria política, los que apenas recuerdan los dos últimos periodos de gobierno, de los que tenían 15 años cuando “el chino” renuncio por fax después de poner a buen recaudo el dinero de la privatización.
Ahora sólo existen dos opciones: Fujimori almorzando con Marta CHÁVEZ en “La Tiendesita Blanca” como si nada, o Antauro almorzando con Hugo CHÁVEZ en “Cantarrana”. La democracia degollada de un “CHAVETAZO”. ¡Qué pena!
La impunidad se afianza cada vez más en el poder. Alan “volvió”, como decían con razón los apristas, pero no “devolvió” nada de lo robado, dejando al humor popular mas frio que los pilares del tren eléctrico.
Hoy, con el resultado de esta primera vuelta, los muertos de "La Cantuta" o "Barrios Altos", o los soldaditos sacrificados por Antauro Humala en su "cortina de humo" pagada por Montesinos, se retuercen de rabia en las tumbas.
No esperen elecciones limpias en largo tiempo, cualquiera que salga en segunda vuelta.
Re-reelecciones, con autogolpes si es necesario, si salen “los japoneses” y maquinitas manipuladas si salen los “socialistas del siglo XXI”.

Heriberto Hernández Medina

gabriel ramon dijo...

excelente

Anónimo dijo...

Tengo grandes dudas sobre Humala y comparto muchos de los resquemores de quienes preferirán votar viciado o en blanco. Pero la gravedad de los crímenes del fujimorismo es demasiado grande como para que me lave las manos. No solo los condenan las atrocidades cometidas en el pasado, sino su propio presente. Quienes aducen que no quieren convertirse en otra Venezuela; por qué no se preguntan si les gustaría convertirse en otro México. Acaso no se han dado cuenta de los grandes carteles del narcotráfico que hay detrás de la candidatura fujimorista. ¿Quién se ha creido el cuento de que la campaña de Fuerza 2011 obtuvo un millón de soles en una pollada? Eso es lavado de dinero. ¿Y no recuerdan el avión presidencial cargado de una tonelada de cocaína? ¿Y por qué creen que la región del Perú donde Keiko ha arrasado es precisamente San Martín, sede principal de los mayores cárteles que operan en el Perú? De tanto centralismo, tampoco se han enterado que muchos de sus candidatos en el norte y centro tienen denuncias graves por vinculación con el narcotráfico. ¿Podemos permitir que estas bandas criminales, que hoy cuentan con mayor poder económico y presencia política en el Perú tomen las riendas de nuestro gobierno? ¿Dónde está el periodismo de investigación? Lógicamente, no se le podrá pedir esa tarea a Jaime de Althaus, quien está defendiendo a Fujimori aduciendo que se le puede acusar por el pasado pero que garantiza un mejor futuro para el Perú. ¿Es un futuro narco, cínico y sentado en la desmemoria lo que nos gustaría?

Anónimo dijo...

Cómodo, esto de Levitsky. Veo que mis amigos bloggers de 35 a 45 lo están usando a forro para racionalizar lo irracional. Basta un poco de memoria, y algo de discernimiento entre personaje y entorno, para comprobar que es falso both ways.

Y tampoco nos quejemos de la falta de memoria del elector joven que vota por Keiko: va pareja con la del elector no tan joven que vota por Velasco Alvarado 2.0. En fin, los pueblos que repiten su historia están condenados a olvidarla.

A. R. dijo...

Viciaré mi voto. Además, lo de Levitsky me parece un buen slogan, pero nada más. Humala apoyó el intento de golpe de estado de su hermano contra un gobierno democráticamente elegido. Luego, cuando ya había fracasado, salió corriendo como un conejo, dejando a su hermano solo. Es un cobarde.

Anónimo dijo...

Diario16 de hoy (p. 6): "Presidentes de regiones más pobres decepcionados por resultados electorales"

...El Presidente Regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima Núñez, lamentó los resultados de la primera vuelta electoral y pidió a los candidatos dejar de lado las posiciones extremistas.
"No hubiéramos querido estos dos candidatos, pero ya que se han dado estos resultados tenemos que apoyar la decisión del pueblo. No queremos ni el estatismo ni la extrema derecha, pero sobre todo nada antidemocrático", enfatizó Oscorima.

En conclusión:
No a Keiko Fujimori!!!!!
No a Ollanta Humala!!!!!

Anónimo dijo...

Lo de Levitsky no es "cómodo". El pata es probablemente el principal experto mundial en regímenes autoritarios y enseña ciencia política en Harvard. Ahora está de profesor visitante en la PUCP y tiene vínculos familiares con Perú. Más cómodo le resultaría quedarse callado y no arriesgarse.

zeta dijo...

A estas alturas, nada es cómodo. Al menos que el tipo piense me da tranquilidad... Me da lo mismo de dónde viene.

Anónimo dijo...

No me expresé bien, lo lamento. No es cómodo para Levitsky. Es cómodo para quienes lo emplean para autoengañarse respecto de que Humala es menos peligroso que Fujimori.

Anónimo dijo...

Ya en medio de esta tragedia, la verdad mi preocupación ha pasado a centrarse en algo más de quién será el presidente. Lo que más me preocupa es quiénes serán los miembros del único poder que puede parar algún sinsentido que intenten o Humala o Fujimori. Me refiero al Legislativo. Y me refiero a esto con angustia, pues cuando veo que Kenji Fujimori puede ser nuestro Presidente del Congreso, o que gente como Luciana León o Martha Hildebrandt van a estar ahí, lo único que siento es desesperanza.

Anónimo dijo...

El legislativo prácticamente no importa. Mírense el directorio del BCR, de las superintendencias, la cabeza del TC, INDECOPI, SUNAT; los directorios de los organismos reguladores; los comandos de las FFAA (de diez generales de división que tiene el Perú, diez son humalistas, y al menos uno de ellos fue sorprendido el otro día llevando gasolina a los narcos en el VRAE).

LuchinG dijo...

Gustavo: ¿Por quién votaste el 2006?

Anónimo dijo...

Maryha Hildebrandt no entró

Anónimo dijo...

El congreso tuvo la oportunidad de inhabilitar de por vida a todos los políticos que le dieron carta blanca a Fujimori y Montesinos y no lo hizo.
Si gana Keico veremos de nuevo a Marta Chávez y Martha Hildebrandt, a coro con Cipriani, afirmando que los derechos humanos son cojudeces y que la prensa tiene que dedicarse a entrevistar bataclanas y dejarlos gobernar.
A lo mejor hasta necesitan un asesor de experiencia y llama a Vladi para que les de unos concejitos.
La salida no la veo muy fácil.
Estoy claro que sería demasiado vergonzoso entregarles el país de nuevo a esa mafia, pero a Fujimori ya se demostró que se le podía sacar del poder.
Mirando a Humala y teniendo en cuenta el modelo que lo financia y al cual está apegado esencialmente, hay que pensarlo. Castro lleva más de cincuenta años y Chávez no parece que haya forma de sacarlo.
La pregunta de hoy es: ¿Será posible sacar del poder a Humala si intenta hacer lo mismo que Fujimori?

Heriberto Hernández Medina

Anónimo dijo...

H. Hernández: esa es una muy buena pregunta. Creo que Humala va a servirse de la democracia hipócritamente para enquistarse en el poder, tal como lo ha hecho Chávez en Venezuela. Teóricamente, Chávez es un demócrata porque ha sido reelegido en comicios limpios, pero en la práctica ES un dictador: cierre de canales, estatismo, represión y amenazas contra sus opositores, discurso agresivo contra EE UU, aliado de Castro y Gadafi, etc. Esta ambigüedad le permite a Chávez operar con relativa impunidad, no se sabe si estamos frente a una dictablanda, pseudodemocracia, etc.
No creo que Humala llegue a los niveles de Castro, pero si se convierte en dictador será más difícil y cruento de sacar que Fujimori.
En todo caso, en el supuesto que Humala haga un buen gobierno y salga por las buenas en el 2016, no sentiré ningún remordimiento por no haber votado por él. Porque no soy adivino, y sólo puedo guiarme por su pasado político, bastante siniestro a mi modo de ver.
Así que, a votar viciado o pagar la multa.

A. R. dijo...

lastimosamente tu ecuación keiko garcia keiko harcia puede ser transformada en humala humala humala y humala

Gustavo Faverón Patriau dijo...

O en Fujimori, Fujimori, Fujimori. ¿O ya olvidaste los resultados de las elecciones durante el gobierno de Fuji? ¿Ya olvidaste que cambió la constitución para reelegirse y que lo hizo luego una vez más?

LuchinG dijo...

Yo no creo que Humala tenga la capacidad de convocatoria ni los fondos para repetir a Chávez, ni el partido ni el liderazgo para repetir a García I, y mucho menos tiene las circunstancias de caos y violencia para repetir a Fujimori. No me gustaba nada de nada el candidato por el que voté (PPK, cuya primera reacción a la tragedia en Japón fue hacer cifras); no me gustó nada votar por García el 2006 (cuyos chicharrones sólo se diferencian de los de Fujimori en número y oportunidad). Ahora voy a votar por Keiko porque no puedo votar por el salto al vacío, aun tomando en cuenta que dudo mucho que éste sea tan grave como dicen los medios de derecha.

Ahora varios de los que afirman que votar por Keiko es votar por la impunidad, olvidan que eso es lo que hicieron el 2006 cuando votaron por Alan García. Olvidan también que el principal afectado en el caos económico no es la clase media (que no pasó hambre entre el 87 y el 92) sino los pobres.

zeta dijo...

A mí no me resulta nada cómoda la situación actual... Mi espíritu no da para ninguno de lo dos candidatos...

Anónimo dijo...

En esta época de internet y cable, ¿de qué le serviría a un presidente cerrar canales de televisión? Intentar crear miedo a Humala con dicho argumento es infantil.

A. R. dijo...

No, no lo he olvidado. Ninguno me da ninguna confianza. Y lo de Levitsky no me convence. No veo por qué votar por Humala pueda ser ligeramente mejor que votar por Keiko.
Humala se levantó contra Fujimori cuando ya éste estaba de capa caída. Y luego apoyó el golpe de su hermano desde Seul, contra un gobierno constitucionalmente elegido, cuando a Toledo le faltaban pocos meses para terminar su mandato. Luego, todos sabemos, que huyó como un conejo.
Bueno, en fin, creo que no es ninguna situación facil para nadie.
saludos

Anónimo dijo...

Broma no tan broma:

para toda la gente que se escandaliza por algun tipo de intrusión en los medios de comunicación de señal abierta les digo yo:

que perderíamos?
a un Filosofo como Federico salazar?
a una hegeliana como Jessica tapia?
a un erudito como el pelado del 12?
a un viejo pútrido como Denegri?
a las recetitas trasnochadas de un Acurio puro corazon?

Cada vez que mi control remoto recorre la television peruana no me daría ningún reparo en que algo le pase.

Sería igual escuchar las consignas de Humala (tipo chavez) a la hora del almuerzo que tener q ver a Peluchin y los gemelos galacticos o lo que zukza se llamen.

Me daría igual espectar un himno nacionalista por las tardes del te, en vez que soportar las estupideces de un sempiterno Raul romero.

asi que por mi que la televisió peruana se vaya a la mierda.

Mi voto de por si es para el Comanche, que por keiko no voto asi me corten las bolas.

firma:
Un tipo que vio como su país se convertía en letrina en los noventas con los fujimori.

zeta dijo...

Opino igual: no se puede considerar a Keiko menos nociva que Humala: él también tiene un pasado tan desastrozo como el de ella.

Anónimo dijo...

Es muy dificil creer en alguien como Humala pueda cambiar de la noche a la mañana su postura política. Me recuerdo a un Humala en el 2006, muy radical, y extremista. Pero ahora en estas elecciones se le nota más pacífico. En cuanto al plano social,parece que hay que ser extremista,( como lo dice este blog) para poder acordarse de los ciudadanos olvidados, (en el interior del país). Ahora todos quieren acordarse de ellos mediante la distribución de las riquezas. Eso lo planteó Humala primero. En cuanto a Keiko, pues tienes razón, apoyar a alguien que tiene a una Martha Chávez ( fiel defensora del grupo Colina)es avalar lo que hizo en la dictadura de Fujimori y compañia. Sería un retroceso barbaro. Lo que hace Humala me parece bien al conversar con todas las fuerzas democráticas,y llegar asi a consensos.Y sí hay por ahí una alianza, entonces habría una garantía que se respetará la democracia.