11.8.06

No todo es espectáculo

Anoche fuimos a ver World Trade Center, la cinta de Oliver Stone sobre los atentados del once de setiembre del 2001 en Manhattan.

No me interesa decir mucho sobre la película misma, excepto que no es gran cosa y que ni siquiera Oliver Stone
--un director acostumbrado a tomarse grandes licencias formales en sus films-- ha sido capaz de vencer el tabú que, mal que bien, sigue pesando sobre el tema en la imaginación norteamericana: su cinta es formulaica, esperable y nada hay en ella que no sea característico de cualquier drama cumplidor para la tarde del domingo.

Me llamó la atención otra cosa: debo de haber visto, sin exagerar, cientos de películas en Estados Unidos, y jamás había estado en una sala tan silenciosa como la de anoche en Brunswick. Casi sobrecogedoramente silenciosa.

He visto películas americanas en cines de este país sobre temas como el genocidio ruandés, el Holocausto, las atrocidades de la esclavitud negra en América, la guerra de Irak, la prostitución infantil en la India, etc. Y jamás dejó de ser claro que, para la mayoría del público sentado en esas salas, no importa la temporal sensación dramática, la empatía fugaz con la ficción, los temas eran sobre todo excusas para el espectáculo.

El público norteamericano aún no ha se ha resignado a que el once de setiembre sea también un espectáculo. Uno quisiera que pudieran tener esa actitud de respeto y recogimiento ante la muerte de los demás, también. Pero, al menos, viendo el lado positivo, no está de más comprobar, como me ocurrió a mí anoche, que Hollywood no es una máquina infalible en su tarea habitual de restar sentido a las cosas y transformar en puro espectáculo hueco, con el distanciamiento que eso implica, a cualquier asunto humano.
Y eso ya es algo.

El misterio de Emmanuel Matta

Paul McCartney tuvo por un tiempo la costumbre de disfrazarse de vez en cuando, coger una guitarra y pararse en una esquina, o en un metro, a cantar, para medir su capacidad de gustar a un público que lo viera sin el aura demasiado brillante del ex beatle. Incluso grabó dos discos de música trance y uno de jazz sin usar su nombre, con la misma expectativa.

Supongo que, en ciertos niveles de fama, ese tipo de reafirmación resulta necesario, al menos si el individuo tiene todavía los pies en la tierra, o algún interés en posarlos allí.


Carlos Fuentes, que nefelíbata no es, pero tampoco modesto, es hoy sospechoso de haber hecho algo muy parecido: el diario mexicano Milenio, luego de dar cuenta de tres experimentos estadísitcos realizados por un especialista, asegura que Los misterios de la ópera, un libro de cuentos policiales publicado en México por la editorial Random House/Mondadori, firmado por un tal Emmanuel Matta, es, en realidad, obra de Fuentes.

En México, el debate sobre la identidad del autor ha sido promovido por una hábil estrategia de venta: Los misterios de la ópera fue lanzado en una edición numerosa (veinticinco mil ejemplares), con anuncios televisivos y subrayando la incógnita acerca de quién es el autor real detrás de ese seudónimo a medias divino y a medias surrealista.

Cuando se decidieron a decir algo sobre Matta, los editores deslizaron datos de falsedad evidente sólo destinados a incrementar la sensación de intriga: que Matta era un michoacano de ciento cuatro años de edad, por ejemplo, o que el escitor es un ex cantante de ópera que, inutilizado para el arte por un accidente, se conviritó, como su personaje, en detective privado, para resolver crímenes desde la mesa de un café llamado, cómo no, La Ópera.

Y las especulaciones, sobre todo en camarillas, diarios de provincia y blogs literarios, no han escaseado: antes de deslizarse la opción de Carlos Fuentes, se mencionó entre los posibles Emmanuel Matta, a don Gabriel García Márquez, y luego se ha hablado de (y descartado a) Sergio Pitol y a Germán Dehesa. Algunos, en cambio, prefieren creeer que se trate de alguien más joven, un escritor del crack, por ejemplo, y hay quien, entre Urroz, Padilla, Palau y compañía, elige a Jorge Volpi como principal sospechoso.

En el Perú, recuerdo el caso de Mirko Lauer, quien se hizo pasar por "C.C. García" para firmar con ese nombre la novela policial Pólvora para gallinazos, veintiún años atrás. El nombre "C.C. García", imagino, lo habrá ideado Lauer a partir del seudónimo de S.S. Van Dine --escritor más famoso por sus "veinte reglas para escribir ficciones detectivescas" que por los cuentos que escribió siguiendo sus propias reglas--. Espero que el "García" no fuera un fruto temprano del alanismo de Lauer: la novela apareció el año de inicio del primer régimen aprista de nuestra historia.

Imagen: Holmesiano Carlos Fuentes. Fotomontaje gfp.

9.8.06

La pureza del lenguaje y el pan elástico

Quienes leen este blog con alguna frecuencia saben ya de sobra cuánto es mi cariño por la Real Academia Española, a la que tantos en América Latina, con un complejo que los hace sentirse aún súbditos de la corona madrileña, rinden una pleitesía asombrosa y --hay que decirlo-- bastante alelada.

Pues, bien, en Irán, al parecer, el equivalente persa de la RAE se ha propuesto dar, en el tiempo relativamente breve transcurrido desde su conversión en organismo crucial de control estatal, todos los ejemplos posibles del delirio purista que ese tipo de instituciones sufren porque es propio de su naturaleza.

Desde que, un par de semanas atrás, el alucinante nacionalista que preside Irán dio a la Academia la orden de introducir términos persas para que reemplacen a todas las palabras extranjeras que se habían filtrado, cual estreptococos, en la lengua local, la Academia ha hecho gala de la imaginación de sus miembros para acuñar, en tiempo récord, más de dos millares de palabras persas. Gracias a ello, los iraníes ya no tendrán que decir "pizza" para referirse a la pizza. Ahora, podrán usar una frase persa que, literalmente, significa "pan elástico".

Y para seguir con las analogías, la Academia de la Lengua y la Literatura Persas (que rechaza el uso del término "farsi" para referirse al idioma que la institución intenta gobernar), también se siente con derecho a regir los usos lingüísticos del persa en países fuera de Irán, justamente como la RAE, ese ala ilustrada del colonialismo español, intenta hacer con sus ex territorios americanos.

¿Les provoca un pan elástico? Yo me iré por uno tan pronto como suelte el ratón de mi ordenador.

Imagen: los dos últimos presidentes de la Academia de la Lengua y la Literatura Persas.

Elemental, mi querido Harry

Alguna vez, Oscar Wilde dijo, de la manera aquella en la que él decía las cosas, sabiendo que jamás serían olvidadas, que la mayor tragedia de su vida había sido la muerte de Lucien de Rubempré, personaje de Balzac que vive y muere a lo largo de una historia que abarca dos novelas: Esplendores y miserias de las cortesanas y Las ilusiones perdidas.

La frase, según muchos críticos, fue dicha como parte del esfuerzo programático de Wilde por legitimar poco a poco el derecho a la expresión pública de sentimientos de afinidad homosexual.

En su tiempo, el más acalorado crítico de la idea que subyacía a la frase de Wilde, sin embargo, no apuntó a ese rasgo, sino que se indignó contra el "esteticismo libresco" implicado en la afirmación de Wilde, quien parecía poner a la ficción y a la vida real en un mismo plano y darles similar importancia. Ese crítico fue Marcel Proust.

En la segunda mitad del siglo veinte, un escritor ruso afincado en los Estados Unidos, Sergei Donatovitsch Dovlatov, escribió: "el peor infortunio de mi vida fue la muerte de Emma Bovary". Para entonces, claro, parafrasear a Wilde en este asunto particular era ya una estrategia retórica, y cualquier posible sentido de esa frase estaba necesariamente conectado con reivindicaciones literarias.

Pero, afortunadamente, aún es posible suponer que para algunas personas la muerte de un personaje de ficción (que es, después de todo, un signo que representa una serie de realidades más vitales que él mismo) pueda, en verdad, ser una tragedia.

Acaso a eso se deba el curioso pedido hecho por los escritores norteamericanos John Irving y Stephen King a su colega británica J.K. Rowling para que, en la última parte de su famosa saga, no le quite la vida a su protagonista, Harry Potter.

Porque, seamos sinceros, para varios millones de personas de mi generación, por ejemplo, la mayor tragedia de sus vidas fue la muerte de la mamá de Bambi. Eso, al menos, declara continuamente Daniel Salas, cada vez que lo atrapa la melancolía. Y nadie quiere que los hombres del mañana vivan traumados por el fin fatal de su aprendiz de brujo favorito, así como mis congéneres han sobrevivido apenas a la desaparición de la linda venadita.

Lo que ocurre es que Rowling ha anunciado que en el episodio final de la serie morirán dos personajes cruciales, y ha echado a andar con ello una ola paranoide-infantil que recorre el mundo entero (gran publicidad).

A raíz de eso,
Stephen King
(quien, dicho sea de paso, vive a minutos de aquí) ha advertido a Rowling que, acaso, si decide matar a Harry Potter, la presión de los fans la obligue luego a inventarle una inverosímil resurrección, tal como aconteció ya antes con el personaje ficticio británico más famoso de la historia hasta el advenimiento de Potter: Sherlock Holmes, quien fue eliminado por su autor, Arthur Conan Doyle, sólo para después rescatarlo de la muerte debido a los reclamos de una lectoría defraudada.

Me pregunto qué tendríamos que hacer los lectores para lograr la resurrección de Lucien de Rubempré y Emma Bovary. (Y, ya de una vez, la de la mamá de Bambi).

Postdata

Un amigo escritor, jurado hace un par de años en el Premio Casa de las Américas, dice haber visto en Cuba, durante varios días seguidos, a Roberto Fernández Retamar con la nariz enterrada en unos volúmenes cubiertos con papel craft, que impedían a los demás identificar cuál era la lectura del célebre guachimán literario del castrismo. En un descuido del cubano, mi amigo se dio el tiempo para verificar que se trataba de las páginas de Harry Potter. Eso es lo que se llama invasión capitalista.

8.8.06

Zavaleta sobre Abril rojo

El periodista Ahmed Alava Manrique me ha hecho llegar una breve entrevista que le hizo al narrador Carlos Eduardo Zavaleta con ocasión de la presentación de su idiosicrásica antología Narradores peruanos de los cincuentas. A continuaciòn el texto íntegro:

"Soy un sobreviviente"

Se autodenomina un sobreviviente de su generación y con toda la autoridad que se merece Carlos Eduardo Zavaleta critica la “frialdad” con la que Santiago Roncagliolo toca el tema del terrorismo en su última novela. En esta oportunidad nos entrega el producto de su obra comenzada hace 20 años “Narradores peruanos de los 50`s” donde reúne a aquellos escritores que se alejaron del rumbo costumbrista e indigenista para entrar en el mundo interior de los personajes.


--Sumamente importante que siendo usted uno de los principales protagonistas de los escritores de la década del 50 ahora reúna a sus contemporáneos, al parecer sólo faltaba eso...

Así es, hubiera querido que este trabajo lo hiciera mi gran amigo Alberto Escobar quien era un gran crítico y un investigador muy acucioso. En sus cuatro ediciones de Patio de Letras él se dedica a distintos autores de la época. También lo hubiera podido realizar Washington Delgado que había reunido un importante estudio y estaba más próximo a tener una visión más exacta de nuestro tiempo. Lamentablemente los designios de la vida no lo permitieron. Ya estaba envejeciéndome demasiado y no quise que esto quedara sin ver la luz.

--¿Qué nos entrega en este trabajo a parte de los ya conocidos escritores de su generación como Ribeyro, Congrains, Vargas Vicuña, usted?


Pues el importantísimo aporte de los primeros escritores que comenzaron su labor en el 46. Ellos fueron dejados de lado a consecuencia de su pasajera obra pero no dejan de ser importantes. Entre ellos está Porfirio Meneses y Francisco Vegas Seminario. Del primero tenemos un brevísimo cuento llamado “Helme” en donde se nota el primer indicio de angustia en un suceso y su violenta resolución.

--Me comentó que también había sintetizado el trabajo de los primero escritores peruanos fantásticos.


Así es entre ellos José Durand, Luis Alberto Ratto, Manuel Mejía Valera, entre otros, todos ellos buscaban escribir bien, dominar la técnica del cuento y encontrar un contacto con la sociedad.

--Existe la idea de que los escritores del 50 fueron privilegiados por el cambio demográfico que sufrió la capital.


Se tiende a pensar eso pero también podría decir que los del 60 estuvieron privilegiados por la Revolución Cubana. Lo cierto es que debemos estar al tanto del acontecer social que surge en cada generación. Nosotros celebramos con mucho optimismo la caída del nazismo y el comienzo de una nueva república con Bustamante y Rivero, luego a mediados del año 47 sobrevino el gran éxodo de la población provinciana a nuestra capital y para mí el primero que supo de la influencia de este éxodo en la literatura fue Washington Delgado.

--Precisamente sobre temas trascendentales en nuestra sociedad ¿Cómo ve la última novela del joven escritor Santiago Roncagliolo, “Abril Rojo” donde toca el tema del terrorismo?


No hay ese regusto por la prosa en ella, no se siente la ironía ni variaciones de intensidad, hay escritores nuevos que están faltos de literatura. Para tocar un tema como el terrorismo se debe conocer al ser humano. Lo que Roncagliolo ha conseguido es una especie de documental de los peores que hay en el mundo, al estilo de los escribanos o de los informes de miembros del ministerio del interior. Si se quiere hacer una especie de diálogo con la sociedad que se haga, pero bien.

Carta abierta de Víctor Coral

Cumplo con publicar aquí una "carta abierta" enviada por el poeta y crítico Víctor Coral. Coloco el texto entero y luego añado un breve comentario mío. La "carta abierta" dice lo siguiente:

"Estimados amigos. Un poco repuesto de la contrariedad de lo sucedido me animo a escribirles estas líneas.

"Es bien sabido que yo tengo, efectivamente, como un tema crucial lo de la violencia política en el Perú. Ya he dicho antes y está documentado en prensa que mi familia y yo mismo sufrimos directamente el ataque, dos veces, de la cobardía insana de SL. No es entonces para menos.

"Me parece de una bajeza tremenda que Gabriel apele a este tema delicado en mi vida para vincularme con un blog basura.

"Pensar que alguien además de Gabriel pueda creer que yo manejo ese blog me parece casi tan insensato como defenderme de las sospechas de esta acusación basada en presunciones.

"Prefiero creer que Gabriel está muy confundido con su retiro de la Revista de Libros y con mi voluntario alejamiento con respecto a él por razones que sería desagradable e inútil revelar.

"El motivo real de estas líneas es llamarlos a no convertir los blogs en vehículos de la maledicencia y la cobardía de la gente, como lo son los blog basuras. Dejar que cualquiera exprese sus lucubraciones y desatinos en los blogs significaría que yo publicara los diarios insultos a Iván, a Alonso, a Malca, a Gustavo, a Michelena, a Max Palacios, al mismo Gabriel, y a mí mismo, que recibo y borro semanalmente no solo en mi blog sino en mis correos.

"(Para no hablar de las amenazas de muerte que datan desde hace tres años cuando publiqué el informe sobre Kloaka y J. A. Mazzotti).

"¿Qué hemos ganado dándole espacio a la rabieta malintencionada de Gabriel? Nada. Solo hemos puesto en peligro una amistad que por lo menos para mí es más importante que la mella perentoria que pueda tener mi imagen con todo esto.

"Reciban de mi parte un abrazo y espero comunicarles muy pronto algo más cómodo que esta carta en clave de desaliento por lo profundamente equivocada que puede estar una persona valiosa como Gabriel Ruiz-Ortega.

"Víctor Coral Cordero
DNI 06623187"

Comentario

Me permito observar una sola cosa con respecto al mensaje de Víctor Coral: su carta me fue enviada hacia la medianoche del lunes al martes, incluyendo el párrafo que dice:

"El motivo real de estas líneas es llamarlos a no convertir los blogs en vehículos de la maledicencia y la cobardía de la gente, como lo son los blog basuras. Dejar que cualquiera exprese sus lucubraciones y desatinos en los blogs significaría que yo publicara los diarios insultos a Iván, a Alonso, a Malca, a Gustavo, a Michelena, a Max Palacios, al mismo Gabriel, y a mí mismo, que recibo y borro semanalmente no solo en mi blog sino en mis correos".

Para la mañana de hoy martes Víctor Coral ya había publicado en su blog comentarios en que algún "anónimo" nos llama a Óscar Malca y a mí, "par de mafiosos". Es comprensible que Coral esté ofuscado por las acusaciones de Ruiz Ortega, pero abandonar tan rápidamente la intención que expresa en su carta ("no convertir los blogs en vehículos de la maledicencia y la cobardía de la gente, como lo son los blog basuras") es algo que defrauda las expectativas de quienes confían en que él no esté vinculado con dichos blogs.

¿Qué cosas dijo Gaspar de la Nuit?

Ruiz-Ortega ha sostenido, sin ponerlo en duda, que Víctor Coral era el autor de los mensajes que llegaron meses atrás a mi blog firmados por un tal “Gaspar de la Nuit”. Ruiz-Ortega ha hecho esa afirmación tan abiertamente que debería decir de dónde viene su convicción.

¿Qué cosas escribió Gaspar de la Nuit en aquél tiempo? Muchas, y muy peculiares. Podemos repasarlas; las siguientes son citas textuales de Gaspar de la Nuit
:

“Quien se excede es el editor Ezio Neyra, que dice no escribir pensando en lo que van a decir los demás. Eso se ve perfectamente al leer su libro, pues uno como lector se queda en el grado cero de la lectura; no dice nada al lector ese señor. Las nulas cifras de venta de su libro (yo trabajo en una cadena de librerías importante de Miraflores) son un dato interesante”.

“Ezio, como todos los demás, salvo Iparraguirre y García Falcón, aprovecha muy bien lo que los medios le ofrecen, pero luego hipócritamente dice que la repercusión que su obra ha tenido es producto de sus compromiso exclusivo con la palabra. Ya pues”.

“Lo mismo, en pequeña escala, hace Gabriel Ruiz Ortega, quien aprovechó su amistad con el reseñista Víctor Coral para promocionar sus libro y venderlo. Además, miente arteramente, pues su libro ha sido editado por una editorial fantasma y no por una editorial norteamericana como afirma”.

“No hay nada interesante entre los narradores jóvenes, salvo Iparraguirre y García Falcón”.

“Los advenedizos con ínfulas arribistas (Ruiz Ortega)”.

“Los espacios mediáticos dedicados a la cultura son exiguos, y los pocos que hay son monopolizados por los Cisneros, Hinostrozas y Bryces”.

“¿Sabe el doctor Faverón cuántos libros de poesía de jóvenes se publicaron el año pasado? Más de una centena, de los cuales menos de 20 recibieron algún tipo de cobertura mediática”.

Mazzotti manda a Paolo, Malca manda a Coral, Coral manda a Velázquez, Faverón manda a Salas mientras que Ezio Neyra manda a Leonardo Aguirre. ¿Hay alguien independiente en esta pérdida de tiempo colectiva en que se ha convertido la "literatura de blogs"?

“Ni los kloakas ni los hora zeros pudieron rechazar nada: se subieron al coche académico, poderoso o mediático a la primera. Eso en sí no es censurable. Lo censurable es seguir jugando a la marginalidad y a lo contestatario luego de haberse acostado facilonamente con el poder”.

“¿Qué les cuesta a los blogs serios (y esto no es una frase sarcástica), como Puente Aéreo, Moleskine, Qaphqa y otros, cerrar filas frente al abuso moral de ese lumpen seudoeintelectual que es Leonardo Aguirre? Señores, demuestren en la práctica que no se cuelgan de la popularidad de ese sujeto —como él pregona a cuatro vientos— y eliminen su relación virtual y real con él”.

“El amiguito de Faverón, el cuentero Iván Thays, promociona el blog del ayuda de cámara de Mazzotti, Paolo Gómez, quien entre varias borricadas "defiende" un poema de su amigo Luis Chueca, de una lectura "oficial" y "antisenderista". Vean la nota correspondiente en su blog zonadenoticias. ¡Qué gente!”.

“La esquizofrenia de los Hora Zero se ve muy claro en el caso del señor Tulio Mora, quien pregona a los cuatro vientos ser ideólogo del movimiento y abanderado de la lucha antiestablishment pero no dudó un segundo en chaparse de la mamadera del poder en dos oportunidades: cuando fue ejecutivo de Radio Nacional (un fracaso) y cuando fue asesor de imagen del entonces presidente del Congreso, el fujimontecinista Raúl Ferrero (otro fracaso)”.

Una coincidencia peculiar

El 6 de enero del 2006, Gaspar de la Nuit dejó en Puente Aéreo un comment que decía textualmente lo siguiente:

“Se puede tener la impresión que se quiera de la novela de Cueto —la mía es muy crítica— pero no se puede aceptar una lectura malintencionada, sesgada e irresponsable como la que hace Aguirre (¿es primo de Leonardo, como dicen?). Malintencionada porque la comparación con Bayly es pura estrategia de desprestigio; sesgada por que solo enfoca un aspecto (obviamente el que conviene a sus torvos propósitos) de la novela, e irresponsable porque debido a sus deficiencias de formación académica, Aguirre utiliza mal conceptos que desconoce (revisionismo, narrador poco confiable, "narrativa imaginaria de lo fáctico"!?). Con respecto al argumento porcentual que introduce al final de su "lectura", quedará como una joya de la infamia involuntaria (esperemos que sea estulticia y no malicia lo que lo llevó a esto). Recorrer las páginas de un libro con la vista no es leer, joven Aguirre".

El 16 de marzo del 2006, Víctor Coral colgó en su blog un artículo suyo aparecido días antes en Quehacer. El artículo tiene sorprendentes coincidencias con el comment de Gaspar de la Nuit, escrito dos meses antes:

Gaspar y Coral se refieren a Aguirre con la misma frase (“el joven Aguirre”), y ambos hacen notar algo similar: Gaspar dice que “Aguirre utiliza mal conceptos que desconoce” y pone por ejemplo la noción de “revisionismo”. Víctor Coral, dos meses después, escribió que cuando Aguirre “habla de revisionismo” demuestra “su ignorancia con respecto al concepto que está utilizando”.

El artículo de Coral dice “no daré tregua al dato tergiversado o interesadamente soslayado, a la mala leche travestida en ´rigurosidad´ y a la simple estulticia”. Habla, pues, de la “estulticia” de los reseñadores de La hora azul, tal como Gaspar, dos meses antes, había hablado de la “estulticia” de Luis Aguirre. Y Coral habla de “malicia” así como Gaspar había aludido a la “mala leche” de Aguirre.

En su artículo, Coral menciona el error de Aguirre al “comparar caprichosamente la novela de Cueto con la más reciente de Bayly”, así como Gaspar de la Nuit había dicho dos meses antes que la crítica de Aguirre era “malintencionada porque la comparación con Bayly es pura estrategia de desprestigio”.

La costumbre del anónimo

Hoy día, en el blog de Víctor Coral, aparece el siguiente comentario anónimo, cuya publicación ha sido aprobada personalmente por Coral:

“Me pregunto cómo quedan con esto ese par de mafiosos envidiosos que escribieron, el uno, y publicaron, el otro, una reseña sobre Abril rojo que rezumaba mala sangre y voluntad negativa en una revista local”.

Ese reseñista soy yo. El editor de esa revista es Óscar Malca. Ese es “el par de mafiosos”. Para que no quede duda, otro anónimo muy oportuno dice: “¿A quiénes te refieres, Vico? ¿Quiénes son los críticos hiperseveros? Yo recuerdo uno: Gustavo Faverón. Y todos en la blogósfera recordamos su reseña demoledora. ¿No la recuerdas tú, Vico? ¿Y si ya tenías ese nombre en mente, porqué no ponerlo?

Víctor Coral ha enviado un par de respuestas a este blog, pero en verdad ha contestado sólo con su indignación a las acusaciones de su ex amigo Gabriel Ruiz-Ortega. Dice bien cuando afirma que no tiene por qué defenderse ante mí, que no soy un juez. Pero me atrevo a decir que no actúa con propiedad cuando descalifica todas las acusaciones como si todas carecieran de pruebas. Todos hemos visto desde hace meses la profusión de anónimos y seudónimos corrosivos e insultantes en su blog y cómo esos anónimos han agredido a varias personas sin que Coral los censure.

Todos hemos visto también lo que ocurrió con la identidad usurpada de Erika Almenara. Yo mismo le he escrito a Coral en el pasado haciéndole notar la profusión de ataques sin firma en su blog, y su única respuesta fue que él no era el único encargado de Luz de Limbo, y que la “otra persona” todavía no sabía “lo que conviene y no conviene publicar”.

Coral no tiene por qué responderme nada a mí, y mientras nadie presente una acusación sólida y fundada sobre su supuesta relación con un blog basura, no tiene por qué defenderse de eso. Yo tampoco estoy interesado en servir de tribuna para la pelea personal con su ex amigo Ruiz-Ortega. El mismo Ruiz-Ortega me ha escrito que tampoco tiene interés es continuar con ello. Pero Coral sí debe tener claro que las costumbres de su propio blog, Luz de Limbo, son ya de por sí suficientemente cuestionables, y que por ellas, más allá de las culpas fantasmales de la “otra persona”, sólo Coral es responsable.

6.8.06

Una grave acusación de Ruiz-Ortega

Hace varios días recibí una serie de emails del novelista Gabriel Ruiz-Ortega (izquierda). En ellos, el autor me explicaba su teoría acerca de quién es el responsable del blog Puerto El Hueco, que, como algunos lectores saben, es un sitio web anónimo dedicado a denigrar las honras de decenas de intelectuales y artistas peruanos.

No tengo ninguna relación personal con Ruiz-Ortega, ni tampoco tengo ninguna relación personal con aquél de quien él, singular y seriamente, sospecha: el crítico, novelista y poeta Víctor Coral (abajo).

Tanto a
Ruiz-Ortega como a Coral los conozco a través de lo que escriben, y con ambos he intercambiado media docena de emails en los últimos meses, siempre amables y siempre puntuales, referidos a temas literarios.

Ellos, en cambio, Coral y Ruiz-Ortega, sí han tenido una amistad que es pública y notoria, y que se ha manifestado, por ejemplo, en colaboraciones del segundo en el blog del primero.

Hoy, Ruiz-Ortega ha publicado en su blog un texto en el que deja en claro que esa amistad se ha terminado, pero también deja en claro, además, algo muy delicado: que Ruiz-Ortega piensa que Coral es responsable del conocido blog basura.

El texto de Ruiz-Ortega aclara que él no tiene ninguna prueba tangible de lo que dice. Las suyas son las observaciones de alguien que ha sido muy cercano a Coral en los meses recientes.

En vista de que
Ruiz-Ortega escribe esto sin ocultarse, firmando con su nombre, y diferenciándose con ello del hábito del ataque anónimo que los blogs basura han puesto de moda, pienso que vale la pena seguir de cerca lo que ocurra con su acusación.

Puente Aéreo queda abierto para que Ruiz-Ortega exponga aquí los pormenores de su denuncia y, por supuesto, tampoco me abstendré de reproducir cualquier respuesta que quiera ofrecer Víctor Coral.

5.8.06

Tremendo rabo de paja

Esta es de antología: el periodista más lamentable del Perú, de nombre Marco Sifuentes, ha publicado un texto acerca de "los blogs apócrifos", es decir, los espacios de Internet que se vienen abriendo últimamente usando los nombres de personas públicas que en verdad no tienen ninguna relación con tales websites: el César Hildebrandt Blog y el Cecilia Valenzuela Blog, por ejemplo, que no pertenecen ni a César ni a Chichi.

Sifuentes, como es esperable, denuncia ese atropello, ese "retorcimiento". Es más, recuerda sonoramente que "el robo de identidad es un delito aquí y en la China". Y señala que, al permitir que tales blogs sean publicados y no hacer nada por censurarlos, la empresa Blogger, dueña del servidor, "se lava las manos con la excusa de que ellos sólo proveen el servicio". "Los chicos de Blogger", denuncia Sifuentes, "se hacen los suecos".

Lo curioso del caso es lo siguiente: Sifuentes es comentarista de un conocido blog basura, un agujero donde resentidos y tarados destilan su bajeza y su mediocridad insultando anónimamente a decenas de intelectuales y artistas peruanos.

En ese blog, se ha difamado en los términos más rastreros a una docena de poetas (mayoritariamente mujeres, casi siempre con alusiones a su intimidad), y a otros veinte o treinta escritores y críticos, y a sus esposas y enamoradas, o esposos y enamorados; se ha acusado a vivos y muertos de todo tipo de crimen, sin una sola prueba.

Cuando Sifuentes publica en su propio blog sobre temas que cree pueden interesar a los lectores de esa otra letrina, no le tiembla la mano: va directamente al vertedero y deja allí su propaganda, sus links, etc. Es decir, se vale de ese espacio hecho por delincuentes anónimos para ganar, él también, la miseria de un par de lectores más. Sifuentes es, con ello, claramente, un aliado y un contribuyente de la mafia que ha puesto ese blog basura en funcionamiento. (Para prueba un botón: Sifuentes, diligentemente, republica imágenes de ese blog basura en su propio blog, sirviéndole así de caja de resonancia).

Por eso no sorprende que Sifuentes, en su blog, acoja con alegría comentarios de un tal "Dintilhac", que, por cierto, no es el ex rector de la Universidad Católica, sino el seudónimo del administrador de ese otro blog basura del que vengo hablando, el más bajo de todo el ciberespacio peruano, dedicado, oh sorpresa, a plagiar textos ajenos, usurpar identidades, robar firmas, publicar textos de otros sin autorización, cambiando frases o añadiendo párrafos enteros
(lo han hecho decenas de veces con textos míos), etc.

Cabe preguntarse: ¿por qué al contradictorio Sifuentes le preocupa tanto que alguien saque un blog espurio bajo el nombre de su jefecita y, al mismo tiempo, participa gozosamente de un blog que no sólo perpetra el mismo delito (el reiterado robo de identidad), sino además el plagio, la difamación y la calumnia anónima? ¿Cuál es la moral del tal Sifuentes?

Pero hay más: en el blog de Sifuentes, ahora mismo, hay comentarios colocados usando la identidad blogger "Juan Carlos Tafur", que no pertenece a Juan Carlos Tafur. Hay comentarios de un tal "Rafo León", colocados por un blogger que no es Rafo León. Y hay que notar que en el blog de Sifuentes existe la opción de "moderación", es decir, que Sifuentes lee uno por uno los comentarios y los aprueba personalmente antes de que aparezcan en el blog.

Y la semana pasada,
Sifuentes publicó con absoluta despreocupación un comentario de una "Erika Almenara", que contenía un link a una página denigratoria en contra de la poeta de ese nombre. Cuando se le hizo notar que esa era una contribución más al robo de identidades, Sifuentes dijo que él no tenía cómo saber que esa identidad era falsa, y con tal excusa se demoró otro par de días en quitar el comentario de su blog. (Dijo incluso que él no era adivino cuando hacía veinticuatro horas que había sido alertado).

Aplausos desde aquí a Marco Sifuentes: ha dejado de ser un personaje unidimensional. Ahora posee dos caras (cada una provista de su propio rabo de paja). Habrá que ver qué hace para que una no desmienta a la otra con tanta facilidad.

3.8.06

Bombardero characato 2

Después de meses sin contacto electrónico, y años sin vernos, esta semana he cambiado un par de emails con César Gutiérrez, el poeta y periodista arequipeño --aunque ahora parece que hay que acostumbrarnos a llamarlo narrador, o simplemente escritor, a secas--.

César anda atribulado en el Perú porque, al parecer, las últimas corrrecciones y reescrituras de su novela Bombardero van haciendo que el libro se torne cada vez un poco más y más grande, y, por tanto, con los criterios de costo-beneficio del mercado, más difícil de colocar en una editorial.

Un tema que ha surgido en nuestra conversación a la distancia (conversación que empezó con César en New York y yo en Ithaca y ahora sigue con César en Arequipa y yo en Brunswick) es el asunto de los blogs basura y los comentaristas anónimos, que, entre otras cosas, han inventado una graciosa tragedia relacionada con la (mala) suerte editorial de Bombardero. "Oh milagrosos días huérfanos de posts con el usuario anónimo dijo", me escribe César, quien resume su versión de los hechos así:

"Lo único que me gustaría contarte respecto a mi libro gordo es que tiene la rara cualidad de hacer desaparecer a la gente:

"- Cuando les dije que no podían cortarlo, desaparecieron simultáneamente los dos editores y el novelista amigo que los contactó (Madrid, marzo del 03).

"- Cuando todo estaba listo para empezar a diagramar y salió el adelanto en HH, desapareció un joven editor nacional (Lima, 12.06.06).

"- En plenas tratativas para publicarlo en un zip pre-pago, desapareció un ciber-editor de Les Corts (Barcelona, 06.07.06).

"- El último en desaparecer fue otro joven editor y mejor amigo que me llamó para ver cómo hacemos con la plata broder (Lima, 11.07.06)".

En fin. A mí me suena como que César está haciendo lo más saludable: seguir escribiendo.