7.12.05

La vida sexual de los filósofos

Después de una semana de mensajes más bien serios, pasemos al chisme, sin salir por ello de la esfera cultural (creo). La excusa es este divertido artículo de Antonio Gnoli y Franco Volpi, publicado hoy en El Mercurio de Santiago de Chile (hogar circunstancial, no lo olvidemos, del floricultor Alberto Fujimori, Chinochet).

Los filósfos en cuestión son Martin Heidegger y su amante más interesante: Hannah Arendt, pero algunos otros se cuelan por ahí (Gadamer figura como informante). Y sus vidas sexuales, íntimas, amorosas o emotivas se han hecho públicas, o más públicas de lo que eran ya, a raíz de la aparición de un epistolario de Heidegger y su cornucópica pareja, que viene a sumarse a uno que ya se conocía, de cartas intercambiadas entre el filósofo y la Arendt.

El género tiene el antecedente ilustre de las cartas de Joyce, aunque las de Heidegger no se aproximan a las del irlandés en lo escandaloso de sus devaneos pornográficos (y, en el mundo de la ficción, tenemos la correspondencia de Beatriz Viterbo y Carlos Argentino Daneri). En fin, lean el artículo y, como dirían Lacan o
Žižek, gócenlo.

Imagen: Arendt y Heidegger, algo anacrónicos (fotomontaje: gfp).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo entonces que en alguno de sus polvos metafisicos le habra llegado a Heidegger la idea esa de que la nada nadea?

Anónimo dijo...

"La nada nadea" es la fea traducción de algún intérprete español, a partir de uno de esos párrafos alucinantes de Heidegger, cuya idea básica era que la nada era parte del ser.

Anónimo dijo...

¿"alucinantes" o alucinógenos?