15.2.06

El tic del doble

Hay un síndrome frecuente entre muchos escritores peruanos, quizá relacionado con el desmoronamiento de buena parte de nuestras instituciones intelectuales: se trata de una suerte de tic doppelganger, una duplicidad espacial sufrida por quienes quieren estar al mismo tiempo en el centro del establishment y en sus márgenes.

Hace semanas recordé en este blog, por ejemplo, la forma en que los poetas de la antigua Hora Zero reclamaban que el Estado los reconociera, los premiara y los coronara de laureles por haber sido buenos marginales y haber minado los cimientos del orden establecido (según dicen)


Ayer, en el siempre interesante blog de Víctor Coral, Gabriel Ruiz Ortega decía sobre el escritor Oswaldo Reynoso —autor, por cierto, de textos fundamentales en las letras peruanas contemporáneas— que era un “escritor canónico” pero a la vez llamaba la atención sobre su estatus de “escritor marginal e incómodo”. ¿Esquizocrítica?

Hace poco, también, en la presentación del número tercero de su revista Intermezzo Tropical, Vicky Guerrero escribía acerca del “usufructo del poder de los escritores que dominan los medios de comunicación” y de cómo su revista era un espacio para combatir tal usufructo.

Curioso, dado que yo, si no fuera por artículos e incluso entrevistas publicadas en El Comercio (el medio de comunicación que todos tienen en mente cuando dicen esas cosas), nunca me hubiera enterado tan pronto y tan auspiciosamente de la aparición de los poemarios de Vicky.


En días recientes, en El Dominical de El Comercio, se habló sobre la “apreciable madurez” del último libro de Vicky, mientras que Ricardo González Vigil, en Luces, también de El Comercio, caracterizó a su obra como un “logro descollante” de “sostenido vuelo creador”. (Por cierto, aunque no la veo hace años, aprecio a Vicky, a quien conozco desde el tiempo en que ella trabajaba como correctora de estilo en… El Comercio).


De alguna manera, el conflicto del establishment vs. la marginalidad, o de la cultura oficial vs. la cultura antihegemónica, se convierte en un problema de quién tiene acceso a cierto medio de comunicaciones, pero la batalla se libra contra los supuestos señores de esos medios al mismo tiempo que se busca aparecer en ellos. Y muchas veces, quienes despotrican contra estos diarios o revistas no sienten ninguna incomodidad cuando sus páginas les dan espacio y cobertura: viven en ese equilibrio, al margen y al centro.


Una vez en ese terreno, nada de eso es tan llamativo como cierto fragmento de la cada vez más célebre Conversación entre nuevos narradores peruanos que publicó Ciberayllu meses atrás. En un momento, el escritor Carlos Gallardo dice:


“Lo que a mí no me preocupa es la existencia de la mafia en este momento, porque además es muy complicado tratar de revelar este problema. Lo que me preocupa es que se reproduzca. Pero estos mecanismos, que tú criticabas, Alexis [le habla a Alexis Iparraguirre], se heredan. Si en algo podría cambiar esta generación la forma en que se manejan los medios es dejar de lado la camarilla, la argolla. Pero cada uno tiene su opinión”.


Gallardo, en efecto, pide que se limpie el terreno de camarillas. Y su interlocutor, Alexis Iparraguirre, dice esto:


“Se me ocurre algo. Yo creo que se podría hacer una encuesta y decir quiénes son buenos escritores en los últimos quince años y proponernos a los medios, decir estos deben ser los que aparezcan en los medios porque son buenos y en nombre de la pluralidad se les debe difundir. Creo que hacer la encuesta sería fácil, no tengo ni que preguntarles, es simple llegar a un consenso de quiénes son; lo difícil, casi imposible, sería que, en efecto, medios tan enmarañados con ciertos intereses la consideren siquiera.
Esa lista se traspapelaría”.

Justo cuando Carlos Gallardo hablaba de eliminar las camarillas, mi estimado Alexis Iparraguirre propone —espero que en una muestra del humor que lo caracteriza— que los allí presentes se pongan de acuerdo en quiénes son los “buenos escritores” que deberían recibir cobertura de la prensa. (¿Alexis el liberal proponiendo un mercado de cuotas?).


“Ni siquiera tengo que preguntarles”, dice Alexis (así que quizá la nómina la quiera formar él solito). ¿Y luego de confeccionar la lista, qué hacer? “Proponernos a los medios”, sugiere. Proponernos. Es decir que “los buenos escritores” son él y los allí presentes.


Y luego se queja del sectarismo de “ciertos intereses”. Difícil sensación esa de sentirse discriminado por una “mafia” que no deja espacio para que uno forme su mafia propia… Estoy seguro de que Alexis, excelente conversador y gran humorista, sabrá entender el sentido de mis comentarios y no le molestará que le pida una breve aclaración sobre el sentido de esas palabras.


(Felizmente, si siguen leyendo la Conversación, notarán que todos los demás dialogantes cambiaron de tema inmediatamente)
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Fotomontaje: gfp.

56 comentarios:

Elvis Mendoza Martínez dijo...
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Gustavo Faverón Patriau dijo...

El caso con Vicky no es tan sencillo. Ella fue entrevistada por El Comercio a raíz de la publicación de sus poemarios, entrevistas que salieron publicadas en la sección cultural, cuando ella era empleada del diario y, según sus propios alegatos, numerosos escritores de talento eran discriminados de esas mismas páginas. Eso es EXACTAMENTE lo que se supone que hace la famosa "mafia". ¿Cuál es la diferencia?

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Sobre lo que escribe Gustavo, debo decir lo siguiente: En el texto hace ver a Victoria como una delas voces que es objeto del usufructo del poder ("...la batalla se libra contra los supuestos señores de esos medios al mismo tiempo que se busca aparecer en ellos. Y muchas veces, quienes despotrican contra estos diarios o revistas no sienten ninguna incomodidad cuando sus páginas les dan espacio y cobertura...)por parte de ciertos escritores, lo cual es incorrecto. Victoria llama la atención sobre la discución que tuvo lugar entre "andinos" y "criollos"; en el que Victoria no ve, sino, una discución de larga data sobre la preminencia del espacio hacía los escritores 'urbanos'. O no es acaso cierto que escritores jóvenes, no unicamente de Lima, sino en muchos casos de provincias, no tienen el espacio que si poseen, escritores denominados 'consagrados'. Y si el Comercio le dedica algunos textos a Victoria, es por su indiscutible calidad literaria. Ante ello Victoria qué tendría que hacer. ¿Realizar un manifiesto y hacerlo público para que todos sepamos que está en desacuerdo con lo escrito en el Comercio? El hecho de que el Comercio halla hablado de Victoria, ¿la persuade o sugiere que ella no deba denunciar y criticar la discriminación que si existen hacia otros escritores?

Fernando Velásquez dijo...

la marginalidad institucionalizada es un vicio muy de nuestros tiempos: esas ganas de pegarlas de iconoclasta y ser al mismo tiempo "el amado iconoclasta". el afán de figuración sí es un vicio de larga data. ambos sin embargo son sindromes bastante tristes, yo dirían incluso patéticos. se imaginan a rimbaud condecorado por sadi carnot?

no se trata solo de saber escoger mejor las propias batallas (pedir desesperadamente un lugar en los medios), sino de saber leer a la gente según las batallas que escogen. y creo que hay que tener poca vergüenza para dar una batalla por cinco minutos de fama personal. me pregunto si la gente no tiene sentido del ridículo.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Sobre lo que afirmas Gustavo tendríamos que tener, también, la intervención de Vicky. Sin duda, si lo que dices fuese cierto, ello si probaría 'El tic del doble' en Victoria.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Tengo que explicar que el comentario borrado era de Elvis, y que lo borró él mismo. El mío era una respuesta al suyo.

También aclaro, como siempre, que cuando hablo de la "famosa mafia" lo hago así, entre comillas, y que yo, en cinco años en El Comercio, nunca vi que existiera rastro alguno de marginación sistemática de escritores y que a mí nadie jamás me preguntó siquiera sobre quién iba a escribir la siguiente semana en mi columna de los sábados.

Es más. Hay una cosa que hace tiempo quería señalar pero me parecía quizá un poco de mal gusto, asunto de chismes. Me decido a hacerlo, porque creo que viene al caso. Cuando la gente habla (absurdamente) de los escritores que "manejan" El Comercio, se refieren a tres o cuatro personas harto conocidas, todos amigos míos por cierto, y que es innecesario volver a mencionar. Es bastante público y conocido que esas tres o cuatro personas se llevan terriblemente mal con el profesor Ricardo González Vigil. Ahora bien: ¿por qué estos "ultra poderosos" no lo han echado de El Comercio? Dos respuestas: (a) porque la corporación El Comercio, una de las empresas más grandes del país, es bastante más compleja de lo que la gente cree, y no es el rancho de nadie (al menos de nadie que no se apellide Miró Quesada); y (b) porque a esas personas no les interesa en lo más mínimo ese tipo de manipulaciones y arbitrariedades.

Daniel Samanez dijo...
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Daniel Samanez dijo...

Un deslinde que creo posible hacer y quizás resulte útil: hay al menos 3 brechas que por ratos se superponen pero que son distintas.

Una es la es la generacional, otra la cultural y otra -empezando a esbozarla- la sociocultural-étnica.

La generacional y cultural son clásicas universalmente. La primera es natural, la segunda la apunta Nando muy bien. La otra es muy nuestra, muy peruana. Es la que ahora se ha dado por llamar -recién me entero, leyendo Peru21, siguiéndole el rastro en google a los autores que esta antologando Gustavo Faverón- la de Andinos vs. Criollos.

Creo que esto puede contribuir a identificar que es lo que se esta reclamando.

Es la última brecha la complicada. En ambos lados se manejan referentes distintos. Por eso la perplejidad tanto de un lado como del otro a la hora de tratar de explicar el problema y hacerse entender en el otro bando. Por eso a ambos lados les parece que hay mala voluntad en la otra parte.

juan carrillo dijo...

Salvo uno o dos artículos, el debate de Perú 21 me pareció de muy poco nivel, pasando muy rápido de la ironía al escarnio. Hay de todo en la literatura peruana. La distinción entre "andinos" y "criollos" (para no hablar de "regios" y "no-regios") me parece un poco maniquea.

Daniel Samanez dijo...

Lo significativo del debate no creo este en los argumentos. Lo significativo está en el debate en si, en le hecho que se haya planteado tal como se ha planteado. Y como ambos lados parecen incapaces de entender al otro.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

No sé en realidad de
dónde surge la relación que Gustavo expone. En ninguna parte de la ¿acusación? ( ¿o será acaso lo que señala Vicky?) que Victoria realiza se hace explicita, ni implicita, que ella apunte al Comercio ¿o sí? Explica ella ese debate como: "la postergación de los escritores de provincia sobre los escritores lamados “criollos”, lo que a buen entendedor es una discusión sobre el usufructo del poder de los escritores que dominan los medios de comunicación". ¿De qué forma se puede explicar el que siempre nos encontremos con los mismos escritores y sus 'discípulos'? Más aún cuando estos sigan presentando obras que en modo alguno puede ser considerados como algo nuevo o bien escrito.

Gustavo, el pensar de que ciertos escritores "manejan" el Comercio es una idea absurda. Y no creo que esta haya asomado en ninguna parte en la discusión que tuvo lugar en el diario Peru21.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Ah bueno, excelente. Entonces, sé tan amable de decirme qué medios de comunicación son "dominados" por escritores.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Fuera del tema:

En el caso de aquellos que
consideramos se pusieron en los márgenes de la sociedad, sean estas por sus mismos escritos o como experiencia vital o ideas ideológicas o políticas, estos ¿pueden hablar? No: "[...]soy /Un lumpen maldita la hora en que hablé". Al momento de hacerlo dejarían de serlo; pero, identificar la marginalidad con la critica social es erróneo. No todos aquellos que asumieron una postura ideológica o política, lo hicieron también con una maldita, ¿o sí? Su voz es legítima. Su marginalidad se situa en la crítica al sistema, al cual es innegable pertenecen.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

"[...] reconozco un mérito de Cueto y Ampuero: el haberse reconocido como miembros de la "secta" que, según denominación de larga data, otros llaman mafia o argolla."

Miguel Gutiérrez, dixit.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Mi comentario de la 1:22 obviamente no va en respuesta a Alexis Iparraguirre, sino a Elvis.

A Alexis: creo que el clítico es lo de menos: tu utopía es la utopía de la censura y la cuota, no la utopía liberal que yo hubiera imaginado te sería más agradable.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Gustavo, no podría decir exactamente cuales son, pero la prueba del mismo es la inexistente cobertura hacía escritores que no son parte de este grupo (¿tenemos un panoráma de lo que se viene haciendo dentro del interior de nuestro pís con respecto, no sólo a Literatura, sino a la cutlura? ¿Sabemos que vienen escribiendo los distintos autores de los conos de Lima? ¿Por qué siempre los mismos, no existen otros y, aún mucho mejores que ellos?), en muchos casos, que por lo que se pudo apreciar, dos de ellos, se reconocieron en el primer texto que Gutiérrez escribió en Peru21. Aunque en el mismo él no expuso a sus integrantes. ¿No es esto sintomático?

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Y sin en algunas revistas de las que Gutiérrez refiere como parte de la "secta" encontramos, criticas o reseñas a los libros de los denominados 'andinos', no niega esto una superioridad de información hacía los escritores "criollos", sino, que es imposible seguir ocultando el valor literario que poseen estos escritores, que es innnegable, fueron marginados por mucho tiempo, hací como lo vienen siendo quienes no aparacen en estos medios siendo sepultados por el silencio de los mismos.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Ja. Excelente. O sea que cuando hablan de los "criollos" es por oscuras motivaciones mafiosas y cuando hablan de los andinos es porque "la calidad se impone"...

Y no sabes qué medios son pero son básicamente todos los medios...

¿Y todo ese poder lo tienen dos escritores quer trabajan en El Comercio pero cuando tú dices "los medios" no te refieres a El Comercio?...

Ya pues.

No sé si te has dado cuenta, pero lo que estás haciendo es decir algo así como "se ha cometido un delito pero no sé cómo, ni dónde, ni sé cuál es el delito, pero, eso sí, sé muy bien quién es el culpable... (aunque no sé cómo, ni dónde, ni de qué... etc)"

Daniel Samanez dijo...

Gustavo Faverón,

Entonces, desde tu punto de vista, ¿no hay problema?

Lo que tengo claro es que tú crees que no hay mafias o algo parecido. Y creo que crees eso de buena fe.

Entonces, ¿Como explicas estos enfrentamientos y los prejuicios en ambos lados? ¿Cuál crees que sea su naturaleza?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Escribe sobre lo que quieras, Lester, adelante.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Con mucho gusto, Daniel Samanez. ya escribí sobre el tema tres veces, una de ellas en Perú 21. Copio aquí debajo el primer texto y el tercero.


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DEMASIADO EGO

14 jul (Perú.21) A la luz de las últimas escaramuzas libradas entre algunos escritores peruanos, se diría que nuestro debate literario no puede ser más que un problema de egos y suspicacias mutuas entre enemigos irreconciliables. A quien ha pasado años leyendo la obra de los involucrados, el paisaje le puede resultar lamentable.

Yo pienso que la discusión literaria debe ser otra cosa, porque la literatura es un rastro de nuestros conflictos sociales y un síntoma de nuestras flaquezas históricas, pero es también, quizá sobre todo, una esperanza de solución. Y, si es así, entonces la literatura tiene que ir más allá de sarcasmos, cocachos y zancadillas: el debate intelectual no debería parecerse tanto al zafarrancho de insultos de un reality show.

Si a un albañil se le piden paredes firmes y a un cocinero platos comestibles, a un intelectual se le puede exigir que piense con claridad y hable con transparencia. Pero, sobre todo, que sea capaz de colocarse a sí mismo bajo el microscopio de vez en cuando, que se dé cuenta de que su trabajo no es accesorio, sino crucial, particularmente en un país como el nuestro, malherido por la incapacidad secular de sus clases dirigentes, un país radicalmente necesitado de inteligencia y solidaridad.

La literatura y quienes la hacen (incluso cuando no lo reconocen) tienen una responsabilidad ante su sociedad.

Cada vez que nuestros escritores (y críticos) deciden agredir a las poetas peruanas en conjunto, menospreciándolas a granel -como si el hecho de ser mujeres las hiciera intelectualmente secundarias o artísticamente subordinadas-, esos escritores de algún modo justifican las golpizas, los menosprecios y las marginaciones que otras mujeres, con argumentos al fin y al cabo no muy distintos, sufren en miles de hogares en cualquier barrio de cualquier ciudad del Perú.

Cuando un escritor con cierto poder en los medios de comunicación capitalinos niega (o desconoce) la dificultad que sus colegas provincianos tienen para acceder a esos medios, ese escritor contribuye, acaso involuntariamente, al doloroso centralismo y al injusto desequilibrio social, económico y político que aleja a Lima del resto del país. Es cierto que no hay un nuevo Arguedas en los Andes, como mi amigo Fernando Ampuero ha señalado con exactitud (y con un poco de malicia: tampoco hay un nuevo Vargas Llosa en la costa). Pero es claro que entre nuestras novelas cruciales de las últimas dos décadas están Ximena de dos caminos, País de Jauja y La violencia del tiempo: la narrativa provinciana es uno de los impulsos creadores significativos de nuestra literatura actual. Negarlo es tapar el sol con un dedo.

Las ficciones de Gutiérrez, Cueto, Rivera Martínez, Riesco, Ampuero, Colchado, con su afán por retratar la diversidad del país, hablan de una narrativa peruana en auge, a punto de parir formas insólitas. Pero las discusiones públicas entre algunos de esos autores parecen desdecir la calidad de sus obras. Mientras los escritores ensayan el siguiente tacle, su propia literatura parece cogerlos por sorpresa, pasar sobre ellos, hacerse sutilmente las preguntas que los escritores deberían hacer también en voz alta, en diarios, revistas y programas de radio y televisión: en las circunstancias del país, esa es también su responsabilidad.


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DESPUÉS DE LA BRONCA

Los debates suelen ser productivos. Suelen. Si uno trata de entender cuál fue el paso adelante que se dio tras la mal llamada polémica entre escritores “andinos” y “criollos”, se encuentra con que no se avanzó en ningún sentido. Nadie salió del debate con ideas distintas de las que tenía al ingresar en él.

Quizá el error fue que, al plantear el problema, Miguel Gutiérrez no dio en el clavo: quiso culpar a un puñado de escritores de controlar la mayor parte de la prensa nacional sin tener en cuenta al menos dos cosas. En primer lugar, que la publicación de ese artículo suyo (y los siguientes), en Perú 21, diario pariente de El Comercio, desdecía sus palabras flagrantemente.

Y, en segundo lugar (y mucho más importante), que los mecanismos de la marginación en el Perú no son cosa de sectas, ni artificio de novelistas, ni maquinación de odiadores, ni reales ni imaginarios: son un legado histórico lamentable, que seguimos cultivando en el eje mismo de nuestra sociedad.

En un país donde indígenas, mestizos provincianos, mujeres, pobres, etc., tienen que probar su valor mil veces antes de ser reconocidos, la mecánica social manda que un artista provinciano deba atravesar mil escollos antes de hacerse de un público, mucho más que un capitalino. Y entre los limeños, tampoco se tiene igual acceso a los medios (ni a nada en absoluto): si se ha tenido la mala suerte de nacer muy tirado al margen, el viaje hacia el centro es siempre largo y penoso.

Si uno piensa en el trabajo serio y atendible de autores como Oscar Colchado, por ejemplo, y piensa en las limitaciones editoriales de su carrera en comparación con la rapidez con que se han fabricado figuras como las de Beto Ortiz, Gustavo Rodríguez y Jaime Bayly, uno tiene que reconocer que algo anda muy, muy mal. Pero ¿qué secta actúa detrás de eso?

El error inadmisible de Gutiérrez, especialmente inadmisible en un marxista como él, además, es el haber querido hablar de sectas y mafias y camarillas para explicar un problema que es de clases y de movilidad social, y de prejuicios étnicos y raciales, y de género (¿alguien notó que las escritoras peruanas no se sintieron parte del debate?). Y de otra cosa más terrible en el mundo de hoy: la mercantilización extrema de la cultura.

En muchos países del mundo, la mercantilización radical del universo editorial no atenta contra la literatura: Philip Roth no perderá lectores debido a Dan Brown. En el Perú, sí es un problema. El número de editoriales y su debilidad hace que sólo los autores que aseguren un nivel mínimo (aunque sea realmente mínimo) de ventas alcancen a ser publicados. Eso ocasiona que el público lector de mayor poder adquisitivo acabe decidiendo, con su dinero, quién será publicado y quién no, y en qué condiciones. Y ese público lector suele elegir a quienes más se le parecen, a los que siente más suyos (nuevamente un asunto de clases, y de castas). Eso no es culpa de los autores. Pero es un problema real, que amenaza con la virtual muerte editorial de mucha literatura marginal, provinciana, andina y selvática. Y después amenazará a todo el resto: cuidado.

Oswaldo Reynoso calificó a la polémica como “inútil”. Fernando Ampuero la llamó "absurda". Los dos tuvieron toda la razón. ¿Y ahora?

Elvis Mendoza Martínez dijo...
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José Antonio Galloso dijo...

El Perú es un país que tiene una larga tradición en el campo de las argollas. Argollas en los colegios. Argollas en las universidades. Argollas en el fútbol. Argollas en la Política. ¿Me pregunto por qué en la literatura habría una excepción?
Aunque no me consta y, aunque puedo pensar que no es deliberada ni llevada por malsanas intenciones, no me sorprendería que exista un grupete que tenga un peso determinante en aquello de lo que se habla o de lo que no en los medios. Sin embargo, esto me resulta un asunto sin importancia. Un tema ocioso. Así como la discusión entre “andinos” y “criollos”. Eso sólo pone de manifiesto lo atrasados que estamos. En lugar de estar cocinando nuestras obras a puerta cerrada como debe ser. Estamos perdiendo el tiempo en estos chismorreos de viejas. Considero que, finalmente, el tiempo y los lectores se encargaran de decantar aquello que debe trascender de lo que no. Si no, pregúntenle a Oscar Colchado que ahorita se va a Alemania a presentar su chamba. O recuerden al buen Ribeyro, que nunca se preocupó de la figuretería, si no de hacer lo suyo: Escribir y nada más.

Fernando Velásquez dijo...
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Fernando Velásquez dijo...

lo del papel del comercio en la cultura peruana me recuerda algo al rol de la lotería en babilonia que describe borges. todos contra el comercio, por donde esos mismos todos (o casi todos) han pasado, están pasando o pasarán (de buenos casos me he enterado últimamente). si no piensen en vallejo.

se puede hablar de argollas en el comercio? no más de lo que se puede hablar en el resto de instituciones en el país. diría incluso que menos. más aún, mientras no se toque los intereses más altos, siempre hay espacio para marginalidades y marginales, que los hay en esas páginas por montones. por qué lo digo? porque trabajé ahí. y tuve bastante libertad, en todas las secciones donde trabajé: juventud, culturales y somos. eso sí, con la permanente limitación del número de palabras, una maldición para los verborreicos como yo. en todo caso, ampuero y cueto (que supongo son el centro de los ataques) tienen opiniones y gustos que en su papel de editores utilizan para darle alguna coherencia a las publicaciones que dirigen o dirigieron.

claro que los problemas de los que se está hablando aquí existen. pero no se reducen al papel de el comercio en la cultura peruana (papel que dista de ser monolítico: el comercio es más bien como un pequeño país, o un ministerio). me parece que muchos aquí piensan que la solución sería simplemente cambiar de mandarines: los tuyos por los míos. pues si así fuera, las críticas se reducen todas a piconería y, otra vez, a ganas de figurar no satisfechas.

Fernando Velásquez dijo...

aunque una vez fui víctima de una conspiración. un proyecto de artículo mío fue salvajemente censurado: una crónica sobre la vida de famosos payasos jubilados. pero eso fue culpa de faverón, que es malo y no se ríe nunca. no es cierto, gustavo?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Pensé que al fin me había librado para siempre de tus famosos payasos jubilados, Perro.

Moveré cielo y tierra y todas mis mefistofélicas influencias para que ese tema nunca se convierta en un artículo que vea la luz...

Lo que me recuerda algo: quizá yo pueda pasar a la historia como el editor que dedicó como ciiiiiinco páginas de Somos a un artículo (tuyo) sobre el maestro Melcochita (un grande).

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con todo el razonamiento, pulcramente expuesto, de Victoria; pero hay un gran detalle: la vida no es nominal, no todo es palabras.
En su revista Intermezzo Tropical, Victoria hace un paralelo entre la terrorista muerta en acción Edith Lagos y la santa popular Sarita Colonia.
¿Este enorme esfuerzo imaginativo realizado por Victoria, que linda con la ridiculez disfrazada de rigurosidad académica, es lo que se propone para ser discutido en los medios "hegemónicos"?
¿Cree acaso la poeta que algún editor con sentido común va a destinar espacio a discutir tal despropósito?
¿Se ha puesto a pensar esta poeta, más allá de su idea romántica de la literatura y de las palabras, en los miles de miles de asesinados por SL (y no hablemos de los devotos de Sarita) que se sentirían ofendidos por esa afrenta que ella alegremente perpetra?
De hecho los medios "hegemónicos" no son un dechado de cultura y profundidad (no les corresponde serlo, por lo demás), pero tampoco son tan tontos como para dar espacio a teoría díscolas como esas.
De hecho la gran prueba de todo esto está en el terreno de la práctica: las mismas personas que dieron espacio al estupendo poemario de Vicky, se negaron a comentar su revista, de tan dudoso rango ideológico.
Y eso debiera tomarlo ella como un favor en cierto modo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Hola, Vicky. Gracias por responder al post. Quiero hacer notar un problema en tu mensaje. Dices:

"Si Ya nadie incendia el mundo (Estruendomudo, 2005) apareció en las páginas de El Comercio es porque decididamente lo merece".

Perfecto. Así es como debe ser (y me parece muy cierto, dicho sea de paso). Si la mecánica es tan sencilla, entonces podemos suponer que se repetirá con cualquier libro que lo merezca. Y si es así, ¿cuál sería el problema?

(Por cierto: tu explicación es la misma que dará el 100% de los escritores comentados en cualquier diario del planeta: "¿Por qué te dan cobertura? "Pues porque soy buenísimo").

No digo esto porque crea que no hay problema alguno (ya señalé cuál creo que es el problema, y tú has citado pasajes de ese texto mío). Lo digo sólo para señalar que, en efecto, explicas con lógica distinta tu posibilidad de entrada en las páginas de El Comercio y la de los demás: en tu caso, tú eres una ex correctora sin poder alguno que ingresa en esas páginas gracias a su indudable talento. En el caso de los demás, también carentes de poder y también talentosos, se produce una marginación. ¿Por qué a ellos sí y a ti no? No veo que lo expliques.

Pero, sobre todo, no veo que expliques en lo más mínimo a quiénes te refieres (a qué personas y a qué medios) cuando dices lo que dices respecto al "usufructo del poder de los escritores que dominan los medios de comunicación".

Yo, muy sinceramente, no sé de un solo escritor que domine un solo medio de comunicación en el Perú (lo más cercano es el caso de Óscar Malca en Somos, me parece, pero como sabes bien, Malca tiene una larga escalera de jefes por encima suyo, todos ellos de la familia Miró Quesada, gente que social e ideológicamente está en las antípodas de Óscar).

Me parece que frases como la tuya, sin nombres propios, son por completo efectistas y demagógicas.

Para que dejen de serlo, alguien tendría que decidirse a decir quiénes son los escritores que dominan El Comercio, quiénes La República, quiénes Expreso, quiénes Perú 21, y cómo así es que esas personas, que en muchos casos no se pueden ver ni en pintura, resultan todos miembros de una camarilla de confabuladores. Habría que denunciarlos con nombre y apellido y decir qué es exactamente lo que hacen para impedir la aproximación de otros a los medios de comunicación (y quiénes son esos otros). Y alguien tendría que decir, además, como es que impedir que aparezca una noticia sobre un poeta huachano en El Comercio podría beneficiar a algún otro escritor peruano. Porque, hasta donde he podido notar, nadie se ha dado el trabajo de explicar cómo así para "usufructuar" a la prensa los escritores "criollos" tendrían que darse el trabajo adicional de impedir que otros escritores aparezcan en ella...

Mientras nadie diga nada sobre eso, considero que simplemente se está soltando un discuro demagógico que impide discutir con seriedad el problema real de la marginación de cierta intelectualidad, que no es sino un microcosmos del problema de la marginación social y política de la gran mayoría de los peruanos.

Quizá, quién sabe, resulta que si alguien, tal vez tú misma, escribe un artículo sobre literaturas marginales peruanas y se da el trabajo de enviarlo a El Dominical o a Luces, el artículo saldría publicado. Yo acabo de publicar un artículo en el mismo Dominical en donde no hay el menor recorte de elogios hacia escritores que ideológicamente son muy distantes de todo aquello que El Dominical tradicionalmente parece representar. ¿Alguien en El Comercio me pidió que tachara el nombre de Colchado o Gutiérrez o Reynoso, que quitara a Castro o a Zorrilla, que eliminara de allí a Osorio o a Lucho Nieto? Nadie.

Daniel Salas dijo...
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Daniel Salas dijo...

Gustavo:

Como sabes, soy nuevo en esto de los blogs; pero un amigo me contó de casualidad que se había armado este debate y es entonces que me atrevo a opinar.

Lo interesante, creo, es que en tu post pones dos ejemplos de dos perspectivas ideológicas diferentes: una abiertamente de izquierda y la otra abiertamente liberal. Es interesante, digo, porque tanto el izquierdista como el liberal tienen algo en común en cuanto a su retórica: una relación conflictiva con el Estado.

Pero dentro de ambos discursos se produce una contradicción. Tanto Vicky, que desarrolla sus ideas enfatizando el problema del poder (es decir, desde una postura de izquierda) como Alexis, que enfatiza la libertad (es decir, desde una postura liberal), no deberían preocuparse por que los medios incluyan a autores que ellos consideran marginados. En el primer caso, porque si hemos de ser consecuentes en la lucha contra el poder y “las prácticas criollas” que menciona Vicky en la presentación de su revista, no entiendo por qué habríamos de exigirle al medio que encarna ese poder que nos permita ser parte de sus prácticas represivas y discriminatorias. En el segundo caso, porque, como el mismo Alexis lo sostuvo alguna vez respecto de las cuotas para las mujeres en la representación congresal, la libertad no es compatible con la igualdad. Exigirle al dueño o editor de un medio que publique cierta información que compense la desigualdad es exactamente lo opuesto al libre mercado.

Siguiendo el principio de libre mercado, son los mismos consumidores los que deberían sancionar al medio que realiza una práctica editorial incompetente. Lo que podría hacer Alexis, en todo caso, es pedirle a los cientos de miles de lectores de “El Comercio” que dejen de leerlo, bajo el argumento de su línea editorial, al menos en la parte cultural, es argollera. Con esta presión de los consumidores, tal vez consiga que los dueños se sientan interesados en contratar otros editores culturales. Lo que debería hacer Vicky es promover medios alternativos al poder, a fin de demostrar el carácter excluyente de los medios hegemónicos; los sectores explotados se sentirían representados en esos otros medios que serían capaces de expresar la conciencia clasista.

Ahora bien. ¿Les interesa a los consumidores o a las masas (según la postura que adoptemos) del Perú que no se haya mencionado el poemario de fulano de tal? Yo creo sinceramente que hay una pérdida total de perspectiva en este asunto. Se crean discursos suponiendo que en el Perú a) existe un mercado que podría funcionar bien si acabáramos con las argollas mercantilistas o b) existe una masa que sufre y es consciente de su exclusión y a la cual el crítico de izquierda representa. En ambos casos hay una tremenda exageración sobre el impacto que la actividad cultural académica puede tener en el Perú. Una muestra de que incluso a la gente que lee le importa muy poco el pensamiento crítico es el blog de Aquiles Cacho o el de Leonardo Aguirre, en donde de lo último que se habla es de arte. Últimamente han salido otros peores y hacen evidente que a esos “bohemios” que chupan en el Cordano o en el Pollo Pier (si es que se escribe así) les interesa cualquier cosa menos pensar críticamente.

Uno lee, por ejemplo, los ensayos de Paolo de Lima (superficiales como son) y están escritos sobre la base de la creencia de que a la gente le importa la violencia política y que el poeta es capaz de representar ese sentir. Es la teoría del poeta como espejo, del poeta como conciencia social. Si se trata de representatividad, un poeta fujimorista tendría mejores argumentos para sostener que expresa una sensibilidad nacional. Seamos francos: los miles de muertos por la violencia política, las torturas y asesinatos que describe el escalofriante libro de Uceda, la discriminación sexual o racial le importan a MUY POCA GENTE. Con mayor razón, a mucha menos gente le importa si sale mencionado o no en “El Comerio” el último libro de Colchado o Gutiérrez.

(Ahora bien, ¿por qué se la agarran con “El Comercio” o con la PUCP? Mi hipótesis es que ambas son dos de las muy pocas instituciones que quedan en pie en el Perú. Y si uno quiere ser marginal, por cierto, tiene que estar en contra de alguna institución. La PUCP y “El Comercio” han sobrevivido a una descomposición moral e intelectual que se termina por desatar en los 90. Aclaro que con esto no quiero decir que sean entidades impolutas; quiero decir simplemente que es un hecho que, para bien o para mal, se mantienen como dos referentes intelectuales sobre los que es posible generar adhesión u oposición.)

Yo creo que la única lucha posible en este escenario es pensar correctamente, una tarea que, según Pascal, es el primer deber moral del ser humano. Por eso es necesario limpiar el terreno de tanta demagogia y, para que no se diga que este es un ataque sibilino, me refiero a hacer evidente que formas de pensar la literatura como las que propone Paolo de Lima son oportunistas e inconsistentes. Una revista que incluye en sus páginas ensayos de este tipo no puede ser tomada en serio. Vicky sabe muy bien que suelo ser franco en estas cosas. La pregunta es ¿por qué no exigirnos más? ¿por qué conformarnos con una simplicidad demagógica que ni siquiera alcanza el nivel de la mediocridad? Vicky dice muy bien cuando sostiene que no es justo que “cualquier opinión contraria al establishment te convierta en un minuto en un militante de las brigadas rojas”; pero tampoco cualquier postura se convierte en incontestable o correcta por el mero hecho de ser “anti-establishment”.

Tanque de Casma dijo...

Daniel
No entiendo lo que dices de Paolo de Lima y sus ensayos. Descalificas sus trabajos porque, entre otras cosas, parten de la premisa de que a la gente le interesa el tema de la violencia. ¿Crees acaso que no le interesa a la mayoría de la gente el asunto? ¿No estás pecando de pesimista, o tal vez prejuicioso? ¿Y si, supongamos, no le interesa, qué? ¿Dejamos de hablar del tema? ¿El esfuerzo de Gustavo por entender la literatura de esta época es en vano? ¿O lo que es en vano es cualquier visión demasiado distinta a la aceptada?

Tanque de Casma dijo...

Daniel
No entiendo lo que dices de Paolo de Lima y sus ensayos. Descalificas sus trabajos porque, entre otras cosas, parten de la premisa de que a la gente le interesa el tema de la violencia. ¿Crees acaso que no le interesa a la mayoría de la gente el asunto? ¿No estás pecando de pesimista, o tal vez prejuicioso? ¿Y si, supongamos, no le interesa, qué? ¿Dejamos de hablar del tema? ¿El esfuerzo de Gustavo por entender la literatura de esta época es en vano? ¿O lo que es en vano es cualquier visión demasiado distinta a la aceptada?

Daniel Salas dijo...

"Tanque de Casma":

Hay una forma de ver la literatura como si la literatura fuera

a) poseedora de impacto.
b) representante de una consciencia social que es superior al individuo que la crea y que, por eso, es valiosa.

No, no es que sea pesimista. Simplemente sostengo que primero hay que demostrar que en ese caso particular alguna de esos dos principios son válidos. Los ensayos de Paolo de Lima bastos y carecen de cualquier poder crítico. No parten de la literatura, sino de una supuesta imagen de la sociedad, impactada por la violencia. En consecuencia, lo que debemos buscar son las representaciones de la violencia en tanto expresión de esa idea de sociedad que previamente se ha construido. Y todo para concluir que los poemas que representan la violencia son interesantes porque reflejan la violencia (que además no fue causada por los que ponían bombas ni asesinaban campesinos ni ametrallaban personajes públicos, sino por un sistema maligno y abstracto llamado "globalización").

Daniel Salas dijo...

Para precisar otra parte del comentario de Tanque de Casma, quien pregunta:

"¿Y si, supongamos, no le interesa [a la gente], qué? ¿Dejamos de hablar del tema?"

No, no dejamos de hablar del tema. Simplemente reconozcamos que la idea de la violencia en la mayoría de peruanos es diferente de la nuestra y que la literatura de la violencia (en general creo que cualquier literatura) no ocupa ningún espacio relevante en la forma en que la sociedad se mira a sí misma.

Fernando Velásquez dijo...

estos comentarios surgen a partir del largo comentario de daniel salas. no son (necesariamente) una respuesta polémica a ellos.

si a la gente le importa o no la violencia, eso no implica que no se deba reflexionar sobre ella. el crítico -creo- no es alguien que deba seguirle el pulso a la gente sino seguir rutas que lo lleven a encontrar la verdad que se encuentra escondida, o en todo caso oculta en los fenómenos que analiza. la violencia es uno de esos fenómenos, que creo que atraviesan la historia como una constante, resultado y fuente de injusticia. en el post en el que publica su artículo publicado en el dominical, gustavo escribe acerca de las representaciones de la violencia de los 80 y 90. se pregunta cómo es que se empezara a escribir tan rápido sobre un fenómeno tan reciente. no quise comentar entonces, pero ahora pregunto: no será que si no hubo un período durante el cual procesáramos las heridas, eso puede deberse a que no hemos dejado de hacerlo nunca? que en el perú, la violencia es endémica, y sendero no fue la interrupción de un proceso pacífico, sino la exacerbación de la multitud de procesos violentos que han poblado toda nuestra historia, me parece una hipótesis razonable (me disculpo por mi gruesa formulación de la hipótesis, pero quiero llegar a algo). en tal contexto, y a riesgo de que esto caiga mal, me parece necesario pensar a sendero como fenómeno social y político. no está demás que después de decir lo anterior haga los deslindes del caso para evitar malos entendidos: nunca he simpatizado con sendero, ni con el mrta; sus métodos siempre me parecieron condenables y aborrecibles; su violencia (como toda violencia) asesina y su ideología dogmática, totalitaria y estúpida. y sin embargo, no podemos ejercer un pensamiento crítico repitiendo siempre las mismas condenas y situándonos del lado de "los buenos" sin tratar de ingresar críticamente en los procesos que hicieron de estos movimientos alternativas viables para mucha gente y protagonistas de muchas de las páginas más negras de nuestra historia. sendero debe ser pensado desde las condiciones que hicieron posible su aparición y su éxito. tal vez el miedo de asomarnos a esa podredumbre y encontrarnos con nuestra propia imagen sea la razón por la cual nos negamos al análisis. pero sendero no era simplemento "el otro". por eso creo que vico se apresura al condenar lo que hace vicky al comparar las figuras de edith lagos y sarita colonia. no he leído su ensayo (aunque quiero hacerlo), pero me adelanto a afirmar que operaciones como esa son necesarias para movernos de un tipo de condena que se aproxima peligrosamente a convertirse en un fetiche.

Fernando Velásquez dijo...

daniel (salas):
cuando dices "Tanto Vicky, que desarrolla sus ideas enfatizando el problema del poder (es decir, desde una postura de izquierda) como Alexis, que enfatiza la libertad (es decir, desde una postura liberal)" no te parece que estás simplificando y caricaturizando toda la complejidad que los términos 'izquierda' y 'derecha' encierran?

Daniel Salas dijo...

Nando:

Sobre la necesidad de entender a Sendero estoy totalmente de acuerdo. Y creo que tú ofreces una pista interesante: en lugar de hablar de "condiciones sociales" que disparan la violencia como una respuesta, debemos hablar de condiciones subjetivas, según las cuales la muerte se vuelve trivial. Hay una similitud innegable entre el agente del ejército y el senderista: su desprecio por la vida y por el otro. En efecto, es posible pensar que Sendero no es el otro, de la misma manera que Fujimori no es el otro. En los ensayos que critico lo que veo es que el poeta de izquierda es una especie de voz privilegiada de una consciencia lacerada, mientras que el belaundista/ aprista/ fujimorista (en un mismo saco, como una sola entidad) es el enemigo del pueblo, el lacerador. ¿Por qué no proponer que el represor es el representante de la conciencia nacional y el poeta una voz insignificante e individual?

Nando: no he hablado de diferencia entre izquierda y derecha, sino entre izquierda y liberalismo. No me parece reduccionista el criterio que propongo; al contrario, es más abarcador y menos prejuicioso. Yo no estoy diciendo que el izquierdista sea alguien que "defienda al pueblo" mientras que el liberal "defiende a los explotadores". Estoy dando dos criterios que pienso que unifican las distintas retóricas con que se manifiestas los discursos que podemos llamar de izquierda o liberales.

Daniel Samanez dijo...

Ambas posiciones en este debate, al menos en este espacio, concuerdan en que existe un problema. La percepción de ese problema es lo que no concuerda.

No es un problema solo de ideologías, en ambos lados hay lugar para izquierdas y derechas.

En un tema espinoso y emocionalmente cargado, quisiera hacer el intento de dejar el trigo libre de paja.

1. Los que están adentro: Lo que dicen es cierto. Los artículos de Gustavo Faverón reconocen un problema (de acceso a publicar por parte de escritores periféricos). El muy ilustrativo comentario de Nando refuerza la perspectiva de lo que se ve “desde adentro”. Desde ahí, desde esta posición en general, sectas, mafias y camarillas no existen.

2. Los que están afuera: Lo que dicen es cierto. Desde esta posición, sectas, mafias y camarillas si existen. Existen por que se perciben y en la práctica -para los que están en este grupo- funcionan como tales. Los testimonios son muchos. Y son percepciones de gente reconocida como inteligente, capaz y valiosa por los que están “adentro”.

3. ¿Cuál de las verdades es la mas fuerte?
Creo que podemos equiparar el asunto a:
a. el vaso está medio lleno.
b. el vaso esta medio vacío.

Las dos posiciones refieren a una misma situación. La percepción podría depender de si estas con sed o no.

Así:
1+a: Hay un problema. Es difícil publicar pero se puede.
2+b: Hay un problema. Es difícil publicar, es casi imposible.

4. La situación tal como esta, con estas percepciones contrapuestas, es no solo incomoda, es también peligrosa. Genera no solo debates agrios si no actitudes revanchistas e incluso violentas. En ambos lados. Se me vienen a la mente el gobierno de Velasco y el de Fujimori. Y Sendero y el MRTA.

Esta situación conflictiva se repite en otros sectores: nuestro deporte, nuestras empresas, etc. Al parecer se ha hecho terreno fértil para nuestra literatura. Eso es relativamente nuevo y creo que se debe al debate que se ha generado. Quizás este mismo debate llevado a otros sectores produzca también resultados positivos.

Habría que preguntarse por la responsabilidad que les toca a los participantes del debate. Preguntarnos que es lo que podemos aportar. Y si es posible elaborar un proyecto para solucionar el conflicto. Un proyecto que tenga como objetivo cambiar las condiciones que determinan que dos grupos vean un mismo asunto de manera tan distinta.

Notas para este proyecto: Explorar las soluciones: ¿es posible elaborar un proyecto de integración progresiva de las posiciones?, ¿Cómo?: ¿cuotas?, ¿leyes?, ¿fundaciones / ONGs?, ¿mercado?, ¿institucionalizar el conflicto? etc.

Anónimo dijo...

Solo para aclarar algunos adjetivos que se han dicho sobre mí.
El señor Julio Montero (mucho gusto) dice que mis argumentos son superficiales porque solo tomo el título del ensayo de Victoria. A continuación, para validar la desafortunada comparación de la poeta, esgrime el hecho de que esta haya recurrido a Freud y al análisis de género.
¿Ello me recuerda mucho a un tipo de falacia lógica... creo que es el argumentum ad verecumdiam? ¿Me ayudas, Montero?
Por otro lado, en ningún momento dije que Victoria estuviera haciendo "apología del terrorismo" ni sé si esa figura delictiva que sirvió en muchos casos para encerrar a gente inocente, sigue en vigencia.
Dije y repito que era irresponsable, díscolo y errático el comparar las representaciones de una terrorista con la de una santa.
En efecto, yo estuve en el entierro de Edith Lagos y hubo una multitud de gente. La pregunta es: ¿quita eso un ápice de responsabilidad política y penal a SL y a Lagos por las matanzas que hicieron? Para mí la respuesta es no.
Tampoco las reparaciones que ahora pueda hacer el Estado quita un ápice de responsabilidad penal al comandante "Camión", "Carlos", al grupo Colina y a todos los asesinos que se ocultaron bajo el manto del Estado
Sobre la acusación de maccartismo y de estar en contra de la CVR (precisamente las "revisiones" sobre la violencia política que hay en Intermezzo Tropical, y las declaraciones de los amigos de Victoria -del tipo: "vivimos una sangrienta guerra civil"- son las que chocan con las conclusiones de la CVR) no diré nada porque son absurdas y típicas de la "lacerada" estrategia de ultraizquierda de utilizar cuando les conviene algo (la CVR) y socavarlo cuando no les sirve o no están de acuerdo con ello.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

"- ¿Vano Oficio, fue idea tuya?
- No, fue idea de uno de los gerentes de TNP. Curiosamente el programa fue propuesto primero a Abelardo Oquendo y luego a Fernando Ampuero. Los dos no estaban dispuestos, y fueron ellos quienes recomendaron mi nombre a la producción. Entonces el pata me llama y me dice: Yo no te conozco, no he leído nada tuyo, pero es mucha coincidencia que los dos me
sugieran tu nombre, así que intentémoslo. Así empezó todo."

(Entrevista a Ivan Thays)

Vano Oficio me parece un programa interesante, pero, la forma en que llego a ser conductor del mismo, Ivan thays ¿no es reprobable? Gracias Ampuero y Oquendo. ¿Por qué razones habrán sido elegidos estos ecritores? ¿Por qué son los mejores? ¿Alguna coincidencia con los nombres que conformarian la "secta" de la que hablaba Gutiérrez?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Creo que estás cada vez más cercano a la paranoia, Elvis.

Es evidente que TNP buscó primero a Fernando y a Balo porque son dos de los poquísimos escritores peruanos con experiencia conduciendo programas televisivos.

Y si ambos dijeron "no, pero creo que Fulano sí podría hacerlo bien", ¿qué es lo "reprobable"? ¿De qué hablas? ¿A ti nadie nunca te ha recomendado para un trabajo? ¿Qué debieron haberle dicho Fernando y Balo al gerente de TNP? ¿"Te recomiendo que le ofrezcas el puesto a Vargas Llosa, que es el mejor escritor"?

Y una cosa más: Balo Sánchez León es director de Quehacer, la revista de Desco: ¿ves tú alguna similitud de línea política o ideológica entre TNP, El Comercio y DESCO?

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Y quién hablo de "Balo", Gustavo. Es Abelardo Oquendo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Elvis,

De hecho, mejor para mi argumento que sea Abelardo Oquendo, porque ahora tendrías que demostrar que El Comercio, TNP, el canal del Estado, La República y Hueso Húmero son medios con similares intereses, similares líneas ideológicas o, peor aún, parte de una misma mafia.

Podría ser Abelardo Gamarra el Tunante. Da lo mismo. Igual lo van a acusar de argollero.

¿Por qué?

Porque acusar a cualquiera que esté en una posición en la que quisiéramos estar nosotros es el gran deporte nacional. Y porque el otro gran deporte peruano es echarle la culpa de nuestras derrotas al árbitro, a la cancha y a las porristas, si es necesario.

Los reseñadores de libros en todos los medios de comunicación reseñan simplemente lo que les parece apropiado reseñar, para bien o para mal. Y es exactamente como debe ser, porque la crítica empieza por la selección y cada elección es un statement.

Y si alguien piensa que hay reseñadores que se manejan de otra manera, que mencione nombres y casos particulares, que lo diga dando la cara y siendo específico, o que se quede rumiando sus odios en silencio.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Todo se explica por el resentimiento ke profesamos a estos 'excepcionales' escritores:

"Porque acusar a cualquiera que esté en una posición en la que quisiéramos estar nosotros es el gran deporte nacional. Y porque el otro gran deporte peruano es echarle la culpa de nuestras derrotas al árbitro, a la cancha y a las porristas, si es necesario."

Gustavo Faverón Patriau dijo...

El tal Reaño, ya en pleno descalabro de su psiquis, está ingresando a este blog cada tres o cuatro minutos a dejar mensajes insultantes. Me apena esa situación porque, claro, en su fijación egomaniaca, el tal Reaño está dejando sus mensajes en cualquier post de Puente Aéreo, no importa cuál sea el tema tratado, con total desprecio por la voluntad de los demás lectores de discutir estos temas.

Es difícil controlar su presencia: ¿qué se hace cuando el payaso no comprende que su lugar es el circo? Sólo se me ocurre una cosa: los que quieran ver las formas en que el tal Reaño y sus amigos me insultan, pueden ver sus inventos delirantes acudiendo al blog del tal Reaño:

http://reagno.blog.lemonde.fr/

Y si quieren dejar algún comentario al respecto, háganlo allí. De ese modo, el tal Reaño tendrá estos (nuevos) cinco minutos de pequeña fama (extraña fijación de alguien a quien la notoriedad suele dejar mal parado) y este blog seguirá siendo un espacio para quienes quieran conversar seriamente.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Cuando se discutía sobre mafias, sectas o argollas, indudablemente, Gustavo, se esta hablando de actores ke lo hacen en las sombras, aunke sepamos quienes sean porque siempre aparecen en la foto.

Si tú me hablas de ke debo probar, luego de lo que transcribí, sobre la llegada de Thays a TNP; y en la ke tú estableces una relación que no sugiero y menos aún suscribo.

Lo ké si podemos afirmar es ke tienen un espacio 'espectante' dentro del espectro cultural, los escritores antes mencionados: ¿No es esto dominar los medios?, si no lo es, ¿ké es entonces?.

La República, El Comercio y su suplemento cultural, Hueso Húmero o TNP, tienen intereses y líneas ideólogicas distintas e insalvables (aunke algunos de ellos no). Si de lo ke trata es de demostrar ke empresas como las ke tú señalas son 'manejadas' por estos escritores, entonces llegaremos a la conclusión de ke en realidad si me volví paranoico. Pero ese no es el caso.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

No, Elvis. "Tener una posición expectante" no es lo mismo que "dominar los medios". Tú puedes decir que la Foquita Farfán tiene una posición expectante en los medios de comunicación deportivos, pero no puedes decir que los domina. La diferencia es crucial, no es poca cosa. Nadie ha respondido hasta ahora cómo es que Perú 21 publicó las columnas de Oswaldo Reynoso, Gregorio Martínez, Miguel Gutiérrez, Dante Castro y Tulio Mora abiertamente en contra de Ampuero y Cueto, los dos escritores vinculados (Cueto ya no) con el grupo El Comercio, si se supone (increíblemente) que las publicaciones de ese grupo son "manejadas" por esos dos escritores... Nadie ha contestado qué cosa hace en El Comercio el profesor Ricardo González Vigil, si se lleva tan mal con quienes se supone que todo lo deciden en El Comercio... Nadie, en fin, dice nada concreto en lo más mínimo. Y tú llegas al colmo de decir que son gente que actúa "en las sombras" pero que todos sasbemos quiénes son porque salen "en las fotos". Ya pues... ¡argumentos!

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Bueno, pensándolo bien, el comentario de Payasito Reaño lo pinta de cuerpo entero, de modo que la manera más práctica de que se vaya de una buena vez, es dejar su comentario allí y que se quede sin excusa para regresar... La pregunta es: ¿se irá? ¿Podrá Payasito seguir viviendo una vez que se apaguen las luces de su circo? (Digo esto porque --no sé si lo recuerdan-- Payasito se está despidiendo desde hace como cuatro días... y vuelve... y vuelve...)

Fernando Velásquez dijo...

si me permiten decir algo concreto... grupos hay en todos lados, y se construyen sobre la base de muchos factores: amistad, afinidad, intereses comunes, alianzas estratégicas, etcétera. que un grupo se convierta en argolla lo hace posible, como ya se ha dicho antes aquí, la debilidad de nuestras instituciones. un ejemplo: las universidades, que están prácticamente cerradas para el desarrollo profesional de quienes no son de "la argolla". yo soy ex alumno de la católica, y veo bastante improbable que me dieran un espacio para enseñar en san marcos. incluso si intentara en la católica la tendría difícil, porque si bien tengo muchos amigos ahí, nunca "cultivé" mis contactos como para que luego me sirvieran de algo.

y sin embargo, con los medios de comunicación es distinto, por un lado porque ahí existe una obligación de informar que hace necesario tener material para llenar el espacio que se tiene. un día que no hay noticia, te la inventas. por eso, cuando hay algo, si eres redactor, agarras nomás lo que te cae y lo aprovechas. eso convierte a los pocos periódicos con secciones culturales medianamente decentes en caja de resonancia de muchas cosas: artistas y/o escritores conocidos y desconocidos, consagrados o marginales. si hay algo interesante o importante, siempre termina encontrando su espacio (como muchas veces lo encuentras cosas que no valen la pena).

eso quiere decir que no existen argollas? pues no. sí las hay, y muchos de los recurrentes imputados las tienen. así como también las tienen los que son presentados todo el tiempo como víctimas de conspiraciones. y si estos últimos -por obra de un repentino pachakuti- terminaran arriba, y los que ahora están arriba acabaran abajo, me imagino lo que sucedería: la misma marginación, solo que cambiarían los nombres. pero no se marginan mutuamente todo el tiempo los grupos que implícita o explicitamente son adversarios? se trata de una situación inamovible? no creo. espacios como este constituyen ya una apertura bastante grande. el solo hecho de discutir este tema aquí supone que probablemente las cosas no estén tan mal después de todo. y si se quiere más, pues a imaginar otros espacios, a dejar de esperar que las cosas nos caigan de arriba. el comercio? y si fuera verdad (que no es) que en estos medios están las puertas cerradas para quienes no pertenecen a esta siniestra hermandad, por qué nos importa tanto el comercio? no tenemos imaginación para imaginar nuestros propios espacios?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

De hecho, yo venía pensando que, modestamente, este blog se podría abrir a la publicación de cuentos y poemas de esos autores que dicen no ser nunca atendidos por ciertos medios... Por supuesto, mis lectores son unos cuantos centenares cada día, no miles, pero igual. Y siendo yo un notorio y conocido mafioso menor, quizá que mi blog haga eso ayude a hacer comprender que, aunque en nuestra literatura haya marginación, no hay ninguna VOLUNTAD de marginación... Es más, incluso puedo ofrecer que la decisión de qué se publica y qué no, no sea mía sino de un grupo de gente, de las cuales el único odioso criollo sería yo... ¿Qué tal suena eso?

Daniel Samanez dijo...
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José Antonio Galloso dijo...

Gustavo:
Es un gesto muy noble el de tu última oferta. Y creo que todos aquellos que se quejan de las mafias y las argollas deberían utilizar medios como estos para abrir espacios alternativos. Crear nuevos blogs, o revistas en la red. Las posibilidades de apertura en comunicación ahora son muchas. Además, un buen libro siempre tendrá lectores, más allá de las reseñas o los comentarios en los periódicos del establishment.
Por otro lado, y para volver a la faceta del profesor de provincia, yo creo firmemente en lo que dijo Marguerite Duras en su libro Escribir: "Cuando hay un libro todo el mundo lo sabe y cuando no lo hay, todo el mundo también lo sabe."
Un abrazo
José Antonio

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Estaremos a la expectativa de ke esta idea se materialize.

Daniel Samanez dijo...

Gustavo:

Tu tesis es que aunque en nuestra literatura hay marginación y no hay ninguna VOLUNTAD de marginación.

La pregunta sería ahora:
¿Existe la voluntad de terminar –o al menos enfrentar- esa marginación?

Veo que tú la tienes. En buena hora tu ofrecimiento.

¿Crees que esa voluntad de terminar o enfrentar la marginación se le pueda pedir/exigir al “establishment” literario peruano?

¿Cuál crees que sería la respuesta?

Reaño dijo...
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