Roberto, peruano, profesor de literatura en el Metropolitan State College de Denver, Colorado, ha tenido la amabilidad no sólo de entregarme esta interesante reseña suya de la primera cinta de Claudia Llosa, Madeinusa, sino que además le ha dado algunos retoques a la primera versión, aparecida originalmente en Chasqui, Revista de Literatura Latinoamericana, editada por David William Foster en Arizona State University.
Si en verdad les interesa discutir el tema inteligentemente, en lugar de usarlo como excusa para descalificaciones y linchamientos, aquí tienen una buena puerta de entrada.
Rechazo al trasplante. Algunas reflexiones sobre Madeinusa
La opera prima de la joven directora limeña (nacida en 1976) ha dado que hablar: el debate de periódicos, revistas y blogs ha sido increíblemente extenso en el Perú y sin duda ha ayudado a que una película no comercial se ha vista por más gente. Film Movement la va a distribuir con lo cual quienes usamos las librerías públicas tendremos la suerte de verla de nuevo. En los festivales ha recibido más de veinte premios y críticas muy favorables. Pero ahora me gustaría reflexionar un poquito sobre todo ese rechazo que especialmente en los blogs ha adquirido un signo de malestar y de queja acerca del supuesto feminismo-pituco-orientalista de la directora que se ha atrevido a mostrar el lado oscuro de lo andino. Los blogs no sirven para comunicarse—¿quién lo hace en la ciudad mediática?--, sino para desahogarse y con honrosas excepciones para compartir inteligentes lecturas y oportunas asociaciones (como los agudos comentarios de Emilio Bustamante, las observaciones de Zadie Smith sobre escribir sobre personajes que no son símbolos sino seres humanos que destacó Iván Thays en su entrañable “Moleskine literario” o las estimulantes entradas de “Puente aéreo” de Gustavo Faverón); eso me queda claro con todas las idas y venidas de argumentos en contra y a favor. Ese diálogo de sordos que es interminable, aunque muy revelador para mí, no me obliga a ponerme de un lado o del otro. Me hace pensar en lo que le preocupa a Gisela Cánepa, la imposibilidad del diálogo intersubjetivo. Aunque disiento del reclamo de Cánepa hacia Madeinusa por no ofrecer una actitud responsable y reflexiva sobre ese diálogo intercultural, me parece que acierta en señalar un punto importante que la película de Llosa toca:
“…es a través del tema de la realización personal y del mundo de la intimidad que se constituye la posibilidad de un diálogo intersubjetivo” (“Discriminación y ficción en Madeinusa”, www.gira.org.pe/opinion.htm)
Otra cosa muy diferente es exigirle a una película realizar ese diálogo. Es muy importante que respecto a este conflicto irresoluble entre el geólogo limeño y la comunidad andina ficticia de “Manaycuna” (pueblo al que no se debe entrar) no se construya una idea romántica de los personajes andinos, sino que se muestre una propuesta subjetiva resistente a los imperativos románticos o idealizantes de quien los ve denigrados, barbarizados y victimizados. Abelardo Sánchez León ha puntualizado el referente principal de Madeinusa: la matanza de los ocho periodistas en la comunidad de Uchuraccay en 1983 (“Uchuraccay y Madeinusa”, El Comercio, 25 de octubre de 2006). Yo extendería el referente también a un momento histórico donde por fin un grupo importante y oficial de las clases urbanas constituyen un discurso menos orientalizado sobre los sectores indígenas (el informe de la comisión de la verdad y la reconciliación también da cuenta de ciertos conflictos interétnicos). Pero la cinta narra la historia de los conflictos indecibles de una joven que ya tiene decidido su destino citadino a pesar de su aislamiento rural. La película se enfoca en la castración requerida para zafarse del orden patriarcal represivo en el contexto preciso de una suspensión de normas pueblerinas. La primera asociación que la película produjo en mí fue la imagen de las mujeres andinas bellas y embriagadas del Chiariaje que en 1985 observé como testigo privilegiado en las alturas de Canas. Fue una experiencia muy fuerte, de esa brecha que asusta al mundo criollo: la otredad andina, de la que experimenté sin protocolos en la fiesta del chiariaje que se lleva a cabo cada 20 de enero, como una mezcla de tradiciones ancestrales y de acomodos contemporáneos. No he olvidado cuán profunda sentí mi propia extrañeza en ese mundo andino real y violento—hasta ahora recuerdo el rumor de las piedras del ritual, los cantos de las muchachas con coloridas y hermosísimas faldas, las llamas pastando en la puna--y cuán poco había entendido los desgarros y quiebres de la obra de José María Arguedas donde ya mi corazón había vibrado con ese paisaje y esa cultura viva de los Andes. Hay un querer que se aprende en la prosa desgarrada y musical de Arguedas y se encuentra en una incómoda sed de justicia que no admite discriminación ni desigualdad, y que reclama un diálogo con los ancestros andinos que de ninguna manera se puede monopolizar desde un lugar “autorizado” más allá de las divisiones poscoloniales y posmodernas. Y quizás por eso sigo rumiando la belleza que me regala la película—es una sensación que todavía persiste—y que convive también con el dolor inconmensurable e histórico que hace muy difícil hablar del lugar de la enunciación fílmica. Llosa en un interesante intercambio de preguntas y respuestas con el blog “la cinefilia no es patriota” justamente confirma esta conciencia de portar un sentimiento inverbalizable e ininteligible--¿será por ello que muchos críticos no ven la dimensión individual de los personajes?--.
Me imagino que como testimonio de una alma femenina y andina en pena, esta película no cuaja en las expectativas de una mirada nueva a esa realidad complejísima del mundo andino. Empecemos con las notas de la directora para la prensa de los festivales de cine:
“Me movía la urgencia de acercarme a la gente de una identidad andina con el mismo desparpajo con el que me acercaría a los de una familia urbana cualquiera, sin miedo a intentar censurarlos o defenderlos a priori. A partir del pueblo y sus personajes, descubrí el modo de concentrarme en un tema que es común a todos los pueblos del mundo, la sumisión del querer ante el deber. Reflexionar sobre aquella borrosa frontera que une y separa el deseo instintivo del deber aprendido” (Press Kit).
No es que quiera saltarme todo este debate que, a fin de cuentas, habla de un tema harto complejo que situado histórica y culturalmente puede más bien hablar de un silencio en el lado crítico respecto al tema del indio, el miedo que se calla al respecto. No creo que se trate de un reavivar las motivaciones del indigenismo de hace casi un siglo atrás, pero sí pienso que muestra un aspecto interpelador en tanto como colectividad, pues hemos negado derechos tan elementales a los indígenas, siendo los legítimos herederos de un patrimonio cultural de incalculable valor. Cualquier miembro de la sociedad peruana intenta consciente o inconscientemente deshacerse de ese estigma de indignidades que acarrea la identidad india. Es muy revelador que en el debate levantado a raíz de Madeinusa no se toque o se explicite ese punto cardinal. El prestigio de las tecnologías y artes precolombinos en el Perú y en otros países quizás represente un pequeño avance hacia un lugar desprejuiciado de observación y entendimiento de lo andino. Por lo menos, para mí ha sido un lugar en el que me atrevo a hurgar el pasado sin sentirme intruso o torpe con la conciencia histórica. Aunque la tendencia iconográfica del filme muestra su rostro colonial y decimonónico, creo que en ese terreno del diálogo intersubjetivo hay un aporte clave de la película de Claudia Llosa que debe señalarse: una actitud de suspension de juicio en el acto de acercamiento al otro, en vez de intentar una imagen paternalista y manipuladora del otro como sujeto subalterno o como sujeto privilegiado por su milenaria carga cultural. Llosa termina sus notas haciendo hincapié en la ausencia de normas y el construcción de la autoestima:
“En la visión occidental del pecado el castigo tiene un rol importante pero sólo existe a través de un condenado y un juez, pero ¿quién es el que crea las normas? ¿Por qué las seguimos o transgredimos? En Madeinusa se marca una premisa distinta: la aceptación de la ausencia momentánea de culpa, ese ojo juzgador, o mejor aún, el permiso de Dios/Padre, es decir, la creencia total de que el castigo no existe. Pero, para mí, lo más interesante era comprender la relevancia catártica y liberadora de un pueblo, que puede construir una autoestima nueva a partir de la falta de miedo o humillación” (Press Kit).
Si analizamos esta intención artística de Llosa, podríamos entrar tranquilamente en un terreno resbaladizo de una visión utópica, pero la propuesta de la cinta va por otro lado, mostrando un doloroso aspecto de la realidad globalizante de los procesos de migración: el de la aculturación. Pero lo que la película ofrece no es una versión simplista de ese proceso, también muestra los sutiles intersticios donde aun palpita el quechua y los hábitos de la vida rural. Es desde una perspectiva personal, Madeinusa no es un emblema colectivo ni representa una articulación de un discurso neoliberal en pro de la modernización—eso lo puede leer si quiere un espectador que quiera saltearse ese vibrar interno que siente su intensidad en quechua--, creo, por el contrario, que hay un aspecto resistente que resignifica lo que superficialmente se admitiría como signo irrefutable de modernización y americanización cultural. La interioridad del personaje principal, que muchos críticos no ven o simplifican, no refleja una aculturación absoluta y abrumadora, sino todo lo contrario, una conciencia de la desigualdad y un impulso por el cambio que obviamente no se detecta en la interpretación maniquea del parricidio y etnocidio que se comete. Que el poder sincrético del andino pase desapercibido, que la fascinación por lo foráneo caiga en el estereotipo, que la influencia de la cultura global sea una marca evidente en el nombre de la protagonista, todo eso puede pensarse, pero también puede pensarse en la capacidad de Madeinusa de insertarse en el mundo citadino sin perder su identidad quechua. Eso depende de hasta qué punto nos parezca verosímil la identidad del personaje principal. Una crítica búlgara reportando del festival de Rótterdam 2006 sobre Madeinusa, observa algo que me parece que refuerza mi observación acerca del aporte de la cinta:
“Ella [la directora] desafía los hábitos de la audiencia para predecir el argumento del filme y localizar su mensaje. No hay un enjuiciamiento preliminar de parte de la directora. No hay veredictos ni acusaciones; sino observaciones apasionadas y actuaciones singularmente auténticas. Lo único que se necesita es un público sin prejuicios, una audiencia lo suficientemente emocional e inteligente para comprender el poder filosófico y psicológico del filme” (Antonia Kovacheva, FIPRESCI, la traducción es mía).
Pero eso de encarar una obra de arte sin prejuicios me suena tan utópico como la misma idea de libertad que se busca en el filme; pero puedo hablar por lo que me pasa y aprecio—es un proceso que invade los sueños y la vigilia y no lo veo cuajarse en la inmediatez de la ciudad mediática--, meditar sobre el filme, lo que me moviliza, lo que trae. También observo un efecto autocrítico, como el que señala Kovacheva: “Es un gran alivio encontrar retada tu propia inercia (profesional)”. Mientras que muchos reaccionaron frente a la carnavalización de los andinos interpretándola como un signo de “barbarie”—no es que ignore los razonamientos de Gonzalo Portocarrero al respecto, pero yo vi otra cosa. La carnavalización es una búsqueda de una representación alternativa que incluye una cara humorística, en la líneas de las fotos andinas de Javier Silva Meinel entre irreverentes y juguetonas. O mejor dicho, un acercamiento en lugar de una representación. Es la búsqueda de un lugar para uno mismo y el mundo del que se pueda sentir parte tal como lo formula la artista ecuatoriana Lucía Chiriboga con sus ensayos fotográficos. Chiriboga como Llosa aspira aproximarse a los factores subjetivos, culturales, de identidad. Ahora, ¿cuál es el orgullo y rubor de la directora de revelar “una cultura tan propia como ajena: un Perú andino lleno de pecados y riquezas, pero desconocido en su esencia”? (otras notas de la directora en www.newton.edu/Olneas/pag/
Se le puede reprochar al filme que el personaje limeño es muy endeble y mal actuado, pero, a pesar de revelar un emblema global de extrañeza y exilio, destaca su desarraigo, su voyeurismo, su falta de compromiso y acción—es una autocrítica de la directora que obviamente se identifica con el fuera de lugar del personaje geólogo. El “tiempo santo” que enmarca los rituales “ficticios” del pueblo andino es el lugar de la articulación del deseo íntimo del personaje principal cuyo nombre da título a la cinta. El emblema del imperialismo cultural yanqui es presentado a lo largo de la cinta como una prueba efectiva de la identidad en gestación en que la identidad quechua persiste. Magaly Solier encarna extraordinariamente el factor subjetivo y sus modulaciones de sentimientos y acomodos van de una ternura infinita a una crueldad impía y a una ventaja estratégica que no debe entenderse como perteneciente a un estereotipo. Creo que su atuendo de virgen y el hecho que el limeño la poseyera antes que su padre el alcalde carga demasiado el contenido de la cinta en el terreno simbólico, pero si uno se mantiene cerca al drama personal—la actuación del alcalde enriquece ese espacio humano en el que Madeinusa se mueve--, cerca de la voluntad del personaje de Solier, toda la discusión del racismo fatalista queda sin piso. De hecho, Magaly Solier será también la protagonista del próximo proyecto de Llosa ya parcialmente financiado por World Cinema Fund, La teta asustada. Para mí es muy revelador que Magaly tome su participación actoral como una oportunidad para denunciar abusos:
Cuando leí el guión por primera vez, me di cuenta que allí se me ofrecía la oportunidad que nunca imaginé tener, la de demostrar todo lo que veía en la vida real. Me dije: ahora tengo la posibilidad de denunciar todas las cosas que continuamente pasan en la sierra. Eso fue lo que sentí. Tantos abusos. Incluso en la Iglesia (Entrevista de Gustavo Buntinx, http://zonadenoticias.
Ella encarna lo que ha pasado mucho en el llamado nuevo cine argentino con actores no profesionales que en lugar de actuar el papel de otro, han puesto mucho de sí mismos en sus roles fílmicos y creo que el caso de Magaly encaja muy bien en el mismo fenómeno:
Mi objetivo es ser cantante, quiero cantar ópera en quechua y no me voy a cansar. Quiero ser la sucesora de Ima Sumac, componer mis canciones, denunciar lo que nadie dice. Quiero cantar sobre los niños abandonados, sobre el abuso. De allí vengo... (Entrevista de Milagros Leiva Gálvez, “Tengo los pies en la tierra”, El Comercio, 24 de marzo de 2007)
La relación conflictiva y contradictoria con su hermana Chale (en la excelente actuación de Yiliana Chong) sugiere más matices y recovecos de las zonas oscuras del alma de los personajes. Las fiestas y el relojero en medio de la plaza refuerzan una apuesta del filme que es más que estética e iconográfica, es una expresión de un espacio humano y humanizante. Aquí se aprecia la colaboración y asesoramiento del director de Yuyashkani, Miguel Rubio, en el sentido de comprender las vivencias y los mecanismos de la cultura popular andina (lo ficticio verosímil como signo de lo real). Un aspecto que me interesó mucho de la cinta es su relación con la obra de Arguedas—ya Magaly Solier había mencionado cómo le había ayudado para entender el guión lecturas como Cien años de soledad y “Warma Kuyay” en la entrevista mencionada de Buntinx). En una entrevista muy extensa con Gustavo Buntinx (“Quién en el Perú no ha mamado ese racismo”, una conversación con Claudia Llosa y Patricia Bueno, Butaca 28 [2006], http://notaszonadenoticas.
La relación que siento es ese desparpajo con que Arguedas se acerca a la cultura andina. Esa necesidad empírica de humanizar las tipologías humanas: explorando sus contradicciones, en contra de todo tipo de idealización. Pienso que allí estamos conectados. Esa inocencia perturbadora, perturbada. Esa cosa que es inocente pero al mismo tiempo perversa. ¿Qué tan inocente realmente es, dónde está la inocencia real? Eso percibía yo al leer a Arguedas, y quise plasmarlo en el personaje de Madeinusa, e incluso en algunos momentos en el personaje de Chale, su hermana. Esta contradicción constante, y que es absolutamente vibrada: es lo que sientes al momento de leer a Arguedas, no necesariamente al momento de estudiarlo. Otra conexión más inconsciente, pero en la que me siento hermanada, es su obsesión por desnudar las oposiciones castellano / quechua, palabra / canto, pensamiento racional / pensamiento mítico. Oposiciones que seguiré explorando en mi segundo guión de manera ya más consciente.
El quechua permea la película y le da al filme un aire onírico. Para la directora le permite acercarse al pensamiento mítico—especialmente con la verosimilitud de los rituales y las festividades alrededor del “tiempo santo”--y lograr un ritmo que pauta los momentos claves y los impasses del filme. Cuando Madeinusa le canta a Salvador, el personaje limeño, lo hace en castellano y en quechua. En la letra en castellano, Madeinusa expresa su deseo de impresionar al extranjero y pedirle atención en su rol de observador e indicar que “en el horizonte anda perdido”—aquí un eco obvio al llamado a los doctores, famoso poema de Arguedas--; pero en la letra en quechua, indica su propósito de engañarlo a través de su firme deseo afirmativo cuando le entona: "con ésta mi canción te robaré tu corazón, con ésta mi canción". Es claro que el personaje racionaliza su huída, pero también es cierto que el quechua le permite alcanzar más intensidad a sus sentimientos y sus planes personales. La cultura como fuente de poder. También es interesante lo que Llosa dice de los subtítulos:
[Hay cambio de registro del castellano al quechua] Como un encantamiento. Es muy bonito que el espectador lo capte. Y si no pongo los subtítulos para muchos sencillamente parecerá que la canción continúa. Al principio siempre pensé que no debía usar subtítulos, pero para la versión que se proyectará en España acabamos de decidir que sí se traduzca. Y aún no sé si haré lo mismo para el Perú. Es una duda que tengo.
Atom Egoyan y Ian Balfour editaron un libro muy interesante, una colección de ensayos sobre lo que hay detrás de los subtítulos en cuanto marcadores más visibles y cargados de la manera en que los filmes se enganchan, directa o indirectamente, con asuntos apremiantes de la diferencia, la otredad y la traducción [Subtitles on the Foreignness of Film, London-Cambridge: MIT Press-an Alphabet City Media Book, 2004]. Llosa tiene conciencia de esta dimensión traductora de los subtítulos especialmente en relación con una sociedad tan diversa como racista como la sociedad peruana. Pienso con una envidia sana en el bilingüismo de Madeinusa como un arma que a los ojos del público urbano no es tal. No la ven, pareciera que la ven como víctima y como un típico caso de aculturación urbana. Aquí entra a tallar también un concepto de cine antitético del que domina las carteleras, que en palabras de Passolini, es un cine incapaz de imaginar al otro. El personaje que retrata Madeinusa es terco, luchador, independiente, persistente en sus metas. Lo curioso es que los críticos mantienen sus distancias frente a los silencios e ignorancias del filme sobre lo andino—aunque la verosimilitud sea siempre un logro incuestionable del filme-- olvidando que la vida que bulle y lucha tiene rostro humano indio, tiene voz dulce y canta en castellano y en quechua, tiene carisma, puede retenerse en la memoria. La propuesta de Llosa descansa primordialmente en la actuación de Solier. Regreso a esta asociación errante que hice con Lucía Chiriboga que ve en la confluencia de lenguajes (vernacular, occidental y mítico) un lugar para articular productivamente la realidad contemporánea. No digo que Madeinusa logra tamaña articulación, pero me gusta el intento, el encontronazo, la exploración. Y me parece preocupante que no se aprecie la valentía de este intento y su calidad artística, ese esfuerzo válido de superar el miedo a lo desconocido e intentar parodiar—o al menos criticar—ese abismo cultural que se ahonda con la cultura de la indiferencia que sufrió en carne propia Arguedas en su tiempo y que parece aletargar los parámetros artísticos de hoy en día. Madeinusa quiere agarrar el toro por las astas, en un lugar incómodo y vulnerable donde se tiene que suspender el juicio. ¿Se pide mucho en este sentido? No es que se eche encima a la tradición dominante; pienso en el ingenioso hidalgo que abandona sus rutinas y explora el mundo arriesgándolo todo. Ahora le toca el turno a una joven andina cuya quijotesca empresa le lleva a otros caminos desconocidos de una aculturación que no es total y que una vez más exige la sutileza del ingenio entre disfraces, roles, miedos colectivos, subtítulos y gente de carne y hueso.
Roberto Forns-Broggi
Metropolitan State College of Denver
Una versión ligeramente distinta de esta reseña salió publicada en Chasqui 36.1 (2007): 187-192.
19 comentarios:
"Si en verdad les interesa discutir el tema inteligentemente, en lugar de usarlo como excusa para descalificaciones y linchamientos, aquí tienen una buena puerta de entrada. "
Es decir, si de verdad nos interesa discutir el tema inteligentemente debemos leer lo que escriben los amigos del señorito Faverón (pero por supuesto jamás posteará textos mucho más teóricos y críticos como el de la doctora de Harvard).
¿Sabes qué, Faverón? Eres un payaso. Deberías trabajar en un circo.
Superhendrix.
lo siento, esta reseña necesita otra revisión, el texto es meloso y no va al punto.
El texto de Iliana Pagan ha sido enlazado desde aquí unas 20 veces, mi querido anónimo. No lo copio, simplemente, porque no tengo su autorización. Pero quien quiera leerlo lo puede hacer yendo a este enlace que coloco aquí por vigésima primera vez.
http://www.antropologiavisual.cl/pagan.htm#Layer2
Mi pregunta es: ¿tienes un tope máximo de lecturas? ¿Sólo puedes leer un artículo y no los dos? ¿Algún argumento bajo la manga además de la repartición de insultos?
JUAN CARLOS UBILLUZ SOBRE "MADEINUSA"
A pesar de los innegables meritos de su realizacion, la pelicula es mala porque no hace mas que reproducir la tesis del Informe Uchuraccay, porque no permite pensar "el problema" con su tesis naturalizada del mundo andino. En terminos formalistas, la pelicula es mala porque repite lo familiar, porque no desfamiliariza al espectador de su "horizonte-de-lenguaje", porque no hace que el mundo objetivo se vuelva extraño, menos objetivo. Entonces, lejos de sostener la facil perspectiva de que la pelicula es mala porque no replica de manera exacta a la realidad andina, porque no es un buen tratado antropologico, mi posicion es mas contundente: la pelicula es mala porque replica exactamente la tesis fantasmatica que sostiene la realidad segregada del mundo andino, porque no desfamiliariza el tratado antropologico de la comision investigadora presidida por su familiar, Mario Vargas Llosa.
Cuando Madeinusa le canta a Salvador, el personaje limeño, lo hace en castellano y en quechua.???
que intelecto por favor!!
en un resumen personal,desde una visión peruana,qué es lo que nos dijo la peli Madeinusa.
RESUMEN DE MADEINUSA
Nueva clase de catecismo:
el personaje Salvador ¿Mesias? deambula por la peli como un autista. Solier lo usa como excusa para cambiar de vida ¿nueva religion?catolicismo?
otra: Salvador es rubio!!! ver pinturas europeas de cristo,no el descubrimiento de National Geographic "el verdaero rostro de jesus" (parecido a un africano).
en resumen:
cambien de religión,del paganismo,ecologista amor a la tierra,hacia el culto a Roma.
nuevo catecismo para modernos.
lee esto faverón, esperpentos como madeinusa contribuyen a perpetuar prejuicios: un cholito servil es un cholito bueno, cholito que se organiza y protesta por sus derechos humanos es un cholito evidentemente manipulado, bala y cárcel con él:
Minería y Tragedia, 20 años después
por Wilfredo Ardito Vega
-¡Han matado a Saúl Cantoral! –exclamó abatido mi amigo Walter Espinoza, allá por 1989.
Como muchos sanmarquinos, Walter había asistido a la conferencia que Cantoral dio en su universidad explicando las razones por las que la Federación de Trabajadores Mineros que él presidía había dispuesto una huelga general que paralizó las actividades del sector durante varios meses. Su asesinato, durante el primer gobierno de Alan García, hizo evidente que en aquellos tiempos violentos, también los grupos de poder económico y político habían incorporado el crimen como medio para hacer prevalecer sus intereses. El pasado 13 de febrero, mientras se recordaban veinte años de este crimen, el sector minero volvía a estar marcado por noticias trágicas.
En Casapalca, a pocas horas de Lima, eran encontrados los cuerpos de los trabajadores Carlos Corpus, Édgar Villarreal, y Alex Taype, sepultados en un derrumbe desde el pasado sábado. La víspera, habían sido hallados los restos de Lucio Chipana y César Herrera. No se trató de un incidente aislado: en la misma semana se produjeron también accidentes mortales en las minas Retama (La Libertad), Volcan (Pasco) y Raura (Lima), revelándose la precariedad en que desarrollan su labor miles de trabajadores mineros, especialmente en empresas peruanas, como las cuatro mencionadas.
Las transnacionales mineras (con excepción de las chinas) normalmente tienen códigos de conducta obligan a sus operaciones en el Perú a seguir estándares de seguridad mucho más exigentes que la limitada fiscalización que pueden llevar a cabo los inspectores del Ministerio de Trabajo y Osinergmin. Sin embargo, el principal obstáculo que algunas empresas transnacionales tuvieron cuando llegaron, fue convencer a los gerentes peruanos de la necesidad de invertir en la seguridad de sus trabajadores. -Sabían que les era más barato pagar la indemnización a una viuda que reparar una escalera – me cuenta un amigo que hizo sus primeras prácticas en una de las empresas peruanas. En los pocos meses que duraron sus prácticas, varios obreros que conocía murieron de manera totalmente evitable, pero a nadie en la gerencia parecía importarle. La racha de accidentes ocurrida en este mes deja al descubierto cuán discutible es hablar de una “minería moderna” en el Perú.
Una visita a Casapalca, además, muestra un panorama desolador: jornadas de trabajo de hasta doce horas sin probar alimento, equipos averiados (desde botas hasta máscaras de oxígeno) y problemas de ventilación en los socavones. Los trabajadores pernoctan hacinados en precarias habitaciones con techos de calamina, plástico y madera totalmente inadecuados para las condiciones climáticas y sin servicios adecuados de agua, desagüe y luz. Como la abrumadora mayoría de trabajadores de Casapalca, los cinco obreros fallecidos laboraban nominalmente para una contratista, Constructora Géminis. Se trata de una modalidad que han adoptado las empresas (peruanas y extranjeras) para evitar las relaciones laborales. Las contratistas suelen ser empresas fantasmas que periódicamente se declaran en quiebra para no pagar beneficios laborales y luego vuelven a contratar a los trabajadores bajo otra razón social (un ejemplo que hemos descrito es el caso de Minas Arirahua, en la RP 54). Las contratistas descuentan escrupulosamente a los trabajadores un porcentaje para su AFP, pese a que la mayoría de ellos, por la inestabilidad laboral, difícilmente podrán disfrutar de alguna jubilación. Sin embargo, las contratistas suelen incumplir los pagos a las compañías de seguros, lo cual genera una total desprotección para los obreros que quedan discapacitados a consecuencia de un accidente laboral. En los últimos tres años, los abusos que se cometen en Casapalca han salido a la luz, porque los trabajadores han formado un sindicato y, ante la negativa de la empresa a dialogar, han bloqueado la Carretera Central en varias oportunidades.
En el último bloqueo, en noviembre pasado, falleció el policía Giuliano Villarreal, al parecer impactado por una pedrada. Actualmente, en el penal de Lurigancho se encuentran cinco trabajadores, Emiliano Sánchez, Fredy Papuico, Pablo Taype, Jorge Luján y Eloy Poman, no por la muerte del policía, sino por el bloqueo de la carretera. Ellos niegan haber participado en los disturbios y dicen que fueron golpeados en la comisaría de Matucana para obligarlos a autoinculparse. El primero de ellos, inclusive se encontraba en Jauja cuando se produjo el bloqueo. A consecuencia de los golpes, varios tienen serios problemas de salud, que en dos casos harían pensar en una lesión neurológica. Todos tienen hijos pequeños que mantener y temen que pierdan el año escolar por no poder afrontar los diferentes gastos que implica el ingreso al colegio. Debido a su pobreza, no han podido pagar los “cupos de ingreso” que los demás presos exigen y todos los días deben realizar diversos trabajos como limpiar los pabellones o preparar el desayuno desde la madrugada.
El asesinato de Saúl Cantoral, como la mayor parte de crímenes cometidos por las fuerzas del orden y los grupos paramilitares durante los años ochenta, se mantiene todavía en la impunidad. Los recientes incidentes en Casapalca muestran como la tragedia y la injusticia continuan ensombreciendo la actividad minera en el Perú.
DATOS SOBRE LOS CINCO OBREROS DE CASAPALCA DETENIDOS EN EL PENAL DE LURIGANCHO
Fredy Papuico Manrique (42 años) Lugar de Nacimiento: San Jerónimo - Junín / Salud: Sufre de problemas nerviosos desde su detención y también de presión alta. Situación familiar: Casado con Zenaida Pérez. Tienen dos hijos: Araceli, de 15 años y Fredy de 12. No sabe cómo van a tener recursos para estudiar.
Pablo Taype Quispe (21 años)Lugar de Nacimiento: Yauli – Huancavelica.Salud: Le aquejan fuertes dolores de cabeza desde que fue golpeado en la comisaría de Matucana. A veces pierde la visión. Organizaciones a las que pertenece: No pertenece al sindicato. Es integrante de la Iglesia Evangélica Nueva Vida de Chilca, Huancayo. Situación familiar: Mantenía a siete hermanos menores. Está casado con Ruth Peñares, quien tiene nueve meses de embarazo y debe hacerse una cesárea. La fecha prevista era el 16 de febrero, pero carece de recursos para la operación.
Emiliano Sánchez Serrano (42 años) Lugar de Nacimiento: Acoria - Huancavelica / Salud: Problemas del estómago sufridos con anterioridad, que se habrían agravado por las lesiones. En la intervención policial fue sucesivamente golpeado en la cabeza y todavía siente dolor. Además tiene aún una lesión en la pierna izquierda producto del impacto de una bomba lacrimógena. Situación familar: Su esposa Celmira Pariona no trabaja, sólo ayuda a pastar animales en su comunidad. Tienen cinco hijos: el mayor de diez años de edad y la menor de cinco meses. Los tres niños mayores iban al colegio, pero no sabe si los han matriculado. No puede comunicarse con su familia porque no tienen dinero para llamar. Organización: Pertenece a la Iglesia Evangélica Pentecostal de Jauja.
Eloy Martín Poma Canchán (32 años)Lugar de Nacimiento: Tarma - Junín / Salud: Padece de una gastritis crónica, que se ha agravado por los golpes recibidos en la comisaría. Desde que está preso ha cortado el tratamiento que recibía. Asimismo, a consecuencia de los golpes, actualmente no puede ver bien. Organizaciones a las que pertenece: Pertenece al sindicato y a la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios de La Oroya. Situación familiar: Casado con Jessica Grijalva. Tienen 3 hijos: Miguel Angel de 11 años de edad, Lenin de cuatro y Vladimir de dos.
Jorge Luján Gálvez (25 años)Lugar de Nacimiento: Huancayo. / Salud: Fue golpeado durante su detención, pero los moretones ya desaparecieron. Organizaciones a las que pertenece: Pertenece al sindicato. Situación familiar: Casado con Janeth Caballero. Tiene una hija Jeidy, de cuatro años.
Si alguna persona desea hacer llegar ayuda humanitaria a alguna de las familias, puede comunicarse con nosotros, para ver la mejor forma de canalizarla.
El trabajo de Pagan es mejor, este texto no dice nada concreto.
El enlace al artículo de Gisela Cánepa está roto.
acá vá el enlace al artículo en PDF, enlace que también se encuentra en la web de GIRA
http://www.gira.org.pe/PDF/madeinusa.pdf
o
http://www.gira.org.pe/opinion.html
Saludos
Julio:
A ver si ahora puedes.
Traga aire, respira hondo.
Explica racionalmente y argumentando tus ideas, cómo es que Madeiunsa refuerza la mentalidad racista.
Dilo con tus propias palabras.
Tienes un año de plazo.
Fallaste.
Insultarme a mí y al autor de la reseña no es un argumento.
Intenta de nuevo.
Vamos.
Tú mismo eres.
Ja, ¿qué dijo el brutitotv?; ¿te quiere meter chaveta ya?
Pobrecito...
JAJA nuevamente el crítico tecnocumbiambero (nosé donde está el insulto) cae en su propia telaraña, se enreda más: hace unas horas criticaba a "peruanista" por que este no aceptó publicar un comentario suyo, un comentario muy alturado e "inteligente" seguramente pero que el peruanista consideró insultante. ahora el profe, no publica mi comentario por el mismo supuesto.
sin embargo, no creo que la palabra "sobón" sea lo que le haya disgustado al profe de columbine high school, sino que insinúe que su recatafila de post no persiguen otra cosa que sobonear al tío mediante la sobrina calabacita. “oportunidad de negocio” le llaman.
jajajajaja asi que te salio "misio" en el word verification de Aguirre, menos mal que no te salio "simio" o algo asi, pero... deveras crees que esta manipulando el sistema para agredir a la gente que quiere coomentarlo? dale un chancecita, pues, no muchos se animan a comentarlo, no creo que se ponga a echarlos a patadas asi nomas...
Julio, sigue exprimiéndote la nuerona, busca tu lado humano: una idea la produce cualquiera. Es todo lo que te pido. Tus insultos no me ofenden, pero aburren y distraen a los lectores. Trata, hermano. Una idea. Una nomás. Ahora sí la haces: reivíndicate y deja con la boca abierta a todos los que creen que eres una nulidad. Si te es más fácil, puedes incluir insultos y lisuras, siempre que coloques también una idea, un argumento. Unito nomás.
Confío en ti.
Superhendrix no sabia que Harvard tenia convenio con Quilca
Gustavo,
este artículo es interesante. Sin embargo, me gustaría comentar primero algunas ideas concretas del artículo de Iliana Pagan. En un comment a un post anterior dices que ella "...señala que Madeinusa y... ¡Gregorio! son películas racistas porque niegan la posibilidad de la 'autorrepresentación'...". No es tan exacto. En realidad lo que señala es que se nota racismo en Gregorio en la presencia de una actriz "blanca" haciendo el papel de una indígena, y en el caso de Madeinusa en algunos hechos puntuales de la trama.
Por ejemplo:
que Madeinusa sea asociada a cosas desagradables como piojos, ratas muertas, o que el criollo le enseñe a usar una grabadora, o que desprecie la comida andina ("qué asco esta huevada", dice).
No comparto tanto sus ideas, por otra parte, sobre que todo es malo en el personaje y el pueblo: incesto,patricidio,traición, son hechos que participan de cierto decoro interno.
Sin embargo, lo dicho primero (ligado todo a lo abyecto, o como dice Pagan, a lo asqueroso), ?por qué no se podría aunar a los simbolismos que Forns ve en el traje de virgen o en que el limeño posea primero, antes que el alcalde, a la protagonista?, ?por qué esos hechos no se podrían tomar en cuenta como elementos que denoten racismo velado?
Finalmente, las "ideas" de Quiroz son en realidad una retahíla de torpezas. Sin embargo, él quiere decir en el fondo, sin lograrlo y cayendo en el insulto barato e ideologizado, lo que Pagan sí puede porque tiene las herramientas de una argumentación clara. La idea es la misma --de hecho Pagan cita a Quiroz, jajaja--, que la película tiene elementos racistas. No gastemos saliva en los balbuceos insultantes de Quiroz, discutamos las ideas de Pagan sobre la película, ?qué te parece?.
Rafael Ramirez
P.S. Debo decir que Quiroz ha publicado una versión en inglés de su anterior videopost en el que se ve mejor que efectivamente Claudia Llosa le dice a Solier la palabra "quechua",y que al parecer cuando un señor se le acerca luego de que ella terminase sus agradecimientos en español, lo hace para insisterle que siga dirigiéndose al público...claro que de allí hay mil años luz de distancia a decir que la obligaron "hispanos malcriados" o cosas por el estilo, pero sí pasó algo. Saludos y disculpa la extensión.
EXCELENTISIMO SR.FAVERON
SU HISTORIAL ACADEMICO ME HA DEJADO IMPRESIONADO
YO SOLO HE PODIDO TERMINAR A DURAS PENAS MIS ESTUDIOS EN LA UNIVERSIDAD DEL ALTIPLANO Y HACER UNA MAESTRIA A MEDIAS EN LA UNIVERSIDAD DEL CENTRO(HUANCAYO),EN SOCIOLOGIA
NO TENGO MUCHO QUE DECIR, SOLO BASTA VER LA FOTO DE LA EXOTICA MAGALY EN LA PORTADA DE ESTE BLOG
MADE IN USA ES SOLO OTRO BODRIO RACISTA DE LOS LLOSA
POST-DATA:
NO SEA CRUEL CONMIGO, SOLO SOY UN CHOLO CON LA INSTRUCCION MEDIOCRE DE LA EDUCACION PUBLICA PERUANA
GRACIAS MISTER
KAUSACHUN FAVERON!
Faveron a ver si tu cerebrito puede entender esto :
Este estudio analiza dos películas aparentemente pro-indígenas, dirigidas por cineastas no-indígenas en el Perú. Sostengo que en las películas Gregorio (Grupo Chaski, 1984) y Madeinusa (Claudia Llosa, 2006), la imagen positiva de la mujer indígena peruana como sujeto migrante con “agencia” se debilita por la dominación de una mirada “extranjera” o exotizante sobre el “otro” marginado. A pesar de que los textos fílmicos de Chaski y Llosa intentan rechazar la representación estereotipada de la mujer indígena, efectivamente acaban por reiterar una imagen negativa que recae sobre patrones dominantes eurocéntricos. Al negar la autorrepresentación, al construir el argumento narrativo, o al proponer una representación verosímil que distorsiona negativamente los valores tradicionales andinos, estas dos películas participan de una tradición mediática de violencia cultural contra los pueblos indígenas de las Américas.
articulo completo :
http://www.antropologiavisual.cl/pagan.htm#Layer2
Anónimo cinocéfalo: es la sexta vez que alguien manda un enlace hacia ese artículo. Hasta ahora ninguno de los remitentes ha tenido el tino de decir qué piensa del artículo, cómo lo entiende, etc. Yo sí, ya lo dije: échate a buscar porque no lo voy a repetir. Chau, anda duerme que te hace falta el sueño.
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