3.3.09

Regreso a Madeinusa, 2

Sobre un artículo crítico

Cuando le quedan pocas cosas por decir sobre Madeinusa, Pagán-Teitelbaum le exige a Llosa, sorprendentemente, que trate temas a los cuales su película no se refiere.

La acusa, por ejemplo, de no auscultar “las dificultades para una niña sobrevivir sola en las calles de Lima”.


Cuando se centra en la cinta, le recrimina rasgos que ciertamente no existen en ella. Dice, por ejemplo, que “el atraso moral de Madeinusa y su pueblo exige su ‘salvación’ y ‘modernización’ por los blancos occidentalizados de la capital, simbolizados por Salvador”.


Olvida que Salvador, más allá de la evidente ironía de su nombre, es un personaje radicalmente inútil como agente: no libera a nadie, no salva a nadie, no modifica las costumbres de nadie, y es ciertamente utilizado como un chivo expiatorio, abandonado a su suerte y burlado por una niña. Difícilmente la imagen del colonizador.


Pagán-Teitelbaum cita una frase de Llosa acerca de su “interés [en] hacer que este pueblo fuera absolutamente verosímil”. A partir de ello, le reclama el haber distorsionado “las tradiciones andinas, como las fiestas y procesiones religiosas, los bailes y música de comparsa, las máscaras y los vestuarios festivos, todos estos elementos se ven desde afuera, como caóticos, eróticos y exóticos”.
Llega a protestar porque “las máscaras que tradicionalmente se burlan de los colonizadores españoles se sustituyen por máscaras de penes gigantes”.

Dejemos de lado la larga tradición andina de las imágenes sexuales, las máscaras fálicas y las fiestas de la fertilidad —la extensa presencia andina del Kusillo, el zorro andino convertido en colonizador español, cuya máscara lo representa, vaya sorpresa, con la nariz fálica de un personaje fertilizador—.


Lo importante es preguntarse por qué si Llosa habla de darle “verosimilitud” al pueblo de su película, Pagán-Teitelbaum se siente autorizada a pedirle precisión etnográfica, realismo documental y veracidad bajo juramento.


El argumento de Pagán-Teitelbaum es, una vez más, circular. Primero ha declarado sin explicación que la obra de Llosa es una “etnografía”. Después ha descubierto que no representa la realidad “tal como es”, y la ha llamado “etnografía perversa”.


De inmediato, ha asumido que, para ser verosímil, la película tiene que ser veraz. Con ello, claro, pasa por alto la diferencia entre “verosimilitud”, que es un rasgo estructural al que aspira cualquier ficción —y que es de lo que hablaba Llosa— y “veracidad” que es una relación entre la ficción (o cualquier discurso) y el mundo real.

Cien años de soledad es perfectamente verosímil —nada pasa en esa ficción que no corresponda con su lógica interna—, pero obviamente no es veraz: no es una representación fácticamente verificable del mundo.

Por último, sin notar que, si sus argumentos anteriores fueran ciertos, ya no haría falta añadir uno cuya índole es absolutamente diferente, Pagán-Teitelbaum agrega la noción de “la marca del plural”, de Memmi:
“Para los habitantes andinos marginados de Perú, existe el riesgo de lo que el ensayista Albert Memmi llama la “marca de plural” (ctdo. en Shohat y Stam, 2002: 191). Esto significa que cualquier comportamiento negativo o imagen negativa de cualquier miembro de una comunidad oprimida y poco representada “se generaliza instantáneamente como típico, como si fuera parte de una esencia negativa”. De este modo, las representaciones fílmicas de pueblos marginados se vuelven alegóricas: cada actor se vuelve “una sinécdoque que sintetiza una comunidad” que, aunque sea muy grande, se asume como homogénea dentro del discurso hegemónico”.
La idea de Memmi es de índole pragmática; no atañe al estatuto de verdad de un discurso ni a la ética de su producción (que es aquello de lo que ha estado hablando Pagán-Teitelbaum hasta ese punto); se vincula, más bien, con la práctica de la recepción.

Para resumir, lo que dice Memmi es que si algún individuo de un grupo social marginado o subalterno es representado como dueño de cualquier tipo de rasgo negativo, esa representación se volverá un arma para el estereotipo.

O sea, que el promedio de los peruanos, después de ver Madeinusa, pensará: caramba, los indios son capaces de tener sexo con su padre para después matarlo y linchar a su amante a cambio de un paseo en camión. Sospecho, sé, que nuestro racismo no ha terminado; pero también creo que ya estamos un poco más allá de ese punto, ¿no?

En términos prácticos, eso quiere decir que si, en un país árabe, un judío mata a un palestino, nadie debería escribir una novela, un cuento, una crónica o una noticia al respecto porque sería usada para estereotipar a los judíos. En términos más cercanos: “Muerte de un magnate”, de Francisco Lombardi, nunca debió haberse producido, porque, pese a recoger una historia real, era instrumento de estereotipia.


El problema crucial es el siguiente: durante toda su argumentación, hasta este punto, Pagán-Teitelbaum ha considerado que la película de Llosa es “una etnografía perversa” porque retrata falsamente una realidad. Ahora, de pronto, propone que esa realidad debería ser retratada solo si es que en la descripción se consideran únicamente los rasgos positivos de las comunidades andinas. Otra cosa sería darle armas a los marginadores.

Entonces, ¿qué es en verdad lo que pide Pagán-Teitelbaum? ¿La verdad o la tergiversación de la realidad en favor de un programa de reivindicaciones? La respuesta la da la misma autora cada vez que critica a Madeinusa por no ser una cinta “pro-indígena”. Lo que Pagán-Teitelbaum quiere no es ni ficción ni realidad: quiere programa y propaganda.

Y el problema es que Llosa no está en esa onda: Madeinusa no es ni pro-indígena ni anti-indígena, no es una cinta programática; es una exploración sobre la marginalidad y sobre la situación de una mujer en un mundo de códigos contrarios, de tránsitos morales: no es la hagiografía del indio ni la canonización del criollo, ni la vilificación de ninguno


Y, sobre todo, afortunadamente, no es una cinta que crea que al personaje indígena hay que tratarlo diferente, hay que protegerlo, arroparlo, condescender con él, pasar por alto sus defectos, imaginar que es más puro que todos. No es una película para verla como si un indígena fuera todos los indígenas: es para verla sabiendo que una persona siempre es, antes que nada, una persona.

20 comentarios:

Raschid dijo...

Retomo un par de preguntas (tramposas) que planteé en un post del 19 de Febrero último:

¿La polémica generada por "Madeinusa" se hubiera dado, si viviéramos en un país con procesos efectivos de inclusión social, cineastas que filmen películas en quechua, aymara o lenguas locales reinvidicando las culturas locales o reelaborando ficciones propias de las mismas y si contáramos con un medio académico diverso y plural?

Si lo anterior se responde con un "no" rotundo, entonces ¿la licencia de la ficción solo es posible en sociedades con mayor equidad, reconocimiento y democracia?

Obviamente, lo último también se responde con un "no" mucho más rotundo, pero parece ser que nuestro medio académico mezcla diversos niveles de análisis y discurso. Sin embargo, yerran en el blanco "político" de sus apreciaciones.

Esto me hace acordar a la opinión de Johnny Rotten sobre el racismo en su autobiografía "No Irish, no blacks, no dogs":

"Las clases bajas, en lugar de atacarse entre sí por el racismo, deberían dirigir el cuchillo al cuello del empleador, quien es quien los explota"

A ver, si muchos miembros del medio académico dirigen su atención a los factores concretos de la exclusión social, en lugar de gastar "pólvora" en fantasmas imaginarios...

En sana discrepancia,


Raschid

Anónimo dijo...

Lo anterior es cierto, el de Rashid, pero entonces se confirma qu el problema no es un problema cinematográfico, artistico, sino un problema social, más que eso de exclusión social. Ahí está el detalle, todo los resentidos en este país injusto, que duda cabe se cuelgan de cualquier para jalar agua a ese terreno. Entonces el arte es lo último que importa, lo que interesa es una lucha de clases sin cuartel, clase contra clase, y todo lo que sea blanco sera malo, y al reves todo lo que no es blanco es malo, para otros caballeros, ahí está el detalle, como decía el gran Cantinflas.

Beltenebros dijo...

Raschid, ¿cómo defines la "inclusión social" y la "reivindicación de las culturas"? Ahí está la trampa, pues.

¿Por qué hay que filmar documentales... digo, películas en quechua, aymara o lenguas locales, cuyos argumentos con seguridad serían esperpénticos y propagandísticos a un nivel mínimo, pues las metáforas cinematográficas funcionan a partir de un bagaje preexistente o se convierten en parábolas, con todo el peligro fundamentalista al acecho? Es decir, ¿no estás pidiendo una peligrosa ombliguización -"culta", eso sí- de los integrantes de estas culturas?

Más bien, creo que se debería subtitular o doblar películas de toda índole a las antedichas lenguas, instaurando un circuito nacional interior que hasta ahora no existe.

Soy muy escéptico con respecto a las culturas andinas por la sencilla razón de que lo que perdura hasta hoy es una serie de gazapos de lo que hubo: tradiciones y costumbres, religiones sincréticas, técnicas agrícolas, mitos y leyendas, supersticiones, relaciones de parentesco y poco más. ¿Y el resto?

A veces me parece que "reivindicar" las culturas andinas significa conservarlas en formol (con la debida publicidad) para que constituyan un elemento exótico vendible al turista extranjero, a menudo anglosajón.

Porque lo otro sería caer en el relativismo cultural más imprudente, esa sutil y perversa negación de los derechos humanos.

Otra trampa de tus dos preguntas: hablas de reelaborar ficciones propias de las culturas locales y luego insinúas que a lo mejor sólo las sociedades más equitativas y democráticas están preparadas para producir y entender las ficciones.

O sea, o presupones idiotez congénita en los defensores de estas discusiones "académicas" y arborícolas o en realidad no eres ningún discrepante.

Saludos.

Anónimo dijo...

quizás para ver madeinusa no tendríamos que tomar como punto de referencia otras películas peruanas, o los documentales o las etnografías o la realidad misma siquiera. más bien podríamos tomar algo que resulta lejano geográficamente pero, a mi parecer, cercano en aproximación al contenido y en elaboración formal y estética. me refiero al cine de emir kustirica y a sus pelis sobre gitanos, pobladas de suciedad, exceso, y barullo constante.
¿podría ser o ven demasiada distancia conceptual entre ambos?

Raschid dijo...

Beltenebros,

Mis preguntas como bien señalo son "tramposas". No sostienen una perspectiva que ni yo mismo siquiera defendería.

Me inclino por la primera opción que mencionas en tu último párrafo (sin suscribir el término "idiotez congénita" que me parece excesivo e innecesario, ya que no creo que acuse recibo).

schatz67 dijo...

La analogia que realiza el ultimo comentarista con el cine de Kusturica no deja de ser valida;ambos directores escogen construir un universo paralelo,con codigos excluyentes y que -en relacion con una de las ideas que plantea Gustavo en detrimento de la critica de Pagan- no son precisamente un reflejo del mundo real al que todos apuntan de inmediato como referente.

La tesis argumental de Pagan apunta al "conservacionismo etnografico" por titularlo de alguna manera.Para expresarlo en terminos criollos, no se metan con nuestros cholos sanos y sagrados.
Curiosa interpretacion de la estetica cinematografica que -al igual que el lenguaje literario-siempre se toma licencias para interpretar no solamente la realidad sino cualquier ambito vinculado a la vida del hombre.Ejemplo notable tambien(si cabe el termino) de las enrevesadas tesis sociologicas que cada cierto tiempo nos tratan de explicar que llueve para arriba,que la tierra no es tan redonda y que detras del acto mas insignificante(como la deyeccion de una mosca) existe una fenomenologia politica y conceptual a ser revisada.

Las "interpretaciones autenticas" nunca han producido arte memorable.El arte por encargo solo ha transformado los egos del director y del dictador o gobernante de turno y ha producido pastelazos como el cine comunista,portentos tecnicos y fotograficos(con un mensaje subliminal y no tan subliminal cuasi diabolico)como el caso de Leni Riefenstahl y una larga lista de peliculas,libros y musica que nadie,salvo los aludidos,recordaran.

Ese es el arte por decreto que parece ser tan afin a Pagan y tan distante(felizmente)de lo que empiezan a hacer Mendez y Llosa.

Saludos

Jorge

Jorge Frisancho dijo...

Yo me hago una pregunta. ¿Basta decir que un texto o una película o cualquier otro producto simbólico "es ficción" para absolverlo de toda responsabilidad con respecto a sus contenidos? ¿Y para absolver a su autor, o autora? No estoy tan seguro. Cierto, es absurdo reclamarle a la película de Llosa que "refleje" la realidad, en parte porque lo que debería estar entre comillas aquí es la palabra "realidad" —lo que se le está pidiendo es que refleje otro discurso, uno más afín al de sus críticos, y en esos términos el cuestionamiento es inválido. Pero eso no significa que las películas de Llosa (disclaimer: no he visto La Teta) no contengan mensajes específicos sobre el espacio social en el que están ubicadas (es decir, tanto el espacio social que las produce como el espacio social que sus imágenes representan). Aunque al blogger que firma como Jorge a secas no le guste, no hay texto sin ideología, y por tanto no hay texto sin implicaciones políticas y sociales. Independientemente del género (documental o no documental) o de la intención de la autora. La pregunta entonces es válida: ¿cuáles son los contenidos ideológicos, explícitos e implícitos, de estas películas? ¿Cómo deben ser interpretados? ¿Cuáles son sus consecuencias políticas?

Y ojo que no digo que estas sean las únicas preguntas posibles para un objeto artístico. Ni siquiera digo que sean las más importantes. Digo que son válidas.

Jorge Frisancho

Anónimo dijo...

Me pregunto si Josué Méndez se arriesgaría a filmar una película en los Andes. Ojalá lo haga.

Me temo que sobre Josué no caerían tantan pullas como las que han caído sobre Claudia Llosa. Hay un componente de misoginia en todo esto.

Anónimo dijo...

todo los resentidos en este país injusto!!!!!

anonimo del segundo comentario,no te unas a esos cinicos que hablan de resentimiento. oye ignorante lee sobre la leyenda negra española y veras si existe resentimiento o un recuerdo colectivo del cual nadie quiere hablar.
BUSCA EN GOOGLE
LEYENDA NEGRA ESPAÑOLA.

Anónimo dijo...

a mí solo me interesan las cosas materiales, la verdad:
pagó llosa por las actuaciones de los actores y extras de Madeinusa? Fue justo, cumplió con las reglas del sindicato de actores, o hizo competición con bajísimos precios?
Abasteció la producción de vestuario, "props", maquillaje, a todos los actores-performers?
Son cuestiones de poca importancia frente a la gran cuestión del respecto a la cultura andina, y esas macanas, pero empecemos por allí para ver de qué tipo de gente estamos hablando cuando hablamos de llosa.

Anónimo dijo...

Puede ser juzgada "LA Pasion de Cristo" solo como una obra de arte? y si es asi por que levanto tanto clamor entre algunos judios que la juzgaron como antisemita?

Anónimo dijo...

1
Como dice Jorge Frisancho, de lo que se trata como primer paso es de admitir, más allá de su primordial estatus ficcional, que las obras de arte encierran elementos ideológicos y que muchas veces estos se manifiestan de manera ajena a la voluntad del autor.
Mientras leía el artículo de Pagan percibí cómo abruptamente este perdía su premisa (que, a pesar de sus intenciones pro-indígenas, la película caía en elementos racistas) para acusar destempladamente a todos los peruanos de racistas (Pagan no podía entender que casi nadie viera lo que ella sí).
Sin embargo, su premisa, esa que descartó rápidamente para analizar los elementos que ella cree racistas en la peli, me parece susceptible de atención. Para decirlo con una comparación que no es de Pagan, la idea era, más o menos, que Madeinusa es una película indigenista sí, pero a la manera del indigenismo esquemático de los cuentos más conocidos de López Albújar. Me voy a desmarcar un poco de Pagan (quien efectivamente ataca maniqueamente a Claudia Llosa) para que se entienda lo que quiero decir. Criticar los cuentos de Albújar porque se siente que son injustos en cierta medida, porque pierden algo valioso de la cultura que los enmarca, no es, pues, pedirles veracidad etnográfica ni consecuencia programática, ni mucho menos, sino un plus que sí lograron mucho después los trabajos de Arguedas.

Anónimo dijo...

2
Así, en mi caso por lo menos, no creo que me guste poner sobre el tapete la cuestión de Madeinusa porque sea mezquino, envidioso ni porque tenga ganas de llamar a Llosa de tal o cual manera, sino porque pienso que su peli puede ser susceptible de leerse como retratos limitados, a pesar de que su fin no sea dibujar retratos sino contar una historia, y que esa posición no es inválida a priori. Es decir, Madeinusa cuenta historias particulares que se vuelven universales, sí, pero que de pasada dejan una huella de la ideología (en el sentido estricto pero también en el más lato, el de las “ideologías” hechas de retazos de “sentido común”) que las subyace. Pagan quiere leer esa ideología y usa las anteojeras de las teorías sobre los conflictos entre las culturas hegemónicas y las subalternas: usa el molde que conoce según su conveniencia, y rellena su plantilla toda en un solo sentido: el de hallar marginación marcada, orientalismo racista. Todo es malo, todo es racista, incluida la cineasta. Por mi parte, no creo que sea así. Sin embargo, apostar porque todo está perfectamente encajado al decoro interno de la peli tampoco me cuadra muy bien.

Anónimo dijo...

3
Gustavo, creo que el mayor acierto de tus posts es precisar que los elementos susceptibles de interpretarse como racismo no deben leerse aisladamente, sino dentro de la sucesión de la trama que los hacen verosímiles. Separar el trigo de la paja. Pero también, creo yo, deberíamos tener en cuenta que hay elementos preexistentes a esa trama, temas con trasfondo susceptibles de ser vistos sino como símbolos, sí por lo menos como interrogantes conflictivas. La principal, la idea del espacio andino como primitivo y encerrado en sí mismo, y por la tanto, lastre para el desarrollo del país (puede sonar extremo pero Madeinusa con la grabadora hasta parece un lapsus, una alusión inconsciente a Atahuallpa con el libro en Cajamarca). Y, a pesar de lo dicho, no sé por qué me siento al decir estas cosas, salvando las enormes distancias, defendiendo a esos críticos que atacaron torpemente Todas las sangres en una mesa redonda.
Saludos,
Rafael Ramírez

schatz67 dijo...

Creo que en los ultimos tiempos se le da un valor agregado a cualquier producción artística no a partir de la génesis estética o ideológica del autor sino de la interpretación que el público o la crítica especializada le otorga -muchas veces-en forma antojadiza y arbitraria.

A partir de esta costumbre creo que los cuestionamientos que lista Jorge Frisancho acerca de los contenidos ideológicos,interpretaciones posteriores y consecuencias políticas pueden llegar a entenderse como válidos. Pero...no es acaso más válido inquirir sobre la naturaleza misma de la obra en relación a la propuesta original del autor y entenderla como una exploración de un problema tangible desde la orilla artística?

O es que hay temas (como la situación de la población indígena en el Perú o la violencia política acaecida recientemente ) que no deben ser tocados de "cualquier" manera y solo deben ser vistos bajo un prisma excluyente?

Tengo mi propio prisma para evitar buscarle la arista ideológica o la consecuencia política a cualquier obra de arte.Prefiero hablar de cosmovisiones,sesgos filosóficos,estéticas personales o exploraciones subjetivas antes que buscar imprimirle una tónica interpretativa completamente distinta a la que generó la inspiración del creador.Esto es,cuando hablamos de una obra de arte que no esta comprometida directamente con un discurso político inmediato.

Ahora bien,cuando hablamos de un tema que involucra a un determinado grupo étnico o de un suceso político son permisibles las licencias artísiticas o ficcionales? Yo creo que sí pero parece que a muchos no les cuadra esa idea.

Mucha de esta controversia es fácilmente ubicable en los campos de la literatura y la cinematografía.Críticos que desacreditan sin empacho alguno una obra por que les parece que lleva un mensaje politicamente incorrecto en el sentido más literal de la palabra.Recuerdo con especial énfasis las críticas que se le hicieron a "El Pianista"por banalizar los efectos de la guerra en Polonia bajo la mirada distraída de un tipo que solo vivía (o sobrevivía)para su música.Bajo la mirada del director la música no solo le permite sobrevivir al pianista sino que lo redime interiormente del desastre en el que se ha convertido su vida y la sensación de culpabilidad que le genera el haber sobrevivido de alguna forma gracias a su abstracción e indiferencia.Bajo la lupa de algunos críticos esa película era entre otras cosas una relativización del Holocausto, una oda al colaboracionismo ,un panegírico de los que se hacen los distraíos etc.etc.etc.Todo el mundo tiene el derecho a ver las cosas de acuerdo a su cosmovisión personal,para eso pagan su entrada,la pregunta es,eso les da derecho a descalificar públicamente un producto que no esta de acuerdo a su personalísima cosmovisión de las cosas????

Creo que hay mucho de eso en el ambiente académico local respecto a la idealización que se hace de las poblaciones nativas.Desde mi opinión personal celebro que una cineasta joven se acerque al mundo andino sin prejuicios ni idealizaciones sino con una mirada libre que le va a permitir entender sin lastres de ninguna clase el complejo e intrincado mundo andino.

Saludos

Jorge

Anónimo dijo...

qué torpezas dices, por favor: tú y faverón entienden la labor creativa de forma unidireccional elartista se expresa, y no comunicativa: artista y comunidad se relacionan por medio de la obra. de esa manera, si la película es bien o mal recibida, hay igual derecho a argumentar en favor y en contra, por dios, los argumentos son piezas persuasivas, su valor depende de su capacidad de influencia en la audiencia. si yo veo madeinusa y me parece lesiva. tengo todo el derecho a decirlo, cvomo otros tienen el derecho a alabarla. el pronblema está en que mentalidades como la tuya,schatz y la de faverón, no aceptan el disentimiento, y se creen dueños de la verdad, y peor, creen que la verdad no solo es cognoscible en materia estética, sino que la detentn precisamente ellos. qué curioso, la detentan los q1ue están más del lado de los poderosos, por educación, por trabajo. qué curioso.

Anónimo dijo...

No se trata, me parece, de un problema estético. En este aspecto, la película me parece bien lograda. El asunto es más de naturaleza, si podemos llamarla,ética. A quienes conocemos el mundo andino, a quienes nacimos y vivimos aquí, no puede resultarnos grato vernos representados como una colectividad básicamente arcaica, casi salvaje.
La visión de la Llosa, que imagino compartes por una sencilla razón de cuna (no eres andino)no tiene por qué sentir esta exigencia ética. Así, lo exótico, lo pintoresco, es resaltado porque esos los ojos con los que nos ven. Lo que, en realidad, es normal. No se puede pedir peras al olmo. Si a mí o a algún andino se nos ocurriera representar el mundo de la alta clase limeña seguramente que caeríamos en los mismos defectos: la caricatura,
Es absolutamente entendible que la película tuviera éxito en Europa pues sus ojos son los mismos que los de la Llosa. Si no conociera esta realidad, seguramente también yo hubiera opinado lo mismo.
Yo encuentro que, en el arte, la calidad estética es lo más importante. Pero soy serrrano, pues, Gustavo. Entiende que, así como yo, hay mucha gente que al ver la película se siente burlada por una representación que no siente suya. No puedo pedirte a ti que sientas lo mismo, pero sí que entiendas que habemos personas que sentimos diferente, y que es lícito para nuestra ética sentirnos así.

Jorge Frisancho dijo...

Por si acaso alguien sigue mirando esta cadena de comentarios. Me quedé pensando. Creo que hay por lo menos tres nucleos ideológicos "duros" en el trabajo de Llosa, ninguno de los cuales por supuesto la desacredita como cineasta ni pervierte sus películas en tanto objetos discursivos.

1) El conflicto en su trabajo es siempre propuesto como un conflicto entre el individuo (específicamente, el individuo femenino) y la colectividad (a varios niveles: familia, comunidad local, espacio cultural más amplio)

2) La colectividad a la que Llosa se refiere está marcada como "andina" desde el saque, aunque no en los términos convencionales de la ciencia social peruana. Esta es una elección de Llosa, pues no hay nada en la matriz de su narrativa que determine que sea así: ella elige tomar instancias del espacio cultural andino como escenario de sus historias y como venero de sus contenidos, y esa elección tiene significado, no es neutral.

3) El momento de trascendencia o de "resolución" del conflicto es propuesto, necesariamente, como un desprendimiento del individuo con respecto esa la colectividad.

Creo que estas tres cosas, por lo menos, merecen anáisis e interpretación si es que queremos tomar en serio el trabajo de Llosa como productora de discursos.

Y a Jorge (schatz67) le preguntaría si el cree que cosas como las "cosmovisiones,sesgos filosóficos,estéticas personales o exploraciones subjetivas" que menciona en su último comentario no tienen contenido ideológico, y no pueden ser interpretadas en esa perspectiva. Para mí, sí lo tienen, y ningún anáisis de la obra de arte o el texto literario (o el discurso, a secas) puede funcionar sin atender a ese contenido.

Raschid dijo...

Si algo motivaba la intervenciòn colocada al inicio era el sesgo "unilateral" en las interpretaciones hechas a "Madeinusa": se la debe ver solamente como un trabajo artístico dentro de los intereses propios de la propuesta de C. Llosa o solo podemos hacer el análisis con los supuestos ideológicos detrás de la película .

Ahora bien, un nivel no tendría por qué opacar al otro. Pero si sería importante que los trabajos que aborden el film incorporen diversas lecturas para ampliar y matizar la discusión.

De lo contrario, me sigo sintiendo ante los "académicos" como los visionarios de algo que nadie más ve (ni siquiera la propia Llosa o las supuestas comunidades andinas vilipendiadas por el film). ¿Es tan díficil ampliar la gama de interpretaciones sobre una obra determinada (antes de tomar postura) o nos gana el sesgo de validar nuestra posición justificándola en base a una lectura parcial de la obra a analizar?

No he visto trabajos o artículos que interpreten "Madeinusa" desde diversos puntos de vista... Parece que, más bien, estamos ante una discusión tipo "clásico": adopta un bando o muere...

AYAR dijo...

Y ¿el compromiso adonde lo dejas?
Los prejuicios hacia el Peru no los puedes igualar a potras situiciones de colectivos que tienen sus compensaciones en el mundo ya , como los Judios por ejemplo.Para salir de la miseria se empieza por dar animos, motivar a lños que tienen, con esta peli quien le queda ganas de nada,al contrario si a seguir la explotacion, que la hay y no digas que no.
Por ultimo ni Claudia LLosa se salva, por que ella misma esta quedando atrasada haciendo lo que en ningun pais del mundo desarrollado se hace y es hablar mal de su propio pais , hacen todo lo contrario incluso mienten.
Los peruanos siempre de "inocentes".....
¡Claudia LLosa la Brichera del ano!
Ap0artando todo compromiso y estrategia para proteger nuestra autoestima, incluida la de la directora, si claro que vale todo....
Talento si que tiene esta chica ojala cresca y se de cuenta de todo y sera grande.
saludos.