8.1.10

Memoria y escritura

Sobre un comunicado acerca del Museo de la Memoria

Los miembros del "museo itinerante" Arte por la Memoria hicieron público recientemente un comunicado en apoyo de la construcción del Museo de la Memoria y en él recomendaron, en un gesto con el que solo cabe coincidir, que el proyecto sea pensado de manera democrática e inclusiva.

Quiero, sin embargo, hacer algunas observaciones al comunicado, que en su tercer artículo dice esto:

"... abogamos porque este nuevo espacio recoja las diferentes formas de hacer memoria que existen en nuestro territorio, teniendo en cuenta la pluriculturalidad y diversidad de nuestro país. Consideramos que hay una manera hegemónica de expresarse, la escrita, heredada de la colonia y que niega una parte de nuestra historia que fue recogida, sobre todo, de manera oral y visual. Muchos son los ejemplos de la manera visual de recordar, como las tablas de Sarhua, el trabajo colectivo de las arpilleras, los telares, el retablo y yéndonos aún más atrás, los quipus y pallares. De igual manera las artes visuales (pintura, escultura, grabado, video-arte, instalaciones, etc.) por su capacidad inalienable de tocar otros niveles de sentido se hacen imprescindibles en el Museo de la Memoria como medio ideal para sensibilizar al espectador con los temas en este caso expuestos".

En primer lugar está aquello de caracterizar a la escritura, reductoramente, como el vehículo de expresión de lo hegemónico, como si la escritura no fuera el campo de encuentro de discursos diversos y antagónicos; como si la escritura no hubiera sido también forma de expresión para Túpac Amaru II, para Felipe Guamán Poma o para José María Arguedas; como si la escritura no fuera el medio del
Informe final de la CVR.

Decir que la escritura "niega una parte de nuestra historia que fue recogida, sobre todo, de manera oral y visual" es por lo menos una excesiva y perturbadora generalización. Lo más probable, de hecho, es que quienes han escrito el comunicado conozcan las tradiciones orales a las que aluden gracias a que ellas han sido recogidas por escrito alguna vez, en el trabajo de algún etnógrafo, algún antropólogo, algún autor testimonial.

No basta con la reducción de recordar que la escritura nos llegó con la conquista y la colonia para, caracterizándola a ella misma como vehículo colonial, quinientos años más tarde, demonizarla hasta el punto de entenderla como la necesaria negación de todo lo subalterno.

Por otro lado, y a contrapelo, tampoco es muy sutil identificar enteramente la escritura con la forma de plasmación de la memoria letrada ("hegemónica"), como si los otros vehículos mencionados no pudieran ser también parte del patrimonio cultural de las clases dominantes: como si lo hegemónico no tuviera memorias orales, por ejemplo.

Los autores del comunicado rescatan el valor de "las artes visuales (pintura, escultura, grabado, video-arte, instalaciones, etc.)", sin reparar en que todas ellas, así como pueden ser instrumentales para el mantenimiento de las memorias populares, pueden ser del mismo modo terreno para el cultivo de memorias dominantes: ¿quién hace video-arte o instalaciones en el Perú? ¿Es acaso un campo predominantemente subalterno?

Lo cierto es que los vehículos comunicativos --los lenguajes a la mano para quien los posea coyunturalmente-- tienen la capacidad de transmitir discursos diversos, enfrentados y conflictivos, ya sean hegemonizantes o disidentes. Un museo, en general, por ejemplo, puede muy bien servir (y sucede casi siempre) para la entronización de ideas dominantes, pero también puede ser un espacio para la disidencia. Y el museo es una institución occidental donde las hay, no es bueno olvidarlo.

El error fundamental está en identificar plenamente a un tipo de lenguaje con un tipo único de actor, esencializando cada código como si viniera inalienablemente conectado a un solo modo de discurso o a una sola posición ideológica. El error que subyace a las ideas del comunicado, en otras palabras, es el de relacionar a la escritrura con una forma de mentira (negación de la historia) y a las tradiciones orales con una forma de verdad (el rescate de la memoria real).

No es así; todo discurso --escrito, oral, audiovisual, etc.-- se organiza ideológicamente, y está expuesto por tanto a ese zigzagueo, si no siempre electivo, siempre selectivo, y que retóricamente subraya unos aspectos del objeto al que se refiere y deforma o silencia otros.

Si no fuera así, si se pudiera esencializar el carácter de lo escrito y de lo oral, entonces no sería ni justo ni inteligente pedir la democratización y la inclusividad. Se tendría que pedir la exclusión de aquellos vehículos que sirven predominantemente para la negación de la historia (por ejemplo, en la lógica del comunicado, la escritura). Y eso sólo desembocaría en la construcción de una memoria necesariamente parcial, mucho más parcial de lo que inevitablemente habrá de ser.

Los organizadores del Museo de la Memoria no tienen esa atribución, afortunadamente: sólo pueden abrir sus puertas a las diversas modalidades de la expresión y la recuperación de la memoria, un proceso que no debería querer reemplazar ni reescribir la historia, ni la Historia, sino entregar las esquirlas del recuerdo personal o colectivo del pasado.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

por favor, tienes un link para leer el comunicado original?
gracias

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Aquí está (también lo he puesto en el primer párrafo del post):

http://arteporlamemoria.wordpress.com/2010/01/08/pronunciamiento-del-museo-itinerante-arte-por-la-memoria-sobre-el-museo-de-la-memoria-impulsado-por-el-gobierno-de-turno/

Gabriel Espinoza dijo...

Hola Gustavo:

Haces bien en defender los fueros de la escritura ante una preocupante ("perturbadora") generalización por parte de los miembros del museo itinerante Arte por la memoria. No obstante creo que el efecto más deseado de tus objeciones debiera ser la ampliación del panorama mental de los miembros de ese grupo. En ese sentido, creo que es necesario combatir el reduccionismo implícito que otorga al “arte” supuesta preeminencia sobre la “escritura”.
Lo menciono porque en la página web del museo itinerante, específicamente en la sección ¿Qué somos? está la base del razonamiento del mencionado equipo (está en http://arteporlamemoria.wordpress.com/%C2%BFque-somos/). Se lee:

“Se reconoce el potencial transformador del arte para reconstruir sentidos comunes. Se cree que donde el discurso político y el texto escrito se agotan, el arte tiene, precisamente las facultades que estos no. Su capacidad inalienable de tocar otros niveles de sentido la hacen, a nuestro modo de ver, el medio ideal para sensibilizar al espectador con los temas aquí expuestos. El acercamiento a las obras artísticas no debe ser facultad de las clases sociales que detentan el poder, por eso es itinerante. Porque hay otras formas de consumir y compartir arte. Se apuesta también por la democratización del arte.”

En este párrafo hay varios errores de concepto y varias mistificaciones. Pongo de relieve una de ellas. Si leemos el párrafo nos enteramos que existen ámbitos en los cuales el discurso político y el texto escrito irremediablemente se agotan o palidecen ante las facultades del “arte”. Añaden que este “arte” tiene una capacidad inalienable de tocar otros niveles de sentido. No es extraño, entonces, que a continuación digan que ese “arte” es el “medio ideal para sensibilizar al espectador con los temas aquí expuestos…”. ¡Este “arte” es verdaderamente la invisible e invencible quintaesencia! La gran pregunta es ¿dónde está ese "arte"? ¿En qué “arte” estarán pensando los amigos de Arte por la memoria? ¿Acaso la literatura no es arte?

Anónimo dijo...

creo que el colectivo Arte por la memoria está esencialmente abogando por la inclusión de obras de arte visual basadas en la memoria del conflicto interno, en el Museo de la Memoria.
pero lo que creo que no les ha quedado claro es qué tipo de museo tiene pensado la comision VLL. si la onda es similar a la exposición yuyanapaq, entonces el Museo de la Memoria será básicamente un museo informativo y temático, usará material visual y escrito, en especial periodístico. nada que renegar de esto, ese puede ser un museo ultra importante en este momento de nuestra historia, en especial con objetivos didácticos.
un museo predominantemente artístico es un proyecto diferente, y la verdad creo que se puede usar otros espacios del circuito de artes visuales para presentar este tipo de trabajos.
por último, tienen razón los del Colectivo en decir que hay una memoria contada no verbalmente, y sin objetivos puramente artísticos, las tablas de Sarhua, los retablos, incluso las performances populares. pero todo ese material requiere otro tipo de acopio, revisión y puesta en circulación. hay memoria allí, pero hace falta traducir esa información y filtrarla, a través de palabras, ni modo.
por lo demás creo que ellos están mezclando arte visual con formas visuales de memoria.

baudelaire3 dijo...

Completamente de acuerdo contigo, de principio a fin, en lo que respecta a estar alerta ante ese tipo de reduccionismos.

CGO

p.d: en los filmes de la década, tanto en la sección latinoamericana como en la otra, creo que se metieron al bolsillo títulos que creo imprescindibles como Le fils (2002) y L'Enfant (2005), ambos de los hermanos Dardennes. En Latinoamérica, yo huiera incluido Habana Blues, de Benito Zambrano, aunque él sea español, el tema y la producción tienen mucho que ver con el continente.

Enrique Prochazka dijo...

"Museo" es un concepto hegemónico. Las culturas subalternas no se museízan(?) a sí mismas, ni mucho menos a las que las subordinan.

Patricia De Souza dijo...

El concepto de "museo", quizás esté creando confusión, pero ya se decidió usarlo para nombrar a este lugar. Si se toman en cuenta otros registros, no parece un error, simplemente, ampliar el dispositivo de la memoria. La escritura es importante porque obliga a hacer abstracción y es un poderoso instrumento social de persuación, pero no desdeñaría las otras formas para "recordar"...

MIRKO dijo...

LA ESCRITURA ES UN PODEROSO INSTRUMENTO DE PERSUACION EN LOS PAISES EN DONDE AUN SE LEE, PATRICIA, Y ESE NO ES NUESTRO CASO LAMENTABLEMENTE.
MIRKO (Paris10).