31.10.05

¿Dónde estábamos nosotros?

¿Y dónde estaban nuestros libros? (Fotomontaje: gfp).

Hace unos pocos días, en La República, Javier Ágreda, quizá el más riguroso y responsable de los reseñistas de libros en nuestra prensa, comentó Contemplación de los cuerpos, un poemario de Lucho Chueca que lidia con el tema de la muerte (la gran obsesión de su poesía), esta vez en relación con los años de la violencia en el Perú. Ágreda parece sugerir un cierto oportunismo en la escritura y la publicación del libro. Dice:

"Escritos con pulcritud y eficacia, los textos, sin embargo, nos llevan a preguntarnos sobre el interés de Chueca en esas víctimas. No las mencionó, ni indirectamente, en Ritos funerarios, poemario que tenía un planteamiento más propicio para ello. "¿Dónde estábamos nosotros durante el reino de la muerte?", se pregunta él mismo en el poema "Díptico" de Contemplación de los cuerpos. Pero no se trata aquí de cambios en el sujeto sino en el objeto poético. Hace siete años escribir sobre las víctimas de la violencia era algo polémico, arriesgado y comprometedor. Hoy las cosas son diferentes, pues el tema ha pasado a formar parte de lo políticamente correcto".

El comentario es delicado, y tiene varias aristas. En primer lugar, es difícil enrostrarle a alguien no haber hecho algo que no sólo era comprometedor en su momento, sino incluso peligroso. En segundo lugar, la afirmación de Ágreda parece clausurar, casi vetar, la posibilidad de que cualquiera que no haya hablado sobre el tema durante la década y media de la violencia terrorista y antiterrorista tenga derecho a hacerlo ahora.

¿Se puede ser extemporáneo en un asunto así? ¿Es que, al silencio que la mayoría guardó en su momento, podemos darnos el lujo de sumarle más silencio ahora? Es cierto que, como dice Ágreda, hablar sobre el tema hoy resulta políticamente correcto, y es verdad que, lastimosamente, estamos construyendo un lenguaje indoloro y vacuamente estetizado, un lenguaje estéril, para referirnos a las atrocidades de nuestro pasado reciente. Pero eso no nos debe hacer olvidar que es moralmente necesario, imprescindible, seguir hablando de todo ello.

91 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro excelente tema de discusion. Buen olfato, Faveron. Esa virtud periodistica es un punto a favor en relacion con su paso por el autodenominado decano. Dice: "casi vetar la posibilidad de que cualquiera que no haya hablado sobre el tema durante la década y media de la violencia terrorista y antiterrorista tenga derecho a hacerlo ahora". Creo mas bien que Agreda se estaba refiriendo a los años de la dictadura, no a todo el periodo de "década y media de la violencia terrorista y antiterrorista", ya que en los ochenta varios poetas si se refirieron explicitamente al tema de la violencia. Una antologia, La ultica cena, que reune a doce poetas del periodo, es un buen ejemplo de ello. La critica de Agreda, en ese sentido, se ciñe a la decada del 90. La cual si tiene exponentes que han abordado desde su poesia el tema: Zona dark de Montserrat Alvarez, de 1991, por ejemplo (año de publicacion del primer poemario de Chueca, dicho sea de paso).

Anónimo dijo...

"es difícil enrostrarle a alguien no haber hecho algo que no sólo era comprometedor en su momento, sino incluso peligroso." Cabria preguntarle entonces a Agreda que hizo el como periodista o ciudadano durante los noventa?

"es verdad que, lastimosamente, estamos construyendo un lenguaje indoloro y vacuamente estetizado, un lenguaje estéril, para referirnos a las atrocidades de nuestro pasado reciente." Podria desarrollar este punto? (ejemplos, etc.) Esto implica tambien al libro de Chueca?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Sí, pero yo no digo que no se haya escrito sobre el tema. Por supuesto que se ha hecho. Lo que digo es que la afirmación de Javier Ágreda acarrea el peligro de que no aceptemos que aquéllos que no hablaron entonces hablen ahora.

"La última cena", a la que alude el comentarista, es la antología editada por José Antonio Mazzotti. Se me escapa el año de publicación, ¿me lo podría decir alguien?

Anónimo dijo...

Es de 1987. Finales de.

Anónimo dijo...

Siempre es riesgoso incidir en un presunto comportamiento del autor fuera del texto para juzgar lo que escribe. Mucho más si el "cargo" no es activo sino pasivo, un no hacer. Diferente sería si Raul Romero publicara un poemario de odas a la democracia, entonces sí su pasado sería pertinente de mencionar aunque incluso en su caso no podría ser un elemento descalificador per se. Finalmente, a los poetas no se les exige ser sinceros. Además respecto a "Ritos Funerarios", que no he leído, cabe mencionar que la tradición poética respecto a la muerte, por llamarla de algún modo, puede ramificarse en muchas direcciones, comenzando por aquella de "la muerte gran igualadora" que proviene del medioevo. Chueca puede haber escogido otros caminos, y es su derecho. La cita de Agreda no parece justificar exactamente por qué aquel poemario sería más apropiado que "Contemplación de los cuerpos"`para tocar el tema de los muertos durante la guerra interna. Creo que, salvo los casos flagrantes, cada cual sabrá donde estuvo en las épocas más desgarradas del país. Esperar que el poeta se coloque en una posición de vocero que abarque el espectro de todo lo nacional suena pedir demasiado o esperar canonizar a figuras tipo Martí. En lo personal, creo que el diálogo respecto al pasado debería ser lo más abarcador posible (como después de cualquier evento traumático) Es decir que en lugar de restringirse a la crítica tira-dedo se trate de indagar por qué el país fue tan pasivo cuando el gobierno y mucha de la clase política maltrató a la CVR y por qué se cuestionó la R final de su nombre, etc. Indagar en lugar de descalificar, incluso si analizaramos el poemario de alguien como Raul Romero que parece descalificarse solo. Eso no vale la pena.

Anónimo dijo...

Tampoco vas a decirle a un poeta qué versos escribir, qué poesía hacer. Muchos que hoy gritan callaron antes. Muchos siguen callando hoy,...¿la importancia del escritor, la trascendencia de su palabra...? Por favor, no son más importantes que nadie.

Anónimo dijo...

Asi es, todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él. Saludos.
Vallejo.

Anónimo dijo...

Muchos callaron, está bien, pero ¿callaron desde qué posición? Unos callaron porque estaban de acuerdo con el proyecto delirante de Sendero pero no tenían las agallas, el tiempo o el convencimiento suficiente para asumir su compromiso.
Otros callaron porque secretamente estaban de acuerdo con la guerra sucia que el ejército desató contra la población a partir de 1984.
la poesía no "tiene" que decir nada sobre nada, por más atroz que sea, pero el individuo sí, es una obligación moral y política que ni Chueca ni Ágreda asumieron; me parece por tanto hipócrita que ahora el crítico Faverón exija algo que debería exigir primero a su ex condiscípulo Ágreda.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

El anónimo de las 12:22 parece no haber leído mi texto; yo no le he exigido nada a nadie.

¿Agreda es mi condiscípulo? ¿De qué? Esa es otra suposición errada: no conozco a Ágreda y no sé a qué se refiere ese comentario.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

He borrado un mensaje anónimo, que estaba escrito en un lenguaje ofensivo e impropio. Entre la maleza, tenía dos ideas: la primera, que Ágreda es un reseñista previsible; la segunda, que Ágreda reseña positivamente a algunos autores (se mencionaba a Ampuero) por conveniencia.

Está de más decir que no me parecen comentarios justos, que no estaban sustentados, y que en este blog no se admiten injurias, mucho menos cuando son anónimas y no se explican.

Anónimo dijo...

El pata Luis Aguirre, que escribe todos los lunes en Correo, es serio y tambien cuando hace reseñas. Escribio una sobre el poemario de Chueca precisamente. Ahi decia p.e: "Pero si anteriormente sus aproximaciones fueron decididamente líricas y prefirieron sopesar la muerte desde sus cargas simbólicas o rituales, esta vez la experiencia límite del cuerpo muerto ha encontrado un correlato límite también en su forma: Contemplación de los cuerpos es un libro mayormente escrito en prosa y con un tono reflexivo que tiene toda la apariencia de una argumentación personal."
Luis Aguirre ha comentado tambien libros de Enrique Prochazka, Bruno Podestá, Christopher van Ginhoven Rey (peruano, sí), Javier Arévalo, Patrick Rosas (a quien le da duro: "Prescindible y gratuita, Sombras es pulp fiction disfrazada de literatura. Pero tiene un pecado mayor: tampoco es entretenida"), José Carlos Yrigoyen, la antologia de narrativa Selección peruana 1990 - 2005 (que se presentara en Guadalajara tambien, aunque fuera del programa oficial de la Cancilleria), etc. A ponerle el ojo.

Anónimo dijo...

Faveron, el comentario anterior que borraste del comentarista anonimoestaba bueno pero terminaba pesimamente, es verdad, cometio un exceso imperdonable. Quiza te recomiendo copiar esos mensajes, quitarles la maleza y volverlos a colocar de manera anonima o con tu nombre pero dejando lo sustancial. Se veia que ese comentarista habia leido bien a Agreda y hacia un analisis apropiado sobre la "forma" (hablaba de un mismo modelo) previsible de sus reseñas. En fin.

Daniel Salas dijo...

No solamente es falso que Agreda reseña a Ampuero positivamente por interés. Es falso que Agreda haya reseñado positivamente el último libro de Ampuero. Acaso el calumniador presupone que es imposible que un reseñista no alabe la obra de Ampuero. Eso demuestra hasta qué punto se ha tergiversado el panorama. No se puede analizar hechos falsos.

Anónimo dijo...

Claro, Ágreda no le ha echado flores a Ampuero ni mucho menos. Lo hizo El Dominical, a través de Ortega, si no recuerdo mal.
Está claro que ese anónimo no leyó la reseña y lanza acusaciones sólo para crear confusión.
Luego, el anónimo que menciona al reseñista de correo lo hace gratuitamente y, es más, se nota a leguas que es el propio reseñista disfrazado de anónimo.

Anónimo dijo...

Al anonino de las 3.51 que me antecede: No, te equivocas, no soy Luis Aguirre. Ese tipo de suspicacias son malas. Por que pensar que si uno habla bien de alguien solo puede ser la misma persona o un amigo? Yo no se absolutamente nada de este pata Luis Aguirre, solo se lo que veo de él en Correo. Lo mencione a raiz de que un anonimo anterior (el que fue borrado por boquita de caramelo) cuestionara que Agreda fuera "el más riguroso y responsable de los reseñistas de libros en nuestra prensa". Por eso fue que dije que en todo caso habia otro tambien en la prensa nacional. Eso es todo. Si entras a Correo veras que aparecen ahi en la seccion de los archivos de los columnistas las reseñas de Luis Aguirre a los esritores que enumero.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Peruanísimo: el tema era si es posible o no acusar de extemporaneidad u oportunismo a los escritores y artistas que se aproximan al tema de la violencia terrotista y antiterrorista en el Perú a pesar de que no lo hicieron en los momentos críticos. Y de pronto todo se reduce a si Javier Ágreda o Luis Aguirre son buenos comentaristas... ¿Esa renuencia a hablar sobre los temas importantes sin reducirlos a lo adjetivo será ya una cosa endémica en el país?

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que tu comentario comprende no solo cosas sustantivas sino tambien adjetivas (eso de "quizá el más riguroso y responsable de los reseñistas de libros en nuestra prensa"), entonces a veces la discusion se centra en esto para desde el adjetivo cuestionar lo sustantivo.

Anónimo dijo...

En todo caso, Faveron, el comentario de Michelena apunta a lo sustantivo e intenta una rpta. Quiza puedas comentarlo.

Anónimo dijo...

Saludo el olfato periodístico de Faverón y sumo datos a la reflexión. ¿Es posible hablar ya de una literatura post-CVR? Al menos en poesía, al libro de Chueca se suma el próximo lanzamiento de Rocío Silva-Santisteban. ¿Habrán leído los poetas peruanos las miles de páginas del informe final?

Anónimo dijo...

además, faverón, esto es una conversación, no una mesa redonda en el aula magna. y las conversaciones son así: a veces se van por las ramas. y también necesitan de humor, por cierto, cosa que tú sueles lamentar. no puedes dirigir la conversación, aunque quieras.

Carlos M. Sotomayor dijo...

Sin duda, tanto Aguirre como Agreda son los más rigurosos del momento. Y, además, son quienes han adquirido una disciplinada constancia: Agreda lleva años, primero en Domingo, y ahora todos los sábados en el suplemento de La República. Aguirre,por su parte, lo hace todos los lunes.

Por otro lado, concuerdo con Gustavo: el tema es si es posible o no acusar de extemporaneidad u oportunismo a los escritores y artistas que se aproximan al tema de la violencia terrotista y antiterrorista en el Perú a pesar de que no lo hicieron en los momentos críticos.
Incluso, eso mismo se podría extender a la época de la dictadura fujimrista.
Es cierto que algunos han tomado ese tema para sus respectivas obras. Alonso Cueto, por ejemplo. No creo, sin embargo, que merezcan ser acusados de extemporáneos. Al contrario, me parece que la distancia temporal puede ayudar a una visión más profunda. En todo caso, me parece que si hay que exigirles algo a los escritores, en relación a su posición respecto a la violencia política, no hay que hay que hacerlo en relación a sus libros, sino al compromiso que puedan aquirir como intelectuales o personajes "públicos". Manifiestos, cartas abiertas, etc. Como lo hicieron muchos artistas para protestar contra Fujimori.
Si alguien disiente con esto que digo, háganmelo saber.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Lo siento, no comenté las observaciones de Mario Michelena porque en general estoy demasiado de acuerdo con ellas. (Y estaba escribiendo una respuesta a un comentario suyo en el post "Después de la bronca").

Anónimo dijo...

Asi es, una cosa son las obras y otra la actuacion publica de un intelectual en relacion con los momentos historicos. VLl publico su novela sobre el oncenio durante el velascato. Su novela en relacion con las guerrillas del sesenta en 1984. Su novela sobre la violencia politica en 1993.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Ah, pero hay que recordar que "Historia de Mayta" está armada como con cajas chinas, con una historia dentro de otra, y que en la novela que el protagonista está escribieno hay un Perú casi apocalíptico, entre otras, cosas a causa del terrorismo. Vargas Llosa suele escribir en clave. "¿Quién mató a Palomino Molero?" es claramente una reflexión sobre Uchuraccay y la labor de la comisión presidida por el mismo VLL; "La fiesta del chivo" es a todas luces una novela sobre Fujimori, no sólo sobre Trujillo, etc.

(Nada de eso niega tu argumento principal, con el que concuerdo).

Anónimo dijo...

De acuerdo.

Carlos M. Sotomayor dijo...

Cierto, también es válido e, incluso, hasta meritorio hacerlo así. Recuerdo, también, que MVLL vino a Lima a promocionar La fiesta del chivo y en todas sus presentaciones televisivas aprovechó para hablar sobre la situación por la que atravesaba el Perú.
Saliéndome, quizás, del tema, recuerdo también algunas letras cifradas de Charly García en la época de la dictadura argentina.
En suma, a través del arte también se puede dar cuenta de lo que acontece. Pero no es una obligación hacerlo a través de esa vía; me parece.

Anónimo dijo...

Mientras ordenaba mis ideas para responder aquí, se me "apareció" un texto de Benedetti que terminaba diciendo que las calaveras son todas iguales. El problema, respecto a los poemas de Chueca y también al libro de Roberto Zariquiey, "Tratado de Arqueología peruana", no es si son extemporáneos respecto al tratamiento del tema de los MUERTOS ocasionados por la violencia terrorista (sea senderista o de algunos miembros de las Fuerzas Armadas) sino de que se detienen en los muertos sin ir más allá: los vivos que quedaron. No voy a decir que es muy fácil hablar sobre los muertos pero creo que es más fácil hablar de los muertos que sobre los vivos porque resulta que los muertos son todos iguales, los esqueletos son todos idénticos como decía el texto que cité. Los vivos no lo son, éste es el problema para mí. Es cierto que el trato que recibe cada uno de estos cadáveres no es igual pero no se trata de quedarse sólo en eso.

No sé si éste sea un problema del poemario en sí como de una de sus posibles lecturas: Aquella que vería sus poemas como una especie de acto reivindicatorio, el tomar en cuenta a los muertos víctimas de la violencia. Voy a decirlo de una forma más clara: El tomar en cuenta a los muertos ANDINOS víctimas de la violencia senderista o antisenderista. El hecho es que, como lo presentan Chueca Y Zariquiey, según los textos que envió Javier Agreda a la lista de Literatura de la RCP, estos muertos son iguales a otros muertos. No hay matices. Muy diferente sería, y políticamente incorrecto, si las personas a las que mencionan esos poemas estuviesen vivas. No se necesita imaginar nada porque las diferencias sociales persisten y mencionarlas punto por punto no "se ve bien". Es cierto que el asunto de estos muertos está muy relacionado con el mundo de los vivos pero, por lo que citó Agreda, los poemas lo tocan de una manera "asolapada", bastante secundaria, tangencial.

Si esos poemas o poemarios intentan ser (o, mejor dicho, se les ve como) un acercamiento a nuestros compatriotas andinos habría pues un avance respecto al siglo pasado cuando José de la Riva Agüero reconocía las grandezas de los antiguos pobladores del Perú (muertos hace siglos) pero no las de sus descendientes (contemporáneos a él), ahora se sigue hablando de muertos, pero de hace dos décadas. Acaso, ¿se necesita que nuestros compatriotas estén muertos, se los tiene que matar (la arqueología no estudia a los seres vivos) para poder hablar de ellos? Entonces, ¿quién va a hablar de los que están vivos? ¿quién hablará de los quedaron?

Ya sé que mi lectura es muy maliciosa, pero no por eso deja de ser "real" (aunque esta palabra me sea muy pesada), mejor voy a decir "posible".

Juan Lapeyre dijo...

Yo sólo digo que si alguien califica lo que escribo de este modo: "escrito con pulcritud y eficacia", y esto que escribo y que es calificado así quiere ser "literatura", lo sentiría como una lápida. No sé qué significa que un poema o una novela sean "pulcros y eficaces", a no ser que la tipografía sea arial, tamaño 12, y que la gente la compre, la lea y olvide las palabras, para quedarse con "el referente". Digo yo. Creo que me dolería. (Creo que es porque una crítica así no dice nada de la individualidad de la obra, ¿no?)

Leo Zelada dijo...
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Leo Zelada dijo...
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Leo Zelada dijo...
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Anónimo dijo...

EN LA OPINIÒN QUE EL SÙBITAMENTE PUDOROSO FAVERÒN CENSURÒ SE DECÌA DOS COSAS:
-AGREDA ES PREVISIBLE, ESCRIBE SOBRE MOLDES, TE PUEDES IR DE FRENTE AL PENÙLTIMO PÀRRAFO Y ENCONTRAR EL PÀRRAFO DONDE DA "PALO" AL AUTOR.
-LA RESEÑA QUE HIZO DEL LIBRO DE AMPUERO ES CONDESCENDIENTE, Y ESO ES PORQUE ÁGREDA PRETENDE ENTRAR A TRABAJAR AL DIARIO DE LA CALLE MIRÓ QUESADA, ESO LO SABEN MUCHOS.
-ÀGREDA TIENE LA COSTUMBRE MEDROSA DE HACER TRIZAS LOS LIBROS DE ESCRITORES JÒVENES PERO NO METERSE CON ESCRITORES RENOMBRADOS (RECUERDAN "NUNCA QUEDAS MAL CON NADIE" DE LOS PRISIONEROS??)
-FAVERÒN Y SALAS DEFIENDEN A ÀGREDA PORQUE TIENE UNA PÀGINA EN LA REPÙBLICA DESDE DONDE PUEDE HACER LEÑA A LOS LIBROS QUE ELLOS PUBLICARÀN EN ALGÙN MOMENTO, ES UN ASUNTO DE INTERÈS.
-SOTOMAYOR HABLANDO DE LUCHA CONTRA LA DICTADURA DE FUJIMORI??? QUÈ HACÌA ENTONCES HACE UNA AÑO TRABAJANDO EN LA RAZÒN, ESE ESTERCOLERO DE LOS REZAGOS FUJIMONTESINISTAS????

Marcial del Marfil

Leo Zelada dijo...
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Anónimo dijo...

¿Presentarte como el último descendiente de no se que dinastía incaica (destructora de pueblos realmente creativos como los chimues) era tu manera de luchar por la democracia, Leo Zelada?

Anónimo dijo...

Me anima a mí una rara "lógica": si un crítico escribe de un libro que es malo, malísimo, quiero leerlo. Quiero ver de qué tamaño es la honestidad del crítico. No entiendo aquello de la calculada o interesada defensa de Agreda por parte de los señores Salas y Faverón. No sé quién en este mundo puede creer a pie juntillas cuanto le diga un crítico.

Anónimo dijo...

Yo creo que el oportunismo sólo se notará en tanto la obra sea mala (es decir, esté mal escrita, sea defectuosa, etc.). Si es buena, nadie se dará cuenta de las "intenciones" del autor. Esa es toda la honestidad que se le debe exigir a un producto literario, toda su moral (volvemos a Wilde). Pero claro, el autor que se anime a generar un discurso artístico sobre temas como la guerra civil que vivió el Perú, tendrá que entender que la valla por la cual se le juzgará será más alta en tanto cada quien tiene una versión del correlato sobre el cual se basa la novela. Tendrá que confrontar su imaginario con el que cada quien ya tiene formado. Si la obra, aún apoyándose en esa experiencia compartida, mantiene capacidad de sugerencia y valor expresivo, ¡enhorabuena!, mayor mérito para el autor. Ahora, ¿cuáles son las grandes novelas de los hechos políticos que marcaron el Perú? ¿Hay una gran novela sobre el velazcato (o "Conversación en La Catedral" basta para todas las dictaduras peruanas)? ¿Cuál es la gran narración sobre el surgimiento de las ideologías de comienzos de siglo XX, léase aprismo -un partido lleno de épicas-, comunismo, etc.? Parece que los peruanos podemos vivir bien sin eso.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

M.L. dice: "Yo creo que el oportunismo sólo se notará en tanto la obra sea mala (es decir, esté mal escrita, sea defectuosa, etc.)".

Totalmente de acuerdo. Si la obra alcanza a ser una representación compleja y significativa, difícilmente un lector criterioso pensará en acusar al autor de oportunismo. Y eso se debe a que la obra sería relevante; es cuando la obra no resulta un aporte, ni estético ni ético, que uno empieza a reparar en los accidentes que la rodean, incluyendo al autor y sus motivaciones.

Cierto también que las novelas que se atreven a lidiar con los grandes temas de una sociedad están en la posición difícil de tener que enfrentarse a ese otro relato que cada quien se haya hecho de tal circusntancia.

Yo diría que, escritas durante el periodo de Velasco, aunque ambientadas entre 1956 y 1963 en Cerro de Pasco, las novelas del ciclo de "La guerra silenciosa" de Scorza contienen una reflexión sobre al menos un rasgo del velascato: la reforma agraria.

Pero, es cierto, la novela peruana no ha cumplido con representar la mayor parte de los momentos críticos de nuestra historia.

Anónimo dijo...

Marcial del Marfil (anonimo que con ese nombrecito ya entro a envenenar otro post tambien) maneja un tono insultante, creando conflictos por que si. Del Marfil fue la persona a quien Faveron censuro un comentario debido a la manera insultante en que concluyo el por que del tono de la resena de Agreda al libro de Ampuero. Que nos dice ahora? Que Faveron se ha vuelto "subitamente pudoroso" (que michi querra querer decir con eso este venenoso)?, que "muchos saben" que Agreda quiere cambiar de diario (como lo sabe? trabaja en el diario de la calle Miro Quesada esta persona? Quiza escriba sobre libros ahi?) y que Agreda tiene "costumbres medrosas". Que Faveron y Salas tienen miedo a Agreda porque este podria escribir negativamente sobre futuros libros suyos: "es un asunto de interes" nos informa este sujeto que seguramente sabe muy bien de ese tipo de cosas. En lo concerniente a Sotomayor, no conozco mayormente la trayectoria de este Sr, pero por su manera de actuar en los comentarios que ha emitido aqui y en su weblog y entrevistas en Correo me parece una persona decente y correcta. Las personas con pasado sinuoso se comportan o hablan o escriben mas bien como Marcial del Marfil. Si el Sr. Sotomayor trabajo en la seccion cultural de La Razon habra sido quiza por una necesidad de trabajo, no por nada mas. Y sabemos muy bien que en el Peru lo que falta es trabajo. Alguien ya recordo que con argumentos como ese media intelectualidad peruana estaria manchada por trabajar en El Comercio (recuerdan la linea editorial que tomo este diario durante la Guerra con Chile, p.e. para irnos un poquito lejos?). Que sujeto este Del Marfil.

Daniel Salas dijo...

Ese Marcial del Marfil solamente expresa incoherencias. Si tuviera miedo de que Agreda criticara negativamente alguno de mis "futuros libros", también tendría miedo de otros críticos de periódicos. Pero justamente lo que siempre he sostenido es que Agreda es el mejor, con lo cual quedo mal con los demás. Eso de que tiene una "plantilla" es otra idiotez. Lo que hace consistentes las críticas de Agreda es que siguen un orden, al igual que las de Federico de Cárdenas para sus comentarios de cine. Si Agreda estuviera preocupado por encontra trabajo en El Comercio habría halagado la obra de Ampuero. Pero es claro que en su reseña sobre su último libro de cuentos Agreda no estaba pensando en esto. La reseña esa vez fue bastante dura.

Pero en todo caso, además de ello, yo coincido con Gustavo Faverón en que en esta última reseña Agreda comete un error. No creo que se trate de un problema de tiempo, sino de la pertinencia de los medios utilizados para hablar de un tema tan complejo y difícil.

Anónimo dijo...

la república está en quiebra, es vox populi, no paga a sus colaboradores, es lógico que la gente busque otros espacios donde trabajar, no hay que servir en las "entrañas" del comercio para saber esto.
total, en qué quedamos, le dio palo o no ágreda a ampuero. a los demás, por favor busquen en google la reseña respectiva y léanla, negar lo evidente es signo de soberbia obtusa.
con el argumento ese de que la necesidad justifica la connivencia con la mafia fujimontesinista, entonces habría que darles libertad a todos los corruptos que se vendieron a mayor o menor precio por mantener a su familia, comprarse una casita, cambiar de carrito etc.
para la información de mister faverón, hubo muchos peruanos jóvenes intelectuales que estuvimos en peor situación que el señor sotomayor y NO NOS VENDIMOS, sino que luchamos contra la dictadura, incluso el odiado Leo Zelada.
¿Qué buscan Salas y Faverón al "Levantar" al tal ágreda?
esa es una buena pregunta señores que visitan este blog

Marcial del Marfil

Daniel Salas dijo...

¿Qué busco al "levantar" a Agreda? Demostrar que sí hay gente pensante en el Perú, con la que se puede discutir y que no necesita presentar calumnias idiotas. Solamente en la mente cerrada de un resentido es incapaz de aparecer la posibilidad de elogiar el trabajo de otro sin cálculo alguno. Es una cuestión de honestidad. Yo no solamente elogio lo que ha escrito Agreda: también elogio el trabajo que hacen los estudiantes de Dedo Crítico, a quienes no conozco. Y lo hago simplemente porque me entusiasma el reconocer que en el Perú todavía existe gente honesta, generosa y entusiasta. No apoyarlos porque no son mis amigos o porque no gano nada haciéndolo es una mezquindad ruin y repudiable que no necesita mayor comentario.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

M del M es tan poco inteligente y tan falso al mismo tiempo, que es incapaz de darse cuenta de que mi artículo sobre Luis Chueca y Javier Ágreda es, antes que todo, una crítica a Ágreda por descalificar el poemario de Chueca con justificaciones extrañas al libro en sí. Y, más aún, una crítica al hecho mismo de que empecemos a rechazar la posibilidad de que todos puedan hablar sobre los años de la violencia. ¿Eso es levantar a Agreda? Sólo en la mente de un lector limitado y confundido.

Dicho esto, me ratifico: Ágreda es quizá el más serio y responsable entre los reseñadores de libros en la prensa peruana. ¿Lo levanté? ¡No tengo la menor idea, tal vez un elogio mío le quite lectores! Pero digo lo que pienso.

Anónimo dijo...

defiendes a sotomayor, de pasado fujimontesinista, defiendes a ágreda que calló en lenguas muertas y vivas durante el fujimorato y la guerra sucia, defiendes a coral, que embadurnó a nuestro más grande crítico actual en ee uu, ya se ve lo que pretendes, gustavo, los lectores de este blog no son idiotas políticos como leo zelada y daniel salas, profesor adjunto....

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Dejemos que el delirio de M de M hable por sí solo. Ni siquiera borraré sus mensajes, porque su tipo de estolidez es inofensiva y de una jocosidad involuntaria que al menos sirve para romper el hielo...

Daniel Salas dijo...

¿Coral embadurnó a nuestro más grande crítico actual? Primera noticia.

Daniel Salas dijo...

Este Marcial del Marfil está más desinformado que lector de Ajá. Yo no soy profesor adjunto de ninguna parte. Soy un simple becario y estudiante de doctorado.

Anónimo dijo...

Ojo Faveron, Salas con esta frase de Macial de Marfil: "defiendes a coral, que embadurnó a nuestro más grande crítico actual en ee uu", ojo que la pone solo para despistar. Es obvio que este pata no tiene simpatias con ya sabemos quien. Y Ud Salas, no pise ingenuamente el palito al poner cosas como "¿Coral embadurnó a nuestro más grande crítico actual? Primera noticia." Siga Ud su polemica por el lado del uso del ablativo absoluto nomas, no se mezcle con la otra orilla. Del Marfil ha entrado solo para envenenar, habria que tenerlo bajo evaluacion porque sino pues otra perdida de tiempo seria esto, respondiendo a sus intrigas. Aqui se las da de defensor de ese critico, sin embargo en otro blog pone cosas como estas (borro el nombre de la persona a la que busca maletear): "AL SEÑOR "X" ES EVIDENTE QUE LO PONEN NO POR SUS LIBROS INEXISTENTES SINO PORQUE EN LA REVISTA QUE AHORA DIRIGE LE DIO ESPÀCIO A CIERTOS PERSONAJES INFLUYENTES EN ME`XICO Y EE UU COMO MIGUEL ANGEL ZAPATA, MAZZOTTI Y GONZALEZ VIAÑA. ASÌ NO ES PUES…"
Y ese acento en la palabra espacio? Y eso que dice el otro Sr, que él "autoriza a que se deje el envío de Marcial del M", que es esto? Porque no lo invita a discutir a su blog mas bien donde el uso de usuarios anonimos ha sido prohibido, vaya gente que en la casa de uno se cuidan muy bien, pero cuando salen a otras partes celebran los escandaletes. Y encima se mete con el Sr. Sotomayor. La "connivencia" es por parte del superior hacia las transgresiones de sus subordinados. Que transgresion ha cometido este Sr? Por favor! Porque mejor no se alian Del Marfil y Zelada y se apoltronan en algun weblog? De ese modo podrian utilizar su ventilador en tienda propia.

Anónimo dijo...

Concuerdo totalmente con las opiniones de Gustavo y Daniel sobre Agreda. Decirle a M del M que discrepo con las suyas sería hacerle un honor inmerecido. Respecto a las reseñas que Agreda hace de Ampuero, yo no llegaría a decir que le da palo, pero tampoco es alabancioso ni mucho menos entusiasta respecto a su chamba. Lo llama "light" con todas sus letras, varias veces, e incluso afirma que esa ligereza es crucial en su propuesta. Pero le reconoce algo que yo mismo (y GF puede dar fe de que no me gusta Ampuero) le reconozco: que es profesional, chambea y tiene una propuesta homogénea, Cortazariana en aquello del knockout final. Para precisar, Agreda califica a Bicho Raro como el más bajo de los libros de FA y a sus Cuentos Escogidos como el mejor, en parte porque considera buena la selección.

Félix Reátegui dijo...

¿Y si el problema no fuera si Javier Ágreda debe condenar o no la "extemporaneidad" del autor, sino cómo Javier utiliza ese dato para analizar los poemas del libro que se refieren a la violencia? Es decir: ¿qué implicancias ideológico-estéticas tiene que alguien que no se ocupó del tema antes lo haga en las circunstancias presentes? Ahí, ya no estaríamos hablando de una acusación de "oportunismo" (creo que Javier no quiso hacer esa acusación, pero le salió mal) sino de un elemento del programa poético que produjo el libro. ¿Se podrá sacar algo de ahí? ¿Lo hace Ágreda en las cien líneas de que dispone en su artículo? ¿Tendrá algo que ver con el peligro de una futura escritura liviana sobre el tema, que creo que advierte alguien al comienzo de la discusión? ¿Será la violencia la retórica que viene, como lo fue antes "la calle"?

Félix Reátegui

Anónimo dijo...

PIENSEN EN ESTO: EL 60% DE LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA POLÍTICA, SEGÚN LA RECONOCIDÍSIMA CVR, FUERON RESPONSABILIDAD DE LA INSANÍA DE SENDERO LUMINOSO. ¿DÓNDE ESTÁN LOS POEMARIOS, NOVELAS Y CUENTARIOS SOBRE LAS ATROCIDADES DE ESTOS GENOCIDAS?
LA COBARDÍA DE LA INTELECTUALIDAD LIMEÑA, O SU SECRETO ACUERDO CON LAS IDEAS PRINCIPALES DEL DELIRANTE PROYECTO MAOÍSTA, LOS ACALLÓ?

CARLOS GARCÍA

Anónimo dijo...

gustavo: borras los correos que te convienen. eso es reproducir las actitudes de exclusión que imperan en el pe´ru y que dieron alimento al resentimiento de sendero luminoso.

carlos garcía

Leo Zelada dijo...
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Anónimo dijo...

Faveron, los mensajes firmados con el nombre de Carlos Garcia (Garcia Mirandam supongo) pienso que no son de él. Ojo ahi.

Leo Zelada dijo...
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Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿¿¿¿SIN PROPONÉRMELO???

Anónimo dijo...

El blog de Zelada no lo lee nadie. Esta pesimamente redactado, no despierta interes. Por que se mete aca a hablar y no lo hace desde su propio weblog? Ivan Thays comenta lo que ocurre en este blog y en el de Salas, pero desde su propio espacio. Esa es una forma de oportunismo tambien. Pienselo Zelada. Escribanos desde su weblog y si queremos iremos a leerlo alla. Pero no haga aspavientos aqui.

Anónimo dijo...

repito:¿DÓNDE ESTAN LOS POEMARIOS,CUENTARIOS Y NOVELAS SOBRE LAS ATROCIDADES DE SENDERO LUMINOSO? LOS INTELECTUALES COMODONES DE LIMA SE CALLARON POR MIEDO O POR QUE EN EL FONDO (COMO ALGUNOS DOCTORES DE HOY) CONGENIABAN CON LAS DELIRANTES PROPUESTAS MAOÍSTAS?

Y NO SOY GARCÍA MIRANDA
MI NOMBRE ES CARLOS GARCÍA, DISCULPEN POR NO TENER UN APELLIDO POCO COMÚN COMO EL DE USTEDES

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Por el contrario, le agradezco a Iván la atención que muestra en las cosas que salen en este blog, y lo mucho en que ha ayudado a que los lectores lleguen hasta aquí.

Leo Zelada dijo...
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Leo Zelada dijo...
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Anónimo dijo...

La frase "Esa es una forma de oportunismo tambien" no iba contra Thays sino contra Zelada. Lo de Thays por supuesto que es elogiable.

Anónimo dijo...

Habría que recoger el guante de Félix Reátegui, cuando señala con precisión si el problemas no es más bien el futuro programa poético sobre la violencia. ¿Se aproximada la liviandad en los abordajes de un tema tan complejo y delicado? Yo creo que ese ha sido el acento que debió dar la crítica de Agreda. Por allí va la discusión más fructífera

Anónimo dijo...

Por el momento mantengo el anonimato, pero confío en la madurez de la mayoria de los polemistas para no ver en ello alguna forma de la cobardía. En todo caso, amerita que dos temas tan complicados como los de la violencia y la expresión artística tengan algun reposo de pensamiento y de crítica, para así lograr llegar a algunas certezas y no caer en provocaciones insustanciales. La literatura es una fuente de creatividad y de acción intelectual, lo que no la hace menos que la acción callejera, muchas veces desordenada e improductiva.

Anónimo dijo...

"La literatura es una fuente de creatividad y de acción intelectual, lo que no la hace menos que la acción callejera, muchas veces desordenada e improductiva. " Excelente, cuelgue esta frase como slogan de su blog Sr Zelada.

Anónimo dijo...

"Carlos Garcia" dice: "EL 60% DE LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA POLÍTICA, SEGÚN LA RECONOCIDÍSIMA CVR, FUERON RESPONSABILIDAD DE LA INSANÍA DE SENDERO LUMINOSO". Sobre este tema, un sociologo como Raúl Wiener ha cuestionado esas cifras. Existe uan polémica con Nelson Manrique, aquí su texto:

http://peru.indymedia.org/print.php?id=3354

scary_monster dijo...

Ningún tema histórico es extemporáneo para la literatura. Pedirle a la literatura que responda con los reflejos del periodismo es injusto, además de superficial. Además, es extraño que Agreda hable del libro de Chueca como "políticamente correcto" cuando la violencia política del Perú es un tema que aún sigue despertando discusiones abiertamente polarizadas. Quizás el heho de que Agreda trabaje en La República -digámoslo así, un diario de corte "liberal"- lo vuelva algo inmune a todos esos otros discursos que consideran la violencia un camino legítimo: los detractores de la CVR, por ejemplo, o los simpatizantes de las extremas izquierdas, o el fujimorismo con su "fin que justificaba los medios". No, horrorizarse frente a la violencia, frente a la carne desgarrada, frente al dolor de los vivos que lloran a los muertos (los temas del poemario de Chueca), no tiene nada de políticamente correcto, al contrario: es completamente antipolítico. Pero más allá de todo, es un libro que sí mueve varias cuerdas emocionales. El tema no puede estar más vigente.

Anónimo dijo...

"un libro que sí mueve varias cuerdas emocionales", al parecer scary_monster si ha leido el libro. nos podria decir algo mas de él, ya que Faveron parece no haberlo leido?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

En efecto, no lo he leído, aunque Lucho Chueca ya tuvo la bondad de enviármelo en un attachment de correo electrónico.

Es por eso que no he dicho absolutamente nada sobre el libro hasta ahora, sólo sobre una de las ideas fundamentales detrás del texto escrito por Javier Ágreda.

Anónimo dijo...

Perfecto, en los proximos dias podras decirnos entonces algo sobre el libro para pasar asi a la discusion sobre el mismo, ya que "el asunto es encontrar la ideología en el texto" y no hablar solo a traves de la opinion de terceros. Podrias circular algun poema que te parezca el mas conveniente con la discusion tal y como esta siendo planteada para asi opinar todos con cierto conocimiento de causa.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Parece que se te dificulta entender esto: no he escrito nada sobre el libro de Lucho. Lucho mismo lo entiende así. No me he referido a su libro a través de la opinión de terceros. Me he referido exclusivamente a una idea de Javier Agreda, no relativa a Lucho en particular, sino al derecho que se tenga o no a escribir sobre el tema de la violencia si no se escribó sobre ella en los años álgidos.

Por otra parte, el libro está en librerías y puedes conseguir un ejemplar fácilmente.

Tampoco estoy diciendo que vaya a escribir acerca de él en el futuro.

Anónimo dijo...

Pero no queda algo descolocado el libro en todo caso?

Anónimo dijo...

Seria importante saber tambien la opinion de Lucho Chueca en esto, ya que nos has revelado que te ha enviado el libro y que él mismo entiendo algunas cosas. Si esta al tanto de este debate, pues queda abierta la invitacion.

Anónimo dijo...

"Parece que se te dificulta entender esto: no he escrito nada sobre el libro de Lucho." Yo no he dicho nada de esto. Lo que te esto diciendo es que, si ya te enviaron el libro, como tu nos has contado, pues seria bueno que hablaras de él. Que te hayas "referido exclusivamente a una idea de Javier Agreda, no relativa a Lucho en particular, sino al derecho que se tenga o no a escribir sobre el tema de la violencia si no se escribó sobre ella en los años álgidos" no te impide hacerlo. Ahora, que "tampoco estes diciendo que vayas a escribir acerca de él en el futuro" es otro cantar.

Leo Zelada dijo...
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Leo Zelada dijo...
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Anónimo dijo...

Según Leo Zelada, la literatura peruana no debe caer en tocar el tema de la violencìa o el informe de la comisiòn de la verdad como "ENTERTAIMENT" y menos aùn como "espectaculo" como es el caso de la tradiciòn actual mercantil anglosajona.

Esa frase "la literatura peruana no debe" tiene mas de una interrogante. Desde la casi incontestable "qué es la literatura peruana" hasta el "deber ser". A mi juicio, la literatura peruana es lo que escriben los autores peruanos. Y lo que debe ser, es libre.
El que a ningún escritor peruano se le ocurra escribir sobre la violencia no quiere decir nada, simplemente, que no se les ocurrió. ¿O ahora vamos a dictar los "temas" sobre los que deben escribir los escritores? ¿Un escritor es menos peruano si no escribe sobre la violencia política? Eso me suena a "escritor comprometido", lo cual no es sinónimo de "buen escritor".

Anónimo dijo...

discusiones tontas.aquì el problema es que faveròn escribe y se refiere solo asus amigos "lucho" chueca, "javier", "Daniel", sea franco faveròn, usted ha armado este blog para reinsertarse en el àmbito local y para hace lobby sutil con sus amiguitos de la Catòlica. A los demàs los censura con el cuento de la "estupidez" y lafalta de "criterio".
Usted es excluyente en sus relaciones.

M.V.

scary_monster dijo...

No pues, eso de hablar que en TODO Estados Unidos hay una cultura del entretenimiento para comentar los hechos del 11 de setiembre es un lugar común. Como siempre, se confunde gobierno americano con ciudadanía americana. O peor: el cable que vemos aquí como sinonimo de cultura americana. Uno de los últimos libros controversiales sobre el tema me parece que fue "Incendiary" del debutante Chris Cleave que tiene la forma de una carta a Osama Bin Laden. ¿Alguien la leyó?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Por supuesto, el peligro que menciona Félix Reátegui (arriba, 1:20 pm) es bastante claro: existe la posibilidad de que una avalancha de literatura rápida termine sepultando un tema tan crucial como el de la violencia bajo capas y capas de retórica, extraviando con ello cualquier esperanza de que la literatura nos ayude a iluminar un poco la complejidad del problema.

Normalizar un hecho a través de la repetición de una retórica standard, inocua, puede, en efecto, diluir y desaparecer el hecho mismo. Cuando se trata de un hecho social de las magnitudes de éste, tal desaparición es improbable --siempre quedan las representaciones del imaginario público, las de la calle, siempre queda la memoria de algunos, al menos por un tiempo--, pero sí es posible que se transforme el asunto en una colección de clichés, haciéndolo perder cualquier espesor; es decir, en otras palabras, corremos el riesgo de desemantizar el tema para transformarlo en lugar común.

Esas cosas ocurren: es la fuerza de la representación literaria, o artística en general, capaz de reescribir la historia. A veces, esa reescritura glorifica lo insignificante, otras veces trivializa lo trascendental. A todo eso, imagino, alude Félix cuando habla de la posibilidad de que esto se transforme en una moda más.

Ahora bien, yo no creo que nada de eso justifique pedirle a nadie que guarde silencio (y, repito, no puedo saber cuán acertado o errado está Ágreda en el caso de Chueca, porque no he leído el libro de Lucho). Creo que, simplemente, debemos promover que todos los que tengan algo que decir lo digan: aflorarán en ese proceso cosas mejores y peores, y tendremos, al menos, la posibilidad de hacernos una idea propia, o de cotejar las que ya tenemos con las de los demás.

Anónimo dijo...

La violencia politica del ultimo cuarto de siglo es un tema presente en la literatura peruana. Ese es un hecho y ya lo ha señalado quien se refirio a la antologia La ultima cena, como ejemplo de ello, o al libro de Monserrat Alvarez, Zona dark.
Ahora, nos encontramos en un periodo propicio para el develamiento de lo represivo, es decir, postviolencia politica, postdictadura fujimorista. Periodos altamente autoritarios en los cuales se hace mas dificil la exploracion del tiempo del miedo. Lo cual no quiere decir que se niegue, sino que queda velado o sugerido en los textos poeticos producidos en ese periodo.
En este sentido, el libro de Lucho Chueca aparece con un lenguaje directo y objetivo, casi clinico, para mostrar aquella dura realidad. Lo mismo se puede decir del ultimo poemario de Victoria Guerrero, Ya nadie incendia el mundo, publicado en la misma editorial que Chueca (estruendomudo editores)coincidentemente este mismo año, en el que la historia politica se enreda con la historia vital del sujeto poetico. El cuerpo enfermo, el pais enfermo son metaforas trabajadas luminosamente en este libro. Habria pues que revisar estas obras mas que guiarnos por una cita al paso de Agreda. Y es de esperar que estos libros y los que vengan se constituyan en un corpus necesario que no solo haga aquella lectura necesaria y urgente de los años de la violencia, sino tambien una reevaluacion de la poesia peruana de los ultimos tiempos.

Anónimo dijo...

BUENA CHUECA, QUÈ BUENA PROPAGANDA A TU PROPIO LIBRO, VERGUENZA DEBERÌA DARTE.

Carlos Garcia

pd: no soy miranda y ya he sido excluido injustamente de este blog.

Leo Zelada dijo...
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Daniel Salas dijo...

Como siempre, el "poeta" Leo Zelada bajando el nivel de la discusión.

Anónimo dijo...

Muy bien dicho Sr. Salas, muy bien dicho. Me sumo al pedido de alguien: Por que Zelada no manda su ventilador desde su weblog? Ayer prometio algo y nada. No hace nada en su blog. Solo usar este medio como si fuera su email. En cualquier caso, que literatura ha producido el Sr. Zelada? Nos podra responder, o la coartada yo no hablo con usuarios anonimos sera su respuesta?

Anónimo dijo...

Siempre es una lastima leer al "poeta" Leo Zelada. Sus opiniones solo reflejan esa parte "provinciana" e intolerante de la cultura peruana, que se debe combatir si se piensa en una intelectualidad seria que pueda servir a una nacion tan conflictiva como la peruana.
No me diga "poeta" Zelada que un escritor tiene que restringirse al ambito donde vive, donde estudia, o crece?
Que el contexto o el espacio desde donde se produce un texto y sus intensiones sea un escenario fascinante para analizar en la produccion de un texto, es muy diferente a afirmar que los topicos literarios se restringen a los escritores que provienen de ciertas clases sociales.
Lo importante aqui es que estos poetas, Guerrero, Chueca y Alvarez plantean sus propios recursos que refieren a un contexto en que vivimos buena parte de los peruanos, que unos hayan estado mas cerca o mas lejos de ese contexto es otra cosa. El meollo del asunto es leer los textos y analizar su calidad y su particularidad. No es eso a lo que se dedica la literatura, acaso, "poeta" Zelada?
O es que acaso porque usted estudio en la Universidad Mayor de San Marcos debemos suponer que su literatura es buena?
De hecho hay excelentes escritores egresados de San Marcos cuyo trabajo -evidentemente- opaca largamente al suyo, y cuyos topicos muchas veces son disimiles entre si.
Por favor, ya que usted estudio filosofia, regrese a las fuentes y no confunda las cosas, y menos deje tan mal al lugar en donde estudio.

Leo Zelada dijo...
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Leo Zelada dijo...
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Anónimo dijo...

Zelada, nos podria decir cual es el adjetivo calificativo que Salas dirige a su persona? Diganoslos por favor.

Anónimo dijo...

http://agreda.blogspot.com/2005/10/contemplacin-de-los-cuerpos.html#comments

2 Comments:

At 4:47 PM, Javier Agreda said...
Esta reseña fue motivo de una pequeña polémica en el blog del crítico Gustavo Faverón, Puente Aéreo. Agradezco las palabras de Faverón acerca de mi labor y reconozco que su desempeño dentro de la crítica periodística fue destacado. Pero esta vez su comentario está basado en un malentendido: ha interpretado como censura lo que no es sino un simple comentario descriptivo. En la reseña se señala algo evidente, que Chueca en sus poemarios anteriores no ha abordado el tema de la violencia política. No hay ningún intento de “vetar la posibilidad de que cualquiera que no haya hablado sobre el tema durante la década y media de la violencia terrorista y antiterrorista tenga derecho a hacerlo ahora”.

La intención al señalar ese detalle era encontrar, en el plano temático, una de las características dominantes de la poesía de Chueca: su opción por lo seguro, por lo aceptado mayoritariamente como “correcto”, política o poéticamente. En otras palabras, la falta de riesgos en su obra. Eso es precisamente lo que se dice a continuación del párrafo citado por Faverón: “Esa preferencia por lo seguro, por lo aceptado como correcto y apropiado, es una constante de la poesía de Chueca. No sólo en lo temático, también en lo que respecta al lenguaje...”. Ninguna palabra de censura o veto, ningún pedido de “silencio”. ¿De dónde habrá sacado esas cosas Faverón?


At 5:03 PM, Javier Agreda said...
Dos poemas de Contemplación de los cuerpos que abordan el tema “polémico”.

LA MEMORIA EN LAS MANOS (3 fotografías)

La mujer sostiene el papel que su hijo le mandó desde el cuartel de Los Cabitos. El muchacho no regresó con vida ni ella pudo hallar su cuerpo ni ha logrado descansar. Pero le queda ese trozo de memoria entre las manos.

Otra señora ayacuchana enseña con ternura y rabia el retrato carné de su marido. Una vieja foto de perfil entre sus gruesos dedos demuestra que no inventó a ese hombre que negaron en todos los puestos policiales.

Una madre mira con horror las llaves en su palma. Cuando una de ellas se usa para abrir la gaveta de su hijo en la residencia universitaria de La Cantuta, sabe que ya no tienen nada que esperar.




DOCUMENTAL

Un video narra las horas finales de Pompeya en el año 79 dC. Explica el arqueólogo que el motivo de la muerte de sus habitantes no fue la lava del Vesubio sobre los cuerpos, sino el contacto de estos con una temperatura superior a los 500 grados. "La coloración rojiza hallada en algunos cráneos es una particular incógnita. Podría ser el cerebro que comenzó a desbordarse previamente a la explosión. El calor fue tan intenso que puso a hervirlo antes de estallar", anota fríamente.

Ensayo es misma frialdad documental en este poema y añado, sobre acontecimientos más cercanos: "Lo que quedaba de los cuerpos fue entregado a los familiares en cajas de leche Gloria. Poco antes se hallaron, enterrados, camino a Cieneguilla, restos de un maxilar superior y cinco dientes, el cráneo de una mujer con un agujero de bala, retazos de un pantalón calcinado y un juego de llaves que permitió identificar a las víctimas y a seguir la pista de los cuerpos embolsados". O transcribo, en un nuevo giro, el comentario de un marino que explica que, a diferencia del Ejército, en su arma a los detenidos "los matan desnudos para que no los reconozcan, ni sortijas ni aretes, ni zapatos ni ropa interiior. Y las prendas las queman".

Ni el asíndeton he tenido que inventarme. Tampoco las imágenes o la contraposición.

Me pregunto si hay algo que aumentar en este poema.

Anónimo dijo...

Me permito enviarles una nota sobre el libro de Luis Fernando Chueca. Gracias y saludos cordiales.

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EL CUERPO O LAS CICATRICES DE LA MEMORIA

Contemplación de los cuerpos.
Luis Fernando Chueca.
Estruendomudo, 2005


Si bien toda manifestación artística puede entenderse como un acto de rebeldía frente al tiempo, de oposición a la muerte, son pocos los creadores que asumen ese llamado de forma explícita y excluyente. Como signo de profundos cambios en los discursos de una época, un temperamento elegíaco no es ya la norma, sobre todo desde el culto a la juventud instituido en los años sesenta. Luis Fernando Chueca, el poeta peruano de los últimos años que más fielmente se acoge a esta sensibilidad, ha sido, consecuentemente, uno de los escritores menos amables de clasificar, en las escasas y apretadas valoraciones de los censos poéticos generacionales. La contundencia y la limpidez de su cuarto libro, Contemplación de los cuerpos no sólo viene a confirmar la valía de su obra, sino que nos acerca a enfrentar asuntos de gran relevancia, prácticamente inéditos en las letras nacionales.
En Contemplación de los cuerpos Luis Fernando Chueca abandona los planteamientos míticos y la parca elocuencia retórica, que habían sido características de sus anteriores trabajos, para expandir su análisis acerca de la acción devastadora del tiempo sobre la materialidad humana. Y esta vez la ampliación llega mediante la exploración de la memoria, tanto en su faceta personal como colectiva. La historia, sus paradójicas y fragmentarias construcciones, la fragilidad del individuo y las limitaciones de la propia poesía, son algunos de los asuntos que aparecen en este contrapunto de textos y poemas, convocados desde el recuerdo como un exorcismo frente al dolor.
A diferencia de la mayor parte de los libros de poesía, Contemplación de los cuerpos no esconde la naturaleza eminentemente mental de su planteamiento. Sin embargo, el intelectualismo es un riesgo que el autor supera desde un inicio: “Imagino, a falta de precisión en el recuerdo”. Así, el sutil entramado de cantos y viñetas tiene como propósito ser emotivo, sin caer en el sentimentalismo. Este contrapunto entre poema y prosa refleja la alternancia entre la oposición y la aceptación de la muerte, y se manifiesta como un atinado recurso para recrear el vaivén emocional y cognitivo típico del duelo.
Y si uno de los filtros para alcanzar la temperatura emocional adecuada es la memoria, otro es el propio lenguaje. Frente al cincel del verso, que se rebela ante a lo efímero, que corta el tiempo con efectos plásticos y sonoros, en Contemplación de los cuerpos se impone la discursividad de la memoria, la narración serena, casi silenciosa, que explora en lo interior. Las palabras de este libro no buscan sorprender, ni ser memorables. La exposición es escueta, severa, las reflexiones son humildes. Con auténtica finura, el poeta nunca aspira a invadir el espacio del lector: no supone que su experiencia es más intensa o cierta con respecto al tema que se está exponiendo.
Tal actitud quizá responda al reconocimiento de que en todo sufrimiento existe una dimensión incomunicable. Sin embargo, la catarsis y la función terapéutica de la palabra requieren que el poeta emprenda un arreglo de cuentas con el pasado. Un pasado al que sólo puede enfrentarse mediante una exploración subjetiva y parcial, la que conecta a amigos y familiares con los desaparecidos de la Cantuta y las lejanas víctimas de Pompeya. Un recuento de individuos alguna vez únicos y ya indiferenciados por la muerte, a quienes nunca se les transforma en personajes, a quienes no se les reduce dibujándolos desde la empatía, permitiéndoseles su propia disidencia. Algo que se hace explícito en textos como “Stabat mater dolorosa” y aún con más claridad con el soldado mutilado que aparece en “Díptico”, instante en el que se recoge el “¿Dónde estábamos todos en el reino de la muerte?” que, ante la tragedia, se amplifica retóricamente desde los medios periodísticos.
La exploración de la memoria es, por lo tanto, un mecanismo consciente y reparador, propiciado, siguiendo la lección de Barthes, por el análisis de los vestigios de la ausencia: fotografías, pinturas y otros implementos desarrollados para sustituir el vacío. Pero, fuera de motivar un desfile que se corresponda a las desapariciones, Chueca, a través de este recurso, se coloca en un ángulo que lo aleja de la inmediatez del lirismo tradicional. Este distanciamiento se aprecia, consecuentemente, en los diversos planos empleados para retratar los recuerdos, y en la intromisión de su yo, si contadas veces protagonista, abiertamente antiheróico.
No es gratuito, entonces, que estas aparentes reflexiones en tono menor sean convocadas para desentrañar algunos de los episodios más duros del Perú republicano. Con valentía y humildad, Luis Fernando Chueca recuerda que el tiempo de la poesía no es el tiempo de la historia, pero aquella idea de José Ángel Valente, lejos de ser esgrimida como excusa, se convierte en una advertencia, en una guía que se dispone frente a los hechos que se pueden evocar y reconstruir artísticamente, más allá de ninguna obligación con la actualidad. La dimensión complementaria entre experiencia y conciencia, puede observarse en un poema como “Homo homini lupus”: nada asegura, pese al ejercicio de la voluntad y las buenas intenciones, que la respuesta que se ensaya sea la adecuada.
Aunque este libro no pretende hallar conclusiones, fuera del propio ejercicio de la poesía, Contemplación de los cuerpos contribuye a recordarnos que todo análisis de lo humano termina por exhibir la descomposición y la desaparición propias de una naturaleza efímera. Las imágenes y la violencia que se marcan en la psiquis son nuestras cicatrices: una herencia desafortunada e irrenunciable que asoma tras la experiencia, pero que también entrega pequeñas alternativas (al menos a los supervivientes, al menos en lo artístico). El dolor y la muerte son experiencias reales y, por lo mismo, definibles, abarcables y, en alguna medida, factibles de superación.


Martín Rodríguez-Gaona.