Caretas ha acusado en su último número a varias personas de cierto acto de corrupción, y uno de los embarrados por el artículo clamorosamente irresponsable y descaradamente prejuicioso es el escritor Enrique Prochazka, ex secretario general del Ministerio del Interior.
El caprichoso artículo de Caretas sostiene falsedades notorias: señala, por ejemplo, que Enrique fue poco menos que erradicado de su puesto, como mala hierba, por la ministra Pilar Mazzetti, quien "a finales de diciembre" habría descubierto horrorizada una serie de irregularidades cometidas por él y otros en el ministerio.
¿Finales de diciembre? Si Caretas hubiera confiado su artículo a un periodista responsable, y no al señor Américo Zambrano que lo firma, habría tenido que decir que Enrique renunció al ministerio semanas antes de esa fecha, de modo que cualquier vinculación que se quiera establecer entre su salida y una gestión "moralizadora" de Mazzetti es, sencillamente, mentirosa y antojadiza.
Pero, claro, el mismo artículo nos da muestras transparentes de que, con esa noticia, Caretas buscaba cualquier cosa excepto transmitir un hallazgo o revelar una verdad: la nota está hecha de engaños, prejuicios e intrigas. Si no, fíjense solamente en la manera vergonzosa en que la revista, para incriminar a una persona en cierto negocio turbio, afirma que es "de ascendencia israelí".
A eso ha llegado Caretas: la persona a la que se refiere el magazín de la mascarita es Alberto Fuster: no es descendiente de israelíes. Pero eso es lo de menos: el artículo de Caretas, en ese punto, responde a la simple lógica de la propaganda antisemita: decir que alguien es descendiente de israelíes convierte a ese alguien en un personaje turbio, porque lo identifica con el desprestigio de los traficantes de armas. Sólo dos cosas no le importan a la revista: que el dato sea relevante (que no lo es) y que el dato sea cierto (que tampoco lo es).
Y lo mismo ocurre con la acusación contra Enrique Prochazka: funciona bien, impresiona; es irrelevante que sea falsa. Quizá Caretas debería dejar de confiar en Alan García como informante estrella y empezar a buscar fuentes más confiables. Y, de paso, debería contratar redactores capaces de diferenciar verdad de mentira.
A continuación publico un carta que Enrique Prochazka ha hecho llegar a Caretas y que aparece ahora por anticipado en Puente Aéreo. Debajo de ella viene una carta de otro de los acusados por Caretas, Dardo López-Dolz, renunciante viceministro del Interior. Debajo de ella, coloco la noticia original de Caretas.
CARTA DE ENRIQUE PROCHAZKA
Señores Caretas:
En las pp. 18 y 19 de su anterior número, su revista exhibe un llamativo publirreportaje (“El negocio que lo tumbó”) que me menciona como protagonista de un formidable plegamiento espacio-temporal. No voy a demorarme en refutar cada una de las entretenidas zonceras que adornan el resto de la página (p. ej. Alberto Fuster no era “desconocido”, ni “merodeaba” por el despacho: estaba allí por invitación de Pilar Mazzetti, que lo conoce perfectamente y ha empleado sus servicios cuando fue ministra de Salud; mucho menos es de “ascendencia israelí”…). Ya antes he tenido ocasión de apreciar el buen gusto de CARETAS en materia de narrativa fantástica. Sólo que en este caso olvidaron advertir al lector con un cintillo, como es usual con El Cuento de las Mil Palabras y el ocasional publirreportaje encargado.
No obstante, no puedo dejar de destacar el rasgo más alucinatorio de su microrrelato: presenté mi renuncia a la ministra el día 16 de diciembre, la que fue aceptada en la resolución fechada ese mismo día. El citado publirreportaje dice que “a fines de diciembre” Mazzetti ordena indagar cierta compra. Luego, “descubre” una “sobrevaloración” (¡falso!) y luego, asombrosamente, ¡retrocede MÁS DE DOS SEMANAS en el tiempo y me extirpa del Mininter con goce quirúrgico!
Ya pues, CARETAS. Les declaré a Uds., al teléfono, que mi salida del Mininter fue a mediados del mes y que nada tuvo que ver con procesos de compra. Me fui porque estaba realmente cansado de las mentadas de madre de Pilar Mazzetti. Si tenían mis declaraciones al respecto, al menos pudieron haberlas consignado, con las FECHAS en su sitio. El mero intento de imaginar la sintaxis requerida para convencernos de que la doctora supo algo el 30 de diciembre que motivó mi erradicación el 16 de diciembre los hubiera disuadido de escribirla… y librado de este ridículo.
Finalmente —como me ha sugerido nada menos que Marco Zileri al teléfono— tan sólo por aceptar firmar los aspectos antisemitas de ese vistoso publicherry, al sr. Zambrano CARETAS debería premiarlo con un bigotito hitleriano —de esos que tan acertadamente distribuyen en su propia carátula. ¿O no lo escribió él? Vamos, muchachos: confío en que la próxima vez intentarán hacer periodismo. Saludos,
Enrique Prochazka
DNI 07726293
PD. Esta carta aparecerá completa en varios medios, espero que también en su semanario.
CARTA DE DARDO LÓPEZ-DOLZ
Amigos,
El día de hoy leí con profunda indignación un artículo insultante en Caretas (pp.18-19) en el que, basándose en una serie de falsedades e incoherencias, se pretende involucrarme, junto a Enrique Prochazka y mi ex cunado Alberto Fuster, en inadmisibles actos de corrupción, denuncia que rechazo tajantemente. Al respecto, considero importante aclarar varios puntos:
1. Yo renuncié por propia decisión, nadie me lo solicitó y lo hice por razones de conciencia claramente explicadas en mi carta.
2. No he tenido que ver absolutamente nada con ninguna adquisición, esto por una razón muy sencilla: en setiembre, mediante dos RMs se extrajo de mi control y del control del Secretario General las adquisiciones que realice la OGA, en manos de Gloria Vargas, persona unida con viejos lazos afectivos a Pilar Mazzetti, desde sus tiempos en el Hospital de Ciencias Neurológicas, con deficiente preparación y desastrosa lentitud.
3. Por la razón expuesta anteriormente, no conozco los detalles de los procesos de adquisición, mismos que se reportaban directamente a la ministra, al extremo que la misma Gloria Vargas no respondió mis requerimientos de información.
4. No es cierto que Alberto Fuster haya sido MI asesor de Inteligencia, a espaldas de la ministra. Como saben, Norma Fuster y yo estamos separados hace varios años, pero su hermano sigue siendo legalmente mi cuñado, lo que me impide contratarlo. Eso lo sé perfectamente como abogado y cualquiera que me conozca sabe perfectamente que no soy ni tonto ni ingenuo para semejante torpeza.
5. Alberto ha estado yendo con cierta frecuencia al Ministerio a pedido expreso de Pilar, a quien asesora en inteligencia desde los tiempos del Ministerio de Salud, solicitando su presencia en toda reunión relativa a temas de inteligencia, narcotráfico y terrorismo, por ser estos campos su especialidad. Puede dar fe de ello todo el alto mando pasado y actual del ministerio así como la alta dirección del Ministerio. Si existió entre ellos algún acuerdo de pago o no, es un tema que no conozco.
6. Enrique Prochazka, gran amigo a quien conozco hace mucho, renunció porque la ministra, con repetida frecuencia, pretendía culparle de fallos de su propia gente, maltratándolo verbalmente de un modo inaceptable. Algunos de ustedes lo conocen y saben de su honestidad a prueba de balas y su espartano concepto de la vida.
7. Los mismos procesos que en Caretas se ataca, en los cuales, repito, no tuve ninguna participación, fueron descritos como impecables ayer en el Congreso por la Ministra, tal como recoge la web www.mininter.gob.pe. Copio un fragmento de su texto a continuación:
”En ese sentido cabe resaltar la adquisición (por reposición) de 50 camiones portatropas para la Policía Nacional cuya compra se aprobó el pasado mes de diciembre mediante una transparente licitación pública (Nº 008-2006-IN-OGA) cuyo valor referencial fue de 24,970,833.33 nuevos soles, ganando la buena pro la empresa ISDD - Internacional Security & Defence Systems Ltd. Con una propuesta económica de 17,479,583.34, es decir se produjo un ahorro de 7,491,249.99 nuevos soles sobre el precio base. Cabe mencionar que en la referida licitación participaron cinco empresas más, que no alcanzaron los estándares técnicos y económicos requeridos por la comisión evaluadora, conformada por tres coroneles, un comandante de la Policía Nacional y un miembro civil".
8. La ausencia de profesionalismo del autor de la nota sorprende en una revista que siempre tuve por seria. No sólo no realiza una investigación que debió pasar por preguntarme al respecto, sino que ante la ausencia de elementos concretos, recurre a vedados argumentos antisemitas adjudicando ascendencia israelí a Alberto Fuster.
Podría extenderme en esta carta, y quizá lo haga más adelante, pero hoy la oportunidad de que esto se aclare demanda su pronto envío.
Dardo López-Dolz.
ARTÍCULO DE CARETAS
El Negocio que lo Tumbó
La crisis que vivió esta semana no ha alterado los nervios de la ministra del Interior, Pilar Mazzetti, pero sí le provocó más de una jaqueca.
El punto de quiebre ocurrió el jueves 18, cuando se supo de la renuncia del viceministro del Interior, Dardo López-Dolz Madueño, del núcleo de sus asesores y de otros cuatro funcionarios de ese portafolio.
La noticia no había sido oficializada, pero apareció al día siguiente, calientita y distorsionada, en el tabloide montesinista La Razón. Allí se dijo que López-Dolz dimitió disconforme con la presunta gestión irregular de Mazzetti. Pero otro era el cuento.
El Cuñado
López-Dolz y Mazzetti eran amigos. Este abogado de profesión y “especialista en conflictos” gozaba de la confianza de la Ministra. Durante el gobierno de Alejandro Toledo la asesoró en el Ministerio de Salud y cuando ella pasó al Interior, en agosto pasado, no dudó en convocarlo.
Sus funciones como viceministro eran dirigir la administración del despacho y supervisar las compras.
Recién entonces, un personaje desconocido fue visto merodeando el despacho del nuevo viceministro. Se trataba de Alberto Fuster Granthon, capitán de navío en retiro y, a la sazón, cuñado de López-Dolz. Fuentes de ese portafolio sostienen que el viceministro empleó a su cuñado como “asesor externo ad honorem en temas de inteligencia”. “Hasta tenía una oficina propia”, comentó un alto funcionario del Interior a CARETAS.
Mazzetti sorprendió a Fuster Granthon, de ascendencia israelí, en el despacho del Interior y le pidió explicaciones a su viceministro. El aludido le dijo que su cuñado lo visitaba a menudo por temas familiares, pero negó que trabajara allí.
En octubre, el Ministerio del Interior convocó a la licitación pública Nº 008-IN-2006-IN-OGA para adquirir 50 vehículos portatropas por S/. 17 millones. La buena pro le fue otorgada a la empresa International Security and Defence Systems del Perú SAC, que tiene como representante al ciudadano de origen israelí Saúl Mishkin. Fuentes del Interior alegan que Fuster influyó en la contratación de esta compañía. La empresa fue la única postora. En el 2006, la misma International Security and Defence Systems vendió al Ministerio del Interior 500 chalecos antibala para policías. Dicho concurso es hoy investigado por la Contraloría porque los chalecos no cumplen con “las normas de certificación internacional y seguridad que amerita el caso”.
A fines de diciembre, Mazzetti ordenó a la jefa de la Oficina General de Administración (OGA), Gloria Vargas, indagar sobre la compra de los portatropas. Se descubrió que los precios que presentó estaban sobrevalorados. En efecto, el valor estimado de cada vehículo es un tanto costoso: S/.340,000. Vargas detuvo la entrega de la buena pro hasta que culminen las pesquisas.
Neuróloga de profesión, Mazzetti no recurrió a un analgésico y procedió a la cirugía con reemplazo de órganos: prohibió el ingreso de Fuster al Ministerio y removió a Enrique Prochazka de la Secretaría General. La semana pasada convocó a López-Dolz y le solicitó su renuncia. Todo indica que dio en el blanco: las informaciones de La Razón involucran a la titular del Interior en presuntas irregularidades sin sustento y atacan a Vargas, que detuvo la compra de los portatropas. Mazzetti sostiene no haber presentado carta de renuncia alguna. El presidente Alan García le brindó el respaldo del caso y ahí murió la crisis. “Lamento que haya sucedido esto porque siempre es triste que alguien que uno considera honesto reaccione de una forma totalmente inesperada”, concluye la Ministra. “Pero todo es posible. El único antídoto es la transparencia y, claro, el trabajo en equipo. Porque cuando varias personas trabajan juntas en un proyecto, las probabilidades de corrupción son menores. A eso apuntamos”. (Américo Zambrano).