23.1.06

Enterrados vivos


Sigo con el tema anterior. ¿De dónde habrá salido esa costumbre de declarar agotados a los escritores cuando pasan un tiempo sin publicar? ¿Y por qué se suele adivinar un dejo de placer en quienes se explayan en ese tipo de observación? Difícil decirlo.

Tampoco resulta sencillo comprender por qué un crítico serio puede caer en esos deslices, o en uno muy parecido: el de sentirse en la necesidad de decir que ciertos escritores deberían dejar el oficio, simplemente porque él los juzga acabados.


Cuando una declaración así se hace sin siquiera anotar el nombre de los autores a los que se refiere el comentarista, la cosa se torna ya no sólo arbitraria, sino innecesaria.

Por eso es curiosa la frase de Marcel Velázquez en el último Somos, cuando, ante un cuestionario que esa revista publica semanalmente, declara que, para él, son un bluff literario "todos los cadáveres de renombre que siguen publicando inútilmente".

Sería interesante que Marcel Velázquez dijera a quiénes tenía en mente cuando hizo esa declaración. Como sabemos, hay escritores peruanos de gran prestigio que han publicado en el último par de meses libros que, a mi juicio, merecen muchísima atención (Cisneros e Hinostroza son comebacks notorios luego de larguísimos silencios), y la frase de Velázquez podría interpretarse como alusiva a alguno de ellos, si no a ambos.

Una aclaración: no me interesaría saber a quiénes se refiere Velázquez si no fuera él un crítico inteligente y respetable, cuyo libro reciente, por cierto, lleno de observaciones agudas y de gran rigor intelectual, estoy leyendo con interés.

Imagen: Buried Alive, del noruego Odd Nerdrum.

25 comentarios:

Daniel Salas dijo...

Un par de cosas:

1) Si el comentario viniera de un crítico periodístico, podría entenderse como una provocación típica de alguien cuyo trabajo depende de la exposición en los medios. Pero ese no es el caso de Velásquez, que ha publicado artículos en revistas académicas y libros especializados.

2) Dado que se trata de una respuesta sobre un cuestionario al estilo "ping pong", es posible que Velásquez se haya entusiasmado y se haya atrevido a decir algo que no podría escribir. Sin embargo, quien está tan metido en el medio académico, debería cuidarse de mandar a la fosa, así no más, a un escritor. Aquí la imagen parece antes la de un seleccionador de fútbol que la de un lector. Uno puede comprender que un experto en deportes juzgue que es hora de que fulano de tal cuelgue los chimpunes, pero en el terreno de la literatura no se puede sostener tal cosa. No hay una edad de retiro. Ese tipo de juicios hay que dejárselo a los escritores que necesitan pasar por la etapa del parricidio. El crítico no puede entrar en ese juego.

Anónimo dijo...

Lógica del acabamiento, racionalidad de los fines lo llaman. Todo si no produce se vuelve obsoleto. Hay que botarlo.
Va sonar fuerte esto, pero si los críticos viven de estudiar literatura, no se estará colando allí que al no producir "más objetos de estudios" y/o "fuentes de trabajo", ese autor dejó de ser funcional según ciertos críticos. (No todos por suerte) Así como no se puede ver pues las artes con lógica futbolera, a la vez tampoco con lógica manufacturera.
Por el contrario, no es mejor que un artista se tome su tiempo en publicar y esperar hasta cuando su obra haya llegado al mejor punto?

Tanque de Casma dijo...

Hinostroza o Cisneros no son las únicas posibilidades a los que podría apuntar Velásquez. Bryce acaba de publicar hace poco. Además, ¿Velásquez se refiere sólo a escritores locales? Porque Saramago también ha publicado hace poco y varios le han dado palo, incluido este blog. En fin, la frase es tan ambigua que puede tratar de cualquiera.

Por otro lado, lo que afirma el anónimo de las 9:12 tiene sentido. Es mejor que un autor se tome su tiempo antes que publicar apuradamente cualquier cosa. Jorge Eduardo Benavides dejó diez años para sacar su segundo libro y se nota la mejora, por ejemplo.

Anónimo dijo...

A Daniel Salas:
¿Publicar en revistas académicas y libros especializados es sinónimo de prudencia? Eso no es argumento. Muchos bocones y provocadores profesionales publican en medio serios, bajo la retórica de la cortesía, y en la práctica friegan como el que más.

Anónimo dijo...

De varias maneras parece que Daniel sobrestima el medio académico. Pues publicar en revistas o libros especializados no es garantía de nada como dice bien el anónimo de las 10:30 PM. A mi me gusta, por ejemplo, la poesía Emilio Adolfo Westphalen y el año pasado se publicó eso llamado La poesía en custodia de Edgar O´Hara. Si tú te pones a revisar donde publica tal “critico” hallas justamente revistas y libros especializados. Sin embargo, uno se pregunta cómo es que aceptan las cosas que dice si son de ínfima calidad y además imprimen desorden a la obra de un gran poeta como ha ocurrido con Westphalen. ¿Quién nos salva de esos? y más aún ¿Por qué se les da cabida?
Uno y otro no son sinónimo de calidad. Y lastimosamente Daniel parece que el Sr. Velásquez metió, pues, la pata. Simple. A lo mejor debería medir un poco más sus comentarios para futuro.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Me parece que los anónimos no han entendido a Daniel. Él no dice que por ser académico un crítico esté más allá de errores y arbitrariedades; dice que por ser académico un crítico debería saber ponerse al margen de cierto tipo de error y arbitrariedad que están reñidos con su oficio.

(Por otro lado, si alguien quiere críticar el trabajo crítico de Edgar O´Hara, sería mejor que lo hiciera explicando sus argumentos y evitando los adjetivos injustificados).

Anónimo dijo...

Fue un ejemplo lo de E. Ohara, y sí vale tu acotación Gustavo. Tampoco es serio decirlo de esa manera.

Anónimo dijo...

¿Cuál es el problema con que un crítico piense que los cadáveres literarios deben dar un paso al costado para dejar espacio mediático y editorial a creadores más jóvenes?
Esto es específicamente necesario en el Perú, donde los espacios mediáticos dedicados a la cultura son exiguos, y los pocos que hay son monopolizados por los Cisneros, Hinostrozas y Bryces. ¿Sabe el doctor Faverón cuántos libros de poesía de jóvenes se publicaron el año pasado? Más de una centena, de los cuales menos de 20 recibieron algún tipo de cobertura mediática.
Claro, puede que los poemarios no "merecieran" atención (pero quién dice qué libro la merece y qué libro no), pero no puede ser que TODO lo que publiquen los consagrados la merezca de todas maneras, como está pasando.

Gaspar de la Nuit

Anónimo dijo...

Opino que el doctor Faverón hace una lectura benévola del comentario del señor Salas puesto que naturalmente es su amigo. Pero lo que dice Faverón que dijo Salas no es lo dicho por este. Cantinflada de por medio, revísese la cita puntual antes de conceder un punto al maestro de las sentencias fulminantes, el factotum FaberON

Anónimo dijo...

Opino que el anónimo de las 10:37 no sabe leer, pues lo que dice Faverón es lo que dice Salas, solo que en otro registro. Decir "exactamente" lo mismo sería repetir lo dicho palabra por palabra, lo cual, si no eres Pierre Menard, es inútil.

víctor

Félix Reátegui dijo...

"¿Cuál es el problema con que un crítico piense que los cadáveres literarios deben dar un paso al costado para dejar espacio mediático y editorial a creadores más jóvenes?"

Obvio: el crítico literario no es un policía de tránsito ni un guardián de aduanas. Su función no es decir lo que "debería existir" sino hacer inteligible lo que existe.

Admito, eso sí, que es posible que Velásquez haya querido, siguiendo el logo de la columna, hablar desde una postura de lector llano y decir que le friegan los cóndores.

Anónimo dijo...

Marcel Velázquez se considera a sí mismo un "analista cultural", así que no es tan obvio, Félix. Desde la perspectiva del análisis cultural sí es importante saber quiénes monopolizan los pocos espacios culturales en medios, sobre todo porque la circulación de los bienes simbólicos se traba debido a ello.
A esto, estimo, responde la referencia que hizo el crítico, antes que a "maletear" a alguien en específico, como sugiere el extraño post de las 12:44.

Gaspar de la Nuit

Gustavo Faverón Patriau dijo...

He eliminado un mensaje anónimo que coloca como única fuente de datos sus conversaciones con una persona ya fallecida. Si no se tratara de un anónimo no tendría problemas en dejar el mensaje aquí.

Anónimo dijo...

Sr. Reátegui: y que cosa es el dueño de este blog? No es acaso el guardián de la moral y las buenas costumbres? y acaso no acaba de decir cuáles son los mejores y lo peores blogs y cuales deberían desaparecer?
Faverón no sólo se limita a "hacer inteligible" su objeto de estudio (últimamente, los blogs). También juzga, dictamina, clasifica, adjetiva, valora, alaba o desprecia. ¿Ése es el papel del perfecto crítico que tanto reclaman?


Gonzalo Toyama

Anónimo dijo...

Alcance a leer el mensaje anonimo que suprimiste, creo que de todas maneras resulta interesante saber que el critico Marcel Velasquez formo parte de un grupo de poetas a inicio de los noventas, junto con Victor Coral llamado Geranio Marginal, que vendian libros usados en La Catolica y que eran iconoclastas o algo asi.

Anónimo dijo...

Alguien puede informarme de ese grupo Geranio Marginal donde tambien estuvo el poeta Josemari Recalde

Anónimo dijo...

Yo me acuerdo que vendian libros en Letras, y que tenian libros raros de Borges, y unos cuadernos ineditos de Luis Hernandez, despues paraban en la cafeta de letras jodiendo a medio mundo, en Geranio Marginal tambien estaba el poeta Bruno Mendizabal y otro escritor llamado Rilo, que le pego a Victor Coral(tambien de Geranio Marginal), instigado por Beto Ortiz. Creo que Miguel Ildefonso publico algo en Cyberayllu.

Anónimo dijo...

Me acuerdo de ellos, pero no sabia que se llamaban así. Me vendieron un libro raro que nunca lo volvi a ver, se lo recomende a varios amigos entre ellos a Roberto Bolaño(que lo conocia de referencias y estaba muy interesado), que me pidió le separara uno(hablo mas o menos de 1991 y el libro es de la única traduccion de 1974), era de un autor polaco llamado Witkiewicz, la novela se llamaba Insaciabilidad. A veces me encuentro con el que me lo vendio, (no es ninguno de los nombrados), y nos quedamos horas conversando, me dijo que tenia algunas cosas escritas, pero preferia permanecer al margen, y si en caso publicaba algo lo haria con un heteronimo como Pessoa.

Anónimo dijo...

Con Geranio Marginal creo que tambien paro Ivan Thays. La que tambien estuvo proxima a ellos fue la poeta Victoria Guerrero, ella algo debe saber. Bueno y evidentemente tambien estuvo Montserrat Alvarez. Ellos no se consideraban poetas ni nada, solo vendian libros usados y punto.

Anónimo dijo...

El comentario de las 3.13 PM es falso por todos lados. Suelta nombres por soltar.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Y, por otro lado, no sé qué tiene de relevante toda la chismografía que están anotando los anónimos.

Félix Reátegui dijo...

Gaspar de la Nuit tiene razón: para el crítico cultural es relevante saber qué discursos acaparan los espacios simbólicos, etc. De ahí sigue sin desprenderse que su función sea decir lo que debe existir y lo que no debe. Eso ya es tarea de los comisarios.

Gonzalo Toyama podría obtener respuestas de las personas a las que interpela si hiciera interpelaciones menos retóricas y vacuas: eso del "guardián de la moral y las buenas costumbres..." como epíteto aplicado al anfitrión del blog sólo provoca bostezos.

Kat dijo...

Yo no soy experta. Tampoco docta en la materia. Creo, incluso, que nunca podré criticar constructiva o destructivamente un libro. Lo que sí tengo muy en claro es que la calidad y el estilo no tienen competencia que los opaque.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Si el señor Gustavo Montoya quiere publicar una carta clara y explicativa sobre las cosas que viene diciendo (y que me veo obligado a borrar mientras no tenga certeza de su identidad), puede escribirme un email y darme pruebas de que es quien dice ser.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Como ven, apenas se pide que los no firmantes se identifiquen propiamente, el ardor con que quieren defender sus "verdades" desaparece. El señor Montoya no me ha escrito nada más.