1.11.06

Malas películas imprescindibles 4

Plan 9 from Outer Space

Desde que empecé a comentar, meses atrás, estas malas películas imprescindibles, era inevitable que llegara, tarde o temprano, al cine de Ed Wood y a su fama infame.

Años atrás vi muchis fragmentos de distintas películas del cineasta neoyorquino; ahora que he visto completa Plan 9 from Outer Space debo decir que ningún fragmento alcanza para hacerse una idea de lo malo que es el producto terminado.

La excéntrica admiración por Wood que han profesado directores notables como Tim Burton (traducida, como sabemos, en una excelente película, una de cuyas mejores escenas pone frente a frente a dos "genios incomprendidos": Orson Welles y Ed Wood), ha llevado a algunos despistados a creer que en verdad Wood merece cierta reivindicación, que sus películas despatarradas son el producto de una imaginación creativa desbordada, que decidió en algún momento desafiar todas las convenciones tradicionales del cine: el primer posmo, sin quien no existirían David Lynch y compañía.

No, pues; no es así. Wood no fue el precursor del cine posmo ni una suerte de subproducto cinemático del dadaísmo. Más bien, si se me permite ponerlo de este modo, Wood hizo en el cine lo que un hombre a punto de sumergirse en la afasia total habría hecho con la poesía: fragmentos inarticulados, manotazos, estrofas apenas sobrevivientes, penosas y deshechas. No existe en ellas, como sí en los posmos prominentes, un impulso estilístico que dé vitalidad y consecuencia a los fragmentos.

Hasta donde yo puedo ver, Wood estuvo a años luz de ser un talento inentendido. No sólo era un director torpe y descuidado, incapaz de generar una fábula borrosamente verosímil; también era un cineasta formulaico, que jamás concibió una salida original para ninguno de los problemas que sus ficciones planteaban.

En Plan 9 from Outer Space, Wood llegó al momento más paradójico de su carrera, precisamente, porque cada una de las escenas de la cinta parece hecha por un freak fanático del cine que no supiera nada de cine: todas las escenas son tópicas y típicas, todas las hemos visto decenas de veces, pero todas están mal hechas: parecen borradores fragmentarios de otras películas; lo malo es que esas otras películas habían sido producidas ya, años antes, de mejor manera.

Tiempo después de dirigir Ed Wood, Tim Burton dirigió una película a lo Ed Wood: Mars Attacks! Es una excelente película. No es una parodia de Ed Wood. Es más bien una parodia de Burton. Es Burton diciendo: no puedo creer que a un cineasta de mi talento le gusten estas películas, pero así es. Y esa autoparodia consciente le da una dirección a la cinta, le da una forma, un estilo, la convierte en una historia, y todos sus disparates pasan a ser parte de un universo disparatado, en el que la suma de los absurdos cobra un sentido propio.

Si Wood se coloca en esa tradición, lo hace accidentalmente, y sólo gracias a que Burton decidió reconocer su propio gusto por el mal cine y darle un espacio entre sus imaginarios precursores.

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