18.2.07

Hablando de antipáticos

Ya que la noticia sobre Equus nos ha traído a la mente a Peter Shaffer, no está de más recordar que el dramaturgo inglés fue pieza importante en la creación de algo que se ha convertido en una suerte de mito moderno: la acuñación de la figura del Salieri, la imagen del artista envidioso y sin talento. Suele decirse comúnmente: todo gran artista tiene su Salieri.

Antonio Salieri y Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, o Wolgang Amadeus Mozart como nombre de pluma, fueron dos músicos talentosos, uno de ellos notable muy por sobre el promedio de su tiempo; el segundo, notable por sobre casi cualquier otro en cualquier época. Su relación, al parecer, fue de cierta antipatía y profundo respeto profesional. (Este artículo de Peter Brown lo aclara bastante).

Pero la confluencia en la corte austriaca de
Salieri y Mozart avivó la imaginación de muchos: Aleksandr Pushkin, el mayor de los románticos rusos, conviritió lo que aparentemente había sido una relación sin mayores peculiaridades en un breve drama poético de emulaciones y envidias: Mozart y Salieri.

Años más tarde,
Nikolai Rimsky-Korsakov traspuso los versos de Pushkin, ligeros cambios aquí y allá, para convertirlos en el guión de una ópera que, acentuando el trazo melodramático y recargando apenas las tintas, contribuyó a cimentar la leyenda de una relación oscura, triste, señalada por los celos y la envidia destructora.

A partir de las obras de
Pushkin y Rimsky-Korsakov fue que Shaffer desarrolló la historia de su obra teatral: una rivalidad asimétrica, en la que uno de los enemigos, Mozart, libra una batalla feliz contra los límites del arte de su tiempo, y va tumbándolos uno tras otro, y el otro rival, Salieri, pelea secretamente contra el primero, y es tan diminuto en su envidia y tan corto en sus armas que Mozart es casi incapaz de distinguir al enano que le muerde el zapato.

El último ladrillo en el proceso de construcción del mito de Mozart y Salieri lo puso
Milos Forman, claro, con el estreno de la versión cinematográfica de la obra de Shaffer: en ella se hizo para siempre célebre la imagen del artista frustrado, capaz de descender a la locura y renunciar a Dios por el dolor que le ocasiona esa envidia que lo va tragando por dentro.

Curiosidades nunca faltan:
Salieri, el verdadero, artista de gran talento que dirigió la ópera de la corte austriaca por treinta y seis años, había desaparecido de los repertorios standard de ópera, pero desde la cinta de Forman, en 1984, ha empezado a recuperar posiciones, lenta pero establemente: varias de sus óperas han sido montadas, tres de ellas han sido lanzadas íntegras en cd, dos de ellas en dvd, y la mezzo-soprano Cecilia Bartoli grabó trece de sus mejores arias en The Salieri Álbum, hecho público el 2003. Para envidia de... ¿cuántos?...

(
En el enlace, yendo adonde dice Listen and Learn, pueden, de hecho, escuchar las trece arias, algunas de ellas realmente geniales).

Imagen: el verdadero Antonio Salieri.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Gustavo. Este tema puede prestarse a muchos comentarios. En el Perú hay mucho "salieri". Entre los poetas de los noventas no más debe haber diez casos.

Anónimo dijo...

Todos nos hemos derretido en la "envidia", para que irrigar mas empatia sobre este tema de conversacion, es mejor enterrar sentimientos antipaticos.

gt

Anónimo dijo...

ja! yo creo que es un mismo caso, alguine que tiene diz salieris en el cerebro.

Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Ocurre que el legado de Salieri ha sido muy maltratado, muchas veces esto debido a historias paralelas que se tejen. Sin embargo, entre las personas dedicadas profesionalmente a la música de cámara, Salieri goza de mucha consideración. Una vez le escuché a un amigo compositor lo siguiente: Salieri es un músico para músicos, se aprende mucho con él.
G.