20.7.07

Roman à clef: la carta tapada

Jaime Bayly y el costumbrismo contemporáneo

Entre los argumentos que uno escucha con frecuencia acerca del éxito de las novelas de Jaime Bayly, uno muy común es el que señala que el único interés de sus libros está en su mal oculta carga chismográfica: son libros exitosos para el mercado peruano porque la lectoría local los devora en busca de desenmascarar a las personas reales que la narración a malescondido tras unos nombres ficticios y unas biografías apenas alteradas.

Quienes dicen eso, en el fondo, pienso, abrigan la expectativa de que, pasada la generación de quienes pueden reconocer las referencias de
Bayly, sus libros desaparezcan y se vuelvan cosa del pasado, curiosidades que les gustaban a los abuelos. Lo mismo habrán esperado los enemigos del Kerouac de On the Road; lo mismo los del Hemingway de The Sun Also Rises, lo mismo los del Fitzgerald de Tender is the Night.

Sin embargo, mal que nos pese a quienes no disfrutamos la literatura de Bayly, el asunto no puede ser tan sencillo, y no hay que esperar la extinción total de nuestra generación para comprobarlo: los libros de Bayly se venden, aun más que en el Perú, en Chile, en España, en la comunidad hispana de Estados Unidos, etc., donde la identidad de tal o cual actriz, tal o cual futbolista, tal o cual periodista de opinión peruanos, resulta generalmente secundaria, cuando no, simplemente, del todo indetectable.

Bayly, claro está, tiene méritos literarios (no es un César Hildebrandt que se agarre a cabezazos cotidianamente con el lenguaje, que confunda barroco con barraca y con berraco, y piense que humor negro y estreñimiento son lo mismo, y que agudeza y hepatitits son iguales). Bayly tiene oído para percibir la oralidad y picardía para llevarla al papel, y además es inmisericorde para la caricatura de tipos sociales, y eso hay que señalarlo incluso cuando uno crea, como yo, que la falta de misericordia, cuando se combina con la inacabable fila de prejuicios burgueses que Bayly cobija y alimenta, es a la larga una buena receta para engendrar mala literatura.

Pero, regresando al tema: no sería injusto decir, entonces, quizá, que los libros de Bayly funcionan también fuera del Perú porque Bayly ha pasado a ocupar, con los años, desde su primera novela, un lugar que la inmensa mayoría de los escritores con talento rehúye, rechaza e incluso teme en América Latina: el lugar del costumbrista, que es a lo que la tradición hispánica ha reducido la función del autor satírico con el correr de las décadas.

El nuevo costumbrista hispano es un satírico que ha olvidado sus lecciones de dibujo al natural y todo lo que toca lo vuelve caricatura; un retratista inevitablemente grotesco, un observador que convierte en esquema deforme lo observado (un Ribeyro astigmático y miope, tan tenue de vista que sólo alcanza a percibir las figuras más gruesas).

Se podría suponer, entonces, pese al talento de
Bayly en la reconstrucción de tonos y acentos, y pese a su hábito por el roman à clef, que las razones de su éxito son mucho más paradójicas: quizá tenga que ver con lo impreciso y general de su universo, con el hecho de que en todas partes la gente quiere ver (o, más bien, desea imaginar) cuán fatuos, planos, monocordes, aburridos y tediosos son los pitucos, cuán unidimensionales son sus vidas, cuán lamentable es la llanura de sus relaciones.

Dedicado a mirar desde el costumbrismo a la pituquería limeña, Bayly ha dado en el clavo de un involuntario costumbrismo de la pituquería latinoamericana: su éxito no se diferencia mucho del éxito de las secciones de chismes que los lectores peruanos pueden leer y extrañamente disfrutar en las revistas mexicanas, los mexicanos en las españolas, los chilenos en las argentinas, etc: los personajes acaban siendo tipos irrelevantes como individuos y, a fuerza de ser gaseosos, parecen flotar por todo el continente.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿De qué prejuicios burgueses puede acusar usted a Bayly, Señor Faverón, de los que usted no sea igualmente culpable? Para quienes lo leemos éstos resultan obvios; hace gala del mismo elitismo limenísimo de Bayly en la mayoría de sus posts, y el tono académico que adopta en muchas ocasiones hace poco, o nada, para disimularlo. Muchas veces es esta la razón -a veces la única razón- por la que lo que usted escribe resulta entretenido.
Aunque escribe en otro registro Bayly es, por lo menos, honesto hasta la conchudez acerca de sus prejuicios. Su literatura es popular, sí, y probablemente su interpretación de dicha popularidad dentro y fuera del Perú sea correcta -esto a pesar de que su conclusión apocalíptica sobre la cultura de consumo en Latinoamérica sea más que discutible. Pero su propio elitismo como crítico no le permite reconocerle suficiente mérito al escritor. ¡No me dejará jamás de sorprender la conchudez con la que el discurso académico se construye a sí mismo como imparcial y sin prejuicios, acusando a los demás de tenerlos! ¡Es una maravilla!

Anónimo dijo...

El unico libro no cobarde "literariamente" de Bayly es "ELHURACANLLEVATUNOMBRE";a pesar que existen prejuicios y no simpatias del Sr. Faveron hacia los libros de Bayly se consumen en España y demas .

Anónimo dijo...

Interesante tu post, aunque poco imparcial. Lo que me llama la atencion es que en tu analisis del coctel narrativo/espectacular Bayly no se mencione uno de sus ingredientes basicos: la tematica gay. Bayly es novelista conocido fuera del Peru -con mas ventas en novelas que cualquier otro peruano, excepto Vargas Llosa, probablemente- mas por tratar abiertamente su persona ficcional gay que por la chismografia que satura sus paginas. Hay otras novelas que tratan lo gay o queer en Latinoamerica, varias de ellas muy superiores a las de Bayly (como Paradiso, de Lezama Lima, o las de Reynaldo Arenas, entre otros). Pero el punto es que, en el extranjero, mas que lo chismografico, es lo gay lo que marca su exito de ventas, me parece. Es una literatura light, facilona, con buen oido para reproducir oralidades caricaturizadas, como senalas. Pero, ademas del aparato de publicidad editorial, en el "exitoso" coctel de Bayly la construccion de una voz narrativa abiertamente gay o bisexual latinoamericana, de clase alta, burlandose de todos pero especialmente de su propia clase, mientras senala las hipocresias de clero, militares y civiles, entrampados todos en un magma machista, racista y clasista, funciona como una valvula de escape ficcional, un catalizador que tranforma y libera represiones, algo asi como un laxante social, en si mismo poco valioso en terminos literarios, pero sin duda de algun valor en terminos de purga, de destape, de ventilacion de cargas sociales. Ese valor, social mas que literario, se refleja en las ventas de sus libros. Ademas, hay algunos articulos que analizan la obra de Bayly en relacion a las construcciones de genero masculino. Estos problemas de identidades y represiones, de algun modo, contribuyen a su exito de ventas.

Anónimo dijo...

estando varios anios fuera del pais no deja de sorprenderme mucho lo bilioso q pueden ser los comentarios con que responden a tus posts. es que no se puede entablar un dialogo y dar lugar a critica constructiva? felizmente de cuando en cuando si se establece una buena discusion, por ejemplo el plagio en la literatura ( y si, dejen en paz a Bryce que ya tiene bastante que dar cuenta para seguir recibiendo palos a diestra y siniestra. disclosure: nunca lo conoci personalmete pero disfrute enormemente todas sus novelas)

Anónimo dijo...

Desde cuándo la calidad se mide por las ventas altas?

Con ese criterio, cualquier ejemplar de Playbloy tiene más mérito literario que las pseudonoveluchas de Bayly.

Y con ese criterio, la autora de Harry Potter debe ser la más genial de las últimas décadas.

Como te habrás dado cuenta, no me gusta su estilo. Y el que vengan miles a decirme que a ellos sí no me hará cambiar de parecer.

Anónimo dijo...

me pregunto qué hace un crítico aún joven y reconocido escondido tras el comentario anónimo de las 6.33 pm. Pensé que La Vaca Loca era más valiente e iba a comentar con su nombre aquí, sobre todo porque se trata de un tema que le fascina desde la época de Ajos & Zafiros.

Tanque de Casma dijo...

Gustavo
Justo hace unos días estaba pensando en el término costumbrista y toda la subestima con que se le asocia actualmente. Te cuento por qué. Hace unos días acabé Habitación con vistas de EM Forster, un libro de 1908 que a mí me encantó. Se me ocurrió que si hubiera sido escrito en el Perú se le hubiera puesto el sanbenito de costumbrista, y con esa palabra sepultada para cualquier valoración positiva. Lo que digo no es jalado de los pelos - bueno, son las tres de la mañana, tal vez muy cuerdo no estoy. En la literatura peruana hay libros que abordan temas similares - los momentos de ocio y enamoramiento de las nuevas clases medias - como Cartas de una turista, Las Cojinovas, Bajo las lilas y otros,que se publicaron por esos mismos años y que se podrían ganar el mote de costumbristas tranquilamente.
A lo que voy es qué hace que, al calificar de costumbrista a la literatura que retrata las sociedades latinoamericanas, se asuma de paso que es una literatura de segundo nivel, mientras que si se hace en otras latitudes se le ve sin ese prejuicio de "lo costumbrista".
Me parece sugerente que insistas en entroncar a Bayly con una tradición que, por lo que te he entendido, está condenada en tu opinión a engendrar autores de segundo orden. Hace poco leí que Vargas Llosa - palabras más, palabras menos - afirmaba que sabía que quería ser escritor pero que no iba a ser uno costumbrista. Curioso, porque si rizamos un poco el rizo, podríamos decir que en varios de sus libros ha hecho cuadros de costumbres, en especial de los usos de Miraflores.
Bueno, me gustaría desarrollar el tema y dar la cita exacta de MVLL, pero debo atender a mi hija en un toque.
Saludos
ECG

Anónimo dijo...

Pero si se está peleando porque la calidad literaria se mida por la cantidad de libros vendidos y por los Premio ganados. Las editoriales comerciales trabajan mucho con esa idea. Y en la Feria del libro se nota, el marketing ha aplastado la opinión literaria en la Feria. Las vedettes llaman más la atención de los lectores que los buenos escritores. Los escritos promocionados opacan no por sus sabias intervenciones sino por sus enormes fotografías en los stand. Pero como el blog de Faveron le importa más la literatura que el libre comercio, el espiritu más que la economía de libre mercado, la academia más que el negocio del libro, me imagino que tomará parte en esta discusión sobre el valor en la literatura, y lo que significa el exito. Pero como probablemente no va a tomar parte en este debate, es posible que esta nota no se postee. Bayly no es un invento comercial, el se promociona solo. Es escritor de 20 libros malos y de un regular "Dias de prensa". Creo que en ese hay claridad en la crítica. No es un buen escritor, pero tampoco es un adefesio.