3.9.08

Anonymous

Y una carta aclaratoria de Renato Cisneros

El poeta y periodista Renato Cisneros, quien, además, es el blogger más popular del Perú, me ha enviado un artículo suyo confesional y hasta ahora privado, que escribió hace un año atrás pero ha permanecido inédito hasta hoy.

El texto es una explicación de las fuentes y las deformaciones de una leyenda surgida desde hace muchos años en torno a ciertas declaraciones dadas por su padre, el general Luis Cisneros Vizquerra, el Gaucho, veintiéis años atrás, a la revista Quehacer.


Se trata de las mismas declaraciones que el blogger Paolo de Lima, una vez más, deformó hace unos días en un post desinformador y malintencionado, en el que se mezclaba la envidia con el poco tino y la mala leche con esa vieja costumbre limeña de la insinuación a media voz.


Antes de dejarlos con el contenido del texto de Renato Cisneros quiero decir algo más: yo sé lo que se siente que el chismorreo maligno lo ensucie a uno y ensucie a un familiar cercano. Cada vez que he señalado el afán intrigante de Paolo de Lima, a lo largo de los últimos años, han aparecido anónimos en toda la blogósfera referidos a los supuestos crímenes de un pariente mío en la guerra antiterrorista de los años ochentas.


Ningún familiar mío participó en esa guerra, desde ningún bando, en ninguna capacidad, ocupando ningún puesto o cargo. Mi hermano se retiró de la Marina extremadamente joven, siendo apenas teniente y sin haber servido nunca fuera de una oficina, en cargos burocráticos. Jamás ha sido mencionado en ningún tipo de investigación, jamás ha sido implicado en nada ilegal o violento, salvo por los chismorreos que un grupo de anónimos (o un solo anónimo) se ha encargado de deslizar por allí, siempre sin la menor precisión, sin mencionar un nombre, sin aludir a un hecho o mostrar algún tipo de indicio.

Ahora mismo, un personaje tan miserable como Rodolfo Ybarra ha publicado en su blog media docena de anónimos que acusan a "familiares de Faverón" de ser asesinos, criminales y genocidas. Sólo un cobarde es capaz de algo así como respuesta a cuestionamientos que tienen que ver con su ética y no con la ética de ningún familiar mío ni de nadie más. La actitud de Ybarra sólo sirve para refrendar lo que vengo diciendo sobre él: que no tiene idea de lo que es un comportamiento ético y una disciplina moral autoimpuesta.

Ese chisme sobre mi hermano, en el colmo de la imbecilidad, fue recogido y transformado hace un tiempo por ese otro amoral que es César Hildebrandt, que, además, en vez de aludir a mi hermano, prefirió decir que yo había sido miembro de la Marina (cosa que es evidentemente falsa), para que la difamación anónima sobre mi hermano recayera de una vez directamente sobre mí. De inmediato, otros reprodujeron el artículo mentiroso de Hildebrandt: Marco Sifuentes fue el primero, y en su blog siguieron las referencias a mí como "el cadete Faverón" incluso después de que se había probado que la afirmación de Hildebrandt era una mentira.

Curiosamente, cada vez que menciono las bajezas de Paolo de Lima, los anónimos sobre mi supuesto pariente criminal reaparecen como por arte de magia: esta vez, apenas unas horas después de mi post sobre las intrigas de De Lima, los anónimos llegaron al blog de Ybarra, y éste corrió a publicarlos. Saquen ustedes sus conclusiones y díganme si tengo o no razón cuando me refiero a estas personas en los términos en que lo hago.

Por cierto, las ideas políticas de mi hermano (con quien no tengo contacto desde hace más de quince años, por motivos estrictamente personales), son completamente distintas de las mías. No tengo interés en defenderlas, pero acusarlo vilmente de falsedades con el único afán de ensuciarme a mí, es algo que sólo un miserable es capaz de hacer.

Disculpen la desviación. Creo que Renato Cisneros tiene todo el derecho del mundo de expresar su opinión sobre la leyenda que rodea la supuesta afirmación de su padre, y aclararla. Su texto es el que sigue:


Contra una leyenda negra
Escribe: Renato Cisneros

Desde hace ya varios años, cada vez que se discute el tema de los Derechos Humanos y la guerra antisubversiva, se hace eventual mención de 'la teoría del General Cisneros', en alusión a una estrategia que contra el terrorismo habría ideado y divulgado en los años 80 mi padre, el general Luis Cisneros Vizquerra, el Gaucho Cisneros, ex ministro del Interior y de Guerra entre 1978 y 1982, muerto en julio de 1995.

Luego de que el 2002 la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) presentara su informe final (en uno de cuyos capítulos, por cierto, se cita el nombre de mi padre como expositor del espíritu que animaba la lucha militar en los inicios del enfrentamiento con la subversión), esa mención mediática se ha hecho todavía más recurrente.

Es más, dos o tres días después de la presentación del documento de la CVR, un conocido periodista hizo en la televisión un comentario bastante hepático sobre la supuesta ‘tesis militar de Cisneros Vizquerra’. No ha sido el único. Años antes, en julio de 1991, el propio Padre Hubert Lanssiers escribió en el número 27 de la revista del Ideele un muy comentado artículo titulado ¿A quién hay que ejecutar?, donde afirmaba que abogar por la pena de muerte es un síndrome de Cisneros. “Eso se llama incitación al crimen", sostenía el también fallecido sacerdote belga (cuyo trabajo como capellán, por otro lado, siempre consideré admirable). El texto de Lanssiers fue reproducido el año pasado por esa misma revista y, hasta donde tengo entendido, también por un importante tabloide local.

A esos comentarios se suma el perpetrado hace poco menos de un mes (exactamente, el domingo 23 de setiembre) por el jurista César Valega, quien adornó su participación en el programa 'Pulso' con una frase que, por ser tan incorrecta, terminó siendo alevosa. “El General Cisneros Vizquerra –reblandeció Valega– decía: ‘si hay 20 personas allí sospechosas de terrorismo, yo les disparo. Y si al final, mueren 16 que no son terroristas y 4 que sí son, es un triunfo”, inventó Valega, en su torpe intento de ilustrar la conducta con que Alberto Fujimori encaró al terrorismo.

Apreciaciones como las reseñadas (con las notables diferencias intelectuales que aíslan a sus autores) parten de la incorrecta lectura de unas declaraciones que aparecieron en diciembre de 1982, en el número 20 de la revista Quehacer.

En ese número (del cual tengo un ejemplar) apareció una entrevista que el sociólogo Raúl Gonzáles le hizo a mi padre en su despacho del Ministerio de Guerra, y que se hizo famosa con el tiempo, pues allí él dio algunas primeras luces de cómo la fuerza armada debía librar el combate en Ayacucho para devolverle, lo más pronto posible, la tranquilidad a la ciudadanía. Lamentablemente, algunos le dieron una lectura mañosa a sus respuestas y tiranizaron sus ideas.

Desde entonces –y casi al modo de una leyenda urbana– se dicen disparates como, por ejemplo, que Cisneros Vizquerra fue promotor de la terrible tesis de 'tierra arrasada', según la cual queda justificado el aniquilamiento de un grupo de sospechosos si es que en él hay dos o tres terroristas. Una teoría brutal y despreciable, sin lugar a dudas.

Cada vez que alguien comete el grave desliz de achacarle a mi padre esa horrible hipótesis le sugiero lo mismo: ir a la fuente, consultar nuevamente el número 20 de Quehacer.

Mi padre sostuvo en esa entrevista que en Ayacucho los terroristas corrían con ventaja, pues mientras ellos sabían perfectamente dónde se ubicaban los agentes policiales y cuáles eran sus horarios, sus puestos de vigilancia y sus rutinas, la policía tenía la difícil labor de distinguir a los senderistas, mimetizados con campesinos y lugareños.

En un momento de la conversación con Gonzáles, mi padre dijo que, para tener éxito, las fuerzas armadas "tendrían que matar a 60 personas para poder eliminar a 3 senderistas y, después de eso, la policía seguramente dirá que los 60 eran senderistas”. Esa fue la frase que muchos recogieron, sin preocuparse de leer lo que mi padre decía a continuación.

Intrigado por la posibilidad que el ministro Cisneros planteaba, Raúl Gonzáles le hizo una repregunta que casi nadie recuerda: “¿Y qué le parece esa alternativa, le gusta?”. Mi padre respondió: “Creo que sería la peor alternativa y por eso es que me opongo a que la Fuerza Armada ingrese a esta lucha”.

Mi padre, pues, se oponía a esa célebre y radical solución. No era un 'facho' como algunos despistados creían, sino un convencido de que el papel principal de las Fuerzas Armadas era defender el sistema democrático y la integridad de las instituciones.

Como su hijo, me fastidia (y como periodista, me abruma) que durante tantos años sus respuestas hayan sido descontextualizadas para prácticamente sugerir que él invirtió esfuerzo y energías en diseñar y patentar un manual de aniquilamiento; o dicho más crudamente, que diseminó en los cuarteles propuestas dignas de un asesino represor.

Él tuvo un cargo político decisivo en ese conflicto armado y, por sus conocimientos geopolíticos y su lectura fría del tema senderista, fue uno de los encargados de definir las líneas estratégicas de los comandos militares; pero de ahí a decir que él promovía la matanza indiscriminada de senderistas y no senderistas hay un salto monumental que varios opinantes no se han molestado en dar.

No pienso defender aquí sus ideas respecto del modo en que se debía enfrentar a Sendero Luminoso. Algunas de ellas las admiré y valoré, otras no las compartí, pero todas las respeté siempre. Y las respeté, básicamente, por su frontalidad, porque él fue uno de los poquísimos generales que no dudó en exigirle públicamente al presidente Fernando Belaunde una postura decidida ante un problema que no era ajeno, tal como FBT pensaba.

A –como, seguramente, a usted– me resulta muy complicado entender ese fundamento de filosofía castrense que dicta que “en la guerra no hay derechos humanos”, pero admito que los civiles no manejamos los mismos presupuestos conceptuales que los militares y que eso afecta la comunión entre ambos. Los militares son entrenados para protagonizar la guerra; los civiles somos educados para rechazarla.

Mi padre no le rehuyó jamás a la responsabilidad de su actuación como ministro y al mandato de su vocación de soldado. Por eso, y solamente por eso, se hizo de una fama de militar duro e implacable. Ahora que ya no está, me permito estas líneas para preservar la dignidad de su apellido y salvaguardar la tranquilidad de su memoria.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si es mejor callar o enfrentar la verdad.
http://lapicerodigital.blogspot.com/2008/08/combitos_5744.html
Lo siento pero no se puede justificar o minimizar la responsabilidad del gobierno de Belaunde y sus ministros. Es mas sus declaraciones muestran que el genocidio de civiles eran parte de una estrategia militar no los incidentes que los militares hoy dicen se cometieron.
Da una pena que no podamos avanzar en aceptar la verdad por muy dolorosa que sea.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Yo jamás he minimizado la responsabilidad del gobierno de Belaunde, ni la responsabilidad del mismo Belaunde personalmente. Su periodo de gobierno fue quizás el más nocivo para el pueblo peruano en los temas relacionados con la guerra, y él era el jefe supremo del Ejército. Tampoco quiero legitimar las ideas políticas del general Cisneros, pero sí creo que es patético y miserable torcer la historia para utilizarla en contra de un hijo del general que nada tiene que ver con eso. Y todo por los problemas de personalidad de un par de bloggers.

Anónimo dijo...

También de Antero Flores Aráoz y de Cipriani, repiten y repiten, con totalmente culpable deliberación, versiones retorcidas de sus declaraciones, desvirtuando lo que en realidad dijeron y atacándolos entonces con sucia política o más propiamente con sucia politiquería electorera (algunos infelices se la creen y repiten convencidos la mentira).

Silvio Rendon dijo...

Ya he manifestado mi opinión en Lapicero Digital sobre el general Cisneros Vizquerra.

Creo que toca establecer la verdad sobre este general, que no sólo habló en Quehacer, sino por doquier, con un mensaje muy claro. Que no se haya citado exactamente sus palabras en Quehacer no quita su mensaje. Tampoco Cipriani dijo exactamente que los derechos humanos eran cojudez. Pero su récord en defensa de los derechos humanos es muy claro. No hay leyenda negra con Cisneros. Ni con Cipriani. Dijeron lo que dijeron, que fue suficientemente duro.

Lo que es cierto que es que Cisneros Vizquerra, que yo sepa, no tuvo ninguna acusación por ninguna matanza. Ni por haberla ejecutado, ni por haberla incitado. Démonos cuenta que es injusto que se acose a Renato Cisneros por esta razón, mientras Alan García y sus escuadrones de la muerte han pasado piola...

Anónimo dijo...

renato cisneros encontró novia: faverón

Anónimo dijo...

El gaucho Cisneros es una persona y Renato Cisneros es otra, no tiene sentido juzgar a uno por los pecados posibles del otro.

Anónimo dijo...

Rodolfo Ybarra se escandaliza porque Renato Cisneros muestre la foto de su padre pero no tiene el más mínimo pudor de mostrar su foto al lado de Tomás Borge, embajador de uno de los gobiernos más deplorables de América Latina.

El enemigo del poder al lado del poder, junto con personajes sin duda confundidos (Melissa Patiño, que parece desconocer o pasar por alto que Daniel Ortega es un violador y un pedófilo, aparte de saqueador del Estado nicaragüense y ahora aliado con la derecha) y del siempre irresponsable y oportunista Wiston Orrillo.

¿Así se combate el sistema, señor Ybarra? ¿Juntándose con oportunistas y traidores? ¿Sabe cuántos sandinistas murieron para liberar a su país de la horrenda tiranía de Somoza? ¿Y no se pregunta cómo es que los líderes sandinistas luego traicionaron a sus combatientes y se enriquecieron vergonzosamente? ¿Dónde tiene usted la cabeza?

Anónimo dijo...

A estas alturas Paolo de Lima no tiene mayor crédito, en realidad nunca lo tuvo. Lo suyo es el trabajo a medias, todo lo hizo a medias, pasó por una facultad de derecho y nunca se tituló de abogado (quizás ahí lo hubiera hecho mejor, aunque lo dudo)y publicó algunos poemas sin mayor importancia que aquella que le dan sus amiguetes (otra sarta de pelagatos). Si a todo esto sumamos un ensayo suyo (que en realidad es un valium) que circula por la red, pues paolo gomez es apenas una pulga saltarín. Dicho esto con el mejor de los cariños.

El inquilino del Superba.

Anónimo dijo...

No soy católico y más aún, no tengo religión.Pero me parece obvio que si Cipriani realmente pensara aquello de que se le imputa sobre los derechos humanos, jamás hubiera sido tan estúpido de abiertamente declararlo en público.Por otro lado, lo mismo se aplica a un político deseoso de consolidar su figura en tanto que tal: jamás hubiera dicho que los indios son llamas y vicuñas y lo que quiso es objetar la improcedencia de ciertas instalaciones en lugares desolados en que mayormente se encuentran dichos auquénidos.Pero no,sus enemigos (y los carneros que les creen)repiten y repiten la mentira interesada en tumbárselo políticamente.

Lucio Suárez dijo...

Totalmente de acuerdo con el comentario del último anónimo.
Creo que debe ser duro para Renato, tener que estar ahciendo estos deslindes. No estoy de acuerdo totalmente con alguna de las cosas que e´l señala en su texto. Como, por ejemplo, lo de que la formación militar tiene una lógica que nosotros los civiles no podemos entender o enjuiciar.
Pero, entiendo perfectamente su derecho a poner las cosas en su sitio. Si Renato ha de ser puesto en el foco del análisis, tendría que ser por su actitud o posición frente al tema de los derechos humanos. Por la de él. No por la de otras personas.

Anónimo dijo...

Al poeta Winston Orrillo deberían de jubilarlo !ya!!...no sólo por ser un poeta malo (la verdad sea dicha) sino por tener sucias debilidades como aquella de llamar a Humala "mi Comandante Ollanta"..Dios mío que pecado estaremos pagando los peruanos para que nos envíen poetas como el bocafloja y sumiso de winston...

San Marquinos solitario y feróz.

Anónimo dijo...

Gustavo y Daniel espero que se den cuenta que le estan haciendo juego a los negacionistas y rectifiquen. Que hubiera pasado si Silvio o Daniel C no hubieran puesto las citas, el Gaucho Cisneros hubiera pasado de heroe de la patria?. Tan culpable es el asesino o torturador como el que da las ordenes, esas citas demuestran que o hablaba de lineamientos ya establecidos de los militares o el las establecio. Lo que es muy condenable pues el si estaba en posicion de preveer las consecuencias. Al menos hagan un post aclaratorio sobre el Ministro de Guerra.

Anónimo dijo...

El tema es complicado. Y no ayudan a desenredarlo tipos como los que se mencionan en este post, que parecen tener la santidad engrapada en la solapa. Desde su cómoda pureza apuntan con el dedo a un joven escritor por el pasado de un viejo militar, que sí pues, es su padre.

Pero que se sepa las culpas no se heredan, tampoco los méritos, dicen.

Sí se heredan los conflictos con nuestro pasado como sociedad y con el de nuestros antepasados en particular. Y resolver estos conflictos o afrontarlos puede ser, según los casos, muy complejo, dificil y doloroso.

¿Por qué hacerle a las personas esta tarea aún más dificil enjuiciándolas con ligereza o fortaleciendo el estigma que pesa sobre ellas y sus familias?

Si el General Cisneros era o no un militar relacionado con doctrinas o actos violatorios de derechos humanos es algo que se puede investigar, no es tan dificil de establecer. Pero ese no parece ser el tema que ha generado esta polémica. Despues de todo, lo que dijo el general lo dijo en 1983, y él mismo murió hace una década. Y un buen momento para discutir estos temas con apasionamiento pudo haber sido la entrega del informe de la CVR, hace cinco años.

Aca se trata de trifulcas actuales. Trasladar males hacia el hijo del general, quizá para anularlo de alguna manera como emisor de discursos legítimos (¿cómo puede decir algo el hijo de un criminal? ¿cómo puede escribir si encima no reniega totalmente de su ancestro?)

Qué puede motivar a estos genetistas de la culpa, no lo sé. Puede especularse sobre ello, nada más.

R. Cisneros, a quien no tengo el gusto de conocer y de cuya producción literaria no soy aficionado, tiene mi apoyo, si de algo esto vale, supongo que de nada, en lo práctico. Porque actualmente argumentar tiene poco valor. Lo que tiene importancia son los golpes de efecto.

Trabajo desde hace unas semanas en un pequeño proyecto (paralelo a otras obligaciones) sobre el estigma en hijos de senderistas. Entenderán sin mucho problema que no ha sido fácil vivir para estos chicos ocultando información y oyendo a cada instante que sus padres eran asesinos y culpables de la ruina del país y de miles de vidas de compatriotas.

¿No debe tratarse temas como estos con más rigor, responsabilidad y -si cabe, pero esto no es obligatorio para todos- solidaridad con el prójimo?

José Carlos

Alfredo P. dijo...

"Tan culpable es el asesino o torturador como el que da las ordenes..."
Y aquellos que en los 70s y 80s hablaban de tomar el poder por las armas, de que “el poder nace del fusil”, que despreciaban las libertades democráticas y a sus instituciones, que guardaron un silencio cómplice frente a Sendero Luminoso, silencio cómplice que sólo quebraban para llamar a los terroristas “hermanos” que siguen un camino equivocado o para justificar rebelarse contra el orden democrático “burgués” o justificar la violencia terrorista con su dogma marxista de que “la violencia es partera de la historia” e incluso -algo muy típico en la izquierda en todas las épocas- lanzar delirantes teorías de conspiración como esa que escuché alguna vez en la primera mitad de los 80s que decía que en realidad SL era un invento de la CIA y de los servicios de inteligencia peruanos para justificar la represión del “movimiento popular”; ¿no tienen igual nivel de responsabilidad?.
Esa misma izquierda nunca terminó de deslindar tajantemente con sus parientes ideológicos de SL y del MRTA , ¿alguno nos ha pedido perdón o ha hecho una autocrítica?; pues no.
La izquierda peruana debe aprender a ver la viga en el propio ojo, antes de andar señalando la paja en el ojo ajeno.