24.10.09

¿Fue Jung otro William Blake?

El libro rojo emerge ochenta años después

Esta noticia sobre Carl G. Jung es una completa sorpresa para mí: El libro rojo, que Jung consideraba su obra maestra, origen de todas sus teorías posteriores, pero mantenido en riguroso secreto durante su vida y luego de su muerte, acaba de aparecer en edición cuidada por Shonu Shamdasani, historiador de la psiquiatría.

En los años transcurridos desde su muerte, está de más decirlo, la fama de Jung se ha transformado de muchas maneras, aunque las tendencias generales, que llevan ya varias décadas, son la del descrédito galopante y aparentemente irreversible en la comunidad científica y la elevación y virtual inconización entre la marginalia new age y otras comunidades, digamos, alternativas.

Inmediatamente después de su distanciamiento de Freud, en 1910, Jung entró en un largo periodo de introspección y revisión de su propio trabajo teórico: ese es el tiempo durante el cual inició la composición de
El libro rojo (cuyo título original en latín es Liber Novus: "el libro nuevo"). Para ser más preciso: el libro mismo fue el receptáculo de aquella introspección, la superficie donde Jung escribió y dibujó los hallazgos y los conflictos de su viaje interior.

Más de un biógrafo asegura --y el mismo Jung lo dijo alguna vez-- que el inicio de ese proceso fue una profunda crisis psicótica que colocó a Jung al borde del desbarrancamiento en la locura. Precisamente, la crudeza y la inmoderada sinceridad con que trató el tema en el libro habrían sido las razones por las que decidió no publicarlo durante su vida.

El libro no es simplemente un texto: es una compleja construcción mixta de escritura, dibujo y diseño, por partes narrativa, en más de un momento guiada por una suerte de impulso emblemático, y siempre cercana a los elementos y los iconos de más de un relato mítico y más de una mitología antigua, en la mayoría de los casos de origen oriental.

A eso se debe que los primeros comentarios sobre él propongan un paralelo entre
El libro rojo y la obra de William Blake. Y a juzgar por la dirección de las comparaciones, imagino que los críticos tienen en mente sobre todo las Profecías continentales del poeta londinense.

(Pueden ver mucho más sobre todo esto en un interesantísimo artículo publicado por Sara Corbett en The New York Times un mes atrás).

11 comentarios:

Anónimo dijo...

"En los años transcurridos desde su muerte, está de más decirlo, la fama de Jung se ha transformado de muchas maneras, aunque las tendencias generales, que llevan ya varias décadas, son la del descrédito galopante y aparentemente irreversible en la comunidad científica y la elevación y virtual inconización entre la marginalia new age y otras comunidades, digamos, alternativas."

Presumo para bien que en este parrafo se esta refiriendo usted "a la fama de Jung". Sin embargo, dejo entrever cierto juicio apresurado y superficial de su parte con relacion a la figura de Jung, a su obra original y a su legado. No termino de entender a que se refiere con eso de "descredito galopante e irreversible" dentro de la comunidad cientifica..
Le sugiero que no se plantee la obra de un cientifico, como algo que debe ser valida o absoluta siempre; sino mas bien como una continuidad o eslabon, para descubrimientos futuros. Ninguna teoria es absoluta, las verdades son relativas y por lo general suelen ser "superadas", por lo nuevo que se descubre.
Por lo demas, le sugiero que lea la novela En busca de Klingsor de Volpi..

R

Anónimo dijo...

Sacan al gran Hugo Neira de la BNP y como no es tu amiguito no dices nada, Faverón. Un intelectual, aquí o acullá, es un ser desechable. Biodegradable le dicen ahora. En el Perú es mucho más, y desde siempre. Un microempresario de lencería de cuy es más importante. Un minero igual. Y está bien. El sempiterno llanto nacional opera tanto para el quejudo o el conchudo. La frase patriótica es el “¡ayayay!”. De ahí que habitamos en la patria de los “ayayeros”. El sobón, ese PBI del Estado-Nación, conduce 4x4 y paga con tarjeta. Tiene esposa, amante y trampa. Es formal, informal y delincuente. Pero asiste a CADE de los emprendedores, va a misa y tiene casa en “Eisha”. Lo admiran en el clan y en el feudo. Es un triunfador.

Al intelectual no. Palo con él. Que sufra por cojudo. Para qué abstrae de la cosa nacional. Para qué mete su nariz. Para qué lee. Para qué escribe. Para qué publica. Para qué expone. Entonces, encebóllenlo, que se atolle. Pásalo por la Sunat. Dale de su Snip. Ábrele proceso. Vigila su CTS. Rómpele el secreto bancario. Jódelo con la Contraloría. Es un Estado perverso y converso. Siniestro y desalmado. Destruye la inteligencia y alienta la estulticia. Con el tiempo ha perfeccionado su artefacto de exterminio. Silenciar al lúcido. Eso les pasó a Vallejo y a Carlos Oquendo de Amat. A Basadre y a Flores Galindo. Con ello mataron a Mariátegui y a Arguedas. Y con ese método quieren eliminar al Dr. Hugo Neira, un peruano ilustre, uno de los seis mejores escritores de ensayo en lengua castellana, como fue distinguido en Weimar por un jurado internacional en el 2003. Y sabe demasiado, dicen los del palo encebado. Y es discípulo de Raúl Porras, chillan los obtusos. Y por 27 años ha sido profesor titular en Francia, vociferan los imbéciles.

Desde que en agosto del 2006 asumió la dirección de la Biblioteca Nacional del Perú, Neira, con un presupuesto exiguo, no hace más que aplicar la audacia juiciosa para un trabajo asombroso. Cultura y educación para el Perú. Eso. Y ha publicado 20 libros de peruanos. Ese “Sueño y pasión por el Perú”, con textos de Vargas Llosa y hasta del padre Gustavo Gutiérrez, con viñetas de Humareda y también de Szyszlo. Todos del Perú con una luminosidad a arquetipo vivo. Y tengo en mis manos la revista “Libros & Artes” que ya llegó a su número 35. Qué lujo, por Dios. Como lo fue “Amaru” de Westphalen o “Cultura y pueblo” de José María. Y ahora el Dr. Neira me está confesando que se marcha de la Biblioteca Nacional. Que deja ese sueño y esa pasión. Y me lo dice con una tristeza sobrecogedora y con una furia estremecedora. Que ya lo hartaron. Que esa administración pública, despótica e inhumana le ha tasajeado el ánimo y descorazonado el fundillo.

Y mándelos a la mierda, Neira. Que este Estado latente de gamonales y sátrapas, curas y burócratas no le toque el espolón. Porque ahora entiendo la ira de González Prada. Como el hartazgo de Túpac Amaru y Juan Santos Atahualpa, y el arrebato de Rumi-Maqui y Atusparia. Insurrectos y rebeldes contra una maquinaria opresora que sigue operando a nombre de la modernidad, la inversión y la globalización. Qué tal lisura. Si el Perú es una contradicción neurótica, el Estado mata a sus intelectuales para preservar ese orden nocivo. Pero a Neira, no podrán matarlo. Lo juro.

Miguel Torres

Gustavo Faverón Patriau dijo...

"Miguel Torres" plagia un texto de Eloy Jáuregui, lo que es en sí mismo una forma notable de la ironía.

Mario dijo...

Estimado Gustavo,
No he encontrado la definición del término "marginalia", que usted emplea en el presente post, en el diccionario de la RAE.
Sin embargo, sí aparece en diccionarios en inglés en línea; por ejemplo, el diccionario Merriam Webster recoge dos acepciones. Creo que usted emplea en este caso marginalia en su segunda acepción, a saber "elementos no esenciales", ¿es así? Puede verse la definición aquí

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Sí, a eso me refiero. "Marginalia", en latín, es originalmente el nombre que se usa para designar a las anotaciones, notas, comentarios, etc, que se encuentran escritos al margen del texto en los manuscritos y libros antiguos, sobre todo en los libros medievales. Se usa con frecuencia para llamar a la obra menor de un escritor, también. Mi uso es bastante libre, como notas.

Mario dijo...

¡Gracias por la aclaración! Quizá sú último comentario tomado en su conjunto es un ejemplo de marginalia, pero en su sentido más tradicional, pues aclara un término del post. :-)

Anónimo dijo...

por qué no criticas este autobombo de Camilo Fernández, porque es miembro de la Academia de La Lengua Peruana?


http://camilofernande.blogspot.com/2009/10/presentacion-de-mi-libro-sobre-rodolfo.html

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Que bueno que mandas tu mensaje anónimamente. Nunca es bueno que la gente sepa la fragilidad de tu ego y la envidia que sientes por el trabajo ajeno. Por otro lado, gracias por el dato: de hecho haré lo posible por leer pronto el libro de Camilo.

Julio Meza Díaz dijo...

Hola.

Aquí hay un detalle ajeno al post de Gustavo:

http://www.youtube.com/watch?v=dlHXCuMa8bU

Vean como Morrisey "confunde" a Chile con Perú. ¿Dónde? En el mismísimo Chile. Como para colocarlo en pantalla gigante frente a los ejercicios militares de Bachelet y compañía.

Saludos,

Julio Meza
DNI: 40894255

http://www.youtube.com/watch?v=dlHXCuMa8bU

Anónimo dijo...

sí, léelo para que te enteres de la cantidad de errores ortográficos que tiene, antes de que los veas bien claritos en otro blog. Mafioso.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Buena, sigue el despliegue de altura y valentía.