21.2.10

La izquierda que no tenemos

Y el fascismo como punto de encuentro

Pasada una década, es decir la cuarta parte de mi vida, desde que vine a los Estados Unidos, me he transformado, paulatina y creo yo que naturalmente, en una persona con una proximidad más cotidiana con la política norteamericana que con la peruana, incluso con más conocimiento de aquella que de esta y, dependiendo del día, para ser sincero, con más interés en la primera que en la segunda.

Eso no es un acto deliberado; declararlo no es una proclama de desamor. Aunque de seguro no faltará el chauvinista que aproveche mi confesión para acusarme de anti-peruano, alienado o vende-patria, lo cierto es que no hay nada más natural ni más saludable para un migrante que sentirse poco a poco parte del mundo que lo recibe, tanto como del mundo del que se ha alejado.

Mi interés en la política americana se traduce en convicciones y también en identificaciones. Descubro, por ejemplo, que la vida bifurcada entre lo peruano y lo americano me ha dado la primera oportunidad en mi vida adulta de sentir que hay políticos allá afuera que piensan lo que yo pienso y con los cuales puedo sentirme conectado con comodidad y sin remordimientos.

El ala izquierda del Partido Demócrata es bastante más coherente, civilizada y, finalmente, realista, que buena parte de las izquierdas latinoamericanas. La izquierda del Partido Demócrata no siente necesidad alguna de proclamar su simpatía por esperpentos seudo-revolucionarios del tipo de Evo Morales, Correa, o los hermanos Castro.

Como consecuencia de ello, en el modelo americano uno puede llamarse de izquierda y actuar de acuerdo con ello y no verse obligado a cargar con el lastre histórico de la izquierda opresora de la Revolución Cubana, ni a bajar la cabeza ante cualquier payaso en esteroides como Hugo Chávez, ni en la incómoda e hipócrita posición de tener que hacer la vista gorda ante las destrucciones que la izquierda ha causado muchas veces en América Latina.

La izquierda americana, al menos la que cabe dentro del espectro del Democratic National Committee, finalmente, busca lo que todas las izquierdas del planeta deben buscar, es decir, soluciones efectivamente democratizantes: una restricción al tamaño y al poder de las grandes empresas financieras, un marco de moderación al campo de acción de las empresas comerciales; una revisión de los sistemas de bienestar y salud social, de tal modo que su llegada sea universal, incluso si eso demanda la socialización del sistema de salud, entero o en parte; la defensa del libre mercado sólo siempre que sus intereses no sometan el interés público.

Dentro de los márgenes de lo que aquí llaman
the culture wars, el ala izquierda del Partido Demócrata favorece la eliminación de las discriminaciones de género o de opción sexual en cualquier ámbito: la garantía de salarios idénticos para hombres y mujeres que ejerzan labores semejantes y la libertad del matrimonio homosexual, por ejemplo.

Los líderes visibles de la izquierda latinoamericana, aliados y adulones del dictador iraní, tendrían que ser muy caraduras para no notar que su amigo persa es uno de los mayores promotores del sometimiento de la mujer y la persecución de los homosexuales. Ese sometimiento y esa persecución en Irán y otras partes del mundo son, así, tácitamente apoyados por quienes dan su respaldo a personajes como Chávez.

La izquierda del Partido Demócrata es también el ala norteamericana más abierta a impulsar políticas activas de promoción de la igualdad étnica: es el sector que articuló inicialmente el instrumento ejecutivo de la corrección política, es decir, las normas de la affirmative action. Es asimismo el grupo más flexible a la recepción de la inmigración extranjera, el más opuesto a la incomprensible libertad de portar armas que tantos derechistas defienden en este país como si llevar un revólver en la cintura fuera el símbolo mismo del libre albedrío.

Compárense esas posturas con las de la seudo izquierda latinoamericana: un Humala, por ejemplo, que habla de razas cobrizas como las únicas con derecho a llamarse latinoamericanas y que entrena soldaditos de opereta para que le sirvan de vanguardia rebelde.

Una de las cosas que más me llaman la atención en esta esquizoide división de intereses que implica, para mí, el prestarle tanta atención a la política del país donde vivo como a la del país donde nací, es notar el innegable parecido de la izquierda latinoamericana con la derecha norteamericana.

Ambas coinciden flagrantemente en el chauvinismo, la xenofobia repetida, el patrioterismo barato, la afición a culpar de sus males siempre a un país extranjero, la constante amenaza violentista, el perenne conservadurismo en asuntos culturales, el esencialismo localista, el derroche de discursos populistas, el coqueteo con el racismo, la cada vez mayor desconfianza ante el supuesto elitismo de la esfera intelectual (encarnada en la idea de que existe una forma de sabiduría silenciosa y profunda en el pueblo que es bastante más crucial que los hallazgos de la cultura académica, aun si nunca se ofrece una pista sobre cuál es esa sabiduría).

Lo más obvio ante esa nómina de coincidencias entre la izquierda latinoamericana y la derecha norteamericana es que los puntos de intersección parecen una perfecta descripción de principios fascistas. Dick Cheney y Hugo Chávez, Sarah Palin y Ollanta Humala, los enemigos se dan la mano en esa zona oscura y temible donde los miedos y las paranoias rigen la política y los complejos de inferioridad se resuelven en afirmaciones histéricas de la propia superioridad.

Más allá de las enormes diferencias de política económica, están claras para mí las notorias similitudes entre esa izquierda sudamericana y esa derecha norteamericana. Y en el fondo no es sorprendente que dentro de posturas ideológicas que se sienten rivales y lo son, aparezca tal multitud de semejanzas: el populismo, el nacionalismo, el chauvinismo y la xenofobia, todos se construyen siempre sobre la imaginación de un enemigo radical, aunque sea ficticio, o aunque sea más parecido a uno de lo que uno quisiera aceptar.

Esa zona oscura, la dominada por esos cuatro rasgos, es donde habitan los verdaderos rivales de la izquierda liberal, de la izquierda progresista y de la izquierda culturalmente opuesta a la discriminación y a la marginalización.

Lamentablemente, este tipo de izquierda es virtualmente inexistente en el Perú, y cuando tiene esperanzas de asomar se ahoga en la contradictoria proximidad con personajes como Ollanta Humala, ideológicamente un enemigo natural al que algunos
izquierdistas, sin embargo, quieren usar como tabla de flotación.


25 comentarios:

Anónimo dijo...

democratas y republicanos?

solamente un partido mas que en la union sovietica..

carlos

Anónimo dijo...

¿Esto quiere decir que te declaras partidario de los demócratas "de izquierda" que apoyaron la guerra contra Irak, asumen el capitalismo "controlado" como panacea de los males sociales y defienden con los dientes la intolerancia implícita del "political correctness"? Eso no es izquierda, es simplemente una derecha "culta".

ramiro Casó dijo...

Imposible no estar de acuerdo con absolutamente todo lo que colocas en tu post. Muy similar a la tesis que Fernando Mires desarrolla en los textos que publica, justamente, a propósito de la dicotomía izquierda - derecha. El, igual que tu, afirma que esa izquierda enferma cuyo principal exponente es hoy en día Hugo Chávez tiene mucho más de fascista que de izquierda. Si mi memoria no me falla, los elementos que lo definen, o esa zona oscura, como la denominas en tu post, son: militarismo, nacionaliso o chauvinismo, etnocentrismo, xenofobia y mesianismo.
Genial post, por acá volveré.
Saludos

Julio Meza Díaz dijo...

Hola Gustavo.

Es interesante los vínculos que hallas entre dos perspectivas "distintas" de asumir la política en el continente americano. Estoy de acuerdo con que tanto Hugo Cháez y compañía (que se esconden tras esa cosa rara que llaman "Socialismo del siglo XXI) como los partidarios de la derecha norteamericana (que proyectan las mismas sombras interiores con las que se espantan) conforman un puñado de improvisados que deslucen el concepto de política.

Ahora bien, un aspecto de tu post no me convence del todo. Es decir, señalar que la izquierda peruana está representada por Ollanta Humala es, por decir lo menos, un reduccionismo. Hay gente en el Perú que es de izquierda, pero no por ello arrastra ideas confusas de ciudadanía ni desea imponer su perspectiva económica fundándose en la arbitrariedad de la fuerza. Contra todo pronóstico, en el Perú, una línea tenue pero muy inteligente (y, a mi parecer, con gran propensión a expanderse) ha nacido de la izquierda recalcitrante y ha tomado su propio rumbo. Me refiero al partido que lidera Susana Villarán, Fuerza Social.

He leído las numerosas declaraciones de dicha ex ministra del gobierno de Paniagua. Ella y sus acompañantes tienen en claro que en el Perú no se instalará una verdadera democracia hasta que el tema de la representación política tome raíces firmes. Fujimori fue hábil al extremar de modo caótico el sistema participativo, que socavó la representatividad. Es por eso que ahora abundan los partidos sin un aparato ideológico claro, sin plan de gobierno, sin estructura democrática en su interior, sin un sistema de control sobre sus correligionarios en el gobierno. Estos partidos solo están pendientes del golpe de suerte o fama pasajera que los lleve al poder para así saciar su vil egoísmo.

Y Villarán y sus acompañantes conocen muy bien de todo esto. Y es por eso que bregan en las campañas electorales aún sabiendo que será poco lo que logren ante los ojos de los viejos políticos. No obstanta, según tengo entendido, Fuerza Social tiene en la actualidad cuatro municipios en el interior del país. ¿Cuántos municipios conseguirá ahora? ¿Será poco lo que logren? Como dice aquella vieja frase: solo el tiempo lo dirá.

Cabe una aclaración: no pertenezco al partido de la señora Villarán. Sin embargo, estoy pensando en sumarme a sus filas. En fin...

Saludos,

Julio Meza Díaz.

GB dijo...

Entre los partidos Demócrata y Republicano hay diferencias y no basta con criticarlos de un brochazo con eso que ambos son “capitalistas” (a estas alturas la palabra significa cualquier cosa) o de derecha. La diferencia cuando uno y otro está en el poder se aprecia también en el financiamiento a cosas como Medicaid (acceso a salud para gente de escasos recursos), respeto a las normas laborales (versus el mantra Republicano de mayor flexibilidad, atestando la National Labor Relations Board de personeros con intereses en grandes empresas, relajando los estándares OSHA de seguridad en el trabajo, desfinanciando al Departamento del Trabajo, etc.), préstamos de acceso a la educación superior, ampliar el seguro de desempleo y, aunque no les resulte, intentos por mejorar la cobertura de salud pública a todos los estadounidenses, incluyendo los 45 millones que no tienen seguro alguno. En definitiva, para un observador externo no habrá diferencias, pero para el americano de clase trabajadora estas son gigantes.

En lo que sí concuerdo es en que la política exterior, pese a la retórica Demócrata de forjar alianzas y privilegiar el multilateralismo, es en la práctica muy similar para ambos partidos: intervensionismo a todo nivel y financiamiento incondicional para Defensa y Homeland Security, lo que se traduce en cosas como la continuidad Bush-Obama en la ocupación de Irak y Afganistán, la política de interrogaciones que rayan en la tortura para personas cuyo estatus jurídico de “combatientes enemigos” está en duda, y la entrega de al menos 3 mil millones de dólares anuales a Israel (principalmente en ayuda militar), junto con una sumisión total al lobby israelí, que permite cosas como la obsecuencia de EE.UU frente a la progresiva ocupación de territorios palestinos así como la represión de su pueblo.

Anónimo dijo...

seamos exactos, tener 44 no e slo mismo que tener 40

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Ah, pero no estás siendo preciso, porque esa no es mi edad. Y... ¿no tienes otra cosa en la que perder el tiempo?

Anónimo dijo...

¿Y tú precisión no tiene algo más que responder, a menos que sea sólo ante quienes pierden el tiempo?

Julio Meza Díaz dijo...

Estimados Anónimos:

La clase de comentarios del penúltimo y último anónimos son, de alguna manera, una muestra clara de lo que es el debate político en el Perú. La búsqueda tonta de ridiculizar al que opina distinto, el insulto gratuito y la evasión de los temas que en realidad importan. Sería interesante que, antes de averiguar la edad de Gustavo Faverón, los que no están de acuerdo con él esgriman argumentos inteligentes y bien construidos para fundamentar sus opiniones. De otro modo la blogósfera se reducirá a lo que los escasos de neuronas quisieran que sea: un ventilador con mierda.

Estimado Gustavo:

Te lo vuelvo a repetir: estoy de acuerdo con tu análisis. Encontrar lazos conceptuales y prácticos entre la izquierda más conocida de latinoamérica con la derecha de Estados Unidos es una inteligente lectura de la política contemporánea. No obstante, no solo la izquierda que se encarna en Hugo Chávez y súbditos (como Ollanta Humala, por ejemplo) se acerca y hunde a la idiotez más espectacular. También un gran sector de la derecha peruana patina en la tontería. Escucha y mira, por ejemplo, una entrevista a Alfredo Bullard, quien afirma que "los economistas han aprendido hace mucho tiempo a entender la conducta humana" (ve el siguiente video, para que compuebes que no miento: http://www.youtube.com/watch?v=mgqCiNrhnH4&feature=PlayList&p=F3689A813FB036DA&playnext=1&playnext_from=PL&index=34). Y bueno, Alfredo Bullard es uno de los grandes teóricos actuales de la derecha peruana, la cual explica casi la totalidad del ser humano desde el costo-beneficio.

De modo que no solo no tenemos una izquierda inteligente (salvo Susana Villarán y sus partidarios), sino tampoco una derecha con luces (salvo Mario Vargas Llosa y unos pocos).

El panorama político en el Perú es, entonces, aterrador. Pero (y siempre hay un pero) cabe la esperanza. Busquémosla en las excepciones mencionadas.

Saludos,

Julio Meza Díaz.

Eduardo Gonzalez dijo...

Un elemento en comun entre la derecha norteamericana y alguna izquierda latinoamericana es su caracter defensivo.

Ambos representan a sectores sociales amenazados por el cambio y por reglas de juego incomprensibles. Muchas veces, mas que un proyecto alternativo de sociedad o la actitud abierta a la transformacion (que define clasicamente a las izquierdas) se aprecia un conservadurismo lleno de temor.

Con todo el poder economico y la promesa de una vision alternativa que Chavez llego a tener, nunca trato a su "socialismo del siglo XXI" como algo mas que un barniz, una superestructura ideologica igual de prefabricada y endeble que una Villa Potemkin. En la practica, lo unico que ha hecho es preservar y fortalecer el esquema tradicional de clientelismo estatal de los antiguos partidos.

Ahora bien, creo que esa no es la unica izquierda "que tenemos". Los cambios sociales generan sus propias expresiones politicas. A veces lenta, a veces velozmente. La preocupacion generalizada por el ambiente, el aumento de la conciencia de los consumidores, la velocidad y democratizacion de las comunicaciones e -ironicamente- el olvido en el que se han sumido las antiguas ideologias pueden estar a la base de una nueva-nueva izquierda que barrunto verde, rosada, legalista, pragmatica y sofisticada.

Asi como hay sectores conservadores (de izquierda y derecha), la vida no deja de producir sectores que necesitan el cambio y que poco a poco encontraran expresion politica: los nuevos sectores empresariales, las mujeres profesionales, los consumidores organizados, los grupos sexuales discriminados, etc.

Muss es sein? Es muss sein...

Vicente dijo...

"¿Qué queda de la izquierda, aquel movimiento libertario y progresista, reducido hoy en día a una cofradía de cómplices del nacionalismo, del chauvinismo más barato, de tendencias proto-racistas revestidas de anti-semitismo reaccionario? ¿Cómo pasamos de la creación de movimientos de vanguardia como el feminismo, a posturas relativistas que justifican lapidaciones en Irán? ¿Del juicio de Nuremberg al rechazo de la Corte Internacional y la defensa de Al-Bashir?"
La humilde posición de un venezolano:
Memoria de mi izquierda, puta y triste.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Eduardo: parece que hubieras estado leyendo a Mouffe y Laclau fervorosamente en las últimas semanas (si no es así, te la retiro). Fuera de bromas, ¿no te parece que si esos (no tan) "nuevos movimientos sociales" se tienen que organizar al mismo tiempo que la seudo-izquierda chavista y similares crecen, no les queda mucho espacio de acción real?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Julio: no estoy muy seguro de que la existencia de partidos como el de Susana Villarán sea motivo para ilusionarse. Por un lado, está el hecho de que Villarán vive en una burbuja en la que la realidad real peruana no tiene espacio alguno. Por otro, está la realidad de que su partido no es siquiera valioso como bien de cambio, para negociar: la inteligencia no es algo que los otros partidos, de izquierda o de centro o de derecha, estén buscando. En otras palabras, no tiene siquiera posibilidades de alianzas.

AYAR dijo...

¿Por que latinoamerica tiene que ser analizada segun la ruta de otros paises que nada tienen que ver con el?,aunque esto es lo que aun no se puede demostrar, pero tampoco se ha demostrado que realmente todas las sociedades son el mismo fenomeno.
Mientras no hayan sociologos latinoamericanos con investigaciones oriundas de la realidad latina, pues esta es la izquierda "sonadora" que aparece.
El problema es el mal ejemplo mas bien, que estan dando los paises desarrollados , de llegar a fines sin importar los medios, cuando en muchos lugares no ha habido ninguna razon para que haya sido asi, mas que la ignorancia tambien, y su particular historia llena de guerras crueles, que nada tienen que ver con los latinos.
Las guerras y su historia les hace tambien maquiavelicos, no solo inteligentes.
Mas que fascismo puro y duro , en estos tres de los que citas, es que no tienen camino propio,ya que el fascismo en realidad se presento cuando los seres humanos que lo vislumbraron como salvacion, estaban inmersos en guerras horribles,y es una consecuencia de ellos.
Creo yo hay "inocencia",sin identidad , solo hay copia, aunque tambien hayan poblaciones con frustraciones en latinoamerica, y justamente ellos los representan, sin embargo las miras no son iguales, y la historia no es igual, en occidente es peor..
Seguir la misma ruta? y para que esta crisis!!!
En Alemania la gente esta recurriendo a leer El Capital, puesto que se pregunta ¿porque el capitalismo esta agrandando las desigualdades entre ricos y pobres?
Osea que ni izquierdas ni derechas, ni nacionalismos ni chauvinismos, algo propio con nombre propio no estaria nada mal..

saludos.

Anónimo dijo...

Te envío esto, Gustavo,porque te han metido como ingrediente de una ensalada indigesta. Disculpa.
PIRULO
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No hay nada que hacer, Gregorio Martínez, te equivocas a cada rato, lo he dicho y lo repito porque tengo pruebas de ello. Ahora hablas de “Pirulo Faverón” con ese mismo tonito apodicticoide , y ladilloso porque cagando fuera de la bacinica, que empleas cuando (¡por ejemplo!,….. hay muchos ejemplos) escribes las imbecilidades impunes de EUCLIDES, en tu definición, página 175 de tu premiado diccionario, y también, por cierto, cuando implícitamente afirmas ahora que el DRAE editado en Lima no tiene un coño que ver con el DRAE madrileño o que es una suerte de disidente de éste. No quiero alargar esto porque no se trata de discutir contigo sino de simplemente decir la verdad. Mira, yo, PIRULO, soy caserito cotidiano y adicto a la columna de César Hildebrandt en Lima y ahí aparezco con frecuencia en los comentarios y hasta he sido y soy blanco de ataques, mientras que Gustavo Faverón, está en los yunaites, como tú, entiendo, aunque no te lleves bien con él lo cual a mí me parece normal porque él es académico y en natural consecuencia no puede congeniar con alguien que lee alguna vaina en alguna revistilla y acto seguido se pone a escribir en sus libros de esa misma vaina con tonitos de haberla digerido durante años, tal como lo han hecho los culpables de la misma, que se han jodido y sudado para producirla. No hablemos más y si quieres perder tu tiempo buscándole cinco o cuarenta pies al gato para disminuirme hazlo nomás pero jode a Pirulo y no te equivoques por enésima vez ayuntándome con Gustavo Faverón que no tiene nada que hacer en esto y hasta podría sentirse como tu tocayo Samsa o como Josef K. ante este burdel. Créeme, ese “Pirulo Faverón” es otra imbecilidad tuya. Para que te convenzas: Gustavo no ama a César Hildebrandt y yo sí.
PIRULO

Eduardo Gonzalez dijo...

Gustavo, ya me conoces, un pesimista que quiere ser optimista. Lo que quiero decir, supongo, con mi cita Beethoveniana, es que las izquierdas emergen cuando tienen que emerger.

Al mismo tiempo, no creo que el chavismo tenga una capacidad tan grande de absorber todo el espectro progresista o de marginalizar las posibilidades de una izquierda moderna. Como ha ocurrido en muchas ocasiones con el populismo estatista, cuando se choque con realidades presupuestarias se derrumbara y no quedara gran cosa. La historia de la izquierda latinoamericana muestra que es posible incluso que grupos surgidos bajo el manto del populismo encuentren caminos alternativos y creativos, como ocurrio con las "nuevas izquierdas" de los 60 en Argentina, Brasil, Chile, Peru.

De hecho, incluso en la presencia de un populismo avasallador y autoritario como el chavista hay ejemplos de resistencias creativas. El Polo Democratico colombiano ha sido capaz de derrotar al chavismo en sus elecciones internas para escoger candidato presidencial y se ha unido detras de Petro (no Petras), un hombre que combina vision socialista, pragmatismo y apego al constitucionalismo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Ya, Eduardo, pero mi palta es que ya hay ejemplos de políticos notables que, viniendo de alguna típica cantera de activismo de izquierda, como por ejemplo el sindicalismo, se han modernizado, articulado en torno a sí algunos de esos movimientos a los que aludiste inicialmente, y, sin embargo, por sus políticas de alianzas, acaban dándole su apoyo a trogloditas como Chávez e incluso a troglodotas como Ahmadinejad. Pienso, obviamente, en Lula da Silva, que termina combinando la modernización de la izquierda brasileña con el populismo internacional y sonrisitas con dictadores criminales y discriminatorios.

Julio Meza Díaz dijo...

Estimado Gustavo:

Veo en tu comentario un pesimismo muy marcado. Si me estoy equivocando, házmelo saber, por favor. En primer lugar, no creo que Villarán y compañía estén muy alejados de la realidad real peruana. Postular lo contrario es un argumento manido, que muchos toman como base para calificar a ese grupo político como "izquierda caviar". A mi parecer, tendríamos que revisar los postulados de la agrupación de Villarán, sus propuestas de gobierno, la formación académica de sus integrantes, su línea moral y los compromisos que piensan asumir por el bien del país. Creo que manejando todo esta información recién podríamos saltar comentarios como los tuyos, que (y, por favor, no tomes lo que sigue como un agravio) pecan de apurados y reduccionistas.

Por otro lado está lo de la inteligencia. En el Perú hemos olvidado que la política es el ámbito de lo razonable que, sin lugar a dudas, no se explica sin la inteligencia. Que la política peruana actual sea un desmadre, no significa que debamos continuar por ese cauce y tengamos que ingresar en él siguiendo sus reglas confusas y, en muchos casos, perversas. ¿Por qué no apostar por la inteligencia? Tengo claro que Villarán y compañía no manejan ninguna posibilidad de triunfo electoral ahora, pero si siguen creciendo como partido, echando raíces en el interior como en la capital, formando dirigentes (de diversa jerarquía) con un sólido sentido crítico, practicando la democracia dentro de su mismo partido y entendiendo cada vez más al Perú, tengo por seguro que la inteligencia se hará un espacio en la política peruana.

Además, hay muchos casos en la historia de intelectuales políticos. Raúl Porras, maestro de Vargas Llosa, fue senador (o diputado, si no me equivoco). También lo fue Víctor Andrés Belaunde, el fundador de la democracia cristiana. Y bueno, Haya de la Torre, que, mal que bien, impulsó el debate político en el siglo XX.

De modo que no hay por qué ser pesimistas y ver el futuro como el inevitable apocalipsis. Alguna esperanza hay que mantener; de lo contrario, qué sentido tendría seguir viviendo en el Perú; qué sentido tendría, finalmente, seguir viviendo.

Un abrazo,

Julio Meza Díaz

Rafael Euribe dijo...

Chavez, Morales, basicamente se apoyan en los recursos naturales que prometen usar para distribuir la riqueza.

Este es el mito izquierdista que resulta en un estado sobre-dimensionado,empresas publicas que no reinvierten. A la larga, la economia se estanca y el pueblo voltea hacia opciones mas privatizadoras.

Otros paises ya vivieron el mito distribuidor. Es el turno de los venezolanos y bolivianos aprender en carne propia. Me parece que Obama sigue por el mismo camino.

Desde el punto de vista social, el impulso nacionalista es politivo, pero mal encaminado. El nacionalismo deberia consistir, en ser competitivos internacionalmente, no encerrarse a repartir migajas.

Anónimo dijo...

Según se ha dicho por aquí, hay grandes diferencias entre demócratas y republicanos "para el americano de clase trabajadora". Es decir, se ha vuelto un simple obrero yanqui, un monigote ideologizado con el mito del "American Dream" y el "selfmade man". Un reaccionario amparado, después de todo, en el "welfare state" de inspiración keynesiana. En pocas palabras, un capitalista en escala pequeña. Y la palabra capitalista no "significa cualquier cosa". Significa que los que tienen en su poder los medios de producción se seguirán beneficiando de ellos. La intentona de Obama de cobrarles más impuestos a los ricos apenas serviría para paliar el malestar social, nunca para lograr una verdadera redistribución de la inmensa riqueza de la plutocracia yanqui.

GB dijo...

Anónimo:

Nunca dije si las diferencias estaban bien o estaban mal, pero es un hecho objetivo que existen. ¿Qué tiene que ver ser un capitalista a escala pequeña con el resto de tu argumentación? Lo del American Dream y el self-made man son los típicos clichés anti-EE.UU que no explican nada.

Jorge Frisancho dijo...

Gustavo, todo muy bien, pero a veces hay que preguntarse qué ha logrado la "izquierda" del partido demócrata en términos concretos en los últimos treinta años. En general, en los Estados Unidos la situación social y económica se ha "derechizado" profundamente y el discurso político lo controlan y lo manejan los republicanos más o menos a su antojo. Sí, fue la "izquierda" demócrata el motor detrás de la eleccióon de Obama, pero no es ella la que gobierna, ni en ecnomía (Bernanke, Gheitner), ni en política exterior (Irak, Afganistán, Guantánamo), ni en política interna (opción pública en la propuesta de reforma al seguro de salud). Al opunto que llamar a esa facción "izquierda" es un poco exagerado, en mi opinión.

Jorge Frisancho dijo...

Y entre tanto, quienes trabajamos fuera de la academia en los Estados Unidos, trabajamos cada vez más en términos absolutos por cada vez menos compensación en términos reales, con cada vez menos beneficios básicos y cada vez menos seguridad en el empleo. Y eso que estoy hablando de la clase media con empleo administrativo de mando medio, como es mi caso; ya ni para qué mencionar a los trabajadores de fábrica, los empleados flotantes con contratos basura, los empleados de servicio, etecé. Sin importar cuál de los dos partidos estuviera en la Casa Blanca, las condiciones concretas de vida y de trabajo se han deteriorado y se continúan deteriorando, y el acceso real al espacio político de esos sectores, que carecen por completo de representación a cualquier nivel, es más nulo hoy de lo que era en el pasado. A la franca, hablar de "el ala izquierda del DNC" es casi una broma.

Anónimo dijo...

Todos ustedes saben sin duda bastante de las facciones políticas en USA y también de este país por lo que me gustaría saber si concuerdan conmigo en mi opinión de que si agarras al azar un estadounidense promedio, lo único que -morfología aparte- le faltará al susodicho para ser un asno cabal y completo es rebuznar. By the way, una de las palabras favoritas de Ronald Reagan (¡buen orador!) era “retaliation”, que algún político mexicano o venezolano, utilizó sin pudor castellano en alguna campaña electoral como “retaliación”, voz ésta que quedó así incorporada al habla de sus países. Actualmente dicha palabra está en el DRAE pero hará 30 años no era así. Es de esperar que no se encuentre con estas últimas ediciones caducas algún genio de la lengua, de esos que dan como verdad objetiva cuanta tontería pretenciosa se le cruza por la testa intuitiva. De otro modo, habría que soportar después un doctoral ensayo equivocado sobre la palabra "retaliación".
PIRULO

Anónimo dijo...

El Partido Democrata es liberal, mas precisamente neoliberal. Su unica virtud es estar a la izquierda del Partido Republicano. Es decir, es un zero a la izquierda.