29.11.10

El periodismo peruano y el doctor Mengele

Sobre el amarillismo, la desinformación y el exceso


En los últimos veinte años, el periodismo peruano, en su inmensa mayoría, ha hecho lo imposible por volverse irrelevante.

A fuerza de alquilarse y desvirtuarse, volviéndose idiota y tartamudo en unos casos, ciego y sordo en otros, belicoso y criminal en varios más, algunas veces histérico y otras impasible y ajeno, se ha denigrado hasta el casi total desprestigio.

¿Cuántos medios de prensa han sido comparsa de dictadores y caja de resonancia de autoritarios? ¿Cuántos se han vendido a delincuentes o han informado lo que se les pidió desde el poder? ¿Cuántos se han imbecilizado hasta la lástima y han decidido que la distracción y el espectáculo barato son preferibles a la fiscalización, el cuestionamiento y la investigación? ¿O debería preguntar --sería más rápido-- cuántos no lo han hecho?

El número de propietarios de medios de comunicación y periodistas (y propietarios de periodistas) que estuvieron claramente implicados en las bajezas de la cleptocracia homicida de Fujimori y que hoy, en la práctica, han sido perfectamente rehabilitados y limpiados de toda culpa, es, como sabemos todos, enorme.

La cantidad de periodistas que barren escándalos bajo el tapete y cuya imagen nunca más se ve afectada por ellos no es menor. Los periodistas que denuncian ilegitimiadades en medios ajenos pero no dicen ni mu cuando el implicado es el propio, son tantos que es difícil contarlos, y suelen opinar sobre los demás con una aparente razón moral que jamás duda, jamás trastabilla.

Luego, esos mismos periodistas se preguntan cómo es que ciertos políticos creen que es posible postular a un cargo público, incluso alguno de los más altos, sin prestarles demasiada atención a los medios, o reduciéndose a brindar declaraciones a canales, radioemisoras y periódicos amigos (o aliados, para ser más exactos).

La respuesta es la que di más arriba: porque esos mismos periodistas han hecho todo lo posible por volver a los medios irrelevantes, en la medida en que su papel, desde hace largos años, no es ya informativo sino desvirtuador, no es polémico sino escandaloso, no es investigador sino psicosocial. Los políticos, los peores, o sea la mayoría, saben que no están obligados a someterse al escrutinio del periodismo, dado que pueden, simplemente, utilizarlo selectivamente.

Luis Castañeda, por ejemplo, sabe que no necesita rendir cuentas al público en un medio que no le sea amigo (o en ninguno), pues los reclamos de los medios en contra suya serán vistos por sus posibles votantes como secundarios, movidos por la rivalidad, no por afán de juicio ni mucho menos por el amor a la legalidad.

La gente se preguntará, no sin razón: ¿acaso no son los mismos medios (y en muchos casos las mismas personas) que antes se vendieron o alquilaron a otros, o que hicieron la vista gorda ante otros, o que guardaron silencio ante atrocidades o aceptaron formar parte de campañas de desprestigio? ¿Por qué creer que no están haciendo lo mismo ahora?

Ante esa falta de atención por parte de su posible audiencia, los periodistas que normalmente han mantenido un cierto estándar crítico, o al menos unas ciertas formas, parecen desesperarse, y extravían el camino.

Por un lado, Rosa María Palacios abandona la discreción, la apariencia de imparcialidad, desbordada por el resurgimiento de los dedos acusadores que le recuerdan su cercanía al fujimorismo, y decide que su programa de televisión debe convertirse en un órgano de campaña en favor de sus candidatos de turno.

Por otro, Jaime Bayly coquetea con diversas posibles candidaturas en diversos posibles grupos, y vuelve su propio trabajo la tribuna para su propia campaña, siempre frustrada.

Hasta un periodista de los más serenos, como Augusto Álvarez Rodrich, empieza a salirse de cuadro con un lenguaje inesperado en él, comparando a Alan García con el terrible asesino nazi Josef Mengele, el Ángel de la Muerte de Auschwitz, en su última columna del diario La República.

La ejecutoria política de Alan García está signada por más de un hecho de violencia en los que más de una muerte se ha producido bajo su responsabilidad. Cada vez que me he referido a ello he dejado en claro que García debería ser juzgado por esa resposabilidad, como su vicepresidente, en lugar de ocupar el cargo más importante del Estado peruano. Pero García no es Josef Mengele. Y esa comparación no contribuye a aclarar la índole de sus ideas sino a hacerla más difícil de entender.

Álvarez Rodrich cita unas declaraciones de García, de marzo del año 2009, que resultan escandalosamente lamentables y que dejan en claro, por sí mismas, que García entiende el mundo dentro de un modo de pensamiento que es, sin duda, racista:
“Es una sociedad que tiene elementos psicológicos de derrotismo un poco mayores que los que puedan tener los brasileños, que tienen más sol, más componente negro y alegría que nosotros los andinos. Somos un país andino, esencialmente triste, no somos un país alegre como Brasil o como los colombianos que son hiperactivos, tienen esa mezcla de español del norte, vascongado y catalán y mayor componente negro, y un poco de antropófago primitivo, hiperactivos y tienen más sol, tienen Caribe. Allá tienen leather, mexicano. Nosotros acá tenemos indígenas que cosechan hoja de coca todavía, o sea el hiperactivismo está allá: tienen un campeón mundial de vehículo, tienen torero de primera categoría, todo eso es hiperactivismo racial-físico-genético. Ciertamente, nosotros somos tristes y aquí todo está mal siempre. Yo estoy seguro de que hemos hecho bastantes cosas en favor de los pobres como las hace mi amigo Lula, pero Lula tiene 70%”.
Esa, sin embargo, no es la manera de pensar de un doctor Josef Mengele. Es, tristemente, la manera de pensar de decenas o centenares de miles de peruanos, acaso millones. No es un alegato por el genocidio ni una defensa de la superioridad intrínseca de una raza sobre otra, ni mucho menos una reivindicación de las razas puras. Si acaso, más bien, da la impresión de que el arcaico darwinismo social de García prefiere ciertos mestizajes a otros, pero no los aborrece como ocurriría, ineludiblemente, con un nazi.

¿Por qué es necesaria esa precisión? Justamente porque García no es excepcional, sino el síntoma de una error ideológico arraigado y muy presente en el Perú desde hace siglos, doblemente terrible cuando se usa como ideología desde el poder político y que, por tanto, debe de ser evaluado como lo que es para poder eliminarlo efectivamente.

Si también nuestros periodistas más serios optan por el amarillismo en lugar de la reflexión, sin embargo, cualquier intento de luchar contra esos males será siempre desviado, siempre inconducente. Repito: Alan García no es un racista excepcional, no es un monstruo.

García, cuyas ideas en esta tema suenan como las de casi cualquier romántico decimonónico, es un racista como innumerables otros peruanos, incapaces de notar siquiera que sus ideas son racistas, y que se sentirían sin duda genuinamente ofendidos si se les señalara como tales.

El problema con García no es que sea como el sui generis, ojalá irrepetible carnicero nazi, que conducía atroces experimentos genéticos con niños vivos: el problema con García no es su excepcionalidad; es que no es muy distinto de muchos otros. Eso es lo que vale la pena analizar, de manera que podamos evitar tener una clase política que reafirme esos prejuicios absurdos en lugar de afianzarlos. Esa es la labor de un periodismo que mantenga la serenidad, se entienda a sí mismo como crítico y no le reste todavía más credibilidad a su labor.

...

27 comentarios:

Eduardo Gonzalez dijo...

Tu critica a la comparacion de Alvarez Rodrich se basa en que lo dicho por Garcia refleja un pensamiento bastante comun y que Mengele es -por el contrario-bastante singular.

Pero, si seguimos las muchas reflexiones sobre los criminales nazis (e.g. las memorias del sicologo de Nuremberg "Diary of Nuremberg"; "Masters of Death", de Rhodes; "Eichmann in Jerusalem", de Arendt; las memorias de Primo Levi; "Willful Executoners" de Goldhagen), es claro que los Mengeles, Eichmanns y Hoesses fueron muchisimos y -en general- gentes bastante "comunes". Mas aun, que sus ideas sobre superioridad racial, eugenesia y desprecio eran compartidas no solo en Alemania, sino en toda Europa.

De modo que -por el lado de la singularidad de Mengele- no me parece excesivo decir que una barbaridad como la de Garcia equivale a una logica nazi.

El problema con Garcia no es ni su singularidad ni su mediania, sino el contenido sustantivo de las ideas que expresa. Si se parecen a las de Mengele, hay que decirlo.

Anónimo dijo...

Precisamente ayer-noche, en el canal de History, trataron el tema de los Nazis en México [país donde vivo] y vaya que hay semejanzas con tu texto.
Saludos gustavo y ya sigo tu blog

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Con tu criterio, Eduardo, cualquiera podría decir "Perico de los Palotes cree en la lucha de clases, o sea que es un Stalin, un Abimael Guzmán". No, pues. Es evidente que eso es hiperbólico y normalmente es una satanización.

Los ejemplos que das no me parecen pertinentes: el objeto de estudio de Goldhagen, por ejemplo, no son en sí la criminalidad y los actos de personajes como Mengele sino la capacidad de los "verdugos voluntarios" de Hitler de hacer compatibles los crímenes más terribles con una vida cotidiana en cierta medida normal (un capitán en un campo de exterminio que podía pasar toda la tarde llevando prisioneros a una cámara de gas y luego mandarle flores a su esposa y quejarse de lo pesado de sus horarios). El objetivo de un estudio como ese es precisamente acabar con la lógica de que el criminal es un monstruo radicalmente distinto (u originalmente distinto) de alguien que no ha cometido un crimen. Pero cuando alguien invoca a Mengele no lo hace para decir "un médido alemán común y corriente que hizo ciertas cosas en cierto momento de su vida". ¿O tú crees que eso es lo que quiso decir AAR? ¿O tu crees que eso es lo que un lector va a entender? ¿Es lo que tú entenderías si alguien te lo dice a ti? No pues. Uno invoca a Mengele (o a Hitler) cuando quiere buscar la figura más ampliamente estadarizada como extremo del mal. Y con toda razón, dicho sea de paso: Mengele podrá haber sido un médico mediocre como muchos, un genetista fracasado al que se le cruzaron los chicotes, pero ¿cuántos conoces que hayan hecho las cosas que hizo él? Pero es precisamente por eso que Mengele no es el referente con el que haya que comparar una forma de racismo que García comparte más probablemente con los vecinos de uno que con los médicos de Auschwitz.

(Por cierto, no recuerdo en qué libros de Levi o Goldhagen (no he leído a Rhodes) se afirma que las ideas sobre superioridad racial o eugenesia fueran "compartidas no sólo en Alemania sino en toda Europa". Eso es, me imagino, una frase que escribiste tan a la volada que se te quedaron una media docena de complementos circunstanciales en el teclado).

ladelamanzana dijo...

Hola Gustavo !!
Acá hay un punto álgido... y es que Alvarez Rodrich no compara a García con Mengele, ni mucho menos, eso es una interpretación tuya de su artículo, tu siempre tan agudo crítico.

Lo que dice Alvarez, y me parece muy claro, es que si vamos a atribuir idiosincrasias a los pueblos debido a su raza, digamos, que si los seres humanos estamos condicionados por un "estatus" racial, como lo cree García (que de hecho es racista) pues esto llevado a sus últimas consecuencias, justificaría incluso atrocidades como las del Dr. Mengele... esto al pie de la letra en idioma castellano.

Me parece relevante que se apunte este ingrediente racista de nuestro presidente, y que no se lo oculte bajo la alfombra. No es casualidad que nuestros pueblos aborígenes están siendo tan afectados en este período gubernamental, saludos.

Julio dijo...

Además es un síntoma de profunda ignorancia afirmar que somos tristes, no quiero ser ofensivo pero cuántos de los bloggers literatos u otra cosa hablan quechua o aymara?, cuántos disfrutan o han disfutado los modos de vida andino? fiestas, carnavales, etc., por época de siembra y cosecha, etc.,? asumamos TODOS nuestra carencia de compromiso con nuestra propia gente; ese estereotipo del indio triste surge precisamente por la desconfianza ante el extraño que no habla tu idioma y que siendo compatriota te segrega; en general creo que todos tenemos rasgos racistas muy difíciles de superar y reconocer, muchos de ellos comunes en García y en la población, trabajemos en superarlos...

Anónimo dijo...

Fav, tratas de apuntalar tu respetabilidad con tracanadas bien predecibles e inofensivas. Primero, la crítica absurda a un personaje materialmente absurdo cono Denegri.
Ahora esto.
En fin
Es cierto que la prensa es un hollín. Pero tus ejemplos son alucinados.
Extraes una conclusión del artículo de Rodrich que no se sigue de sus premisas. Rodrich no dice que García sea Mengele. Ni le atribuye el rótulo de racista. Concluir eso del artículo revela una lectura imprecisa, pésima y en el peor de los casos tendenciosa.
Lo que quiere decir Rodrich es cuando se recurren a argumentos que tratan de explicar la conducta de la gente por su raza, tales argumentos parecen propios de Mengele. No que García sea Mengele.
No es una hipérbole. Las explicaciones de García tienen denominador común con las de Mangele: subordinar las conductas a la raza
Tu ejemplo de Stalin es elemental más bien: es obvio que creer en la lucha de clases no te hace Abimael. Además la lucha de clases es un cajón de sastre que incluye todo tipo de matices. Desde los más moderados hasta los radicales. Sería evidentemente exagerado y patente, pues Fav. Pero que pasaría si ese “Perico” ya no sólo cree en la lucha de clases sino en que el camino único para tal lucha es violencia nihilista y que el poder justifica el terror. Una afirmación como esta es similar a la explicación que da García: incapaz de ser reducida o matizada pues es esencialmente categórica.

Carlos

Eduardo Gonzalez dijo...

Gustavo,

si escribí a la volada, es obvio que mi memoria volandera no registra las decenas de aposiciones, complementos circunstanciales y volatorios que se me deben haber volado.

Lo que sí me queda claro es que las ideologías racistas supuestamente científicas no eran exclusivas de Alemania en los 30s y 40s. La defensa en los distintos procesos de Nuremberg se lo espetó a la fiscalía famosa o infamemente, citando decisiones de la Corte Suprema de los EEUU sobre el tratamiento de personas con deficiencias mentales.

Imagino que lo que te preocupa es (a) que se exagere con García al compararlo con un monstruo como Mengele, o (b) que se banalice a Mengele y su caterva haciéndolo pasar por otro doctor alemán del montón.

Ambos miedos son legítimos pero, en este caso, innecesarios.

Primero, porque García tiene un historial de utilización desmedida de la violencia estatal con desinterés por sus consecuencias y desprecio por sus víctimas. La opinión reseñada por AAR sólo indica que el personaje ha llegado a un nivel tal de impunidad que se permite decir sus barbaridades con desparpajo. Que no haya ordenado experimentos con niños presos no quiere decir que no sea un criminal de lesa humanidad; puesto que no hay jerarquía de gravedad entre esos delitos.

Por otro lado, señalar que Mengele y Eichmann eran alemanes del promedio, o que Guzmán es un mediocre intelectual del montón, no suprime ni una jota de su responsabilidad y no disminuye en nada la dignidad de sus víctimas.

Salvo que esté volando mucho, imagino que donde podemos estar de acuerdo es en que los comentarios inflamatorios hacen difícil el debate público y la pedagogía ciudadana. Digamos, Aldo Mariátegui comparando a Susana Villarán con Abimael Guzmán. Cierto. Ese tipo de comparaciones debería evitarse en general, pero en este caso la cosa no es tan clara y personas racionales pueden discrepar.

Anónimo dijo...

Gustavo,

Habría que darle un mejor contexto a la entrevista. Fue realizada el último sábado 27 en RPP por Raúl Vargas (http://www.rpp.com.pe/2010-11-27-presidente-garcia-las-alianzas-y-pactos-no-dan-la-victoria-noticia_314255.html pero han eliminado la parte de estas declaraciones comentadas por Rodrich) y era de lo más concesiva hasta llegar al tema de la baja popularidad y García salió con el tema idiosincrático peruano.

En mi opinión, lo problemático es la incapacidad de autocrítica.

Esto impide reconocer desaciertos en el gobierno o en la mentalidad racista de uno mismo.

Un abrazo

Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...

Bueno, Eduardo, pero no recuerdo haberte escuchado defender a quienes comparan a Villarán con Guzmán. Esa comparación es tan banalizadora como la comparación entre García y Mengele.

Claro que hay un sentido en el que Mengele no tuvo ninguna idea original: el racismo y la eugenesia no solamente era una práctica nazi, sino que ambos estaban ampliamente extendidos en Europa y América. Sin ir muy lejos, Salvador Allende, cuando fue ministro de Salud en Chile, promovió prácticas eugenésicas contra enfermos mentales---presentó un proyecto de ley que, entre otras cosas, promovía la esterilización de enfermos mentales, y hacía mención explícita de eugenesia negativa.

Sin embargo, hay un mundo de distancia entre la proclamación de esas ideas y el espectáculo de su puesta en práctica. La singularidad de los nazis, y de Mengele, no es la idea de que hay ciertos individuos que carecen de derechos elementales. Su especificidad consiste en haber eliminado el horror de llevar esa idea hasta sus últimas consecuencias prácticas. Porque esa es la atrocidad nazi (y la atrocidad de Guzmán, y de los terroristas fundamentalistas, etc): el fallido intento por demostrar en los hechos que ideas tan abominables pueden en efecto ser parte integral de la vida práctica de un ser humano.

Por eso es que Mengele (o Guzmán) es un monstruo: porque eliminó (o carecía de) las barreras morales mínimas que la propia condición humana impone en los miembros de la especie. En ese sentido, ni García ni Allende son Mengele.

(De manera análoga, un director de cine gore, no es Jack el Destripador)

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Eduardo, lo que dice García, aunque sí es una forma de racismo, no tiene NADA que ver con el racismo nazi, ni siquiera tiene mucho que ver con las formas de racismo que se derivaron del darwinismo social. Por favor, el pata está diciendo una cosa que cualquier peruano ha escuchado un millón de veces (lo que implica que una mayoría lo ha dicho también). ¿Qué los brasileños son alegres y los andinos melancólicos? Ok, será una generalización idiota, plana, chata, sin sustento, etc. Y ok, también, el origen de ese tipo de ideas es básicamente racista (en el sentido de que atribuye un rasgo de conducta o de carácter general a todos los miembros de un grupo étnico). Pero no puedes llamar "Mengele" al primero que exprese una cosa así. ¿Mengele todos los periodistas deportivos del planeta, la mitad de los autores de huaynos y yaravíes, todos los cantantes brasileños desde Caetano Veloso para abajo, todos los romanticos y, con ellos, todo el que haya pensado alguna vez que la raza y el medio ambiente influeyen en lo que llamaban el "carácter de los pueblos"? Si decirle Mengele a García no te parece una satanización, entonces nada que se diga de García es una satanización. Porque, después de todo, quien dice Mengele o Hitler o Pol Pot básicamente está usando esos nombres como un sucedáneo del diablo, ¿no? Así es como funcionan esas calificaciones.

Anónimo dijo...

Para el desinformado comentarista, el poema del gran frido martin es "menéala menelao"

Anónimo dijo...

Vamos a decirlo de una buena vez. Los cuentos de Yushimito no solo son verosímiles, están llenos de vida, una vida que jamás tendrán los alambiques impresos de los Roncagliolos, los Alarcón, los Castañeda, y paramos de contar.

http://palabramenor.blogspot.com/2010/11/las-islas-carlos-yushimito.html

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Vamos a decirlo de una vez: ¿por qué los anónimos suelen creer que tienen una bola de cristal en las manos y dicen cosas que nunca dirían dando sus nombres?

Anónimo dijo...

No Gustavo! ASI NO!
Lo q pasa es que como Yushimito no es de tu argolla nunca hablas de el. Te molesta q este en granta con Roncagliolo! ACEPTALO FAVERON!

Carlos Recalde
POETA Y PROMOTOR

SANDRO CASTRO dijo...

Augusto Effio no es ningún anónimo, a pesar de no ser amigo de Thays o tuyo. No decías que hay que responder con argumentos y no con ataques?

Anónimo dijo...

Confieso, padre, y me arrepiento de ello, haber leído buena parte de los libros publicados en los 2000, con la malsana curiosidad de saber qué hacían sobre el papel —y qué tan bien lo hacían— los niños y no tan niños que empezaron a publicar cuando, de casualidad, yo también lo hice. Acúseme, padre, de haberme equivocado y desperdiciado horas de lectura en librejos que casi no recuerdo —sobre todo aquellos de esa editorial que hace una apología al oxímoron.
Los libros que rescataría no alcanzan para juntar un puñado, pero, gracias al cielo, hay uno que paga largamente la penosa incursión en el fango de las novedades de la más vieja nueva narrativa de la que siempre se habla. Me refiero a “Las Islas” (Sic, 2006), de Carlos Yushimito

Eduardo Gonzalez dijo...

Sobre los anónimos, una queja: es una verdadera joda tener que pasarlos para llegar a la discusión con aquéllos que firman con su nombre.

No puedes mandar los anónimos al limbo nomás? Para mí el único anónimo con razón de ser es del tipo que le pasó secretos a Wikileaks, o un video a la oposición en el 2000. Los demás son puros figuretis, qué diablos es taaaan importante acerca de su nombre que no lo pueden compartir con nos, simples mortales?

Eduardo Gonzalez dijo...

Ahora, el asunto. Primero: es en realidad tan poco serio lo que dijo García?; y, segundo: acaso no es lo mismo comparar a Susana Villarán con Abimael guzmán?

Ambas cosas se responden revisando la trayectoria de las personas de quienes hablamos.

García tiene una historia personal que es un archivo de alegaciones criminales serias. Ha ejercido la violencia directamente desde que estudió en la PUC y luego ha ordenado que otros la ejerzan.

La visión esencialista de los "indios coqueros" de alguien que ha recibido por 5 años reportes de "combates" y "bajas" y se ha tomado fotos caminando entre los cadáveres de personas "melancólicas" es radicalmente distinta de la visión también esencialista de la artista que canta "Indio". ¿Por qué? Porque uno de esos dos ha llevado a la práctica su violencia. Por eso, que alguien diga "el APRA es fascista" o "García es un fascista" es inexacto, pero perfectamente comprensible.

Susana Villarán no tiene el más mínimo asomo de uso de la violencia en su vida, que es lo que hace una comparación suya con Guzmán tan absurda.

En otras palabras: las comparaciones inflamatorias no ayudan, en general. Pero en el inevitable particular, la trayectoria de vida de quien hablamos es un dato relevante, por decir lo menos.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Me da la impresión de que ya no estás diciendo lo que decías al principio (lo que no es una crítica: normalmente estas discusiones terminan con todo el mundo diciendo lo mismo que decían al principio). Si llamar a García "fascista" es inexacto, llamarlo "Doctor Mengele" debe de serlo bastante más, creo yo. Y fíjate que el argumento de Alvarez Rodrich no era que García actuara de una cierta manera, sino que pensaba como Mengele. Eso no es simplemente inexaxto. Es falso. Además, no estamos hablando de la opinión suelta de una persona equis en un momento de relativa exageración: estamos hablando de un líder de opinión como AAR. Recuerda que mi post era sobre el periodismo peruano, y el caso de la columna de AAR era una ilustración de lo que yo observaba: como incluso los comentaristas más serios de nuestra prensa caen en la mecánica de la hipérbole o del comentario injustificado.

El otro yo del doctor Merengue dijo...

¿Se puede ser anónimo y figureti al mismo tiempo? Nones.

(Troll, sí; figureti, no.)

Eduardo Gonzalez dijo...

No creo haber variado mucho mi idea central, que es defender la validez (riesgosa, liminal, controversial) de comparar el dicho de garcia con una logica nazi.

Pero si hubiese variado en algo lo que dije, lo celebraria. Total, si las discusiones no sirven para refinar argumentos, entenderse y -ojala- crear nuevo conocimiento, para que sirven?

Anónimo dijo...

Eduardo Gonzalez tiene razón. No deber+ian publicar a los anonimos.

Anónimo dijo...

Deberías decir quienes son esos periodistas para que tus lectores estén advertidos. Fácil es lanzar y lanzar acusaciones. En cuanto a lo de Rodrich concuerdo contigo.

Anónimo dijo...

Gustavo
Dejando de lado el desmarque de Alan García y de otras reacciones oficiales con respecto a la irregular indemnización del corrupto Fernando Barrios es evidente esta denuncia contra el ex presidente de Essalud golpea con dureza al viejo partido de Alfonso Ugarte: aparece manchado, apestando a caca, ensombrecido con el tema de la corrupción. Triste situación para una organización con tanta historia y que le salió al frente a la amenaza chavista en el 2006. El Apra es lo que más se parece en el Perú a la idea de un partido y, no obstante, se enfanga en los mismos problemas del primer gobierno aprista.

Giuliano Vecco F.

Anónimo dijo...

El partido de Haya de la Torre hoy expresa algo de ese agotamiento que se percibía luego del fin del primer gobierno aprista: pocos creían en las posibilidades electorales de la estrella y, sin embargo, consiguió cerca de un 20% de los votos.

Ricardo Carbajal

Rafael Euribe dijo...

..."El partido de Haya de la Torre hoy expresa algo de ese agotamiento que se percibía luego del fin del primer gobierno aprista..."

El Apra ya ha tenido dos oportunidades para mostrar de que estan hechos y lo han demostrado: corrupcion y pataditas. Si fueran realmente un partido con programa, no necesitarian de una mascarada presidencial como a la que se presta Araoz.

Anónimo dijo...

Coincide contigo el crítico de arte Luis Lama, quien en su columna de CARETAS hoy dice:

"¿Pueden imponerse límites a la prensa que atropella nuestra inteligencia? ¡Sí! Pero la debe imponer el público, absteniéndose de comprar el medio. El mejor ejemplo es "EL COMERCIO", cuya credibilidad roza el suelo entre quienes se dedican a analizar, más que a deglutir información. Su circulación ha caído dramáticamente y se ha vuelto un diario prescindible, salvo para el avisaje, lo que aprovecha para incrementar su tarifa en 10% anual. "EL COMERCIO" ha reducido al mínimo lo relacionado con cultura, limitándose a publicar actividades de la familia, como Rafael García Miró, o relacionados como Ramiro Llona..."

La presencia de los fujimoristas Martha Meier de MQ y Hugo Guerra, en la dirección del decano de la prensa nacional, explican en parte esta debacle.