31.8.11

El diablo y monseñor Cipriani

Dejen que la PUCP defienda los valores cristianos

La sensación de falsedad que el Arzobismo de Lima, monseñor Juan Luis Cipriani, nos causa a muchos, no es la que nos ocasionaría un mentiroso descubierto en el acto de engañar, sino la que nos suscitaría un impostor dejado en evidencia y que a toda costa insistiera en la impostura.

No es tampoco la impresión que nos dejan todos los que alguna vez estuvieron asociados con la dictadura fujimorista, ni la que nos causa cualquiera que opine y actúe desde la derecha radical, el conservadurismo extremo o incluso la reacción. La impostura de monseñor Cipriani trasciende todo eso porque involucra una burla de valores morales fuertemente imbricados en la fibra cultural peruana, secuestrados por él y deformados en un terreno disitnto, el de las expectativas de control político.

Así surge la impresión de impostura: recordamos los años en que monseñor Cipriani, atendiendo primero a las pequeñas pugnas institucionales que al bienestar de su grey, obstaculizó el trabajo humanitario de los jesuitas en la Zona de Emergencia; recordamos la ocasión en que acusó de traición a la patria a cualquiera que insinuara que los muertos de La Cantuta habían sido víctimas del terrorismo de Estado; recordamos la vez en que calificó la defensa de los derechos humanos del pueblo peruano como "una cojudez"; recordamos a monseñor Cipriani dirigiéndose a los mandos del Ejército con la vulgaridad de un hampón, y haciéndolo, además, en el mismo lugar que había sido escenario de escabrosas torturas y que había servido de cuartel general a quienes destruyeron la democracia peruana en los años noventa. De inmediato, recordamos que monseñor Cipriani es el representante de Cristo en el Perú.

No hace falta ser católico ni cristiano en general para percibir el absurdo. O eso, o deberíamos ser capaces, si no, de imaginar el horror de un Cristo corrupto, aliado de asesinos; un Cristo altanero, propagandista de la violencia; un Cristo indolente, sin una palabra de compasión y condolencia hacia los que sufren el abuso continuo de una sociedad opresiva y apabullante y que incluso mueren bajo el abuso de gobiernos criminales. Ese, después de todo, es el único Cristo al que Cipriani podría servir de agente y de vicario. Porque el otro Cristo, el de los libros y el que está entretejido en la fe de los peruanos, sólo podría sentirse enfermo ante el aberrante secuestro de su imagen en manos de quien no es otra cosa que un embaucador de la fe, que de alguna manera lamentable ha alcanzado en la jerarquía católica peruana, con el beneplácito del Vaticano, la posición del máximo poder.

Ahora que monseñor Cipriani hace su enésimo intento de tomar por la puerta falsa el control de la Pontificia Universidad Católica del Perú, la jerarquía romana interviene a la distancia para apoyar las maniobras del arzobispo limeño. Aunque no creo que esa intervención venga al caso, no creo tampoco que haya que sorprenderse: la Iglesia no es precisamente la institución mundial con el currículo más limpio en el tema del respeto al derecho de los pueblos a regirse por sí mismos, ni tiene la historia más inmaculada en cuestiones de intervencionismo. Quizá yo sea muy inocente, pero lo que me irrita de esta situación no es la intervención misma; es no haber leído nunca un solo texto escrito en el Vaticano que censurara o recriminara o reconviniera a monseñor Cipriani por sus alianzas con una dictadura asesina y por la manera en que intentó esconder los crímenes de esa dictadura.

Y hablemos también de valores cristianos y de moral católica. Cuando todos los crímenes y los abusos y las vendettas y los robos de la dictadura fujimorista estaban siendo cometidos, la Pontificia Universidad Católica, sus autoridades, sus profesores, sus estudiantes y sus empleados protestaron, marcharon, reclamaron, y, sobre todo, produjeron textos que estudiaban y denunciaban la corrupción en todos sus niveles. En los años siguientes, el Instituto de Derechos Humanos de la PUCP ha sido uno de los bastiones de la lucha contra los criminales de la dictadura y contra los criminales de la subversión, así como del estudio de las condicones sociales, políticas y culturales que condujeron a la violencia. El libro más importante de las últimas décadas en el Perú, el Informe final de la CVR, y el trabajo todo de la CVR, están directamente ligados con el esfuerzo de profesionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

¿Quién fue, entonces, el ejemplo moral de caridad y de amor por el prójimo? ¿Monseñor Cipriani o la PUCP? ¿Quién condujo su ejecutoria de acuerdo con la defensa de los valores que la Iglesia proclama como suyos? ¿Monseñor Cipriani o la PUCP? ¿Quién puede creer, a estas alturas, luego de todo lo sucedido, cuando cada quien se enfrenta a la opinión pública con una historia propia en la que verse retratado y reflejado, que monseñor Cipriani quiere apoderarse de la PUCP para defender los valores de la cristiandad? ¿Qué cosa hay en la historia pública de Monseñor Cipriani que nos diga que esos valores son prioritarios en sus decisiones, en sus acciones, en sus alianzas y pactos y en sus afiliaciones?

Yo no soy católico ni soy cristiano, pero fui formado en instituciones católicas y pasé uno de los mejores periodos de mi vida, que fue también uno de los periodos más terribles del país, en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es posiblemente innecesario declarar una vez más que se trata de la mejor universidad del Perú y que ha sido crucial en el tránsito del país hacia afuera de la violencia de los años noventa. Ahora, uno de los fantasmas de ese tiempo, uno de los más oscuros fantasmas de ese tiempo, quiere transformarla en una instancia más de la indolencia y la arrogancia y el altanero desprecio al prójimo que ese mismo fantasma ha representado entre nosotros en las últimas décadas. No es cualquier cosa, no es una pequeña batalla local que sólo nos corresponda a quienes nos sentimos miembros de la comunidad universitaria de la PUCP: es una batalla central en el futuro del país. En ella, todos debemos hacernos escuchar.

...

23 comentarios:

Anónimo dijo...

Gustavo, !por favor!, si encubren pedófilos, fácilmente pueden encubrir a Cipriani!...

Anónimo dijo...

No hay que irnos hasta la época de la inquisición para darnos cuenta de lo que es la monarquía católica. La iglesia jugó en pared con los nazis en la 2da. guerra mundial, sirvió a Franco en España, avaló a Pinochet en Chile, etc.

Claro que siempre hay curas progresistas y que dan el ejemplo, pero la cúpula no cambia...

Pepe

Alfredo P. dijo...

¿Qué tiene que hacer todo esto con el cumplimiento de la voluntad de Riva Aguero? Es muy fácil politizar e ideologizar el debate sobre el legado de Riva Aguero, pero lo cierto es que la actual administración caviar fue al TC a reclamar por sus "derechos constitucionales" y allí perdió (y por goleada), fue al Vaticano a entregar sus estatutos y el Papa los puso en su sitio.
Han perdido porque no les asiste ni la razón ni el derecho y en su desesperación por aferrarse al poder, han arrastrado a la PUCP a una situación límite.

zeta dijo...

Y justo esperaba animar a que escribiera una opinión sobre todo lo que pasa con la Católica estos días, y me parece muy preciso todo lo que dice, en especial sobre Cipriani. Sin embargo, se sabe que el Tribunal falló oscuramente contra la universidad y que ahora, si no se entrega el botín en bandeja de plata, lo que aspiran es a desmantelar todo, aduciendo propiedad... ¿Vale la pena seguir con el juego cuando uno de los adversarios no merece ese valor? Lo dudo, y francamente sería idea que, sacrificando nombres y todo, se desligen de una vez de ese fantoche: recursos de todo tipo, Dios mediante, no les va a faltar. Una columna de opinión de Fernando Vivas expone mejor lo que digo. A ver si la encuentra por aqui. Por lo demás, suerte.

Anónimo dijo...

¿Y el poder?, ¿qué puede hacer Cipriani (avalado por el Vaticano) y qué la PUCP?

Alternativas. Necesitamos alternativas. La razón no sirve para nada. Porque la PUCP tiene la razón, pero... ¿Tiene el poder?

Anónimo dijo...

Zeta:

Cállate, por favor. Por favor!

Pepito dijo...

Como siempre, Alfredo P. lo mezcla todo y termina por no decir nada. ¿A la PUCP le asiste el derecho? Que lo vean los abogados. ¿Le asiste la razón? Claro que sí, y basta leer este post para darse cuenta. ¿Es la directiva la que a arrastrado a la PUCP a una situación límite? No me digan; o sea que la PUCP era un convento hasta mediados de los ochenta, y recién ahí se "fregó" la cosa; si, claro.

A. R- dijo...

Seguramente Cipriani es todo lo que tú dices que es, pero ese no es el asunto.

El asunto es que existe un fallo del tribunal constitucional, el cual le da la razón al cardenal.

Y lo peor de todo es que quien pidió ir al TC no fue Cipriani, sino la PUCP.

Con lo del Vaticano fue lo mismo. Fue la actual administración de la PUCP la que pidió a la Santa Sede que se meta.

saludos

Alfredo P. dijo...

Típica doble moral caviar: los fallos del TC son buenos si me favorecen, si me dan la contra, entonces son fallos "oscuros" que no voy a cumplir, porque no me da la gana.
?Y esta gente es luego la que se llena la boca con palabras como "democracia" y "estado de derecho"?

Anónimo dijo...

Hay mucho desconocimiento del tema. Es cierto que hay un fallo del TC a favor del Arzobispado. Pero ese fallo es sobre una acción de amparo que planteó la PUCP aduciendo que se estaba amenazando su derecho constitucional de propiedad. Lo que dijo el TC es que no había amenaza inminente y por ende no procedía ordenarle a Cipriani que deje de molestar a la PUCP. Pero el TC no puede declarar que los bienes le pertenecen a la Iglesia ni pronunciarse sobre el fondo. Eso le compete a la justicia ordinanaria. Lo que pasa es que los considerandos de la sentencia del TC son muy pobres y dan a entender que se toma partido por la posición de la Iglesia, cuando eso no le corresponde.

La sentencia del TC se verá en la Corte Interamericana y la propiedad se decidirá en los juzgados correspondientes.

La Iglesia no ha ganado nada aún, pese a que mediáticamente Cipriani tenga el apoyo de muchos medios conservadores. Los bienes son de la PUCP y si se respeta la ley y el Derecho, lo seguirán siendo. De lo contrario, que se preparen todos los bautizados pues la Iglesia les podría reclamar sus propiedades.

Pepe

Anónimo dijo...

Aplaudo tu indignación, Gustavo. Cipriani es repudiable por donde se le mire. No sólo habló en el cuartel como un rufián, con lenguaje de alcantarilla aconsejó a los militares a ser infiel con sus esposas. La "cojudez" es su 'aureola' que lo acompañará hasta que se vaya derechito al infirno. Y yo si soy creyente.

Pangloss

zeta dijo...

No creo que tengas idea de todo lo que implica querer callar a los otros.

Javicho dijo...

Otra vez voy a tener que despejar la humareda argumental provocada por los sahumadores del Cardenal.

Lo único que ha hecho el TC es desestimar la acción de amparo presentada por la PUCP. Pero el fondo de la cuestión (la pretensión del Cardenal de tomar el control de la universidad amparándose en la relectura de los testamentos de Riva Agüero) se va a ventilar en un juicio ordinario que ni siquiera ha comenzado. Por otra parte, la sentencia del TC se revisará en la Corte Interamericana.

Cipriani es consciente de que a los 75 años le van a jubilar y no quiere esperar al término del juicio, así que ahora se ha sacado de la manga esta carta en la que se supone que el Vaticano le enmienda la plana a las autoridades de la PUCP. Pero la verdad de la milanesa es que el funcionamiento asambleario de la PUCP es el que ordena la legislación peruana y es conforme al Acuerdo entre el Perú y la Santa Sede.

Lo que está en juego, es la pretensión de sustituir el sistema democrático y asambleario que rige actualmente la PUCP por un funcionamiento teocrático sometido a la voluntad del arzobispo limeño de turno. ¿Se dan cuenta ustedes de la envergadura del cambio? El rector pasaría de ser elegido por una asamblea cuyos miembros son votados por profesores y alumnos, a ser designado por el Arzobispo, una personalidad ajena a la vida universitaria.

Mucho ojito, que ahora los abogados del Arzobispo están desfilando en los medios de comunicación afirmando que la PUCP pertenece -¡en propiedad!- a la Iglesia. Y esto sí que es de cuidado, pues supone un intento de apropiación por parte del Arzobispado de una institución con personalidad jurídica propia, esgrimiendo un sancochado de argumentos civiles y canónicos. (Buen comentario el de Pepe: que se preparen los bautizados, la iglesia le podría reclamar sus propiedades)

Así, que como bien dice Gustavo, esta es una batalla central en el país. La batalla de la PUCP es por la autonomía universitaria, por el funcionamiento asambleario y por los derechos de propiedad de una persona jurídica. La batalla del arzobispado es por arrogarse unos privilegios que son inadmisibles en cualquier país democrático.

Anónimo dijo...

¿Cuál fue el pensamiento recurrente durante el cautiverio?

"Es muy extraño, lo que yo pensé es que todo esto me sucedía como una especial de herencia de destino. Yo estaba dentro de una lucha cósmica atemporal y había caído en manos de la gente que había matado a mi familia rumana y rusa. Era un karma y verlo así me dio mucha fuerza porque saqué energía de la conciencia del sufrimiento de mis familiares"

(Paco Tudela, enfebrecido por lecturas malinterpretadas)

Anónimo dijo...

"Es posiblemente innecesario declarar una vez más que (la PUCP) se trata de la mejor universidad del Perú"

Según el estudio "Ranking Universitario en el Perú", auspiciado por el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) de la Unesco y de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR), publicado en el año 2007, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ocupa el primer lugar, seguida de la Católica. Este ranking es el más completo que existe en la historia de la universidad peruana y en su elaboración se tomaron en cuenta siete indicadores.

Nadie duda que la Católica es una de las mejores universidades del Perú, pero el prestigio de San Marcos en el extranjero es mayor. En todo caso, me parece de mal gusto que un ex alumno de la PUCP utilice un medio de cierta lectoría para pasar de contrabando, como si fuera una opinión objetiva, lo que en verdad es tan solo una opinión personal sobre cuál considera la mejor universidad del país (y que de paso significa erigirse como juez y parte).

En todo lo demás, de acuerdo. Cipriani es un cura fascista.

Julio V. dijo...

Bueno, dudo mucho que exista eso de "ranking objetivo" para determinar cual es la mejor universidad, o la mejor bebida gaseosa. El tema de fondo es otro, y además, el ranking mencionado es de 2007.
Y vaya que suena infantil eso de "no ya, la mejor universidad es tal". ¿Qué sigue? ¿Chócala para la salida?

Anónimo dijo...

Otra vez, hay que despejar la humareda argumental provocada por los sahumadores del Cardenal.

Lo único que ha hecho el TC es desestimar la acción de amparo presentada por la PUCP. Pero el fondo de la cuestión (la pretensión del Cardenal de tomar el control de la universidad amparándose en la relectura de los testamentos de Riva Agüero) se va a ventilar en un juicio ordinario que ni siquiera ha comenzado. Por otra parte, la sentencia del TC se revisará en instancias internacionales.

Cipriani es consciente de que a los 75 años le van a jubilar y no quiere esperar al término del juicio, así que ahora se ha sacado de la manga esta carta en la que se supone que el Vaticano le enmienda la plana a las autoridades de la PUCP. Pero la verdad de la milanesa es que el funcionamiento asambleario de la PUCP es el que ordena la legislación peruana y es conforme al Acuerdo entre el Perú y la Santa Sede.

Lo que está en juego, es la pretensión de sustituir el sistema democrático y asambleario que rige actualmente la PUCP por un funcionamiento teocrático sometido a la voluntad del arzobispo limeño de turno. ¿Se dan cuenta ustedes de la envergadura del cambio? El rector pasaría de ser elegido por una asamblea cuyos miembros son votados por profesores y alumnos, a ser designado por el Arzobispo, una personalidad ajena a la vida universitaria.

Mucho ojito, que ahora los abogados del Arzobispo están desfilando en los medios de comunicación afirmando que la PUCP pertenece -¡en propiedad!- a la Iglesia. Y esto sí que es de cuidado, pues supone un intento de apropiación por parte del Arzobispado de una institución con personalidad jurídica propia, esgrimiendo un sancochado de argumentos civiles y canónicos.

Así, que como bien dice Gustavo, esta es una batalla central en el país. La batalla de la PUCP es por la autonomía universitaria, por el funcionamiento asambleario y por los derechos de propiedad de una persona jurídica. La batalla del arzobispado es por arrogarse unos privilegios que son inadmisibles en una sociedad democrática.



Javicho.

Anónimo dijo...

Javicho, hablas como si el art. 29 de la Ley Universitaria no existiera. ¿Cipriani nombrando al Rector a dedo? ¿Es decir que ni en eso se aplica la ley peruana?

Anónimo dijo...

Pepe y Javicho detallan lo poco que se ha tocado del tema legal. Pero hay toda una cobertura mediática que hace aparecer que el Arzobispo "va ganando".

Anónimo dijo...

Aunque no tiene que ver nada con el post, cual es tu opinion acerca de este documento del "gremio de escritores del peru deberias hacer un post


http://en.calameo.com/read/0002161538a971d912cad

Anónimo dijo...

Gremio de escritores? Que huachafada es esa?

Anónimo dijo...

@Pepe. La corte interamericana es pa personas naturales!!!!

Fénix dijo...

Alguien habló aquí de poder.

La iglesia católica tiene el propósito de disolver el convenio firmado con el estado por el cual la facultaba a conducir escuelas y colegios en el Perú. Se han dado cuenta que, ligado al estado, no pueden lucrar. En adelante, dichas instituciones serán 100% privadas. Ya han comenzado en Tacna. Colegio Corazón de María y San Francisco de Asís.