3.8.06

Bombardero characato 2

Después de meses sin contacto electrónico, y años sin vernos, esta semana he cambiado un par de emails con César Gutiérrez, el poeta y periodista arequipeño --aunque ahora parece que hay que acostumbrarnos a llamarlo narrador, o simplemente escritor, a secas--.

César anda atribulado en el Perú porque, al parecer, las últimas corrrecciones y reescrituras de su novela Bombardero van haciendo que el libro se torne cada vez un poco más y más grande, y, por tanto, con los criterios de costo-beneficio del mercado, más difícil de colocar en una editorial.

Un tema que ha surgido en nuestra conversación a la distancia (conversación que empezó con César en New York y yo en Ithaca y ahora sigue con César en Arequipa y yo en Brunswick) es el asunto de los blogs basura y los comentaristas anónimos, que, entre otras cosas, han inventado una graciosa tragedia relacionada con la (mala) suerte editorial de Bombardero. "Oh milagrosos días huérfanos de posts con el usuario anónimo dijo", me escribe César, quien resume su versión de los hechos así:

"Lo único que me gustaría contarte respecto a mi libro gordo es que tiene la rara cualidad de hacer desaparecer a la gente:

"- Cuando les dije que no podían cortarlo, desaparecieron simultáneamente los dos editores y el novelista amigo que los contactó (Madrid, marzo del 03).

"- Cuando todo estaba listo para empezar a diagramar y salió el adelanto en HH, desapareció un joven editor nacional (Lima, 12.06.06).

"- En plenas tratativas para publicarlo en un zip pre-pago, desapareció un ciber-editor de Les Corts (Barcelona, 06.07.06).

"- El último en desaparecer fue otro joven editor y mejor amigo que me llamó para ver cómo hacemos con la plata broder (Lima, 11.07.06)".

En fin. A mí me suena como que César está haciendo lo más saludable: seguir escribiendo.

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