El poeta Pablo Guevara sigue a la espera de posibles donantes de sangre o plaquetas. Iván Thays ha colocado online una página con datos sobre los horarios del hospital y los trámites del donativo.
Para quienes disfrutan de la poesía de Guevara y también para quienes no hayan leído aún a este poeta imprescindible, dejo aquí un fragmento de su Un iceberg llamado poesía, y los invito a leer otras cosas suyas en el website de Educared.
UN ICEBERG LLAMADO POESÍA
Y de pronto apareció por ahí ese maldito iceberg
llamado Poesía o Literatura o Aburrimiento o lo que fuera
con la única condición precisa de no devenir en Aburrimiento
ni por un instante…
Los viajes se podían repetir hasta el Aburrimiento
pero una vez llegados allí / a ese cape borrascoso o Cabo
de Nueva Esperanza o cabo furioso ¿vencería una vez más
el Aburrimiento / el más temible malhechor de la Antigüedad
¿el más temido de los Tiempos Modernos?
2/3 de humanidad padece de hambres crónicas
-con frecuencia el tercio restante y muchos de los 2/3 se
aburren se aburren inexorable-mente-demencial-mente
tonta-mente se aburren se aburren se aburren….
Naufragando a cada momento en un mar de dementes aburridos
navegando en los bajeles rutinarios del más tonto aburrimiento
en un mar de aburridos aburrimientos…
Y había que vencer el Aburrimiento en el mismo huevo
a como diera lugar
antes que un campesino enorme musculoso se volviera un
guerrero lleno de astucias ¡Herakles
antes que fueran las Columnas de Hércules!
el Peñón de Gibraltar o Escila y Caribdis en el
Estrecho de Messina… que nos llenarían de pavor
y harían del barco miles de fragmentos aburridos
flotando sobre el mar…
¡Y no aburrirse durante cinco días y cinco noches!
¡y poder atravesar el Cabo de Nueva Esperanza con la
promesa de poder vencerlo! ¡cómo no salir corriendo
a comprar pasajes para esa travesía famosa!
Parafraseando a Stevenson:
"un barco es como una isla, una porción de sólido
rodeado de aburrimiento por todas partes"
¡Qué podía pasar entonces con este mausoleo flotante
prometido a la vida y no a la muerte! con más de
trescientos metros de eslora y unos ochenta metros de ancho
y alto como un edificio de once pisos
que parecía haber tenido a la muerte larvada en su seno
y estar lleno de adormideras rojas y blancas
-y no prometía nada a nadie… salvo unas palabras sueltas
unas letras apenas garrapateadas… letras por escribir
a mediano y a largo plazo aún por redactarse…
Yo no podía condenar a nadie
a vivir en mi compañía a vivir entre la luz y las tinieblas
las tinieblas y la luz y las soledades
por muchos años luz…
Y yo debía… ¡Jamás aburrirlos!...
si sucedía ya sabía a que atenerme…
(De Un iceberg llamado poesía)