Puente Aéreo todos los días
Se acabaron los viajes, al menos por un tiempo. Luego de pasar varios meses fuera de casa, en Palo Alto, en San Francisco, en Lima, en Middlebury y en Ithaca (y después de celebrar el doctorado de mi esposa, Carolyn Wolfenzon), estoy de vuelta en Maine.
Lo que me espera por delante es un año sabático en el que espero corregir el manuscrito de un libro de estudios literarios sobre narrativa latinoamericana del siglo diecinueve y, si es posible, escribir mi segunda novela.
Pero eso además significa otra cosa: que tengo en las manos el tiempo suficiente para volver a preocuparme con mayor frecuencia de este descuidado Puente Aéreo. De aquí en adelante espero renovar el blog con posts diarios, y regresar al ritmo de años atrás. Ojalá eso de pie a nuevas discusiones productivas y a renovados intercambios.
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4 comentarios:
Buena, Carolyn!
El plan de trabajo es muy promisorio. Me alegra que tengas planes de vivificar tu blog.
Me gustó mucho la ilustración que usaste para esta entrada. ¿Es tuya=
Pues que te vaya bien Tavo, congratulaciones y ¡vamos a escribir!
Saludos,
Harry Cañari-Atoche
Álvaro: la ilustración no es mía.
Jen: gracias, chatígula, escríbele a la Carola un email; ella no suele ver los comments del blog.
Harry: gracias por la buena onda.
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