30.12.09

10 peruanos

Las obras narrativas de la última década

Imponer el número 10 como límite trae consecuencias indeseables: podría haber cabido en esta lista algún libro de Jorge Eduardo Benavides, Fernando Ampuero, Luis Hernán Castañeda, Fernando Iwasaki u Oswaldo Reynoso (pienso en
El goce de la piel), etc.

Los diez que he elegido están dispuestos en orden estrictamente cronológico.

La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa (2000). En Conversación en La Catedral, Vargas Llosa ensayó algo peculiar: una novela de dictadura sin la presencia del dictador, transformado en el ubicuo fantasma detrás de todas las historias, privadas o públicas. En La fiesta del chivo el corazón de las tinieblas es el tirano, siempre visible, pero también la capacidad del autoritarismo de metamorfosearse bajo apariencias menos evidentes. Gran novela, de las mejores en el subgénero, quizá la más perdurable de las letras peruanas en la década.

La disciplina de la vanidad, de Iván Thays (2000). No sé si alguien ha hecho notar lo semejante que es la estructura de esta novela a la estructura de un blog: recortes, citas, alusiones, textos mínimos entre los que se van estableciendo casi invisiblemente una trama y un tejido que es más emocional e intelectual que argumental; si a eso le sumamos que uno de los elementos conciliatorios de La disciplina de la vanidad, en tanto novela-ensayo, es la recurrencia del tema (y los síntomas) del fetichismo de la literatura y los hacedores de literatura, entonces se explica por qué, pocos años después de publicado el libro, su autor se había establecido ya como el más leído y comentado blogger literario en lengua española. Quizá esta sea la mejor novela peruana de mi generación.

El mundo sin Xóchitl, de Miguel Gutiérrez (2001). Miguel Gutiérrez, que ha concluido la década con una novela acartonada, de pobre estilo y personajes que se desmoronan a la primera mirada (Confesiones de Tamata Fiol), la inauguró en el 2001 con uno de sus libros más interesantes: El mundo sin Xóchitl, las memorias de un anciano que, en sus últimos días, recuerda con nostalgia el amor incestuoso por Xóchitl, la hermana ahora ausente. (A propósito: ¿dónde estuvieron entonces los críticos que luego lapidaron a Claudia Llosa por incluir el incesto en Madeinusa?).

La casa del cerro El Pino, de Óscar Colchado Lucio (2003). El cuento que da título al libro, y con el cual Colchado ganó en el 2002 el prestigioso premio Juan Rulfo de narración breve, debe de ser una de las ficciones más originales escritas en el Perú sobre el asunto de la violencia política. Como en otras obras del ancashino, el rasgo más fascinante es la convivencia de una estructura narrativa experimental y arriesgadamente moderna con un contenido ideológico andino de raís mítica.

Casa
, de Enrique Prochazka (2004). Prochazka elige filosofar bajo la forma de la narración y sin embargo sus textos son no sólo densamente reflexivos sino también hechos de tantos vericuetos argumentales como los que ostenta la fantástica casa que da título a la novela. Uno lee la historia con la curiosa impresión de que la próxima puerta abrirá el dormitorio de Wittgenstein, el estudio de Feyeraben o el delirante gabinete de Friedrich Nietzsche.

War by Candlelight, de Daniel Alarcón (2005). Han pasado sólo cuatro años desde que Daniel Alarcón publicó su primer libro, una colección de cuentos originalmente escrita en inglés y que pronto vio dos distintas ediciones (con dos distintas traducciones) en español: Guerra en la penumbra y, más apropiadamente, Guerra a la luz de las velas. En esta media década, Alarcón se ha vuelto un nombre familiar y una presencia repetida en el Perú, donde ya resulta irrelevante preguntarse si es un escritor propio o extraño. War by Candlelight debe ser el más consistente de sus libros: narraciones sensibles y sagaces sobre coyunturas extremas de la vida urbana contemporánea. (Comenté algo sobre War by Candlelight y la novela Lost City Radio en un artículo para Somos el año 2006 y publiqué una entrevista a Daniel en Caretas en diciembre de ese año).

Travesuras de la niña mala
, de Mario Vargas Llosa (2006). Recibida con dudas y murmuraciones, y pienso que muy injustamente tomada como una fantasía machista, esta novela de Vargas Llosa, entretejida como contrapunto a Madame Bovary y La educación sentimental (dos libros que releí el mes pasado), es la más fascinante saga amorosa de la narrativa peruana, la historia de un amor mil veces negado, mil veces contrariado, traicionado y malherido, entre cuyas páginas se cuentan también, con nostalgia, los hitos centrales en la educación social y política de su narrador, a lo largo de medio siglo. (La reseñé para Somos de El Comercio en mayo del 2006 y republiqué ese texto en este blog).

El fondo de las aguas
, de Peter Elmore (2006). Iván Thays (como yo) eligió esta novela de Peter Elmore entre sus cinco libros favoritos del 2006, y justificó su selección, en El Mercurio de Chile, con este párrafo: "Uno de los fenómenos más interesantes es aquel que llamo Alphavilles peruanas, que consiste en crear ciudades apocalípticas, muchas inspiradas en la propia Lima. La obra más lograda de este género es esta novela estupenda que, a través de referencias a obras consagradas, y de género (policial y hasta gótico), construye una metáfora sobre la marginalidad y la corrupción pero también la reconciliación a través de la memoria". Por mi parte, recuerdo las veces en que, mientras escribía esta novela, Peter me mencionó la impresión que le había causado la lectura de Vivir afuera, de Fogwill: allí puede hallarse una pista de sus intuiciones. (Escribí algo sobre El fondo de las aguas aquí mismo).

El susurro de la mujer ballena, de Alonso Cueto (2007). La novela que terminó de consolidar la fama internacional de Alonso Cueto fue, si la memoria no me traiciona, la primera en la década en que su autor se alejó de los temas políticos o sociales y se internó de lleno en una historia personal, resucitando de paso el talento para la construcción de personajes femeninos que ya había mostrado desde sus primeros cuentos. El susurro de la mujer ballena es una historia dramática escrita en clave de modesta reflexión y con perfil bajo: una novela sencilla, sentimental, pero a la vez feroz en sus observaciones sobre los puntos en que el calculado ajedrez de las relaciones personales en la clase media burguesa se quiebra y estalla brutalmente.

La iluminación de Katzuo Nakamatsu
, de Augusto Higa (2008). La literatura peruana no está demasiado acostumbrada a la aparición de narraciones como esta nouvelle de Higa, alucinada, personalísima, guiada por el olor del desvarío y la intuición de la locura, y que, en sus poquísimas páginas, es capaz de nuclear un relato anecdótico de inmensa tristeza con los delirios de una visión pesimista sobre la xenofobia, el rechazo al otro, la dificultad de los descendientes de migrantes para ingresar y mantenerse dentro de la sociedad todavía ajena en la que habitan. (La comenté con un poco más de espacio aquí).

23 comentarios:

Anónimo dijo...

¿La producción narrativa de esta década es inferior a la anterior? En los noventas del siglo pasado se publicaron La violencia del tiempo, País de Jauja, Ximena de dos caminos y Malos Modales.

Alonso

Anónimo dijo...

Querido, cuando se lee tu lista, antes que tus amores (lo único que salva a un crítico) se distinguen, por contraria, tus odios. ¿Por qué bajarte a Tamara Fiol, que por virtud o outside, es el libro del año? ¿Por qué ensalzar el libro de Elmore que solo le ha gustado a tus amigos y solo ha recibido abucheos? Quizás porque, como otros críticos más viejos, sabes que el tiempo hace sus propias antologías, y lo que tú dices en realidad no servirá para cambiar nada, salvo para ganar un poco de dinero.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

El segundo anónimo dice exclusivamente idioteces. El primero hace una pregunta válida: quizá la década anterior fue más pródiga en libros clave.

Anónimo dijo...

¿Y "Bombardero"? ¿Aparecerá en un ranking de mejores libros de poesía...?


Alonso

Anónimo dijo...

Por cierto, ¿la década no empieza el 2001 y recién va a terminar a fines de este año 2010? Si es así, al ranking hay que quitarle dos de sus mejores exponentes: La fiesta del Chivo y La disciplina de la vanidad.

Alonso

Anónimo dijo...

¿Por qué la novela de Thays no aparece en el resumen del año de El Comercio?

Anónimo dijo...

Alonso,

los medios han impuesto ese error,
así tenemos que estos hacen recapitulaciones de la canción, el gól, el partido, del año, de la dédacada y del siglo.

Entonces entro aquí y me encuentro con lo mismo, será que Gustavo Faverón no se dió cuenta o por cuestiones prácticas le es imposible luchar contra esa fuerza. Para mi que se le pasó porque como crítico cultural intenta escribir y hacer lo "correcto" asi se gane enemigos bueno ojalá nos de una explicación.

Si pues el sistema decimal empieza en 0 y termina en 10 redonditos, según la lógica de los medios se estaria empezando en -1 y terminando en 9.
Recuerdo diciembre de 1999 todo el mundo decia que terminaba el siglo, falso el siglo XX terminó el 31 de Diciembre del 2000, y el siglo XXI empezó a 0:00 del 1 de Enero 2001.

Juaneco

Jesús Garrido dijo...

¿algunas de la más reciente producció narrativa? No sé qué decir.

Anónimo dijo...

Gustavo, si el segundo anónimo solo dice idioteces, ¿por qué salir a proclarmarlo? solo el que es pescado en falta reafirma lo que considera obvio

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Plop

profe huelguista dijo...

en realidad, lo simpático sería que todos pudiéramos hacer alguna lista de nuestros "mejores" libros, digamos, en lugar de buscarle tres pies a este gato que ya sabemos, al menos, cómo piensa respecto a literatura peruana. o inventar otras listas, que siempre sirven para divertirse, nada más.
yo inventé esta, los cinco libros de narrativa peruanos que no pude leer en esta década, porque se me cayeron de las manos, me "botaron", literalmente. Es por supuesto un elogio a mi subjetividad infinita para leer:

1. La fiesta del chivo, pesada, regodeándose en el retrato del dictador, VLL me hace sospechar que ser un hombre poderoso es su verdadero Violín de Ingres.

2. El huerto de mi amada, repetitivo Bryce, además no quiero leer nada de un plagero, que en el colegio nos castigaban por hacer eso. Period.

3. Abril rojo, thriller en los Andes, que leí en una biblioteca pública de los estados Unidos, y me provocó corrosión inmediata por falso, posero y mal informado.

4.El lugar llamado oreja de perro, huelgan comentarios. pero Thays es un buen pata.

5. Las travesuras de la niña mala, que la verdad a mí Vargas Llosa me parece que le pone su voz de viejita apitucada a todo lo que escribe, pero en fin traté, lo juro. Mala suerte para mi compatriota y es que acababa de leer esa basura que escribió sobre Irak, y hojée nomás aquello que escribió al alimón con Aznar. No pude, sorry, Mario, será para cuando yo tenga sesenta...

Anónimo dijo...

"Bombardero" jamás saldrá en este blog por una bronca de egos.
Y eso es también es parte de la literatura, no hay que extrañarse.

Anónimo dijo...

La novela Un lugar llamado Oreja de Perro de Thays no figura en lo que el anónimo califica como "resumen del año de El Comercio", por una sencilla razón: es un libro del 2008, no del 2009. Que varios lo hayan comentado en el verano del 2009, no lo convierte en un libro del año pasado.

Julio Meza Díaz dijo...

Estimado Gustavo:

No sé si es pertinente señalar lo que sigue: ¿te has dado cuenta que El Fondo de las Aguas comparte ciertos rasgos temáticos con Radio Ciudad Perdida?

Es decir, en ambos está presente la radio, la cual sirve para buscar personas y, sobre todo, para hacer las veces de un medio de catarsis de la población marginada.

Por otra parte, tanto en Radio Ciudad Perdida como en el Fondo de las Aguas la atmósfera atosigante que envuelve las acciones es, quizás, uno de los principales protagonistas.

A mi parecer, estas son muy interesantes coincidencias.

Saludos,

Julio Meza Díaz.

Anónimo dijo...

Faveron, las celebraciones poeticas horazerianas se vienen con todo este 2010. Y comienzan con el pie en alto. Tulio Mora acaba de demoler a golpes a su par HZ Julinho Davila. Y nadie dira nada! La matoneria tomo el poder.

daniel.nakasone dijo...

Me parece bien condescendiente lo que dices de la novela de Thays, La disciplina...

No es una mala novela, pero a mi parecer nunca llega a alzar el vuelo necesario, y peor aún, el final de la obra es un burdo plagio de la película Besos robados de Truffaut.

Y, aparte, me parece que gratuitamente le tiras piedras a Miguel Gutierrez...



Yo te preguntaría más bien...

¿A cuál de estos libros tu considerarías una obra maestra?

Saludos

Anónimo dijo...

Daniel:

No soy Gustavo, pero me gustaría responderte. El libro de Thays comienza con una cita de Talleyrand y está íntimamente ligado a un libro de Roberto Calasso: Las ruinas de Kasch. En esa obra, Calasso destaca una cualidad extraña de Talleyrand: su gusto por el detalle, por el toque nimio, por la firma que le pone a los eventos. No es un creador como otros grandes personajes de la historia, sino un arquitecto oscuro que labora sus pequeños milagros en silencio. Creo que eso mismo puede decirse de la obra de Thays, donde brilla el fragmento, el detalle estilístico escondido en el conjunto de un libro solo en apariencia caótico. Thays no busca una novela total, un proyecto inmenso y abarcador, pero se las arregla para ser universal desde su intimidad. Los breves ensayos que se hallan dispersos en sus páginas, aquellos donde habla de Loayza o de temas tan variados como la comodidad del escritor o la necesidad de la disciplina, principalmente el que le dedica a Flaubert, se desvían del camino del análisis y se convierten en piezas líricas donde el juicio se eleva gracias a la imaginación. ¿No es este un mérito mayor? ¿Por qué ser mezquinos ante el logro ajeno?

Una de las mayores virtudes del lector es leer sin prejuicios. En ese sentido, La disciplina de la vanidad todavía está esperando por verdaderos lectores. Lo único que yo sé es que se trata de un gran libro.

Anónimo dijo...

A Thays hace mucho que le fabricaron un juicio sumario y lo declararon culpable sin opción a defensa. pero lo que más le jode a sus acusadores es que afuera ya comenzaron a leerlo...

Anónimo dijo...

El anonimo que se refiere a una pelea entre Tulio Mora y Yulino Davila dice una falsedad Yulino está en Barcelona, donde vive desde los años 70, hace un mes, no ha habido ninguna pelea

Anónimo dijo...

¡No hay ningún poeta!

Anónimo dijo...

"A Thays lo declararon culpable sin opción a defensa"; por favor, si Thays en su condición de blogger es uno de los escritores que más se ha defendido de los ataques y críticas recibidas. Incluso, tiene sus defensores que no dudan en responder a las arremetidas de sus detractores. No debes victimizar a Thays, eso tampoco ayuda.

Diablosazules dijo...

y de pronto todos odian a thays, déjenlo, él nació con suerte y fama, y ustedes no. envidiosos.

en fin, este blog es aburrido y su bloguero un tonto, según leo sus respuestas.

son las 9..

Anónimo dijo...

Para hablar del Perú hay que estar en el Perú? Creo que sí, de esta manera me explico porque la lista del señor Faverón excluye totalmente la excelente narrativa que está apareciendo en el interior del país y que es simplemente desconocida por el blogger, no es mala fe, pero creo que la lista debería incluir novelas gráficas también, no?
aquí va mi lista en estricto orden de gusto

1. Llora Corazón - Fernando Cueto (si alguien ha podido continuar el lenguaje y la fascinante propuesta política y literaria de los Zorros de Arguedas, ese es sin duda el chimbotano Fernando Cueto. La mejor novela a mi gusto de esta década)

2. Hostal Amor - Cayo Vasquez (lo mas parecido a la carnalidad oral y sexual de Cabrera Infante, literatura verdaderamente tropical, aunque deberíamos decir simplemente Amazónica)

3. Retablo - Julián Perez (si, el hermanito de Hildebrando, hace la mas interesante novela sobre la violencia política de la década y de paso le da una lección a los pelmazos de Roncagliolo, Thays y Cueto -Alonso)

4. Rupay -Villar, Cossio, Rosell (A pesar del silencio mediático Rupay hace lo que no hace ninguno de los oportunistas de la ficción de la violencia: decir la verdad y decirlo bien clarito y con arte)

5. Días de Fuego - Fernando Cueto (otra excelente novela sobre la violencia, esta vez desde las perspectivas de los "represores" que en el fondo no son más que "parias" y carne de cañón para el sistema)

6. Takacho Takachito Takachin - Sócrates Zuzunaga
(sin duda la mejor novela infantil de la década, se vende por miles en el interior, Sócrates es más conocido que Vargas Llosa por los niños del verdadero Perú)

7. Las Cárceles del Emperador (excelente novela sobre las cárceles y los detenidos políticos del minusvalorado Jorge Espinosa Sánchez, uno de los pocos escritores con pelotas y rabia en el Perú, a su lado thays no es más que un estilista rosquetón petit burguesón)

8. Camino de Ayrabamba -varios
(sí, estos ex-terruquitos escriben bien, hay que darles mérito que han podido lograr en literatura lo que no pudieron en la política. por suerte)

9. Y se me presentó en forma de BESTIA - Jorge Perez Ruibal
( el mejor dibujante que tenemos en el underground del cómic es también un excelente narrador. Compruébelo)

10. Libélulas rumorosas de la noche - Welmer Cárdenas
(excelente colección de fragmentos relatos e historias que conforman el universo burdelero de pucallpa, uan visión desde abajo de la realidad)

Como se puede ver no incluyo a ninguna de las plumas de la élite, no lo creo necesario, hay demasiada creatividad en las clases populares y en el interior como para perder mi tiempo con escritores que escriben en ese español insípido de las transnacionales...Gustavo hay que peruanizar el perú, empezando por nuestros gustos y búsquedas...salud!